Efectos políticos del retiro de la reforma tributaria, ¿es posible un consenso?
El presidente Duque pide conciliar un nuevo proyecto de manera urgente y aunque en el Congreso hay disposición al diálogo, no se ve fácil en un año preelectoral. Ministros Carrasquilla y Palacios, ¿en la cuerda floja?
Después de cuatro días de masivas movilizaciones en diferentes ciudades del país, de actos de vandalismo, de choques entre Fuerza Pública y protestantes, con cifras confusas de muertos, lesionados y hasta desaparecidos, de denuncias de violaciones de los derechos humanos, de anuncios de “asistencia militar” y de insistentes peticiones de sectores civiles y políticos de todas las vertientes, el presidente Iván Duque le comunicó ayer al país su decisión de solicitarle al Congreso de la República el retiro del proyecto de reforma tributaria –que él prefiere llamar “reforma de transformación social sostenible”–. Lo que se busca ahora, según indicó, es tramitar, “de manera urgente”, una nueva iniciativa que sea “fruto de los consensos y así evitar incertidumbre financiera”.
“La reforma no es un capricho. La reforma es una necesidad. Retirarla o no, no era la discusión. La verdadera discusión es poder garantizar la continuidad de programas sociales”, aseguró el jefe de Estado, revelando que en los últimos días ha dialogado con representantes de los partidos, la sociedad civil, alcaldes, gobernadores y líderes del sector empresarial, con el fin de recoger sus ideas para la construcción de ese nuevo proyecto que, según explicó, de todas maneras debe apuntar a darle estabilidad fiscal al país, proteger los programas sociales y generar condiciones de crecimiento, luego de los efectos arrojados por la pandemia. “Este es un momento de grandeza y de proteger a los más vulnerables, de invitar a la construcción y no al odio y a la destrucción; es el momento de trabajar en conjunto, entre todos y sin mezquindad”, enfatizó.
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Como era de esperarse, el anuncio generó múltiples reacciones en el país político, incluyendo voces que hablan de una responsabilidad en cabeza de los ministros de Hacienda, Alberto Carrasquilla, autor del proyecto, y del Interior, Daniel Palacios, su patinador en el Congreso. “Celebro que Duque haya ordenado retirar la reforma tributaria, pero aún estamos a la espera de la renuncia del señor Carrasquilla”, escribió, por ejemplo, el senador Armando Benedetti, actualmente en las filas de Colombia Humana, que lidera Gustavo Petro. Lo cierto es que es inevitable que, en medio de tanta polarización, la decisión presidencial sea vista en términos de ganadores y perdedores, y en ese sentido, dependiendo de la orilla desde la que se hable, van los conceptos.
“La gran lección de esto es que tenemos que escucharnos más y estar menos prevenidos, que hay que asumir el llamado de la ciudadanía con humildad. Los perdedores son los sordos, el ganador es el pueblo colombiano”, comentó en tono de autocrítica el representante a la Cámara Edward Rodríguez, del uribista Centro Democrático. “Acertada decisión del Gobierno. Ahora debemos construir un consenso nacional para proteger las finanzas públicas y luchar contra la pobreza”, agregó el senador Nicolás Pérez, de esa misma colectividad. A su vez, el representante Gabriel Vallejo señaló que, retirada la reforma, la prioridad debe ser “recuperar el orden público y defender la vida, la libertad y la propiedad de los colombianos”.
Desde la oposición, los mensajes fueron reclamando la victoria de la ciudadanía. “Ganó el pueblo. Retiro de la reforma tributaria es un logro popular. Colombia despertó y no querrá menos que un cambio estructural en este modelo inequitativo e insensible. Democracia real, no corrupta. Gobierno para la gente no para los megarricos. Crecimiento sí, pero con equidad”, escribió en Twitter el senador Roy Barreras. Gustavo Petro también le atribuyó el triunfo al pueblo: “Es suya esta victoria popular, ha aprendido la fuerza de su propia acción colectiva. Ha ganado en confianza en sí mismo y la posibilidad de cambiar la historia”. Y esa misma línea escribió la representante María José Pizarro: “Retirar la reforma tributaria escuchando la indignación de la gente era lo que tenía que hacer hace una semana. Su soberbia le costó demasiado al país, la respuesta violenta llevó a más violencia. Esta es una enorme victoria del pueblo colombiano”.
