Duque “pudo hacer mucho más” para implementar el Acuerdo de Paz: Santos
El exmandatario sostuvo que, mientras desde la extinta guerrilla “sí están respetando su compromiso”, no se han cumplido las garantías de seguridad para exmiembros de las Farc.
Lo llamaron “traidor” y “comunista”, dinamitó una parte nada desdeñable de su rédito político tras el Acuerdo de Paz con las Farc, y pasó de ser el delfín del expresidente Álvaro Uribe a ver su relación con éste totalmente degradada.
Lea también: “A Álvaro Uribe le he ofrecido 1.000 veces que nos reunamos”: Juan Manuel Santos
Ahora, tres años después de dejar la presidencia de Colombia, Juan Manuel Santos (Bogotá, 1951) atiende a Efe en el Hotel Palace de Madrid y se refiere directamente a Uribe: “Tengo una conversación pendiente con él”.
El entrevistado, Premio Nobel de la Paz en 2016 y ahora alejado de la política, explica que no tiene “ningún problema en acercarse” al presidente más criticado durante las manifestaciones de abril y mayo en Colombia, y que lo ha hecho “en muchas ocasiones” pero que nunca ha obtenido respuesta. Y zanja al respecto: “Es mejor irse de este mundo con el menor número de enemigos posibles”.
Juan Manuel Santos se encuentra en Madrid junto a la política Íngrid Betancourt (Bogotá, 1961) presentando el último libro en el que participa, titulado ‘Una conversación pendiente’ (Planeta). Una obra que recoge más de cuarenta horas de diálogo durante quince meses con la mujer que ayudó a liberar de su secuestro por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en 2008, a través de la bautizada como Operación Jaque, cuando aún era ministro de Defensa en el gobierno de Uribe.
“Íngrid fue secuestrada y torturada durante seis años, y respaldó entusiastamente el Acuerdo de Paz (2016). Es una señal para la reconciliación del pueblo colombiano y una historia maravillosa que había contar”, detalla Santos sobre el origen de un libro que nació hace un par de años en un encuentro entre ambos en un pub de Oxford, ciudad en cuya universidad impartía clase el expresidente y donde Betancourt estudiaba teología.
Durante la entrevista, Juan Manuel Santos se declara seguidor de la conocida metáfora del ‘jarrón chino’ que el expresidente español Felipe González introdujo hace años para referirse a su rol ya fuera del circuito político. Sin embargo, en la práctica Santos sí se pronuncia sobre la gestión de su sucesor, Iván Duque.
“No se podía controlar esas manifestaciones con represión. Faltó diálogo y empatía al judicializar a sus líderes y acusarlos de estar infiltrados por la guerrilla”, explica en alusión a la gestión del actual presidente sobre las movilizaciones masivas de abril y mayo que, según oenegés locales, habrían podido dejar hasta cincuenta muertos a manos del Ejército o la Policía.
Asimismo, también se significó acerca de los Acuerdos de Paz que él mismo promovió para desmovilizar y desarmar a la guerrilla de las FARC, opinando que “aunque estaba obligado constitucionalmente”, desde el gobierno de Duque “se pudo hacer mucho más” para seguir implementando el acuerdo.
“No se han cumplido las garantías de seguridad a exmiembros de las Farc, que han sido asesinados en estos tres años”, aseveró el expresidente tras exponer que desde la extinta guerrilla “sí están respetando su compromiso”.
Abuelo de dos nietos y enfocado en su faceta como docente, escritor y divulgador de la paz, Santos se muestra tranquilo. Sobre todo, después de que la Comisión de Acusaciones y el Consejo Nacional Electoral de Colombia archivaran hace un mes la investigación que presuntamente vinculaba su campaña electoral de 2014 con las corruptelas de la constructora brasileña Odebrecht.
“Me acusaron de financiarme con Odebrecht, pero a esa empresa en mi gobierno les fue como a los perros en misa; participaron de un contrato sobre 250 licitaciones”, desgrana el que fuera presidente de Colombia de 2010 a 2018.
En esta línea de reconciliación con su país, hace apenas tres meses Juan Manuel Santos pidió perdón a las víctimas de los falsos positivos (civiles asesinados por militares que eran presentados como guerrilleros) durante una comparecencia en la Comisión de la Verdad, entidad pública fundada en 2017 que persigue el esclarecimiento del conflicto.
Ahora, muestra una imagen de sí mismo más liberada de su pasado e incluso bromea con escribir un libro sobre su relación con Hugo Chávez, quien llegó a decir en 2010 que habría “una guerra” entre Venezuela y Colombia si Santos alcanzaba la presidencia.
No obstante, recuerda a Chávez como una figura importante en el Acuerdo de Paz, alguien que “cumplió como aliado” y al que convenció usando como ejemplo “la relación entre Gorbachov y Reagan”.
“Cuando murió, acabé prestando guardia en su féretro junto al presidente de Irán y demás amigos de Chávez”, rememora en tono de humor.
