El “mano a mano” de Iván Duque, el ganador de la consulta
El candidato del Centro Democrático ganó la Gran Consulta por Colombia y será el candidato de la centro-derecha a la Presidencia de la República. Según los acuerdos, Marta Lucía Ramírez sería su fórmula vicepresidencial.
-Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8
La cita más importante la dejó para el último día. El sábado 10 de marzo y a pocas horas de que las urnas se abrieran en toda Colombia, Iván Duque, el candidato presidencial del Centro Democrático —el que dijo Uribe— se encontraba en el municipio de Gómez Plata, en el departamento de Antioquia. El lugar donde nació su padre, Iván Duque Escobar, y a quien recuerda, desde que falleció en 2016, como “el mejor de los padres y el mejor de los amigos”. Recorrió las calles del pueblo, ofreció una misa en su nombre en la iglesia Nuestra Señora del Carmen y, al final, depositó una ofrenda floral en el busto que lo conmemora.
Y aunque no lo dijo en voz alta, sus pensamientos se podían leer en el aire: quería encomendar su triunfo a Duque Escobar y al ejemplo que representó no sólo como padre, sino como gobernador de Antioquia, como ministro de Minas y como registrador nacional del Estado Civil, los cargos públicos que ocupó. “Nunca se sienta más que nadie, pero tampoco menos que nadie”, era la frase que siempre le repetía.
De Duque, como profesional, se saben varias cosas. Tiene 41 años, es abogado de profesión, egresado de la Universidad Sergio Arboleda, y tiene un amplio abanico de títulos académicos sobre los cuales jactarse: dos maestrías, una en Derecho Internacional Económico, de American University, y otra en Gerencia Pública de la Georgetown University.
Su afinidad por los asuntos en esta materia lo ha llevado a pasar por aulas donde ha recibido cursos en negociación estratégica, políticas de fomento al sector privado y gerencia de capital de riesgo, en las escuelas de Negocios y Gobierno de la Universidad de Harvard. Pero del Duque político no se ha escuchado mucho pues, aunque cuenta con una larga trayectoria como profesional, su hoja de vida se ha enmarcado lejos de lo público.
Esa imagen, un poco distante en términos mediáticos, ha hecho que sus contradictores lo califiquen de “pollo y sin experiencia”. A lo que él mismo responde que, simplemente, es un “gallo joven”. Pero ¿qué hacía Duque antes de convertirse ayer en el ungido del uribismo para las elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo? Su primer cargo político es el que está ejerciendo desde 2014 cuando, por primera vez, resultó electo como senador de la República por el Centro Democrático. Desde allí, logró que se aprobaran leyes como el retiro anticipado de cesantías para prefinanciar la educación de los hijos, la ubicación obligatoria de desfibriladores en sitios públicos y la denominada Ley Naranja, que incentiva la “industria cultural”.
Antes, también ejerció como consultor de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y como asesor del Ministerio de Hacienda en el gobierno de Andrés Pastrana, cuyo jefe en la cartera era el actual presidente Juan Manuel Santos. Luego, cuando Uribe ganó las elecciones de 2002, el hoy congresista se fue a Washington a trabajar en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde fungió como asesor internacional en asuntos sobre el hemisferio occidental del gobierno y también trabajó como asesor de la ONU en el ataque de Israel a una flotilla de barcos que llevaban ayuda a la franja de Gaza.
Del Duque íntimo tampoco se sabe mucho. Por ejemplo, que es un fiel admirador de Carlos Gardel y de Vicente Fernández. Hincha del América de Cali, esposo de María Juliana Ruiz y padre de Luciana, Matías y Eloísa. Amante de la trova cubana, de los boleros y, paradójicamente, excantante de una banda de rock pesado. También ha hecho cursos de magia pero, como ha dicho públicamente, no para desaparecer como muchos otros políticos. Su pasión por el fútbol también lo ha llevado a prometer que “no meterá goles” si llega a ganar las elecciones.
A partir de hoy, Iván Duque es el candidato oficial de la coalición Uribe-Pastrana, o la de la derecha, como dicen, aunque él mismo se considere de centro. Y arranca con el favoritismo que implica tener como mentor a Álvaro Uribe, el más grande elector del país, lo que sin duda quedó demostrado ayer con el resultado de la consulta frente a Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez. Como quien dice y como se titula una de sus canciones favoritas de tango, ahora sí arranca el “mano a mano” por el poder.