También: Las reacciones del mundo político ante la caída de la Reforma Tributaria.
Por los lados de Cambio Radical, uno de los partidos declarados en independencia y crítico acérrimo de la iniciativa, el entendido es que el balón quedó en manos del Congreso: “Valoro que el Gobierno haya reconocido sus errores, así sea un poco tarde. Nos corresponde máxima responsabilidad y actitud propositiva, pues el déficit fiscal y el crecimiento de la pobreza siguen ahí”, anotó el representante José Daniel López. “No podemos hablar de ganadores ni perdedores (…) bienvenido el consenso y el diálogo para construir entre todos una propuesta que el país necesita”, agregó el también representante César Lorduy. Y por la U, su directora, Dilian Francisca Toro, dijo que una vez retirada la reforma, “lo que queda es liderar un diálogo, un pacto nacional, porque el país real ya se ha expresado”.
Ese pacto, en concepto del senador conservador Efraín Cepeda, debe apuntar, de todas maneras, a no golpear el bolsillo de los colombianos y salvar la economía, sosteniendo el apoyo a las clases más vulnerables y recuperando empleos. “Debemos hacerlo con urgencia”, dijo. Siendo así, es claro que a partir de hoy las expectativas estarán centradas en el consenso del que habla el Gobierno, que no será nada fácil, teniendo en cuenta que se trata de una administración que va de salida y carga sobre sus hombros una alta desfavorabilidad, que ningún partido estará dispuesto a asumir en la entrante campaña electoral. “Estamos abiertos a un gran acuerdo nacional que no solo evite una reforma tributaria criminal, sino que atienda los reclamos populares de todos los sectores”, expresó el senador Alexánder López, del Polo. “Millones de ciudadanos se hicieron sentir, la voz de ello fue más fuerte que la terquedad de un presidente. Tumbaron la reforma tributaria y hoy piden un proyecto de reactivación económica, eso es democracia”, enfatizó Luis Fernando Velasco, senador liberal.
Más allá de la búsqueda de ese consenso, a la hora de los análisis, siendo 2021 un año preelectoral, la incertidumbre persiste. “Presentar la reforma hizo evidente la desconexión total que existe entre el Gobierno y la ciudadanía. Eso lo va a pagar muy caro, porque se presentó una reforma impopular y contraria a lo que el país necesita, que es responder a las inconformidades sociales y económicas. Así el presidente haya retirado el proyecto, Carrasquilla debe hacerse a un lado. Por supuesto que el balde de agua fría también le cae a la persona que desde un inicio no supo cómo impulsarlo, que en este caso es Palacios. Por eso digo que hay una desconexión tenaz entre el presidente y sus ministros. ¿Están articulados? ¿Quién da las órdenes para hacer las cosas como se están haciendo? Y el Congreso debe estar sintiéndose como una figura poderosa en este momento”, recalcó la analista Stefanía Gaviria, de la Universidad Javeriana de Cali.
Un detalle –o una señal– a tener en cuenta, es que ayer, en el momento del anuncio de Duque del retiro de la iniciativa, entre quienes lo acompañaban no estaba Carrasquilla. Al cierre de esta edición se escuchaban rumores de su inminente renuncia. “El efecto político debería ser su renuncia, pero pareciera que eso no depende del presidente, lo cual es lamentable”, manifestó el analista Héctor Riveros, quien ve venir una moción de censura en contra del minhacienda. “Obviamente, la culpa es del presidente, pero quien indujo el error fue Carrasquilla. La pregunta ahora es si el Gobierno logra recomponer sus mayorías, porque perdió a Cambio Radical. Ya Vargas Lleras le pidió al ministro de Salud que renuncie ante el que, dice, ha sido un boicot del mismo Ejecutivo frente a la reforma a la salud. Las manifestaciones no eran solo contra la reforma, sino en contra del Gobierno, en lo que representa”, concluyó Riveros. Por cierto, esa reforma a la salud, ya en trámite en el Legislativo, es otro frente de batalla que se le abre a Duque, no tanto en el Congreso pero sí en las calles.
