Publicidad

Elecciones 2022: “Esta es una presidencial a tres vueltas”

Entrevista con César Caballero, gerente general de la encuestadora Cifras & Conceptos, y uno de los analistas electorales de mayor reconocimiento. Afirma, contra la creencia general, que hoy los extremos políticos de derecha y de izquierda apenas se reparten el 40% del electorado y que el 60% se ubica en el centro. Advierte, no obstante, que “los caballos” - como Uribe suele llamar a los candidatos -, todavía deben competir en muchas carreras.

Cecilia Orozco Tascón
23 de enero de 2022 - 02:00 a. m.
César Caballero opina: “Con la información que tenemos hoy, se puede asegurar que el centro es más amplio que la izquierda. Y que, por primera vez, la izquierda parece igualar o ser superior a la derecha”. / El Espectador
César Caballero opina: “Con la información que tenemos hoy, se puede asegurar que el centro es más amplio que la izquierda. Y que, por primera vez, la izquierda parece igualar o ser superior a la derecha”. / El Espectador
Foto: DAVID CAMPUZANO 2012
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Las elecciones presidenciales de este año se perciben especialmente difíciles de pronosticar por la cantidad inusual de candidatos y por la presencia de coaliciones con muchos aspirantes. ¿Los electores están informados y pueden tomar una decisión consciente sobre por quién votar o están “perdidos”, como se dice coloquialmente?

Encuestas de intención de voto para la primera vuelta, hasta este momento, no tienen mucho sentido. El tarjetón que veremos los colombianos incluirá solo los nombres de los ganadores de las consultas y algunos más. Por ello creo que ahora lo importante es entender lo que va a suceder con las tres coaliciones ya planteadas. El proceso electoral se irá clarificando cuando dejemos atrás a los 84 candidatos iniciales, aunque siguen saliendo espontáneos, como los de esta semana. Para primera vuelta los colombianos nos enfrentaremos a un tarjetón con máximo cinco nombres viables.

¿Por qué tantas personas, la mayoría sensata y con una reputación para cuidar, se lanza sabiendo que no tiene ninguna posibilidad?

Primero, porque se cree que el estándar para ser presidente de la República, después de Iván Duque, es bajo. Pero, además, las reglas institucionales de Colombia permiten que una persona que recoge cierto número de firmas pueda participar en consultas y también pueda hacer campaña durante un año con financiación legal, recogiendo fondos y haciendo propaganda y publicidad para su nombre. Es un estímulo muy fuerte, y por eso terminan presentándose muchos competidores.

Se sabe que algunos anuncian su presunta precandidatura presidencial para activar una estrategia de reconocimiento electoral con el fin de disputarse, después, cargos de elección popular en el Senado o en la Cámara, por ejemplo. Pero hay otros de mayor peso que se juegan, como ya dije, su prestigio en esa aventura y parece que lo hacen por vanidad. De acuerdo con su experiencia, ¿a estos les sirve para algo ese paso al vacío o pierden?

Muchos de los que actúan en ese campo buscan ser nombrados como vicepresidente, ministros, embajadores u otros altos cargos, e incluso hay varios que desean pavimentar el camino para aspirar después a gobernaciones y alcaldías. Hace cuatro años (2017), Claudia López era candidata presidencial. Y así inició su campaña para la Alcaldía de Bogotá. Podría pensarse que si Álex Char, Federico Gutiérrez o Enrique Peñalosa no llegan a la Presidencia, es probable que aspiren, de nuevo, a cargos de elección popular en sus ciudades o regiones.

En todo caso, esta es la contienda electoral con mayor número de aspirantes presidenciales (alrededor de 25 en este momento), a cuatro meses de la primera vuelta. Ese número se reducirá, como usted dice, por las consultas internas que harán las tres coaliciones. En estas condiciones, y volviendo a las encuestas, ¿para qué sirven en un panorama todavía tan incierto?

Nosotros creemos que hoy deberían hacerse solo encuestas segmentadas por afinidad de los votantes de las distintas consultas. Habrá tres de estas. Entonces, se debería medir cada una de ellas y encontrar hallazgos. Después de marzo sí hay que presentarles a los electores las opciones completas.

Entre paréntesis, usted, como gerente general de Cifras & Conceptos, tomó la decisión de no publicar resultados de sus análisis estadísticos sobre ciertos candidatos y el nivel de las preferencias hacia ellos, lo cual puede ser un contrasentido porque el objeto de una encuesta es, precisamente, que se conozcan públicamente sus resultados. ¿Por qué adoptó esa medida tan drástica?

