El cataclismo del centro y su dualidad para segunda vuelta
Tras la catastrófica votación en primera vuelta, la Centro Esperanza empezó a repartir sus fuerzas entre las campañas de Rodolfo Hernández y Gustavo Petro. ¿A qué se debió la debacle del centro?
Rodolfo Hernández no fue la única sorpresa de la primera vuelta presidencial. En los resultados también desconcertó la votación que obtuvo el centro político, representado en la Coalición Centro Esperanza y en la fórmula presidencial compuesta por Sergio Fajardo y Luis Gilberto Murillo. En la campaña presidencial los acompañaron políticos como Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán, Carlos Amaya, Alejandro Gaviria, Jorge Robledo y Guillermo Rivera, además de los congresistas de Alianza Verde y la Alianza Social Independiente (ASI), y a pesar de eso no pudieron superar los 900.000 votos.
La votación parecería incomprensible si se tiene en cuenta que hace cuatro años el propio Fajardo recibió 4,6 millones de votos y le faltaron apenas 250.000 para pasar a segunda vuelta. Además, que la Coalición Centro Esperanza logró el pasado 13 de marzo 2,1 millones de votos en la consulta, que ratificó a Fajardo y Murillo como la representación del centro. Pero son varios los factores que explican la catástrofe del centro, por la que ahora sus integrantes se están bifurcando entre las campañas de Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.
Desde el centro justifican la votación en los ataques sistemáticos contra Fajardo y Murillo, las peleas internas de la Centro Esperanza y los mensajes confusos que no se sintonizaron con los gritos de cambio del electorado, como se reflejó en la votación de primera vuelta. El excandidato vicepresidencial Luis Gilberto Murillo, aunque considera que tenían “el mejor candidato y programa”, dice que la candidatura fue debilitada de forma orquestada para posicionar en el imaginario del electorado que las opciones eran Petro y Federico Gutiérrez.
“Nos atacaron con mentiras e inventos, incluso desde el Poder Judicial. Pero además se enfocaron en invisibilizar la propuesta de centro. En muchos escenarios se señaló que solo había dos opciones. Eso debilitó y llevó a que la gente no escuchara nuestras propuestas”, resalta Murillo, quien decidió dar un paso hacia la campaña de Petro junto a su partido Colombia Renaciente.
Otros nombres que se han sumado al Pacto Histórico son Alejandro Gaviria, excandidato presidencial; los congresistas Ariel Ávila, Wílmer Leal y Antonio Sanguino, y Mábel Lara, Yolanda Perea y Viviana Vargas, excandidatas al Senado del Nuevo Liberalismo, que se sumaron a título propio, pues los Galán se reunieron con ambas campañas y aún no toman su decisión.
Antonio Sanguino reafirma que, a su juicio, la situación en la que se encuentran responde al contexto y ambiente político, además de los múltiples problemas internos que tuvo la coalición de centro. “Hay un ambiente político cargado de mucha rabia, indignación y malestar social. Al mismo tiempo hay buena dosis de fanatismo y sectarismo. Eso limitó las posibilidades para que pudiese instalarse un liderazgo más tranquilo y una propuesta menos altisonante”, resumió el senador, que coincidió con el llamado que hizo Petro esta semana y le pidió a su partido, la Alianza Verde, que le solicite al próximo presidente que lidere un “gobierno de coalición alternativa”.
Sanguino y Murillo se sumaron a la aspiración de Petro tras los resultados del pasado domingo, pero hubo congresistas de centro que lo hicieron hace varias semanas, incluso previo a las elecciones legislativas y de consultas del 13 de marzo. Uno de ellos, León Fredy Muñoz, señala que su motivación para sumarse al Pacto Histórico fue que “había que tomar una decisión de país”, algo que a su juicio no hicieron los demás miembros del centro. “No mandaron un mensaje a tiempo y hubo muchos conflictos, salidas y vetos. Había una candidatura algo desgastada que no supo leer el momento histórico del país. El centro no supo conectarse con el país, y por eso la debacle”.
