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El país está enfrentando la segunda ola por el COVID-19, lo que ha causado que en buena parte de las capitales se haya tenido que ejecutar cierres y cuarentenas. La principal razón es que en varias ciudades se estuvo a punto de colapsar el sistema de salud. El panorama por la creciente ola de contagios en el país ha afectado la favorabilidad de los alcaldes, así lo demuestra la primera encuesta del año de la Invamer Gallup Poll.
En las principales capitales del país, excepto Barranquilla, la percepción de que las cosas están empeorando supera con creces a la idea de que están mejorando. En el caso de Bogotá, el 76% de los capitalinos creen que el panorama ha empeorado, mientras que tan solo un 21% cree que está mejor. Esto es un aumento del 9% en la percepción negativa, frente a octubre de 2020, fecha de la última encuesta de la Gallup Poll.
Un caso similar ocurre en Medellín, donde la percepción de que las cosas está empeorando es del 56% mientras que el 34% cree que están mejorando. Es la segunda vez en el gobierno de Daniel Quintero que la visión negativa es mayor que la positiva. Normalmente estas cifras son positivas en la capital antioqueña. Incluso, en junio de 2020, Quintero obtuvo las cifras más altas de su mandato con un 59% de los medellinenses que creían que la ciudad iba por buen camino.
En Cali, la tendencia negativa se mantiene y un 75% considera que las cosas van mal. Frente a la encuesta anterior, la percepción negativa aumentó 10 puntos, mientras que la positiva descendió 9 puntos (de 29 a 20). En la capital de Santander, los números son parecidos a los de Medellín y el 56% cree que las cosas van mal, mientras que el 35% cree que el panorama va mejorando.
Contrario a la tendencia nacional, en Barranquilla es la única capital de la encuesta donde una mayoría cree que las cosas van bien. Aunque también hubo una caída en comparación a la encuesta anterior, en la capital del Atlántico, el 54% de los encuestados cree que van por buen camino, contra el 41% que considera que la situación es mala. El caso Barranquillero llama la atención, pues en junio, cuando la ciudad alcanzó el pico por el COVID, la visión negativa alcanzó el 84%. Desde entonces, cuando la ciudad ha reportado las cifras de contagio más bajas de las capitales del país, las cifras positivas han superado siempre a la visión de que la ciudad va por mal camino.
El aumento en la visión negativa de los pobladores de las capitales ha ido acompañado de una baja en los índices de favorabilidad de sus alcaldes. Por ejemplo, en el caso de Bogotá, la aceptación de Claudia López cayó 10% (71% a 61%) mientras que la desaprobación escaló 13 puntos (del 24% al 37%. El caso de Medellín es similar, pues la favorabilidad ha ido cayendo de forma continua desde junio de 2020 y actualmente se ubica en 55%. Aunque sigue estando en números positivos, es la más baja desde diciembre de 2008, cuando Alonso Salazar era alcalde.
En el caso caleño, Jorge Iván Ospina es el único alcalde que sus números están en rojo. De octubre a hoy, este pasó de 65% de aprobación a 38%, mientras que en desaprobación escaló del 31% al 60%. De esta forma se convirtió en el gobernante local con menos aceptación del país. En el caso santandereano, Juan Carlos Cárdenas tiene 53% de aprobación y 39% de desaprobación. Estas cifras también implican una desmejora frente a octubre, cuando tenía 56% de aprobación.
Como se dijo anteriormente, el caso barranquillero rompe con la tendencia nacional. Allí, Jaime Pumarejo tuvo un aumento de 4% en la favorabilidad y fue el único alcalde del país cuya aprobación aumentó en los últimos meses. De forma proporcional, la desaprobación del sucesor de Alejandro Char bajó del 29% al 24%. Si se compara la aprobación con las cifras de contagio y muertes por el COVID-19, se observa que la favorabilidad de los alcaldes se ha visto resentida en las ciudades donde el panorama hospitalario ha sido crítico y se ha tenido que recurrir a cierres, toques de queda y cuarentenas.
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