Análisis: ¿Todo está consumado en esta elección presidencial?
En materia electoral, solo después de Semana Santa se sabrá si todo está definido en las presidenciales a dos vueltas, como algunos lo sostienen.
Rodrigo Pardo *
Hay una especie de conclusión generalizada sobre el proceso electoral. Según ella, Gustavo Petro ya ganó, el uribismo está sepultado y Sergio Fajardo no está en la pelea. Menos aun los demás aspirantes. ¿Qué tan cierta es esta visión? ¿Está todo consumado, como dice la frase propia de la Semana Santa?
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Hay una especie de conclusión generalizada sobre el proceso electoral. Según ella, Gustavo Petro ya ganó, el uribismo está sepultado y Sergio Fajardo no está en la pelea. Menos aun los demás aspirantes. ¿Qué tan cierta es esta visión? ¿Está todo consumado, como dice la frase propia de la Semana Santa?
>Lea más sobre las elecciones de 2022 y otras noticias del mundo político
La verdad es que es imposible saberlo. Formalmente faltan las dos vueltas presidenciales, con todas sus variaciones. No sería lo mismo una competencia de segunda vuelta entre Petro y Federico, Fico, Gutiérrez, que una entre Petro y Fajardo, o Ingrid Betancourt, o Enrique Gómez. ¡La lista es larga todavía! O que se logre meter en la carrera Rodolfo Hernández, el impredecible exalcalde de Bucaramanga, que, en general, ha sorprendido por su buen desempeño en las encuestas. Para no hablar de la posibilidad de que la segunda vuelta sea toda una sorpresa y que alguno de los diez que están en la parte baja de la tabla se logre colar con alguna propuesta adecuada para estos tiempos de incertidumbre y angustia.
Y qué tal que Petro, como ha dicho públicamente, logre su meta de ganar en primera vuelta para evitar una alianza amplia contra él que repita el escenario de hace cuatro años. ¿Está descartado este escenario? Es decir, que se arme un amplio “toconpe” (todos contra Petro) que polarice la campaña de una forma diferente al Petro vs. Fico que la mayoría prevé. O que alguno de los candidatos que están en la parte baja de la tabla, varios de reconocida audacia y credibilidad, logre con alguna movida contradecir las tendencias y colarse en contra de las predicciones (¡ha pasado!). Si algo buscaban los constituyentes de 1991, en materia de elecciones presidenciales, era abrir el juego en las elecciones presidenciales y separarlas de la competencia por el Congreso.
Y lo lograron. La prueba es que el comportamiento de los votantes en la disputa por la jefatura del Estado es muy distinto a las demás competencias electorales. María Paulina Baena y sus compañeros de La Pulla, con su conocida mezcla de humor, análisis, y escepticismo, se preguntan: “¿Petro ya ganó y el uribismo está muerto?”. Mientras Semana, por el contrario, insiste en que habrá (y que ya está definida) una segunda vuelta “de infarto” entre Petro y Gutiérrez.
La verdad es que el tiempo pasa y la campaña se acorta, pero si algo se ha visto en elecciones anteriores es que todo puede cambiar en el último tramo. En otros países con segunda vuelta es en esta instancia cuando se llevan a cabo los debates presidenciales y los grandes eventos de campaña. ¿No se deberían dejar los debates para esa etapa? Las campañas en Colombia son excesivamente largas. Tienen una suerte de calendario extendido con tres citas electorales separadas: Congreso e internas de los partidos y, meses después, las dos vueltas presidenciales.
La prueba de que cada una de ellas tiene un comportamiento distinto es que, cuando se planteó unificarlas con el fin de reducir costos, pulularon las voces que defienden el sistema actual y derrotaron rápidamente a quienes proponían cambiar el calendario. Por eso es demasiado pronto para predecir cómo será el final de esta maratón versión 2022.
Lo que ha ocurrido, por ahora, es que la disputa entre partidos ha sido reemplazada por una competencia entre coaliciones, y los candidatos saltan de una a otra. Lo cual le ha restado altura al debate sobre ideas y propuestas. En esta ocasión ha bajado la importancia el color de la camiseta. El expresidente César Gaviria, director del Partido Liberal, por lo general, ha esperado hasta última hora para definir a quién apoyará, y, por primera vez, no tiene a un candidato de su partido, ni siquiera en coalición.
Le puede interesar: ‘Hay un plan para infiltrar mi campaña con dineros del narcotráfico’: Petro.
Seguramente quien acierte en entender una realidad política tan compleja, nueva y distinta, tendrá ventaja sobre los demás. En otras épocas, las de “liberal vota liberal”, las elecciones las ganaba la colectividad mayoritaria, o el que presentaba la propuesta más atractiva —como la de vivienda sin cuota inicial de Belisario Betancur—, o el más audaz, como Andrés Pastrana con su encuentro con Manuel Marulanda, que inició el proceso de paz. El nuevo panorama, con partidos distintos y, en general, con medios de comunicación más independientes, es diferente a los anteriores, hasta el punto de que quien lo entienda mejor tendrá una amplia ventaja.
Es, en fin, demasiado temprano para afirmar que Petro ya ganó, el uribismo se acabó y Fajardo, Ingrid Betancourt o los otros que entraron más tarde a la carrera no están en el escenario ni en la competencia. Una cosa es que algunos llevan la delantera y, otra muy distinta que todo está definido. Pues en los últimos días se ha visto de todo: hasta acercamientos de Petro con el expresidente Gaviria. ¿Se puede decir que todo está consumado? Aun si todo es así y ya se anticipa cómo serán las dos vueltas y quién las ganará, todavía falta el trámite en la recta final. Y allí pueden pasar muchas cosas.
*Periodista.