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Desde el año pasado, y hasta 2024, en Latinoamérica y el Caribe están programados 36 procesos electorales, entre ellos el de Colombia. Desde la Unesco, Chequeado, Latam Chequea y el Instituto de Derechos Humanos se trabajó en “Electoral Check”, herramienta digital para combatir la desinformación, prioritaria frente a la necesidad de la ciudadanía de conocer a los aspirantes y sus propuestas. El Espectador habló con Laura Zommer, directora ejecutiva y periodística de Chequeado sobre la plataforma, noticias falsas, polarización y democracia.
¿En qué consiste “Electoral Check”?
Básicamente es una plataforma abierta con recursos sobre desinformación en elecciones, orientados a tres públicos particulares: autoridades electorales, profesores y periodistas. Usa la experiencia de “Portal Check”, que fue una iniciativa que lanzamos en pandemia con la Unesco y en la que participaron 30 organizaciones de verificación de 15 países de la región.
Lea: ElectoralCheck: la plataforma para combatir la desinformación en elecciones.
¿Y por qué una plataforma así para elecciones de la región?
La pandemia puso en evidencia que la desinformación no tenía fronteras y que no tiene sentido que cada página chequeadora desmienta información que se propaga en el marco de las elecciones. Por más de que hay particularidades en cada país y elección, también hay patrones comunes. Identificamos que la desinformación electoral tiene tipologías que se repiten en todas las elecciones.
¿Como cuáles?
En “Electoral Check” sacamos un documento con los 10 tipos de desinformación más comunes. Te voy a dar unos ejemplos: que se hable de que hubo irregularidades en el proceso electoral, que en el primer escrutinio, que es el provisorio, salga una suma mal hecha. Y esto pasa en varias actas, pero no todas benefician al mismo partido. Eso no significa que los errores sean sistémicos y que se presentó fraude. Significa que son errores humanos y que el proceso no es infalible, siempre hay un margen de error. En Argentina es del 3 %. Otro escenario: que se hable de que personas fallecidas están votando. Los padrones en nuestros países, previo a elecciones, se cierran meses antes y por eso en muchos casos la persona que murió sigue apareciendo, pero eso no significa per se que alguien haya votado a su nombre. Uno último: cuando se dice que a los ciudadanos en el exterior no se les está dejando votar o que están votando más ciudadanos en el exterior de los que están registrados. Estos son tipos de desinformación que vemos en todos lados. Lo que en parte busca “Electoral Check” es alertar con ejemplos comunes sobre los tipos de desinformación en un país o en otro.
¿Qué relación tiene la desinformación con la polarización?
A más polarización, más chance de que la desinformación circule más. Esta es una constante en el mundo. Los extremos suelen pararse en el lugar de creer que el otro es capaz de cualquier cosa y se generan contenidos adrede. Aquí hay que hacer una diferenciación entre misinformation y disinformation.
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¿Cuál es la diferencia?
Disinformation es el contenido generado adrede, con intención de engañar y desinformar. Y misinformation es cuando una persona, por ejemplo, recibe una foto de represión policial y la replica sin darse cuenta de que fue tomada hace unos años. Cuando compartes esa foto, estás desinformando. Para el segundo caso se requiere alfabetización mediática y de información. De ahí nacen iniciativas como “Electoral Check”, donde generamos contenido para hacer pedagogía y darle herramientas a la ciudadanía en el desorden del ecosistema informativo.
¿Y en el caso con los que desinforman a propósito?
Con los que desinforman sistemáticamente tenemos que ponerlos en evidencia.
¿Y cuál es la relación entre noticias falsas y posverdad?
Se habla de la desinformación y noticias falsas porque estamos en la era de la posverdad. Como he dicho, las mentiras siempre han existido, en la posverdad lo que pasa es que se relativiza todo. En el mundo de las ideas y opiniones, somos 100 % libres, pero en el campo periodístico y de las autoridades los hechos son sagrados. Y eso hay que mantenerlo en las redes cuando se exacerban los ánimos y se busca quedarse cómodo con cierta opinión que coincide con nuestra postura. Y aquí doy otro tip para la gente: es saludable que sigamos en redes a gente distinta a nosotros a nivel ideológico, eso nos ayuda a no caer en nuestra propia burbuja, a no ser presa de nuestros propios sesgos, a darnos cuenta de que un hecho otra persona lo puede entender de forma diferente. Por eso creo que la posverdad no explica la desinformación. Es más a cómo nos informamos y consumismos noticias, privilegiando la inmediatez sobre la profundidad.
¿A qué le atribuyen que durante temporadas electorales crezcan las noticias falsas?
