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El Banco de la República y la Inflación en Colombia (análisis)

El Banco de la República es la entidad que mayor confianza genera entre los colombianos, gracias al buen desempeño de la macroeconomía. Este artículo explica la historia inflacionaria del país, la existencia de los bancos centrales independientes y la forma en que opera la política monetaria.

Juan José Echavarría*
11 de octubre de 2024 - 09:07 p. m.
El Banco de la República y la Inflación en Colombia (análisis)
El Banco de la República y la Inflación en Colombia (análisis)
Foto: Getty Images - Getty Images

El Banco de la República es la entidad que mayor confianza genera entre los colombianos, gracias al buen desempeño de la macroeconomía. No ha existido hiper inflación en los últimos 120 años, y solo se han producido dos crisis económicas – caídas del PIB en los últimos 60 (1999 y 2020), en comparación con las 24, 15 y 13 crisis en Argentina, Grecia y Uruguay, respectivamente. El esquema de inflación objetivo adoptado en 1999 ha funcionado, el valor promedio de la inflación en las últimas dos décadas ha sido bajo, y volveremos nuevamente a la meta de 3% en los próximos dos años.

La Sección I de este artículo menciona los inmensos conflictos y malestar que genera la inflación y presenta una breve historia de su comportamiento en Colombia desde 1906. La Sección II explica porque existen hoy los bancos centrales independientes y muestra las razones principales por las cuales el Banco de la República lo ha sido.  La Sección III analiza la forma en que opera la política monetaria en Colombia.

Breve historia de la Inflación en Colombia

La inflación suele ser un proceso traumático. Afecta en mayor medida a grupos vulnerables que no pueden renegociar su salario cuando los precios suben, y por ello se la considera el impuesto más regresivo imaginable. También afecta negativamente a los productores aquejados por la ruleta de los precios relativos, puesto que la dispersión de los precios se eleva con la inflación. Resultan así incrementos mucho más altos en el precio del pan que de la leche, y ello afecta negativamente al segundo productor por una causa que no guarda relación con su desempeño.

El paro cívico de 1977 en el Gobierno López fue causado, principalmente por un malestar generalizado con la inflación del momento, cercana al 30% Esta situación afectó especialmente a grupos de bajos ingresos, a los trabajadores del sector público y a los sindicatos, que exigían aumentos salariales similares o mayores a la inflación pasada y mejores condiciones laborales.

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La inflación anual en los Estados Unidos fue 8% en 2022 y 4.1 en 2023, debido al impacto de la pandemia de COVID-19, a interrupciones en las cadenas de suministro globales, a estímulos fiscales masivos, y a problemas en el mercado laboral. Ese incremento en precios ha afectado directamente el costo de bienes esenciales como los alimentos, los combustibles, y la vivienda. La inflación se encuentra hoy en 2.5%, muy cercana a la meta de 2% de la FED, pero los cambios acumulados en el nivel de precios durante la Administración Biden van a llevar a muchos ciudadanos a votar por Donald Trump en las próximas elecciones.

El Gráfico adjunto, tomado de un trabajo conjunto con Adolfo Meisel, muestra la inflación anual en Colombia entre 1906 y 2024, con valores máximos en 1963 (33.6%), 1990 (32.4%) y varios picos entre 1906 y 1922, en 1944, 1950 y 1957. Se observa una fuerte deflación de precios durante la depresión de los años 1930s (lo cual pudo haber contribuido al bajo impacto de la crisis internacional, se ajustaron los precios y no la producción), y también en algunos de los años anteriores a la creación del Banco de la República, en 1907, 1913 y 1914 y 1921.

La inflación se mantuvo en el rango de 2% a 4% (fijado en 1991 por las autoridades del Banco, con una meta de largo plazo de 3%) entre mediados de 2017 y finales de 2020, pero se disparó en los años siguientes hasta alcanzar niveles máximos de 13.3% en febrero de 2023. Ha descendido paulatinamente, hoy se encuentra en 6.1%, y las autoridades estiman que estará cerca de 4% a mediados de 2025 y a la meta de 3% a mediados de 2026.

El lado derecho del Gráfico muestra la inflación promedio en 1906-23, 1924 – 1963 (luego de la creación del Banco en 1923), 1964- 91 (Junta Monetaria), 1992- 1999 (Banda Cambiaria) y 2000 2022 (Régimen de Inflación Objetivo). Los mayores niveles de inflación se observaron en 1964-91, el período de la Junta Monetaria, y en 1992-99. Ha sido baja en el período reciente y también en los años iniciales.

Varios países de América Latina han padecido fuertes procesos de hiperinflación: Bolivia en 1984-86 (23,500% por año), Argentina en 1989-90 (20,000%), Nicaragua en 1986-89 (13,000%), Perú en 1988 – 90 (7,500%), Brasil en 1989-93 (2,700%), Chile en 1973 – 74 (500%) y México en 1982 (99%). De todas formas, fueron niveles menores a las registradas en otros países en la historia reciente: Hungría en 1945 – 46 (155,400,000,000,000,000%), Yugoslavia en 1992 – 94 (313,000,000%) y Alemania en 1920 – 23 (29,526%). La frase de Lenin según la cual la mejor manera de destruir el sistema capitalista es debilitar la moneda aplica en muchos de estos países en los que se recurre finalmente al trueque como medio de intercambio con enormes costos en materia de producción y crecimiento.

Colombia también padeció un proceso hiper inflacionario durante la Guerra de los Mil Días en 1989 – 1902, aun cuando no se conoce la inflación promedio en el período. Una aproximación podría ser la devaluación de la tasa de cambio peso – dólar de 1000% en el período. El gobierno enfrentaba serios problemas fiscales, y recurrió a la emisión masiva de papel moneda sin respaldo en el oro o la plata. El gobierno se financió más y más, a medida que la guerra se prolongó, con grandes cantidades de bilimbiques, un papel moneda no respaldado.

Como anécdota curiosa, durante el Gobierno de Rafael Reyes se creó en 1905 el llamado Banco Central, cuyo objetivo era controlar la inflación en el país. No lo hizo muy bien, como se desprende del Gráfico, y por ello Kemmerer recomendó llamarlo Banco de la República en lugar del banco central que se menciona para la mayoría de los países.

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¿Por qué Existen los Bancos Centrales Independientes?

Construir instituciones monetarias creíbles es una tarea difícil. Requiere un compromiso público e institucional con la estabilidad de precios expresado en leyes y normas que aseguren que el banco central podrá establecer los instrumentos de política monetaria sin interferencia del gobierno, que los miembros del consejo de política monetaria estén aislados del proceso político y que el gobierno central tenga prohibido financiar los déficits públicos.

Además, lo que está escrito en la ley puede ser menos importante que la cultura política y la historia del país. Muchos países emergentes han tenido una historia de escaso apoyo de la población a la estabilidad de precios, y las leyes que apoyan la independencia del banco central en estos países han sido fácilmente revocadas. Ha habido 60 Gerentes en Argentina en los 87 años comprendidos entre 1935 y 2022.

Más de 155 países operan hoy con Bancos Centrales formalmente independientes, con claros objetivos de mediano y largo plazo y con Juntas Directivas compuestas en su mayoría por economistas profesionales especializados. En algunos países se asigna al Banco Central la función de mantener la inflación baja y estable (e.g. Europa) mientras que, en otros, como en los Estados Unidos o en Colombia, se asignan objetivos múltiples: mantener la inflación baja y estable y promover el máximo nivel de empleo.

La Corte Constitucional (Articulo 334) aclaró en 1991 que la finalidad primaria de la actividad del Banco de la República es la estabilidad de precios, pero la institución no puede ser indiferente a otros objetivos como la búsqueda del pleno empleo o la distribución equitativa de los beneficios del desarrollo. También recomendó la coordinación entre el Gobierno y el Banco, lo que sugiere que el control de la inflación no es solo responsabilidad de este último. Además de estabilizar el ciclo, la Junta finalmente busca el mayor crecimiento de mediano y largo plazo, el cual depende de la innovación, el ahorro, y de que se mantenga una inflación baja y estable.

Parece extraño que gobiernos elegidos democráticamente deleguen un poder inmenso en funcionarios no elegidos. Ello se debe, fundamentalmente a la influencia de trabajos teóricos y empíricos de varios destacados economistas en los años 1970s y 1980s. En el campo teórico se mostró que la política monetaria sin bancos centrales independientes llevaba al peor de los mundos en el mediano y largo plazo, con mayor inflación, pero con el mismo crecimiento. Ello, pues solo la productividad y el nivel de ahorro determinan el crecimiento de los países en el largo plazo y nunca el nivel de la demanda. En otras palabras, las tasas de interés (que generan mayor o menor demanda agregada) tienen una influencia mínima sobre el crecimiento de un país en los próximos 20 a 100 años. En el campo empírico se mostró que la no independencia de los bancos centrales llevaba a que la política monetaria obedeciera al ciclo político, con una fuerte tentación a impulsar la economía en los próximos 4 años. El problema de la inflación generada les queda a los próximos gobiernos, con el resultado citado: alta inflación y el mismo o menor crecimiento de largo plazo.

Son varias las razones que hacen independiente al Banco de la República. En primer lugar, quizá la más importante, al Gerente del Banco lo nombra la Junta Directiva, y no el presidente de turno (como sucede en la mayoría de los países en el mundo, con ratificación del Congreso); en este campo Colombia es diferente a los demás. Además, lo nombra la Junta actual, antes de que el presidente de turno nombre sus nuevos miembros. Es muy afortunado que la actual Junta se haya incluso anticipado y haya ratificado a Leonardo Villar como Gerente para los próximos cuatro años.