En buena parte, con eso está de acuerdo Carlos Amaya, quien aspiró a la Presidencia por la Centro Esperanza. Según el exgobernador de Boyacá, si bien las posturas del centro tenían mucha validez, no era el momento político. “En un momento de pospandemia, después de un estallido social y un pésimo gobierno, quizás esas propuestas no entusiasman. Es más de estado de ánimo que de no haber tenido una propuesta seria”.
Amaya, junto a Fajardo, Robledo y Cristo, empezaron desde ayer los acercamientos a la campaña de Rodolfo Hernández. Es apenas una exploración, en la que prima la concertación de ciertos puntos programáticos, algo en lo que, de acuerdo con Amaya, van “avanzando con rigor y seriedad”, pues su objetivo no es simplemente “salir y decir que adherimos y ya”. La implementación del Acuerdo con las Farc, el proceso de paz con el Eln, las relaciones exteriores, que Hernández tenga una política sería de género y el tema de la conmoción interior son algunos temas que están discutiendo. “Rodolfo sabe escuchar, y eso es tranquilizante”, menciona Amaya.
Otra ficha fuerte del centro que aterrizó en la campaña de Hernández es la representante Catalina Ortiz, quien en su mea culpa dice que el centro también tenía una propuesta de cambio, pero que no logró captar el momento. “El país está muy crispado y quiere alguien que le hable más directamente a la gente”, concluye Ortiz, quien ante las dudas que algunos han planteado sobre qué tan alternativo es Hernández, puesto que la Alianza Verde estaba en libertad de apoyar candidaturas alternativas, dice que el exalcalde de Bucaramanga “es el más alternativo, el más outsider y el más diferente a la norma”.
En medio de la desbandada hacia las dos campañas, analistas advierten que el centro será clave para elegir al próximo presidente. Yan Basset, del Grupo de Estudios Políticos de la Universidad del Rosario, dice que será así, pero no por los votos, sino por la credibilidad. “Por más que perdieron, las personalidades de centro suelen tener imagen positiva y generan tranquilidad”.
Rodolfo Hernández no fue la única sorpresa de la primera vuelta presidencial. En los resultados también desconcertó la votación que obtuvo el centro político, representado en la Coalición Centro Esperanza y en la fórmula presidencial compuesta por Sergio Fajardo y Luis Gilberto Murillo. En la campaña presidencial los acompañaron políticos como Juan Fernando Cristo, Juan Manuel Galán, Carlos Amaya, Alejandro Gaviria, Jorge Robledo y Guillermo Rivera, además de los congresistas de Alianza Verde y la Alianza Social Independiente (ASI), y a pesar de eso no pudieron superar los 900.000 votos.
La votación parecería incomprensible si se tiene en cuenta que hace cuatro años el propio Fajardo recibió 4,6 millones de votos y le faltaron apenas 250.000 para pasar a segunda vuelta. Además, que la Coalición Centro Esperanza logró el pasado 13 de marzo 2,1 millones de votos en la consulta, que ratificó a Fajardo y Murillo como la representación del centro. Pero son varios los factores que explican la catástrofe del centro, por la que ahora sus integrantes se están bifurcando entre las campañas de Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.
Desde el centro justifican la votación en los ataques sistemáticos contra Fajardo y Murillo, las peleas internas de la Centro Esperanza y los mensajes confusos que no se sintonizaron con los gritos de cambio del electorado, como se reflejó en la votación de primera vuelta. El excandidato vicepresidencial Luis Gilberto Murillo, aunque considera que tenían “el mejor candidato y programa”, dice que la candidatura fue debilitada de forma orquestada para posicionar en el imaginario del electorado que las opciones eran Petro y Federico Gutiérrez.
“Nos atacaron con mentiras e inventos, incluso desde el Poder Judicial. Pero además se enfocaron en invisibilizar la propuesta de centro. En muchos escenarios se señaló que solo había dos opciones. Eso debilitó y llevó a que la gente no escuchara nuestras propuestas”, resalta Murillo, quien decidió dar un paso hacia la campaña de Petro junto a su partido Colombia Renaciente.