No es seguro que crezca la desinformación, sino que le prestamos más atención. Para hacer tal afirmación deberíamos tener una línea de base, y no contamos con esta. Sin embargo, es un hecho que solemos prestarle más atención a la desinformación en procesos electorales, en crisis sociales, en momentos de particular necesidad de información fidedigna.
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¿Antes de las redes sociales y el mundo digital vivíamos algún tipo de desinformación?
La mentira es tan vieja como la humanidad. La desinformación siempre ha existido. La novedad ahora es que es mucho más fácil generar contenido viral y tendencioso por las nuevas tecnologías y las redes sociales. Antes necesitabas tener acceso a un periódico, estar al aire en televisión o radio. La desinformación se produce a menos costo y, a su vez, hay un consumo incidental de noticias. Es decir, la gente no está dispuesta a informarse, como se hacía antes que se prendía la radio o el televisor, sino que estás viendo la foto de un amigo y aparece contenido electoral como si fuera información. Y ahí entra lo que hablaba sobre polarización, que la gente por el propio sesgo de confirmación pasa a creer que el contrincante es capaz de cualquier cosa. Y la gente replica eso y así se contribuye a la desinformación.
¿Cómo frenar la desinformación en redes como WhatsApp o Telegram, que es por donde se interactúa con familiares y personas en las que hay relación de confianza?
Este es un tema cultural, de tener la capacidad de aceptar cuando se corrige el error y no calificar al otro de aguafiestas. Hay que valorizar el hecho de que no es el primero que comparte, sino el que comparte fidedigno, con buena data e información. Ningún cambio de estos ocurre de un día para otro. Lo que hay que ir generando son distintas estrategias entre ellas la línea de alfabetización mediática de información. Esto busca que la gente entienda que por más cariño que le tengas a una prima o a un tío ellos no necesariamente son autoridad en temas electorales. La clave está en educar e insistir. Algunas herramientas que chequeadores hemos presentado es un canal de WhatsApp con comunicación directa para dar respuesta a dudas.
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¿Qué tips le daría a la ciudadanía, que no es público objetivo de Electoral Check, para que tengan consumos de información responsable?
La desinformación en muchos casos apela a nuestras emociones. Cuando sientan especial bronca o angustia, hay que dudar más. Segundo, hay que ponerle atención a los links donde circula información falsa. Muchas veces usan la página de un medio de comunicación, empresa o gobierno y le cambian o quitan una sola letra para compartir noticias falsas. Lo hacen usando la misma estética. Tercero, copiar tal cual una frase que se le atribuye a un político y pegarla en el buscador. Muchas veces arrojará páginas que desmienten la frase, pues ocurre que es sacada de contexto de alguna entrevista en audio que no está transcrita y la gente no se toma el tiempo de escucharla y se queda solo con lo que lee. No se necesita ser periodista para hacer esto.
¿Cuáles son las redes donde más proliferan las noticias falsas?
Eso varía según los momentos y las edades. Hay muchísima desinformación en todos los países de América Latina en WhatsApp y lo difícil de los canales o las redes de mensajería es que no se puede medir el alcance, como sí se logra hacerlo en Facebook, Instagram, Twitter, TikTok o YouTube. Si se piensa en una campaña de desinformación hacia el voto joven, las redes que más consume esta población es Instagram, y TikTok. Hoy todas las redes tienen problemas, que ninguna está haciendo un abordaje integral de la desinformación y se necesita más esfuerzo y más inversión, por un lado, tecnológico, con inteligencia artificial, pero, por otro lado, humano, haciendo chequeo, que en muchos casos tiene que ver con poder contextualizar, poder entender la lengua, el uso del humor, etc.
¿Cuál es el papel de los candidatos con relación a la desinformación?
Cuando los candidatos usan la desinformación como parte de su estrategia de campaña no necesariamente van a motivarse a no hacerlo porque los chequeadores o Unesco generemos material relevante para ellos. Los contenidos que preparamos, en especial para la autoridad electoral, es para que esta se prepare para identificar esas narrativas de desinformación y contrarrestarla y generar estrategias efectivas que le lleguen al electorado. Al igual que el rol que debemos cumplir los periodistas, de poner en evidencia la desinformación y quien la promulga. Eso le tiene que quedar claro a los votantes. Estos después serán libres de elegir a un mentiroso.
¿Cómo afectan estas noticias falsas a un proceso electoral libre e informado?
Sobre todo, puede llegar a afectar o minar la legitimidad de un proceso electoral. Si la gente no confía que fue una elección limpia, tiende después a creer menos en el valor de ese elegido o esa elegida.