Después de cuatro días de masivas movilizaciones en diferentes ciudades del país, de actos de vandalismo, de choques entre Fuerza Pública y protestantes, con cifras confusas de muertos, lesionados y hasta desaparecidos, de denuncias de violaciones de los derechos humanos, de anuncios de “asistencia militar” y de insistentes peticiones de sectores civiles y políticos de todas las vertientes, el presidente Iván Duque le comunicó ayer al país su decisión de solicitarle al Congreso de la República el retiro del proyecto de reforma tributaria –que él prefiere llamar “reforma de transformación social sostenible”–. Lo que se busca ahora, según indicó, es tramitar, “de manera urgente”, una nueva iniciativa que sea “fruto de los consensos y así evitar incertidumbre financiera”.
“La reforma no es un capricho. La reforma es una necesidad. Retirarla o no, no era la discusión. La verdadera discusión es poder garantizar la continuidad de programas sociales”, aseguró el jefe de Estado, revelando que en los últimos días ha dialogado con representantes de los partidos, la sociedad civil, alcaldes, gobernadores y líderes del sector empresarial, con el fin de recoger sus ideas para la construcción de ese nuevo proyecto que, según explicó, de todas maneras debe apuntar a darle estabilidad fiscal al país, proteger los programas sociales y generar condiciones de crecimiento, luego de los efectos arrojados por la pandemia. “Este es un momento de grandeza y de proteger a los más vulnerables, de invitar a la construcción y no al odio y a la destrucción; es el momento de trabajar en conjunto, entre todos y sin mezquindad”, enfatizó.
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Como era de esperarse, el anuncio generó múltiples reacciones en el país político, incluyendo voces que hablan de una responsabilidad en cabeza de los ministros de Hacienda, Alberto Carrasquilla, autor del proyecto, y del Interior, Daniel Palacios, su patinador en el Congreso. “Celebro que Duque haya ordenado retirar la reforma tributaria, pero aún estamos a la espera de la renuncia del señor Carrasquilla”, escribió, por ejemplo, el senador Armando Benedetti, actualmente en las filas de Colombia Humana, que lidera Gustavo Petro. Lo cierto es que es inevitable que, en medio de tanta polarización, la decisión presidencial sea vista en términos de ganadores y perdedores, y en ese sentido, dependiendo de la orilla desde la que se hable, van los conceptos.
“La gran lección de esto es que tenemos que escucharnos más y estar menos prevenidos, que hay que asumir el llamado de la ciudadanía con humildad. Los perdedores son los sordos, el ganador es el pueblo colombiano”, comentó en tono de autocrítica el representante a la Cámara Edward Rodríguez, del uribista Centro Democrático. “Acertada decisión del Gobierno. Ahora debemos construir un consenso nacional para proteger las finanzas públicas y luchar contra la pobreza”, agregó el senador Nicolás Pérez, de esa misma colectividad. A su vez, el representante Gabriel Vallejo señaló que, retirada la reforma, la prioridad debe ser “recuperar el orden público y defender la vida, la libertad y la propiedad de los colombianos”.
Desde la oposición, los mensajes fueron reclamando la victoria de la ciudadanía. “Ganó el pueblo. Retiro de la reforma tributaria es un logro popular. Colombia despertó y no querrá menos que un cambio estructural en este modelo inequitativo e insensible. Democracia real, no corrupta. Gobierno para la gente no para los megarricos. Crecimiento sí, pero con equidad”, escribió en Twitter el senador Roy Barreras. Gustavo Petro también le atribuyó el triunfo al pueblo: “Es suya esta victoria popular, ha aprendido la fuerza de su propia acción colectiva. Ha ganado en confianza en sí mismo y la posibilidad de cambiar la historia”. Y esa misma línea escribió la representante María José Pizarro: “Retirar la reforma tributaria escuchando la indignación de la gente era lo que tenía que hacer hace una semana. Su soberbia le costó demasiado al país, la respuesta violenta llevó a más violencia. Esta es una enorme victoria del pueblo colombiano”.
