El limbo de los partidos políticos
En el camino de las colectividades hacia el Congreso y la Casa de Nariño han aparecido escollos como la imagen negativa, la atomización interna, la apuesta de lanzarse por firmas y las candidaturas por espectro. Políticos y analistas señalan la falta de conexión con la gente como el gran problema, pero coinciden en que al final será clave el apoyo de las grandes casas políticas.
La contienda electoral toma cada vez más forma, y los partidos políticos y movimientos continúan ponderando sus mejores candidaturas para el Congreso y la Presidencia. En esa carrera se vienen presentando varias particularidades, que pueden terminar desgastando la dinámica interna: microfragmentación de sus bases, una tendencia ya sistemática de lanzarse por firmas o el auge de las candidaturas por espectro político. A esto se suma la baja favorabilidad que tienen los partidos desde hace por lo menos una década, lo que lleva a examinar su situación actual y el papel que van a terminar jugando las casas políticas tradicionales en las elecciones de 2022.
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La contienda electoral toma cada vez más forma, y los partidos políticos y movimientos continúan ponderando sus mejores candidaturas para el Congreso y la Presidencia. En esa carrera se vienen presentando varias particularidades, que pueden terminar desgastando la dinámica interna: microfragmentación de sus bases, una tendencia ya sistemática de lanzarse por firmas o el auge de las candidaturas por espectro político. A esto se suma la baja favorabilidad que tienen los partidos desde hace por lo menos una década, lo que lleva a examinar su situación actual y el papel que van a terminar jugando las casas políticas tradicionales en las elecciones de 2022.
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El primer inconveniente para los partidos políticos es la disputa interna por dos motivos. El primero es quiénes se quedan con el apoyo mayoritario para el aval a Congreso o Presidencia; el segundo, el soporte que desde ya han hecho público a los precandidatos presidenciales. En esa situación se encuentran colectividades como Alianza Verde, Centro Democrático, Polo y el Partido Liberal, cuyos militantes han tenido serios encontronazos en la búsqueda de sus cartas más fuertes para poner a consideración de los electores.
El riesgo de esa fragmentación es que a esas y otras colectividades les ocurra lo que ya tuvo que pasar el Partido de la U, que perdió parte de su fuerza como colectividad cuando Roy Barreras y Armando Benedetti se apartaron para unirse al Pacto Histórico, el movimiento que agrupa varias candidaturas alternativas y de izquierda. Así se explica el otro gran problema para las casas políticas de tradición o poder, que han visto cómo se está armando un ramillete de candidatos de izquierda, con el Pacto Histórico, o de centro con la Coalición de la Esperanza. En la derecha, por ahora, partidos como el Conservador, Cambio Radical y el Centro Democrático siguen en búsqueda de sus candidatos, pero según expertos podrían terminar encarándose con propuestas muy fortalecidas a partir de la unión de movimientos y colectividades.
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La tendencia a buscar coaliciones o a que los candidatos se presenten por firmas, que es un tercer inconveniente para los partidos, se debe a la crisis institucional. La ciudadanía, según recientes encuestas, cada vez cree menos en el Congreso, los partidos políticos y los entes de control, entre otros. En el caso de los partidos, la crisis de imagen se viene dando hace por lo menos diez años, por algo que algunos políticos reconocen como “desconexión con la ciudadanía”.
Dilian Francisca Toro, directora del Partido de la U, aseguró que si bien cada partido está intentando fortalecerse y transformarse para cambiar su imagen entre la gente, “hay falta de conexión que se ha generado a partir de que muchas instituciones operan desde Bogotá y no salen a las regiones a escuchar las necesidades. Falta más dinamismo de los partidos y trabajar más con la comunidad”.
Los partidos defienden su trabajo y consideran que este tipo de movimientos que de algún modo cambian las dinámicas internas terminan afectando la democracia. Más que querer apartarse de los partidos políticos por su imagen, el congresista Edward Rodríguez (Centro Democrático) considera que ciertos candidatos se están avergonzando de su militancia “por puro oportunismo político. Creo en el fortalecimiento de las tesis en los partidos. Los aspirantes a congresistas tienen que apoyar una idea legislativa y eso solo se construye tras diálogos con las bases de los partidos y como fruto de la concertación. Los que quieren llegar con agenda propia le están mintiendo a la ciudadanía”.
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A pesar de que está en la otra orilla del espectro político, en eso coincidió el congresista Mauricio Toro (Alianza Verde), quien pronosticó que en el último tramo de la carrera electoral los candidatos van a terminar buscando el apoyo de los partidos. “Llegar a la Presidencia sin el apoyo de partidos es inviable e históricamente esa ha sido la debilidad de quienes no han logrado llegar”, aseguró el representante a la Cámara, quien también considera dañinas para la democracia las rupturas internas de los partidos, pues pueden comprometer el umbral.
Sin embargo, según expertos, el papel de los partidos en las elecciones legislativas y en las presidenciales es diferente. En la carrera por la Casa de Nariño, desde la primera elección de este siglo (2002) los candidatos han preferido desmarcarse de las figuras partidistas y lanzarse como independientes.
Así lo explicó Patricia Muñoz Yi, profesora de la Universidad Javeriana, para quien eso puede dar una imagen de querer reformar la política y, en esta coyuntura puntual, cumplir con los reclamos ciudadanos en las calles. “Además, el hecho de recoger firmas da la oportunidad de hacer una precampaña y no esperar el tiempo oficial”.
Pero en las legislativas el papel de los partidos podría ser mucho más relevante. De acuerdo con Juan Pablo Milanese, docente de Ciencias Políticas de la Universidad ICESI, allí serán indispensables, pues no se pueden subestimar en términos de financiación o incluso de las maquinarias políticas. A pesar de eso, el analista concluyó que “más que una fragmentación de los partidos, hoy encontramos una fragmentación del sistema en general”, que lleva a la posibilidad de que sean más fuertes algunas candidaturas que los propios partidos. Y eso pesa en un momento en que el voto y en general la participación ciudadana viene siendo más espontánea.
Una última conclusión la puso sobre la mesa Angélica Bernal, profesora de Ciencias Políticas y Gobierno de la U. Tadeo, quien detalló específicamente sobre estas elecciones que no hay más figuras individuales que partidos que agrupen muchos intereses, por lo que esta se podrá considerar como una elección “de muy poca fe y esperanza en los partidos”.