“El diálogo con los ministros no ha sido el más fluido”: senadora Andrea Padilla
Exconcejal de Bogotá y ahora senadora por la Alianza Verde habla de la agenda animalista en el Legislativo que lidera, la cual, según dice, es pobre, huérfana y abandonada. Padilla pide más interlocución del Gobierno.
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¿Por qué saltar del activismo animalista a las lides políticas, primero en el Concejo y ahora al Congreso?
Porque cuando se tiene una causa y se ha ganado un liderazgo y reconocimiento, que permiten transformar la realidad, lo que hay que hacer es ocupar la política. Si no se hace esto, la seguirán ocupando los que han sido indiferentes a los sufrimientos de los animales o incluso se han lucrado de ese sufrimiento. Decidí saltar a la política para poder tener más incidencia y apuntarle a cambios más profundos que afecten positivamente las vidas de los animales.
¿Y cómo encuentra la agenda de bienestar animal en el Congreso?
Absolutamente pobre, huérfana, desnutrida y abandonada. Los animales son el sector poblacional del país más abandonado por el Estado históricamente. No hay para ellos presupuesto, institucionalidad, recursos y nada. No hay Estado para los animales. Lo que hay es gracias a lo que han desarrollado organizaciones particulares, fundaciones, colectivos, rescatistas independientes. También es algo de algunos gobernantes con buenas intenciones o en ciudades capitales donde la opinión es crítica con el tema de los animales. Es el caso de Bogotá, Medellín, Pereira o Manizales. Pero en general, la situación de los animales en el país es dramática. Todavía se mueren en medio de la calle, en medio de la nada, nacen en cualquier parte, tienen tumores y no son atendidos. Nos falta mucho a nivel estatal y de empatía.
En cuatro años, cuando acabe su período, ¿cuál espera que sea su legado?
Tenemos que lograr que los animales estén por primera vez en el Plan Nacional de Desarrollo, con programas, metas y plata. Debemos lograr la prohibición de las corridas de toros, alcanzar una política nacional de esterilización, la sustitución de los vehículos de tracción animal en las zonas donde está pendiente y una política en manos de una oficina o una gerencia a nivel de todo el país. Tenemos que lograr que los animales silvestres tengan una mejor institucionalidad, ya sea por medio de la construcción de centros de atención y valoración pendientes o la reforma del sistema de atención ambiental. Debemos poner en la agenda a los animales explotados en la industria pecuaria. Lo estoy intentado con el proyecto de los “barcos de las muertes”, que son las exportaciones del ganado en pie por vía marítima. Esto me ha permitido ver que es un tema con participación de buena parte del sector político y muchas veces es un asunto en el que el sector ambientalista es ajeno.
José Félix Lafaurie, cabeza de Fedegan -gremio ganadero, se ha acercado al Gobierno con la venta de tierras y siendo parte del equipo negociador, ¿no cree que eso pueda afectar su proyecto de “barcos de la muerte”?
Quiero creer que no. Quiero creer que el presidente entiende el rol de líder mundial que ha asumido en la lucha contra el cambio climático, puesto que es un estudioso en el tema. Sería inaceptable que desconozca el rol que tiene la ganadería en la emergencia climática como primera causa antropogénica del cambio climático. Eso ya lo ha dicho la FAO y el panel intergubernamental del cambio climático. Hay que luchar fuertemente contra la ganadería y eso implica no más expansión de la frontera pecuaria, transición hacia otras formas de alimentación -basadas en plantadas-, sobre todo con un país con una vocación agrícola tan fuerte. Espero que ese nombramiento de Lafaurie llegue con acciones tangibles, no solo para la paz de Colombia, sino en términos de la redistribución de la tierra, porque el acaparamiento ha sido la base del conflicto. Lafaurie, y en eso califico como audacia su nombramiento, ha sido un continuo colaborador de la guerra y la crisis climática.
¿Por qué buscar la total prohibición de estos barcos que llevan ganado vivo, cuando son una de las formas en que más ganancias ha recibido el sector ganadero en los últimos años?