La cita más importante la dejó para el último día. El sábado 10 de marzo y a pocas horas de que las urnas se abrieran en toda Colombia, Iván Duque, el candidato presidencial del Centro Democrático —el que dijo Uribe— se encontraba en el municipio de Gómez Plata, en el departamento de Antioquia. El lugar donde nació su padre, Iván Duque Escobar, y a quien recuerda, desde que falleció en 2016, como “el mejor de los padres y el mejor de los amigos”. Recorrió las calles del pueblo, ofreció una misa en su nombre en la iglesia Nuestra Señora del Carmen y, al final, depositó una ofrenda floral en el busto que lo conmemora.
Y aunque no lo dijo en voz alta, sus pensamientos se podían leer en el aire: quería encomendar su triunfo a Duque Escobar y al ejemplo que representó no sólo como padre, sino como gobernador de Antioquia, como ministro de Minas y como registrador nacional del Estado Civil, los cargos públicos que ocupó. “Nunca se sienta más que nadie, pero tampoco menos que nadie”, era la frase que siempre le repetía.
De Duque, como profesional, se saben varias cosas. Tiene 41 años, es abogado de profesión, egresado de la Universidad Sergio Arboleda, y tiene un amplio abanico de títulos académicos sobre los cuales jactarse: dos maestrías, una en Derecho Internacional Económico, de American University, y otra en Gerencia Pública de la Georgetown University.
Su afinidad por los asuntos en esta materia lo ha llevado a pasar por aulas donde ha recibido cursos en negociación estratégica, políticas de fomento al sector privado y gerencia de capital de riesgo, en las escuelas de Negocios y Gobierno de la Universidad de Harvard. Pero del Duque político no se ha escuchado mucho pues, aunque cuenta con una larga trayectoria como profesional, su hoja de vida se ha enmarcado lejos de lo público.
Esa imagen, un poco distante en términos mediáticos, ha hecho que sus contradictores lo califiquen de “pollo y sin experiencia”. A lo que él mismo responde que, simplemente, es un “gallo joven”. Pero ¿qué hacía Duque antes de convertirse ayer en el ungido del uribismo para las elecciones presidenciales del próximo 27 de mayo? Su primer cargo político es el que está ejerciendo desde 2014 cuando, por primera vez, resultó electo como senador de la República por el Centro Democrático. Desde allí, logró que se aprobaran leyes como el retiro anticipado de cesantías para prefinanciar la educación de los hijos, la ubicación obligatoria de desfibriladores en sitios públicos y la denominada Ley Naranja, que incentiva la “industria cultural”.
Antes, también ejerció como consultor de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y como asesor del Ministerio de Hacienda en el gobierno de Andrés Pastrana, cuyo jefe en la cartera era el actual presidente Juan Manuel Santos. Luego, cuando Uribe ganó las elecciones de 2002, el hoy congresista se fue a Washington a trabajar en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde fungió como asesor internacional en asuntos sobre el hemisferio occidental del gobierno y también trabajó como asesor de la ONU en el ataque de Israel a una flotilla de barcos que llevaban ayuda a la franja de Gaza.
Del Duque íntimo tampoco se sabe mucho. Por ejemplo, que es un fiel admirador de Carlos Gardel y de Vicente Fernández. Hincha del América de Cali, esposo de María Juliana Ruiz y padre de Luciana, Matías y Eloísa. Amante de la trova cubana, de los boleros y, paradójicamente, excantante de una banda de rock pesado. También ha hecho cursos de magia pero, como ha dicho públicamente, no para desaparecer como muchos otros políticos. Su pasión por el fútbol también lo ha llevado a prometer que “no meterá goles” si llega a ganar las elecciones.
A partir de hoy, Iván Duque es el candidato oficial de la coalición Uribe-Pastrana, o la de la derecha, como dicen, aunque él mismo se considere de centro. Y arranca con el favoritismo que implica tener como mentor a Álvaro Uribe, el más grande elector del país, lo que sin duda quedó demostrado ayer con el resultado de la consulta frente a Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez. Como quien dice y como se titula una de sus canciones favoritas de tango, ahora sí arranca el “mano a mano” por el poder.