La entrevista con Juan Manuel Santos termina, se apaga la cámara y acto seguido el expresidente opta por continuar la conversación hablando aún de ‘conversaciones pendientes’: “He estado dándole vueltas durante todos estos minutos, la conversación pendiente que tiene el pueblo colombiano hoy es con la instituciones... para conseguir un nuevo contrato social”.
Lo llamaron “traidor” y “comunista”, dinamitó una parte nada desdeñable de su rédito político tras el Acuerdo de Paz con las Farc, y pasó de ser el delfín del expresidente Álvaro Uribe a ver su relación con éste totalmente degradada.
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Ahora, tres años después de dejar la presidencia de Colombia, Juan Manuel Santos (Bogotá, 1951) atiende a Efe en el Hotel Palace de Madrid y se refiere directamente a Uribe: “Tengo una conversación pendiente con él”.
El entrevistado, Premio Nobel de la Paz en 2016 y ahora alejado de la política, explica que no tiene “ningún problema en acercarse” al presidente más criticado durante las manifestaciones de abril y mayo en Colombia, y que lo ha hecho “en muchas ocasiones” pero que nunca ha obtenido respuesta. Y zanja al respecto: “Es mejor irse de este mundo con el menor número de enemigos posibles”.
Juan Manuel Santos se encuentra en Madrid junto a la política Íngrid Betancourt (Bogotá, 1961) presentando el último libro en el que participa, titulado ‘Una conversación pendiente’ (Planeta). Una obra que recoge más de cuarenta horas de diálogo durante quince meses con la mujer que ayudó a liberar de su secuestro por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en 2008, a través de la bautizada como Operación Jaque, cuando aún era ministro de Defensa en el gobierno de Uribe.
“Íngrid fue secuestrada y torturada durante seis años, y respaldó entusiastamente el Acuerdo de Paz (2016). Es una señal para la reconciliación del pueblo colombiano y una historia maravillosa que había contar”, detalla Santos sobre el origen de un libro que nació hace un par de años en un encuentro entre ambos en un pub de Oxford, ciudad en cuya universidad impartía clase el expresidente y donde Betancourt estudiaba teología.
Durante la entrevista, Juan Manuel Santos se declara seguidor de la conocida metáfora del ‘jarrón chino’ que el expresidente español Felipe González introdujo hace años para referirse a su rol ya fuera del circuito político. Sin embargo, en la práctica Santos sí se pronuncia sobre la gestión de su sucesor, Iván Duque.
“No se podía controlar esas manifestaciones con represión. Faltó diálogo y empatía al judicializar a sus líderes y acusarlos de estar infiltrados por la guerrilla”, explica en alusión a la gestión del actual presidente sobre las movilizaciones masivas de abril y mayo que, según oenegés locales, habrían podido dejar hasta cincuenta muertos a manos del Ejército o la Policía.
Asimismo, también se significó acerca de los Acuerdos de Paz que él mismo promovió para desmovilizar y desarmar a la guerrilla de las FARC, opinando que “aunque estaba obligado constitucionalmente”, desde el gobierno de Duque “se pudo hacer mucho más” para seguir implementando el acuerdo.
“No se han cumplido las garantías de seguridad a exmiembros de las Farc, que han sido asesinados en estos tres años”, aseveró el expresidente tras exponer que desde la extinta guerrilla “sí están respetando su compromiso”.
Abuelo de dos nietos y enfocado en su faceta como docente, escritor y divulgador de la paz, Santos se muestra tranquilo. Sobre todo, después de que la Comisión de Acusaciones y el Consejo Nacional Electoral de Colombia archivaran hace un mes la investigación que presuntamente vinculaba su campaña electoral de 2014 con las corruptelas de la constructora brasileña Odebrecht.
“Me acusaron de financiarme con Odebrecht, pero a esa empresa en mi gobierno les fue como a los perros en misa; participaron de un contrato sobre 250 licitaciones”, desgrana el que fuera presidente de Colombia de 2010 a 2018.
En esta línea de reconciliación con su país, hace apenas tres meses Juan Manuel Santos pidió perdón a las víctimas de los falsos positivos (civiles asesinados por militares que eran presentados como guerrilleros) durante una comparecencia en la Comisión de la Verdad, entidad pública fundada en 2017 que persigue el esclarecimiento del conflicto.
Ahora, muestra una imagen de sí mismo más liberada de su pasado e incluso bromea con escribir un libro sobre su relación con Hugo Chávez, quien llegó a decir en 2010 que habría “una guerra” entre Venezuela y Colombia si Santos alcanzaba la presidencia.
No obstante, recuerda a Chávez como una figura importante en el Acuerdo de Paz, alguien que “cumplió como aliado” y al que convenció usando como ejemplo “la relación entre Gorbachov y Reagan”.
“Cuando murió, acabé prestando guardia en su féretro junto al presidente de Irán y demás amigos de Chávez”, rememora en tono de humor.
La entrevista con Juan Manuel Santos termina, se apaga la cámara y acto seguido el expresidente opta por continuar la conversación hablando aún de ‘conversaciones pendientes’: “He estado dándole vueltas durante todos estos minutos, la conversación pendiente que tiene el pueblo colombiano hoy es con la instituciones... para conseguir un nuevo contrato social”.