Esa decisión la tomamos en marzo de 2018 y la comunicamos al país en mayo, justo antes de la primera vuelta de ese año. En ese período fui víctima de amenazas y de persecución judicial que nos llevaron, de forma meditada y razonada, a no volver a publicar, en Polimétrica (análisis de coyuntura y tendencias en Cifras & Conceptos), la intención de voto por ningún candidato. En nuestro oficio nos sucede que quien gana determinada encuesta es debido a sus propios méritos, pero los 7 u 8 que la pierden aducen que es culpa del encuestador. Varios de mis colegas se quejan de que siempre ha sucedido lo mismo en los últimos 30 años. No quiero volver a entrar en esa dinámica.

De todos modos su empresa continúa realizando encuestas electorales. Primero, ¿quiénes las contratan? Y segundo, si no tienen efecto público, ¿para qué la usan los contratantes?

Los candidatos, los partidos y los financiadores de las campañas se interesan en las encuestas y sus resultados. Quieren saber qué está ocurriendo en el momento en que se realiza el estudio para tomar decisiones o hacer ciertos movimientos. Regularmente, si al candidato que la contrata le va bien, la publica su propia campaña. Si no, se la reserva.

Pero los votantes tienen derecho a saber qué está pasando en torno a “X” o “Y” candidato...

Estoy de acuerdo. Creo que decisiones como la mía y las de otros colegas, que tampoco publican las encuestas, disminuyen el espacio de información democrática. Pero el escenario de polarización, de amenazas y de descalificaciones contra los encuestadores, además del acoso judicial que ya mencioné, nos obligaron a asumir esa posición. En mi caso, he tenido que responder más de 30 demandas en el Consejo Electoral. Los resultados fueron satisfactorios para nosotros, pero nos creó un gran desgaste en tiempo y recursos.

La polarización está presente, de una manera muy marcada, en esta contienda electoral nacional, tal vez por la posición dominante en las preferencias de las encuestas que se han publicado por el candidato Gustavo Petro. En su visión de experto, ¿el voto presidencial mayoritario se definirá entre el candidato que represente a la derecha extrema y el candidato a quien se perciba como el que está más a la izquierda?

No. Por el contrario, creo que las opciones están aún más abiertas de lo que parece en principio. Con la información que tenemos hoy se puede asegurar que: 1. El centro es más amplio que la izquierda. 2. Por primera vez la izquierda parece igualar o ser superior a la derecha. 3. Sumadas la derecha y la izquierda, el centro sigue siendo mayoritario. 4. Más del 60 % de los ciudadanos no han decidido todavía cómo será su voto para la Presidencia. 5. Hoy la derecha tendría tres candidatos: Óscar Iván Zuluaga, el ganador de la consulta de Equipo por Colombia y Rodolfo Hernández. Pero es necesario advertir que faltan muchas definiciones y que es temprano para tener una idea clara o aproximada sobre cómo será el tarjetón de primera vuelta. En ese tarjetón están los elementos con los que decidirán, finalmente, los colombianos su voto.

¿Con base en cuáles argumentos se puede decir que el centro electoral es más amplio que la izquierda y calcula ahora?

Nosotros llevamos más de un año preguntando sobre temas de cultura y actitudes políticas para encontrar a los ciudadanos que pertenecen al centro, a la izquierda o a la derecha. Les hemos pedido que nos contesten cuáles son sus posiciones frente a temas concretos como, por ejemplo, la fumigación aérea con glifosato, el porte de armas, la interrupción voluntaria del embarazo, la legalización de la marihuana, etc. Así los ubicamos. De esta manera, es factible afirmar que en el centro se ubica más del 60 % de los potenciales votantes y que entre la izquierda y la derecha se dividen el otro 40 %.

Desde ese punto de vista, sería acertada, entonces, la decisión de que Equipo por Colombia no se alíe con Zuluaga, y quien estaría fuera de lugar sería el candidato uribista tratando de distanciarse de los exalcaldes.

Depende. A toda la franja de derecha no le conviene llegar dividida a las elecciones porque no va a ser competitiva. Si llegan a la primera vuelta, Óscar Iván Zuluaga, Rodolfo Hernández y el candidato que surja de Equipo por Colombia, los votos de la derecha se repartirán en tres y ninguno de ellos pasará a la segunda vuelta.

De otro lado, también se rumora que ciertos precandidatos presidenciales se están presentando, ahora, como tales siendo solo una táctica actual para engrosar las campañas de los extremos más adelante. Así, por ejemplo, la coalición de los exalcaldes llamada Equipo por Colombia sería un movimiento simulado para llegar, al final, a las filas uribistas. También se dice que Zuluaga no sería el verdadero hombre de Uribe, sino uno de los exalcaldes. ¿Cuál es su opinión sobre esta especie tan difundida?