También: Las reacciones del mundo político ante la caída de la Reforma Tributaria.
Por los lados de Cambio Radical, uno de los partidos declarados en independencia y crítico acérrimo de la iniciativa, el entendido es que el balón quedó en manos del Congreso: “Valoro que el Gobierno haya reconocido sus errores, así sea un poco tarde. Nos corresponde máxima responsabilidad y actitud propositiva, pues el déficit fiscal y el crecimiento de la pobreza siguen ahí”, anotó el representante José Daniel López. “No podemos hablar de ganadores ni perdedores (…) bienvenido el consenso y el diálogo para construir entre todos una propuesta que el país necesita”, agregó el también representante César Lorduy. Y por la U, su directora, Dilian Francisca Toro, dijo que una vez retirada la reforma, “lo que queda es liderar un diálogo, un pacto nacional, porque el país real ya se ha expresado”.
Ese pacto, en concepto del senador conservador Efraín Cepeda, debe apuntar, de todas maneras, a no golpear el bolsillo de los colombianos y salvar la economía, sosteniendo el apoyo a las clases más vulnerables y recuperando empleos. “Debemos hacerlo con urgencia”, dijo. Siendo así, es claro que a partir de hoy las expectativas estarán centradas en el consenso del que habla el Gobierno, que no será nada fácil, teniendo en cuenta que se trata de una administración que va de salida y carga sobre sus hombros una alta desfavorabilidad, que ningún partido estará dispuesto a asumir en la entrante campaña electoral. “Estamos abiertos a un gran acuerdo nacional que no solo evite una reforma tributaria criminal, sino que atienda los reclamos populares de todos los sectores”, expresó el senador Alexánder López, del Polo. “Millones de ciudadanos se hicieron sentir, la voz de ello fue más fuerte que la terquedad de un presidente. Tumbaron la reforma tributaria y hoy piden un proyecto de reactivación económica, eso es democracia”, enfatizó Luis Fernando Velasco, senador liberal.
Más allá de la búsqueda de ese consenso, a la hora de los análisis, siendo 2021 un año preelectoral, la incertidumbre persiste. “Presentar la reforma hizo evidente la desconexión total que existe entre el Gobierno y la ciudadanía. Eso lo va a pagar muy caro, porque se presentó una reforma impopular y contraria a lo que el país necesita, que es responder a las inconformidades sociales y económicas. Así el presidente haya retirado el proyecto, Carrasquilla debe hacerse a un lado. Por supuesto que el balde de agua fría también le cae a la persona que desde un inicio no supo cómo impulsarlo, que en este caso es Palacios. Por eso digo que hay una desconexión tenaz entre el presidente y sus ministros. ¿Están articulados? ¿Quién da las órdenes para hacer las cosas como se están haciendo? Y el Congreso debe estar sintiéndose como una figura poderosa en este momento”, recalcó la analista Stefanía Gaviria, de la Universidad Javeriana de Cali.
Un detalle –o una señal– a tener en cuenta, es que ayer, en el momento del anuncio de Duque del retiro de la iniciativa, entre quienes lo acompañaban no estaba Carrasquilla. Al cierre de esta edición se escuchaban rumores de su inminente renuncia. “El efecto político debería ser su renuncia, pero pareciera que eso no depende del presidente, lo cual es lamentable”, manifestó el analista Héctor Riveros, quien ve venir una moción de censura en contra del minhacienda. “Obviamente, la culpa es del presidente, pero quien indujo el error fue Carrasquilla. La pregunta ahora es si el Gobierno logra recomponer sus mayorías, porque perdió a Cambio Radical. Ya Vargas Lleras le pidió al ministro de Salud que renuncie ante el que, dice, ha sido un boicot del mismo Ejecutivo frente a la reforma a la salud. Las manifestaciones no eran solo contra la reforma, sino en contra del Gobierno, en lo que representa”, concluyó Riveros. Por cierto, esa reforma a la salud, ya en trámite en el Legislativo, es otro frente de batalla que se le abre a Duque, no tanto en el Congreso pero sí en las calles.