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A menos de un día de que el presidente Iván Duque cumpla su tercer año de gobierno y arranque la recta final de su mandato, con la convicción, según le dijo a El Espectador, de dejarle al país un “legado de equidad”, la Coalición de la Esperanza expidió una declaración pública en la que hace un duro y crítico balance de su gestión en cuatro temas claves: lo social, la paz, la política exterior y la gobernabilidad y sus relaciones con la oposición.
Para la Coalición de la Esperanza -que integran por ahora Jorge Robledo, de Dignidad; Sergio Fajardo, de Compromiso Ciudadano; Juan Fernando Cristo, de En Marcha; Juan Manuel Galán y Humberto de la Calle-, en los tres años de presidencia de Duque, “Colombia se ha sumido en la más grave crisis social, económica e institucional de su historia reciente” y su gobierno ha sido “sin rumbo, sin norte claro y sin conocimiento ni experiencia”.
En materia social, a pesar de que la pandemia tomó por sorpresa a todo el mundo, para los miembros de esta alianza electoral, las políticas de generación de empleo del gobierno no han sido eficientes para hacerles contrapeso. “No hubo planes efectivos de empleos de emergencia y no se reconoció la urgencia de establecer la renta básica. El país enfrenta hoy la tasa más alta de desempleo de los últimos años”.
En contexto: “Hemos hecho más que lo que hizo el anterior gobierno para implementar la paz”
Según la Coalición, en su primer año de mandato, las reformas implementadas por Duque implicaron que el país pasara del 9.3% al 10.3% de desocupación. “Hoy nos ubicamos en una tasa estimada del 14.4% y las iniciativas de generación de empleo no han tenido un énfasis donde se necesita: los jóvenes y las mujeres”.
Igualmente, en materia de pobreza, la declaración señala que los resultados no son diferentes: “En su primer año, el porcentaje de población en condiciones de pobreza pasó de 34.7% a 35.7%. La pandemia llegó en medio de esta creciente tendencia y las proyecciones indican que este año alcanzaremos la vergonzosa tasa de 46.5%”.
El segundo punto de análisis es el de la paz. Para la Coalición de la Esperanza, el incremento de las masacres en el territorio, el asesinato de líderes sociales y de excombatientes de las Farc son fenómenos que crecen cada día. A su vez, el desplazamiento está regresando a varias regiones del país y, salvo altisonantes declaraciones de los funcionarios aprendices, no se vislumbra una estrategia clara y contundente para hacer frente a esta espiral de violencia.
“Con la estrategia de culpar al narcotráfico de todos los males que aquejan a la nación, el Gobierno pareció dejar el camino libre a las organizaciones criminales responsables de estos magnicidios. Se limita a responsabilizar al narcotráfico, ignorando otras causas de la violencia. Ni en el discurso ni en la acción política tienen relevancia el respeto a los derechos humanos y al Acuerdo de Paz. De hecho, este Gobierno le ha fallado al Acuerdo”, concluyen los miembros de la alianza política de centro.
En este sentido, advierten que temas como la Reforma Rural Integral demuestran un absoluto retraso en su implementación, a lo cual se suman un discurso permanente contra la participación política de algunos de los firmantes y ataques a la justicia transicional. “Fue el gobierno de Duque, con sus mayorías en el Congreso, el que hundió en último debate el proyecto de creación de la Jurisdicción Agraria, con el cual se buscaba crear instancias de solución aparte de los problemas relacionados con tenencia de la tierra en el campo colombiano”.
Asimismo, en el análisis que hacen frente a las manifestaciones en el marco del Paro Nacional, señalan que el país y la comunidad internacional han sido testigos de excepción sobre las políticas de represión a la protesta social y la negación y falta de acción frente a las violaciones de derechos humanos a manos de agentes del Estado. “Para ganar el aplauso de los sectores más recalcitrantes de la derecha, el Gobierno ha menospreciado el Sistema Interamericano dejando al país como un paria ante la comunidad internacional. Finalmente, en materia de seguridad, deja la peor crisis de seguridad ciudadana”.
El tercer tema abordado en la declaración tiene que ver con la política exterior, la cual, para la Coalición de la Esperanza, no ha sido la más fructífera en resultados: “La relación con Estados Unidos quedó resquebrajada luego de la intromisión del partido de gobierno en las elecciones de ese país y, por eso, hoy el único tema en la agenda volvió a ser la lucha contra las drogas. Cuánto retroceso. La situación con Venezuela no puede ser peor. Fruto de su inexperiencia, este gobierno creyó que terminaría con el régimen de Maduro por la realización de un concierto en la frontera y ha llegado al punto de pedir a Estados Unidos declarar a Cuba y a Venezuela países auspiciadores del terrorismo”.
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Y agrega la declaración: “Con su torpeza, esta política nos devuelve a una concepción aislacionista propia de la Guerra Fría. En el caso de Venezuela, lo que se requiere es reabrir relaciones consulares por razones humanitarias y comerciales. Hay que reconocer que el famoso cerco diplomático fracasó y que la necesidad de unas elecciones libres y transparentes en el vecino país no van a llegar a través de la diplomacia unilateral del micrófono. Decidimos abrir un frente de batalla con Rusia, ignorar las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hacer política en las elecciones de los países vecinos y hacerle conejo a la implementación del Acuerdo de Paz, el tema que más preocupa a la Unión Europea y al nuevo mandatario norteamericano”.
Por último, para rematar esta andanada de críticas, Robledo, Fajardo, Cristo, Galán y De la Calle recalcan que, en materia de gobernabilidad y relaciones con la oposición, se ha perdido el principio constitucional de la separación los poderes. “Con unas mayorías parlamentarias alimentadas por la mermelada que juró combatir, el gobierno Duque reparte ministerios y entidades según intereses partidistas de su coalición, logró apoderarse de los órganos de control y de importantes posiciones en la administración de justicia. El Gobierno, que se presentó como reconciliador, ha ignorado las voces de la oposición, por la cual no se ha mostrado el más mínimo respeto”.
La Coalición concluye que, ante la gravedad de los problemas, el presidente Duque ha optado por encerrarse en Palacio de Nariño para hablar lo mismo con los mismos de siempre. “La tal Conversación Nacional, abierta en 2019, fue una exitosa práctica dilatoria, cuyo incumplimiento dio origen, entre otros factores, a las movilizaciones de febrero de 2020 y mayo de 2021. Que no haya marchas en la calle no significa que los problemas que las motivaron se hayan resuelto. Este gobierno no ha mostrado apertura al diálogo con sectores diferentes a los de sus votantes y su negacionismo lo lleva a decir que ha sido el ‘Gobierno de la equidad’ en un contexto de profundas inequidades”.
Para terminar planteando una invitación a los consensos, de cara a 2002: “Colombia necesita una transición tranquila, basada en el reconocimiento de los principios de pluralidad y democracia de la Constitución de 1991, y en la búsqueda de acuerdos políticos consensuados. Así mismo, en la recuperación de una institucionalidad hoy perdida”.