Hay que reparar en el tema de las reglas de juego y las instituciones. Si Equipo por Colombia elige a un candidato en marzo, tiene la obligación de presentarse en mayo. Quien podría retirarse sería Óscar Iván Zuluaga que, al menos hasta hoy, ha dicho que no participará en ninguna consulta. Ahora, también hay que decir que regularmente los políticos que actúan tras las bambalinas electorales les apuestan a varios jugadores y se van quedando con el que obtenga el mejor desempeño. Los resultados de las consultas serán determinantes. Esta es una presidencial a tres vueltas.

De acuerdo con lo que usted asegura, es decir, que “los políticos tras bambalinas apuestan a varios jugadores”, ¿es posible que quienes aseguran que Zuluaga no es el verdadero candidato de Uribe y que este tiene otro as bajo la manga tengan razón?

Sí y no. El expresidente debe estar jugando con “varios caballos”, como a él le gusta referirse a los candidatos presidenciales. Pero diría que todavía no ha descartado a ninguno.

¿A cuál fenómeno se debe que Rodolfo Hernández, un político local, pintoresco y poco serio, además de desconocido en gran parte del país, figure en posición destacada en las encuestas a pesar de que se desconoce si la gente terminará o no votando por él?

Hernández utiliza un lenguaje contra el sistema siendo un hombre del sistema y recurre a un discurso que gusta en las bases uribistas y de derecha: divide el mundo entre buenos y malos, entre corruptos y los luchadores contra la corrupción, y se basa en propuestas simplistas que cautivan a muchas personas, precisamente por su simplismo, pero no son realistas. En este momento está bien posicionado, pero como no va a participar en las consultas, su viabilidad quedará muy disminuida.

Otros expertos han opinado que la multiplicidad de precandidatos en una coalición como la de Centro Esperanza es una estrategia confusa. De acuerdo con ellos, llegar a marzo con personajes tan interesantes, para un grupo de votantes, como Fajardo, Alejandro Gaviria, Íngrid Betancourt etc., es un error porque no permite concentrar las preferencias. ¿Está de acuerdo o en desacuerdo?

Como todo, la Coalición Centro Esperanza tiene aspectos buenos, regulares y malos. Lo bueno: hay más segmentos de la población representados en ese grupo, y con esto existe la posibilidad de aumentar el total de votos de la consulta; lo regular: hace más difíciles los debates, y lo malo: en el interior de la coalición algunos precandidatos se pueden sentir amenazados y podrían creer que dividiendo más los votos se garantiza su elección; es decir, habría riesgo de que aparezcan cálculos de un sector específico en detrimento de otros.

Siempre se ha incurrido en la participación en política de funcionarios públicos que ocupan altos cargos oficiales, pese a que esa participación está explícitamente prohibida por ley. En el pasado ha sido clandestina e hipócrita. En esta época electoral, no obstante, parece ser más abierta. ¿Debe mantenerse esa prohibición legal o eliminarse?

Creo que la prohibición debe mantenerse. Me ha sorprendido la pasividad de los órganos de control frente a las múltiples intervenciones, alocuciones y entrevistas del señor presidente en ese sentido. La supuesta participación del ministro del Interior en la redacción de una carta pública del candidato del partido de Gobierno es inaceptable y debería llevar a una acción disciplinaria contundente de la Procuraduría.

Precisamente, la Procuraduría anunció apertura de investigación disciplinaria por posible participación en política en contra de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, por un trino que esta publicó refiriéndose al Centro Democrático. No obstante, hay que recordar que la facultad sancionatoria de esa entidad ha sido puesta en duda por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cuyas manifestaciones obligan al Estado colombiano. En esta situación de “interinidad jurídica”, ¿deben o no abrirse procesos y sancionar a un funcionario elegido mediante voto popular?

A mí me parece bien que la Procuraduría investigue a la alcaldesa que, en mi criterio, no debe intervenir en política. Pero abstenerse de procesar al ministro del Interior, Daniel Palacios, y de denunciar al presidente Duque deja un tufillo de doble rasero: el silencio y la inacción de la procuradora Cabello en estos últimos casos parece cómplice.

En varios medios de comunicación se informó e incluso el candidato del uribismo ya lo aceptó, que el ministro del Interior, Daniel Palacios, llegó a una reunión de campaña en donde estaba el propio Uribe y el candidato; que Zuluaga habló por teléfono con Duque y que este participó en decisiones de esa campaña.