En segundo lugar, el Banco de la República no se financia con el presupuesto gubernamental, sino con los ingresos provenientes del manejo de las reservas internacionales. Por ello, en muchos años el Banco “genera utilidades excesivas” que van al gobierno al final del período. En tercer lugar, los miembros de Junta generalmente se desempeñan en su cargo durante 12 años y ello los obliga a ser responsables pues cualquier error se paga en los próximos años.

Se prohíbe que el Banco de la República “regale” recursos de crédito al Gobierno, a menos que haya unanimidad en la votación entre sus siete miembros. La última experiencia en este campo fue nefasta. La muy admirada “política keynesiana” que logró implementar el ministro Esteban Jaramillo en 1932, mediante un préstamo con garantía de las minas de sal, llevó a que el Banco de la República se “encartase” con esa garantía hasta 1971 pues el Gobierno nunca pagó.

No todo el diseño institucional de 1991 fue acertado. Hubiese sido mejor asignar un período fijo de 12 o 14 años a cada miembro de Junta, en lugar de permitir, como hoy, que el presidente de la República de turno saque dos (y nombre dos), independientemente de la fecha de ingreso.

Tampoco fue conveniente que el ministro de Hacienda sea miembro de la Junta pues le resta independencia a las decisiones y acerca al Banco al Gobierno. Hay opiniones diferentes. Algunos economistas afirman que ello es irrelevante, puesto que el ministro representa apenas un voto entre siete; pero el ministro es el ministro. Otros consideran que su inclusión facilitó la reducción de la inflación desde 32% en 1991 hasta 3%, pues éste defendió políticamente el trabajo de la Junta.

Cómo Opera la Junta del Banco de la República

La Junta del Banco adopta sus decisiones con base en el llamado esquema de inflación objetivo, creado en Nueva Zelanda, adoptado posteriormente por Inglaterra y Canadá, y a finales de los 1990s por Colombia, Brasil y Chile. Hoy lo utilizan con relativo éxito más de 40 países.

Se establecen metas explícitas de inflación (en nuestro caso la meta es 3%, con un rango “manejable” entre 2% y 4%). De otra parte, el instrumento de política es la tasa de interés a 1 día (la llamada REPO) y se permite que la tasa de cambio fluctúe (“flote”) con intervenciones claramente menores en los mercados cambiarios.

Un grupo amplio de técnicos en el Banco expanden y contraen a cada momento la oferta monetaria para que la tasa de mercado a 1 día sea la que deciden los miembros de la Junta cada mes. En otras palabras, la tasa no se fija por decreto, sino que es el resultado de la oferta y la demanda de dinero en el mercado. La tasa que acuerda la Junta por votación ha descendido desde 13.0% en noviembre de 2023 a 10.75% en el mes pasado, y seguirá bajando con la menor inflación.

El Banco solo determina una de las múltiples tasas de mercado. Hay otras tasas para los distintos plazos, hay tasas para el crédito ordinario, para el consumo, para las libranzas y las tarjetas de crédito, entre otras. También existe la tasa de usura, determinada por la Superintendencia Financiera con base en un porcentaje dado sobre el promedio de las tasas de mercado.

Muchos bancos centrales han utilizado otros instrumentos en el pasado. Algunos han fijado la tasa de cambio, en lugar de flotar, para mantener bajos los precios, y otros han operado con metas de emisión monetaria. El régimen de inflación objetivo y la escogencia de la tasa de interés como instrumentos han resultado mejores instrumentos por su cercanía con la inflación en el corto plazo.

Mi mejor descripción de cómo se toman las decisiones de tasa de interés en las reuniones mensuales de la Junta es la siguiente. Cada miembro compara su mejor pronóstico de inflación en t+2 años con la meta de 3%, y compara el crecimiento del PIB en ese mismo período con el llamado PIB potencial. Con base en esa información vota a favor de subir, reducir o mantener inalterada la tasa de interés de política. Por supuesto, durante el mes previo a la Junta también se discute la evolución y el significado de un sinnúmero de indicadores adicionales, incluyendo los del mercado laboral. Para ello el Banco cuenta con uno de los mejores grupos entre los países emergentes.

El hecho de que la Junta tome sus decisiones para tratar de que la inflación retorne “suavemente” (i.e en dos años) a la meta de 3% significa que las decisiones también consideran el crecimiento económico de corto plazo. Dicho de otra forma, si lo único que importase al Banco fuese la reducción de la inflación alta, la Junta elevaría las tasas, produciría una recesión y obtendría su objetivo en muy poco tiempo.

*Ingeniero de la Escuela de Minas de Medellín. Tiene maestría en Economía de la Universidad de Boston y doctorado en Economía de la Universidad de Oxford. Se ha desempeñado en diversos cargos del sector público y privado, entre otros, gerencia del Banco de la República, director ejecutivo de Fedesarrollo y viceministro de Comercio Exterior.

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Por Juan José Echavarría*

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