Otros nombres que se han sumado al Pacto Histórico son Alejandro Gaviria, excandidato presidencial; los congresistas Ariel Ávila, Wílmer Leal y Antonio Sanguino, y Mábel Lara, Yolanda Perea y Viviana Vargas, excandidatas al Senado del Nuevo Liberalismo, que se sumaron a título propio, pues los Galán se reunieron con ambas campañas y aún no toman su decisión.
Antonio Sanguino reafirma que, a su juicio, la situación en la que se encuentran responde al contexto y ambiente político, además de los múltiples problemas internos que tuvo la coalición de centro. “Hay un ambiente político cargado de mucha rabia, indignación y malestar social. Al mismo tiempo hay buena dosis de fanatismo y sectarismo. Eso limitó las posibilidades para que pudiese instalarse un liderazgo más tranquilo y una propuesta menos altisonante”, resumió el senador, que coincidió con el llamado que hizo Petro esta semana y le pidió a su partido, la Alianza Verde, que le solicite al próximo presidente que lidere un “gobierno de coalición alternativa”.
Sanguino y Murillo se sumaron a la aspiración de Petro tras los resultados del pasado domingo, pero hubo congresistas de centro que lo hicieron hace varias semanas, incluso previo a las elecciones legislativas y de consultas del 13 de marzo. Uno de ellos, León Fredy Muñoz, señala que su motivación para sumarse al Pacto Histórico fue que “había que tomar una decisión de país”, algo que a su juicio no hicieron los demás miembros del centro. “No mandaron un mensaje a tiempo y hubo muchos conflictos, salidas y vetos. Había una candidatura algo desgastada que no supo leer el momento histórico del país. El centro no supo conectarse con el país, y por eso la debacle”.
En buena parte, con eso está de acuerdo Carlos Amaya, quien aspiró a la Presidencia por la Centro Esperanza. Según el exgobernador de Boyacá, si bien las posturas del centro tenían mucha validez, no era el momento político. “En un momento de pospandemia, después de un estallido social y un pésimo gobierno, quizás esas propuestas no entusiasman. Es más de estado de ánimo que de no haber tenido una propuesta seria”.
Amaya, junto a Fajardo, Robledo y Cristo, empezaron desde ayer los acercamientos a la campaña de Rodolfo Hernández. Es apenas una exploración, en la que prima la concertación de ciertos puntos programáticos, algo en lo que, de acuerdo con Amaya, van “avanzando con rigor y seriedad”, pues su objetivo no es simplemente “salir y decir que adherimos y ya”. La implementación del Acuerdo con las Farc, el proceso de paz con el Eln, las relaciones exteriores, que Hernández tenga una política sería de género y el tema de la conmoción interior son algunos temas que están discutiendo. “Rodolfo sabe escuchar, y eso es tranquilizante”, menciona Amaya.
Otra ficha fuerte del centro que aterrizó en la campaña de Hernández es la representante Catalina Ortiz, quien en su mea culpa dice que el centro también tenía una propuesta de cambio, pero que no logró captar el momento. “El país está muy crispado y quiere alguien que le hable más directamente a la gente”, concluye Ortiz, quien ante las dudas que algunos han planteado sobre qué tan alternativo es Hernández, puesto que la Alianza Verde estaba en libertad de apoyar candidaturas alternativas, dice que el exalcalde de Bucaramanga “es el más alternativo, el más outsider y el más diferente a la norma”.
En medio de la desbandada hacia las dos campañas, analistas advierten que el centro será clave para elegir al próximo presidente. Yan Basset, del Grupo de Estudios Políticos de la Universidad del Rosario, dice que será así, pero no por los votos, sino por la credibilidad. “Por más que perdieron, las personalidades de centro suelen tener imagen positiva y generan tranquilidad”.