El ministro del Interior será recusado, con seguridad, en la Comisión de Garantías Electorales que él mismo preside. Como dije, él debe ser investigado, lo mismo que el presidente Duque.

En cuanto al jefe de Estado, es evidente que, en muchas de sus declaraciones, Duque se refiere, aunque sin nombre, a candidatos que no “deben” ganar las elecciones, pues en su criterio constituyen “un peligro” para la democracia. Si la Procuraduría abre investigación a la alcaldesa López, ¿la Comisión de Acusación de la Cámara debería, entonces, hacer lo propio con Duque?

Ese tendría que ser el camino. Pero lo que parece estar sucediendo es que nos nivelamos por lo bajo: como el presidente viola la prohibición de participar en política y nadie dice nada ni lo recusan ni lo investigan, los demás también hacen lo mismo que él y todos infringen la norma. Como nadie la respeta, se impone el silencio. Eso no está bien.

“Las campañas en redes sociales son eficientes pero solo de nicho”

Dos de las coaliciones, Verde y Esperanza y Equipo por Colombia, han querido posicionarse en el centro aunque, cada una, con tendencia ideológica distinta ¿Usted insiste en que el centro tiene buenas probabilidades en esta elección pese a la larga campaña de los extremistas en las redes sociales en contra de los que llaman, de modo peyorativo, “tibios”, un calificativo que, hoy, se percibe ofensivo?

Claro que el centro tiene muchas opciones vigentes, como le he explicado. El grueso de los colombianos nos consideremos de centro: esta es una realidad que muestran casi todas las encuestas. Ahora, en cuanto a las campañas en redes, estas son muy eficientes para llegar a nichos, a burbujas que pueden abarcar a muchos seguidores pero no dejan de ser eso: nichos. Para poner un caso concreto, si se mantiene como grupo cohesionado, a Equipo por Colombia le conviene mostrar que Zuluaga es el candidato de la derecha y que esa coalición, en cambio, puede moverse y estar en el centro para disputarles parte de esa franja a las otras coaliciones.

“Al final, los votantes entienden y no se dejan confundir”

Estas elecciones también tienen otra particularidad: se entrecruzan con movimientos locales para revocar el mandato de varios alcaldes, entre estos, el de Medellín ¿Los movimientos por la revocatoria se han aprovechado del momento de las elecciones generales para confundir a los votantes? ¿Es conveniente poner a los ciudadanos a decidir dos temas tan diferentes de manera simultánea?

Es uno de los mecanismos institucionales que ha previsto nuestro sistema electoral. Hasta el momento no han tenido éxito, salvo un caso aislado. Pero sí creo que las revocatorias no pueden ser llevadas a cabo, a tiempo con la jornada de las elecciones nacionales.

Por eso resulta inquietante que se hayan activado tantos movimientos revocatorios en esta época. Repito la pregunta: ¿hay intención de confundir a la gente y sacar ventaja en este río revuelto?

Me parece que en cada ciudad existen razones distintas que han llevado a la polarización local y que explican, de manera diferente, cada intento de revocatoria. Pero, al final, los votantes entienden las situaciones y no se dejarán confundir.

Temas recomendados:

 

Carlos(kz3y6)23 de enero de 2022 - 04:04 p. m.
Buenos días: No comparto del todo las respuestas de César Caballero a las preguntas de Cecilia Orozco. Una de las cosas con las que no estoy de acuerdo es afirmar que la derecha y la izquierda se reparten apenas el 40% del electorado. El centro si existe, pero a la hora de participar este no se acerca ni al 30% de los votantes reales.
Bernardo(07696)23 de enero de 2022 - 03:59 a. m.
Su propuesta es más colectivista que de derechos individuales. Lo acusan de populista por proponer política social. Su posición personal hacia temas como aborto o eutanasia es muy liberal. Sin contar su posición con las disidencias. Ponerle rótulo de derecha es más una estrategia de los autores para desvirtuarlo.
Bernardo(07696)23 de enero de 2022 - 03:53 a. m.
Me atrae la propuesta de R Hernandez. El País está moribundo y si no se hace drástico el paciente se desangra. Estabilicemoslo y después veremos. Me llama la atención porque el periodista haciendo preguntas sesgadas y el analista clasifican al ingeniero como de derecha. Las posturas que le he oído son muy centradas, excepto la de atacar a fondo la corrupción.
  • Victor(53370)23 de enero de 2022 - 03:52 p. m.
    El tal Rodolfo Hernandez representa lo que fue lucho (el embolador) en el Consejo de Bogotá. Voto de indignación pero nada más.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar