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La mitad de las utilidades
Contrariamente a lo que afirma Ricardo Roa, presidente de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol), los resultados que acaban de reportarse son muy preocupantes: la destrucción del patrimonio de los colombianos, invertido en la principal empresa del país, debería inquietarnos a todos.
La disminución del 48% en las utilidades es prueba indudable del deterioro de la empresa; los principales afectados somos los colombianos, propietarios del 90% de la compañía.
Y a pesar del esfuerzo de Roa por matizar el resultado atribuyéndolo a los cambios en el precio internacional o en temas tributarios, es contrastante el resultado de las utilidades, frente a la caída en los ingresos de Ecopetrol que apenas superó el 10% en comparación con los registrados en 2022 y el cambio en ese mismo periodo para el margen bruto de utilidad conocido como EBITDA, que se redujo en casi el 20%.
Es evidente que Ecopetrol frenó sus operaciones durante el último año. El tema financiero podría ser menor, pero la reposición de las reservas durante el año pasado ni siquiera llegó al 50%. El problema radica en la pérdida de la autosuficiencia petrolera y la soberanía energética del país.
Por eso, las cifras anteriores solo pueden considerarse exitosas desde la lógica de la exministra Irene Vélez cuando manifestó la necesidad de llevar al país hacia el decrecimiento económico.
Es importante destacar que la reposición de reservas en una compañía petrolera es un indicador clave sobre su salud financiera y su futuro. En otras épocas, Ecopetrol tenía índices de reposición superiores al 100%. Pero hoy en día la empresa vale cada vez menos porque, sencillamente, se está consumiendo a sí misma.
Menos mantenimiento
Además de lo ya dicho, los resultados de Ecopetrol se vieron afectados por la disminución de las inversiones en mantenimiento de la infraestructura productiva. Esta decisión afecta a los contratistas, pero ante todo a los dueños mayoritarios: los colombianos.
El descuido a la infraestructura demuestra, de una vez por todas, que no son suficientes los contratos actuales para asegurar la autosuficiencia en materia de hidrocarburos.
Combustibles más caros
Como reconoció el mismo Roa, la insuficiencia de nuevas reservas de gas se traduce en un aumento acelerado de las importaciones para atender el servicio público, domiciliario, vehicular y del sector eléctrico. De aquí a su vez resulta el alza de los precios, que, según cálculos de la Asociación Colombiana del Petróleo, podría multiplicar 4 o 5 veces el costo para los hogares.
La solución que plantea el gobierno es reactivar el intercambio de gas con Venezuela. Este contrato, firmado en el 2007, fue cumplido por Colombia y abiertamente incumplido por el país vecino. Y si estos antecedentes no fueran suficientes, habría que considerar:
- La reactivación de las sanciones del gobierno estadounidense por el incumplimiento del Acuerdo de Barbados,
- Las inversiones que implicaría construir y rehabilitar la infraestructura necesaria para el transporte del gas desde Venezuela, y
- La innecesaria dependencia de un gobierno señalado por la comunidad internacional como un régimen dictatorial.
Y, sin embargo, el presidente de Ecopetrol declaró que Colombia le comprará gas a la empresa venezolana Pdvsa.
También importa mencionar el tema del crudo y el abastecimiento de combustibles líquidos. Los precios de la gasolina y el ACPM han venido aumentando por razones conocidas, pero esta es apenas la punta del iceberg si se tiene en cuenta la incertidumbre en la producción nacional que, para 2023, solo contaba con 7,5 años de reservas.
Matando la gallina de los huevos de oro
Según las cifras reportadas por Ecopetrol, y la menor actividad exploratoria de las empresas privadas del sector, en el 2024 las reservas alcanzarán apenas para los próximos 6 años.
De esta manera irán disminuyendo los ingresos de divisas por exportaciones tradicionales, los ingresos fiscales por regalías y algunos impuestos… hasta llegar a convertirnos otra vez en un país importador de petróleo.
Tal vez sea cierto que la percepción de la verdad sea relativa. Pero en este caso estamos ante un hecho simple: los resultados de Ecopetrol pueden ser vistos como positivos solo por quienes siguen obnubilados por la doctrina pseudo ambientalista, que propone acabar la crisis climática a costa de sacrificar el sistema productivo colombiano.
El empobrecimiento que implicaría quedarnos sin divisas será contraproducente para cualquier política ambientalista. Para quienes pensamos en las necesidades básicas insatisfechas de millones de conciudadanos, la destrucción de un activo tan importante como Ecopetrol sería suicida.
Es más: sin los recursos de Ecopetrol será imposible financiar un nuevo modelo energético y ambiental.
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*Ingeniero de Petróleos y magíster en Gestión de la Industria de los Hidrocarburos, presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Petrolera y Energética de Colombia (UTIPEC) Seccional Hidrocarburos.
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