He argumentado que este tipo de exportaciones son un negocio muy cruel e innecesario. Colombia ya exporta a esos mismos países la carne congelada y refrigerada. Mi lucha no es contra la exportación de carne, sino la exportación de animales vivos. Considero que este negocio se ha mantenido vigente porque los sectores ganaderos más poderosos del país y cinco empresas exportadoras muy poderosas están detrás de este. Son un negocio cuyas cifras hay que revisar. Esta práctica debe prohibirse progresivamente, porque entiendo que ya hay unos compromisos suscritos. Pero Colombia debe apostarle a la prohibición de este tipo de exportaciones, como ya lo hizo Alemania, Luxemburgo y Nueva Zelanda. Yo siempre he dicho que son la actividad más cruel con los animales en todo el mundo.
En este proyecto prohibir el uso de animales en actividades como el toreo y otros campos, senadores, como Alirio Barrera decían que no estaban teniendo en cuenta el uso cultural de los animales y los usos tradicionales de sociedades rurales, ¿qué responder?
Creo que en el tema de la ganadería hay una instrumentalización de los pequeños ganaderos. En este negocio de los “barcos de la muerte” no participan los pequeños ganaderos. Ellos son personas que solo tienen 10 a 15 vacas y lo único que hacen es venderlas, bien sea para consumo interno o exportación, pero se las compran a un precio muy bajo y con muy bajo peso para ganarle en el negocio de la exportación. Lo que yo veo es una instrumentalización de estos pequeño ganaderos por parte de los grandes ganaderos.
Y en cuanto a corridas de toros y similares...
Son actividades que están arraigadas en muchas regiones del país, pero me parece que defenderlas ha servido de parapeto para no reconocer los problemas de fondo que viven esas comunidades. Es inaceptable, como decía un defensor de peleas de gallos en una audiencia pública, que un joven en la ruralidad no tenga más alternativa para entretenerse que ir a una de esas peleas. Eso debe hacer que como sociedad reflexionemos sobre lo que realmente le estamos ofreciendo a ese joven en educación y perspectiva de futuro. Algo debe estar muy mal si esa es la única forma que tienen de entretención.
¿Y hay alguna forma de conciliar esa tradición y el trato ético por los animales?
Pienso que deben acabarse esas actividades, aunque debe ser de forma progresiva. Creo que aquí hay unas actividades económicas y derechos culturales que no podemos desconocer y por eso mi proyecto de ley plantea un periodo de progresividad y de transición. No es posible solo decirle a estos sectores que ya no pueden desarrollar estas actividades. Tenemos que hacer una transición responsable, para que no sean medidas impositivas. No son actividades en las que estén en juego derechos fundamentales, caso contrario a la alimentación. Aquí sí creo que debemos hacer una transición cultural para bajarle de a poco el consumo de proteína animal e ir estimulando actividades en las que se privilegie el consumo vegetal. Hay actividades cuya acción es progresiva en el tiempo, pero hay otras, como los espectáculos, que son totalmente banales y cuyo único fin es el entretenimiento, como lo dijo la Corte Constitucional con la caza deportiva. Son prácticas que deben desaparecer, porque son innecesarias y no están en juego actividades fundamentales.
Un tema en el que usted se ha movido y es el de los hipopótamos de Pablo Escobar, y hay un sector que dice que sus posturas no son científicas y colaboran al daño ambiental...
Esas personas que han dicho que los que nos negamos a la matanza no tenemos argumentos científicos, lo único que demuestran es que están cerradas a que haya alternativas. Hay sectores científicos que dicen que no hay una única alternativa. Tanto así que el Ministerio de Ambiente ya lo reconoció y ya inició una campaña de esterilización. Ya van unos 50 hipopótamos esterilizados. Ningún campo del saber debe estar lejos de la empatía. Por eso incluso hay un campo que habla del conservacionismo compasivo. Ellos buscan un equilibrio entre la salud de los ecosistemas y el bienestar de los individuos. Podemos encontrar caminos intermedios para salvaguardar unos individuos que también son víctimas. Ellos no pidieron venir a Colombia, a ellos los sacamos de su territorio y no podemos apostarle a una solución facilista como es el gatillo fácil.
