“El conflicto ha cambiado, es cada vez más narcotraficante”: presidente Petro
Para el primer mandatario, su estrategia de “paz total” es una oportunidad a la que le apuesta y reiteró que muchos grupos ilegales le han mandado mensajes para dialogar.
Según palabras del propio presidente Gustavo Petro, saldrá satisfecho de su mandato en 2026 si logra cumplir dos objetivos fundamentales: “que Colombia salga de la violencia y que deje de tener hambre”. Lo dijo este miércoles durante un conversatorio con Jan Martínez, director de El País América, en el marco del foro “Latinoamérica, Estados Unidos y España en la economía global”, organizado por dicho diario y la Cámara de Comercio España-Estados Unidos, en Nueva York, donde cumple una agenda oficial que lo llevó a intervenir ayer en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Entre otras cosas, Petro habló de la polarización política que se vivió en la campaña que lo llevó al poder y del apoyo que ha encontrado en el arranque de su gobierno, el cual, reconoce, seguramente no durará mucho.
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Según palabras del propio presidente Gustavo Petro, saldrá satisfecho de su mandato en 2026 si logra cumplir dos objetivos fundamentales: “que Colombia salga de la violencia y que deje de tener hambre”. Lo dijo este miércoles durante un conversatorio con Jan Martínez, director de El País América, en el marco del foro “Latinoamérica, Estados Unidos y España en la economía global”, organizado por dicho diario y la Cámara de Comercio España-Estados Unidos, en Nueva York, donde cumple una agenda oficial que lo llevó a intervenir ayer en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Entre otras cosas, Petro habló de la polarización política que se vivió en la campaña que lo llevó al poder y del apoyo que ha encontrado en el arranque de su gobierno, el cual, reconoce, seguramente no durará mucho.
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“Mi triunfo fue por un margen del 3%, no voy a hablar del otro candidato, pero digamos, podía haber sido mucho más holgado y no lo fue porque, precisamente, la sociedad estaba partida más o menos en dos: una queriendo mantener las cosas como estaban y otra queriendo ya un cambio, sobre todo la parte juvenil y sobre todo las regiones que siempre habían sido excluidas del modelo económico y político de Colombia”, señaló el jefe de Estado. Y enfatizó: “Hoy por hoy tenemos un mayor margen de maniobra, ¿cuánto durará? No mucho, pero tenemos un mayor margen de maniobra en el Congreso”.
El mandatario resaltó la favorabilidad que ha logrado en parte de la sociedad, con niveles del 70%, y el cambio en el lenguaje de la polarización. “El simple hecho de entrevistarme con Uribe, con ciertas figuras que son de la oposición, pero que venían gobernando el país, le quitó esa pugnacidad de la política colombiana, por lo menos durante los próximos meses. Y a mí me parece importante, porque realmente hay que hacer una construcción pedagógica en el sentido de que, a pesar de las diferencias, sobre todo en Colombia, no se debe pasar a la confrontación violenta. Colombia es un país cuya historia muestra cómo del sectarismo político se pasa fácilmente al genocidio, y ese es un lujo que no nos podemos dar. Quizás en otros países la pugnacidad política pueda ser más tolerada por la sociedad, pero en Colombia es muy peligroso y el gobernante tiene que tener mucho cuidado en cada palabra, porque allí sí que cada palabra puede desencadenar los gatillos”, enfatizó.
Sobre su modelo de gestión, el mandatario reconoció que han sido sus ministros los que han salido y han hablado más con la gente, y que su gabinete no es homogéneo, pues políticamente tiene dos grandes vertientes: una mitad de extracción liberal y la otra progresista. “Tener un gobierno homogéneo es más fácil, pero esa dificultad es una construcción democrática en sí misma. Eso hace aparecer, y es una crítica válida, el que el Gobierno no tiene una narrativa, tiene una diversidad. Esa narrativa la tengo que ir desplegando yo mismo en la medida en que avance, en que las dificultades crezcan, en que las realidades de la vida aparezcan, que ya están apareciendo: la crisis mundial, las tormentas que vienen de afuera, que son grandes, y las tormentas que están adentro, que no son más pequeñas; en cierta forma vamos hacia una tormenta perfecta en el mundo”.
En este punto de la charla, el presidente Petro se refirió a su propuesta de “paz total”, advirtiendo que el conflicto ha cambiado. “Es cada vez más narcotraficante y el narcotráfico es cada vez más multicrimen (…) Esa multicriminalidad, incluso, traspasa las fronteras. Ya ni siquiera tiene origen en Colombia, como antaño (…) Es una oportunidad a la que le apuesto”, agregó, señalando que si en el pasado la mayor parte de las operaciones de lavado de activos eran fuertemente colombianas, hoy se quedan en Estados Unidos y México, y se van desparramando en Centroamérica.
“El problema del mercado ilegal está en la ilegalidad, en tratar como una guerra un problema que se debe tratar como un problema de salud pública. Creo que hay cierta conciencia —le voy a poner ese nombre, pero no es exacto— el “proletariado del narcotráfico” cada vez es más consciente de que está haciendo el papel de tonto, de que ya no es el tiempo de Pablo Escobar, que ellos ponen los muertos y la riqueza queda fuera. Eso da una oportunidad, es lo que creo que se está manifestando en estos momentos: todas esas organizaciones con nombres que ya no alcanzan —hay que hacer ya un diccionario para entenderlo, un laberinto de organizaciones multicrimen, algunos de vieja data, otros, la inmensa mayoría, de nuevo origen— han mandado cartas al Gobierno pidiendo abrir negociaciones para un desmantelamiento”.
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Y reiteró que algunas de esas bandas criminales que le han expresado voluntad de dialogar incluso han dicho que quieren apostarle a la opción de revitalizar la selva desde donde están. “Eso, para no caer en ingenuidades, significa que tienen cierta conciencia de que ya les ha quedado el peor papel que cumplir. Si se mantienen allí, su destino es la muerte, la muerte incluso en manos de sus propios hombres, y un camino probable es negociar con la justicia. Ojo a ese término, porque ya no estamos hablando de poderes políticos con la justicia, caminos de beneficios jurídicos para finalizar su actividad”, concluyó.
A la pregunta de que si cree que cuatro años serán suficientes para concretar esa “paz total”, el mandatario contestó: “Santos quedó como en mitad del camino. Pudo lograr un proceso, dejó otro a la mitad, no abrió este tema del narcotráfico propiamente dicho, quedó como con puntos suspensivos. El gobierno de (Iván Duque) se aprovechó de ello y freno todo; ni siquiera el monumento que con las armas de las Farc se hizo aquí en Naciones Unidas, y acabo de verlo, se inauguró, no se presentó ante el mundo. Hoy yo creo que no vamos a completar el 100%, pero sí podemos construir un camino que ojalá no tuviera retorno para salir de la violencia en Colombia”.