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Aunque la Conferencia Episcopal de Colombia, en cabeza del monseñor Héctor Fabio Henao, hace parte como mediadora de la negociación entre el Gobierno y el Comité del Paro, quiso dejar una reflexión que trasciende a las partes y se extiende a todo el país para adoptar una disposición de escucha y de desear un cambio para el país.
Son nueve puntos a los que hace alusión como elementos para tener en cuenta para que el “diálogo conduzca efectivamente a las transformaciones que necesita nuestro país”.
El primero que “el diálogo exige, en primer lugar, un cambio interior o una nueva disposición personal en la búsqueda del bien común”. Esto significa respetar los derechos humanos, promover la equidad, solidaridad y, especialmente, tener confianza con el interlocutor.
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Tras entender que el diálogo lleva a un cambio, la Iglesia llama a que no basta con esto, sino “creer que el diálogo es posible”. Esto a pesar de las tensiones que no permiten llegar de manera rápido a puntos de encuentro. “El diálogo no es una utopía, hay que apostarle a esta herramienta, vencer los obstáculos y dejar que tengan prioridad las causas justas que están en juego”.
Con este reconocimiento, también aseguraron que el diálogo es el único camino para buscar las soluciones. Como tercer punto, insisten que para seguir el camino de la conversación cada parte debe tener una disposición de apertura y acogida, a la vez de estar presta a ceder o conceder por el bien común.
En ese sentido, insisten que “en el diálogo hay que establecer como fundamento la búsqueda de lo bueno y lo justo, deponiendo los intereses egoístas o parciales. No se trata de imponer una visión propia o de un grupo, sino de trabajar por el bien de todos. El diálogo no se orienta a que haya un vencedor y un vencido, sino a que venza lo que promueve la dignidad humana”.
Para ello, llamaron a que siempre prime la verdad, eso significa excluir “todo apasionamiento que lleve a visiones equivocadas de las situaciones que se abordan”. La agenda del diálogo debe centrarse, principalmente, en las necesidades de los pobres y vulnerables, de los marginados y excluidos, de las víctimas de la violencia, de los que han sido vulnerados en sus derechos fundamentales.
“El diálogo es estéril cuando solo se queda en lo superficial o se bloquea por intereses egoístas”, insiste la Conferencia. Para ello, dice que lo esencial es preservar, tener paciencia, empeño y voluntad.
Por último, el llamado es a que el diálogo no debe quedarse entre las partes, haciendo alusión al Gobierno y Comité del Paro, sino que incluya a toda la sociedad. “Construir el país que soñamos no es responsabilidad de unos pocos, sino que es una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos”.