¿Cómo conciliar la agenda animalista con un Congreso donde usted dice que hay tantos intereses, incluyendo el de los ganaderos?
Insistiendo con terquedad, con argumentos y una actitud muy democrática. Las luchas por los derechos han sido muy lentas y difíciles, porque implica un giro a nuestra manera de pensar, consumir y producir. Las sociedades occidentales nos hemos construido en la idea de que los animales son cosas de las que nos podemos aprovechar. De hecho, en el ordenamiento jurídico son cosas. Hay que ver cómo esa agenda se consolida y se desarrolla. Debe hacerse proyectos interesantes y concertados. Debemos debatir públicamente e impulsar la movilización ciudadana. Mientras la ciudadanía no exija que esta agenda esté presente, el Estado va a seguir asumiendo que es un tema sin interés. Así se ha construido las agendas de derechos. Si las mujeres nos hubiéramos quedado quietas, no habríamos conseguido derechos.
¿Por qué se opuso al impuesto a las iglesias?
Es una buena oportunidad para expresar que nunca me opuse. De hecho, en la plenaria del Senado apoyé este artículo, que fue tumbado. La mala interpretación a esto es que firmé un documento en el que se solicitaba que el artículo saliera de la conciliación. Lo hice porque la mayoría del Senado votó por su exclusión y porque jurídicamente creo que estaba en riesgo la conciliación de la tributaria. Cuando se designa una comisión accidental para conciliar, esa comisión no tiene más poder que la plenaria. Por eso creo que era ilegal reintroducirlo cuando ya el Senado había decidido su exclusión.
¿Cómo considera la actitud de la representante Katherine Miranda, que incluso pidió acciones en su contra por este asunto?
Uno es política debe tener una actitud gallarda para asumir la derrota, la tuve muchas veces como concejal y senadora. Digamos, hace unos días en la tributaria me dieron un golpe muy duro al sacar el artículo que gravaba las exportaciones de ganado en pie. Me sacaron esa propuesta de una forma ruin y con vicios de procedimiento, pero entendí que estaba en juego un interés superior que era la tributaria misma. Por eso no incendié al presidente del Senado o los congresistas de oposición que pidieron sacar el artículo. Hay que aprender a perder. Yo creo que la actitud de Miranda fue inmadura, no entendió las circunstancias que llevaron a la derrota de su propuesta y porque no tramitó con generosidad y decencia la diferencia de una copartidaria. No soy enemiga de ella, soy del mismo partido político y soy una mujer que, al igual que ella, se ha luchado muy duro este espacio en la política. Me parece que fue descortés, agresiva y muy inmadura para aceptar la derrota.
¿Cómo ve el panorama de la Alianza Verde y los partidos de centro como de gobierno?
Sacamos adelante la reforma tributaria, “paz total” y otras iniciativas que eran difíciles, y eso fue gracias a las mayorías. En esos momentos se sintió la coalición de gobierno. Pero no ha sido así en otros temas, como agendas legislativas de los senadores, que también son importantes para el Gobierno. El tema del cannabis lo están embolatando con la audiencia pública y también mi tema contra las corridas de toros. Han faltado unos mensajes del Gobierno de apoyo a esas agendas legislativas que estamos moviendo los partidos de su corazón. Siento que el diálogo con los ministros no ha sido el mejor o el más fluido.
Hay algunos de su partido que dicen que no los están escuchando...
Tal vez ese sentimiento lo compartimos varios por la interlocución difícil que hemos tenido con los ministros. Me preocupo que pase con el presidente lo mismo que vivimos en su alcaldía, cuando yo era asesora de un concejal. En ese tiempo estuvo rodeado de un anillo de secretarios que hacía que fuese imposible acceder a él. Me preocupa que pase lo mismo y que nuestra interlocución esté mediada por agendas de ministros que no responden a los intereses del presidente. Lo he sentido con la ministra de la Agricultura (Cecilia López), que está teniendo una agenda totalmente a los ganaderos, a Lafaurie, y lo estoy viendo con el tema de exportación de ganado en pie y los temas de bienestar animal.