“No se ha jugado limpio dentro de la Coalición”: Mabel Lara
La cabeza de lista del Nuevo Liberalismo fue crítica con el ambiente actual del centro, pero aseguró que aún sigue creyendo que son la alternativa viable a los extremos.
Hasta hace unos meses, pocas veces se asoció a Mabel Lara con la política. Su nombre era sinónimo de una destacada carrera periodísitica, que incluyó premios Simón Bolívar y ser el rostro de varios de los noticieros más importantes del país. No obstante, a finales del año pasado, decidió dar el salto a la política electoral y se lanzó como cabeza de lista del Nuevo Liberalismo.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Hasta hace unos meses, pocas veces se asoció a Mabel Lara con la política. Su nombre era sinónimo de una destacada carrera periodísitica, que incluyó premios Simón Bolívar y ser el rostro de varios de los noticieros más importantes del país. No obstante, a finales del año pasado, decidió dar el salto a la política electoral y se lanzó como cabeza de lista del Nuevo Liberalismo.
Fue una sorpresa total, pues Lara estaba participando del lanzamiento de la lista del Nuevo Liberalismo como presentadora. Sin embargo, cuando llegó el momento de anunciar el primer renglón, esta reconoció que ella era la que iba a ocupar esa importante posición. Aunque días antes al anuncio se había rumoreado que la antigua presentadora podía ser parte de una lista del centro, con la decisión de ir por aparte en la legislativas el Nuevo liberalismo, esta se decantó por las toldas galanistas. Lara, en diálogo con este diario, da las razones de su elección y hace un balance del centro, del que es bastante crítica.
¿Cuál es su balance del centro?
Creo que el centro sigue siendo la alternativa de este país. Siento que tiene que hacer un mea culpa sobre esos egos que no lo han dejado fluir. Siento que el mensaje que se está enviando es un desastre. Se ataca más entre pares que entre contrarios. Creo que así no vamos a ir a ningún lado. En lo fundamental estamos de acuerdo, pero en lo electoral y en la mecánica hemos perdido mucho tiempo. Y ahí los extremos se siguen fortaleciendo. Yo creo y tengo que la esperanza a que esto repunte. Es un llamado al corazón de la coalición y del sentido de unión del centro. Ojalá sea escuchado el llamado y no me equivoque.
¿Qué pasa con el centro y ese canibalismo tan presente?
Los personalismos, egos e individualismo. Creo que no han entendido de que si no se juntan nos fregamos. En el centro no han estado a la altura de las condiciones y el momento histórico de nuestro país. Nosotros reconocemos que hay diferencias incluso no de fondo, pero las formas importan. Siento que no se ha jugado limpio dentro de la coalición. Empezaron muy bien y llevan dos años en esto, pero es una coalición que está rota y se ha intentado recomponer pero esos egos, individualismo y los intereses que vienen de afuera no le han permitido que eso se logre.
¿Eso pasa porque el centro está dominado por hombres blancos y hay poca diversidad?
Lo bueno de la democracia es que uno puede entrar a decir lo que cree y se respeta a opinión. Yo he sudo una de las más críticas de que sean hombres blancos representantes de las elites en Colombia. Yo creo que sí porque hay unos egos en fricción, Seguimos en deuda. Nosotros en el Nuevo Liberalismo hemos tratado de resolver esas cuestiones y por eso se hizo el llamado a las regiones y a las mujeres del país. Pero siento que esa mirada ombliguera de que solo ven lo que ellos creen que es desarrollo nos tiene muy limitado a acercarnos a las poblaciones. Sigo pensando que el centro es la salida.
¿Qué tanto jugaron ustedes en esa división al ir solos en la lista?
Con el paso del tiempo, las dinámicas de la coalición nos están dando la razón de que era la única salida. No dijimos vamos solos como única forma de fortalecer partidos. Miren que cuando se propuso que la lista del centro era cerrada, paritaria y en cremallera, el Nuevo Liberalismo dijo vamos. Incluso me plantearon la posibilidad de ir después de Humberto de la Calle. Sin embargo pasó lo que sabíamos que iba a pasar. Se colaron unas personas muy raras que uno mira y dice que no representan la esperanza y el Nuevo Liberalismo.
Gente que tiene las muy prostituidas maquinarias y tenían privilegios para ser poder frente a mujeres como Yolanda Perea o yo que solo tenemos el voto de opinión. Sin una lista cerrada y cremallera no podríamos participar en política. Era importante desmarcarse y decir somos de centro pero somos diferentes. Lo malo es que esas diferencias no han podido solucionarse para ponernos a competir y que la gente elija.
¿También está el problema de que en las listas hay afines al Pacto Histórico?
Ha sido una locura: un centro que permite un Partido Verde que está acá y allá. Son parte de las amenazas de esa gran lista que se armó. ¿Quiénes son los de la esperanza? ¿Están en el centro o en la izquierda? Ha sido muy complicado. Además algunos que están allí no representan ese cambio que se viene plateando hace meses atrás. Por ese el Nuevo Liberalismo, y lo defiendo a morir, hizo una lista de mayoría femenina con mujeres étnicamente racializadas y reconocidas. Si no hubiera sido sí, no podíamos hacer política.
El Pacto Histórico también va con lista cerrada y también lleva el discurso de paridad y de dar voz a las personas racializadas. ¿Cuál es la diferencia con ustedes?
La diferencia es que aquí nos cumplieron los acuerdos. Así de sencillo. A Francia Márquez y a las mujeres las han maltratado y hay que decirlo. No somos ni mejores ni peores. Pero los acuerdos pactados se nos están cumpliendo. En el Pacto de la representación negra, que no es de pigmentación, es una representación muy controlada y no es visible.
Hay que decir que la representación de las feministas que quedan allí no es evidente en un movimiento que intenta ser la voz de las luchas sociales que pasan por las mujeres y las comunidades étnicas. Me dolió mucho el maltrato a Francia Márquez y a Soy porque Somos. Cuando yo voy a terreno, las comunidades afrodescendientes, me dicen que ella se quedó allí. Y sí, tiene toda su libertad y derecho. Pero creo que debió ser mucho más fuerte la voz para decir que había que respetar los acuerdos y que las mujeres estuvieran en la representación de las comunidades étnicas.
Hablando de personas racializadas, están usted y Yolanda Perea. Pero después de algunos debates presidenciales en que Juan Manuel Galán las mencionó como ejemplo, se ha dicho que están siendo instrumentalizadas...
Yolanda Perea no es una niña y no nos gusta que nos infantilicen. Yolanda Perea decidió estar en el Nuevo Liberalismo porque entendió que allí puede sumar. En nuestro movimiento de mujeres del Nuevo Liberalismo se respetan los acuerdos y a las liderezas sociales se les abraza y se les apoya. Me molesta mucho que nos digan que hacemos parte de una fami-empresa, como si no tuviéramos voz o decisión. Quienes estamos en el Nuevo Liberalismo lo hacemos porque decidimos estar allí desde nuestra madurez. Ahí está el machismo de esos discursos de decir que nos llevaron con espejitos al Nuevo Liberalismo. Nosotros decidimos estar allí y ser poder. Tal es nuestra convicción que Yolanda Perea es el corazón de nuestras luchas y decidimos ir hasta Riosucio para lanzar nuestras propuestas. Nos han dado durísimo por no estar en el Pacto Histórico.
Pero quiero decir que las comunidades afrodescendientes como ciudadanía tenemos pensamientos filosóficos y políticos distintos. Celebramos que estemos en todo espectro político, somos igual de ciudadanos que el resto.
Ya que habla de fami-empresa, ¿cómo es la dinámica en el Nuevo Liberalismo, ya que siempre se ha dicho que es la voluntad de los Galán la que se hace en el partido?
Voy a hablar de mi experiencia. Desde antes de entregar la personería jurídica, me llamaron a construir partido. Casi que se me dijo que representaba los valores de Luis Carlos Galán. No había tomado la decisión, porque sentía que era un salto demasiado grande, hasta que me dijeron que era una lista con mujeres. Cada decisión se me consulta como cabeza de lista y estoy enterada de todo lo que pasa en el Nuevo Liberalismo. Nuestras voces cuentan. Pero no podemos olvidar que fue Juan Manuel Galán el que comenzó esta batalla y que por eso incluso Verde Oxígeno volvió al ejercicio electoral.
Ellos nos tienen la culpa de ser los hijos de Luis Carlos Galán. No me siento parte de una fami-empresa y eso es mirarnos con desdén y decirnos que solo estamos para la foto. Por eso dije no a otros partidos políticos.
Ya que habla de Galán, ¿no están viviendo del recuerdo de su persona cuando aseguran que no apoyan el caudillismo?
¿Cómo olvidar la promesa rota de transformación social que era Luis Carlos Galán? Cómo olvidarlos cuando nos mataron esa esperanza. Sería inconsecuente no hacerlo cuando su partido fue el Nuevo Liberalismo. No solo fue Juan Manuel Galán el que intentó devolverle la vida al Nuevo Liberalismo, fueron otros históricos rebeldes que lucharon contra la corrupción. Además, el ideal de Luis Carlos Galán sigue vigente: lucha contra la corrupción; darles el poder a las regiones; la política es con los campesinos, con los indígenas, los negros y con los más pobres; unas élites corruptas que están en el poder y que hay que sacar. Eso es Luis Carlos Galán y es el país que aún tenemos.
Hay una frase de Carlos Fernando Galán que me gusta mucho y es eso de que en Colombia hay víctimas de primer y tercer grado. A ellos les tocó ser víctimas de primer grado por ser hijos de Luis Carlos Galán. Ellos pudieron irse a Europa a protegerse y han tenido toda la protección. En cambio, hay mujeres como Yolanda Perea que no han tenido esos apoyos y también han tenido que enfrentar la violencia. Pero hay una medida decidida de construcción de partido bajo el ideario de Luis Carlos Galán. Esto muestra una decisión de mostrar la diversidad del país. Yo frente a esos ataques también reconozco que estuve preocupada en cuál rol iban a jugar Juan Manuel y Carlos Fernando en el partido y miren que Carlos Fernando se puso de sexto en la lista cuando podía ser el cabeza de lista. Y él era el más opcionado para ser el siguiente alcalde de Bogotá y prefirió unirse a la lista para ayudar a construir partido. Eso demuestra su compromiso con el proyecto.
Además, en esta bancada que quiere ser poder está el defensor Carlos Negret, Sandra Borda -una académica tesa que le da rigo a este ejercicio-, Guillermo Pérez -uno de los históricos-, nuestra Yoli Perea y Carlos Fernando de sexto. En el 15 tenemos a Yenifer Cañaveral, que sería la primera mujer con una discapacidad auditiva que llegaría al Senado a trabajar con esas causas. Están animalistas y más. Está el país. Y uno de los planteamientos de Galán es que las instituciones debían mostrar que la diversidad no era solo para llevar desarrollo a las poblaciones sino para que sean los dueños del poder.
Hablando de esos históricos, muchos, como Iván Marulanda, dijeron que no les gustaba lo que estaba ocurriendo y no iban a ir al Nuevo Liberalismo. ¿Eso no le puede quitar fuerza al proyecto?
Es posible y es respetable. Imagínense uno haber fundado un partido y luego no estar de acuerdo con lo que está haciendo. Yo solo tengo respeto y admiración por los históricos y están en todo su derecho de señalar y criticar. Yo creo que nosotros los nuevo militantes del Nuevo Liberalismo que los representamos a ellos. Por mi parte, toda la admiración por las luchas que hicieron de la mano de Luis Carlos Galán.
Su nombre sonaba para la lista del centro. ¿Qué la llevó a decidirse a solo la del Nuevo Liberalismo?
Por la lista cerrada y cremallera. Es una lista decidida con un 50 % de mujeres. Digo a veces que es 70 % porque es más decidida que otras listas, porque la encabeza una mujer. Otras son cerradas y hablan de paridad, pero la encabeza un hombre. Finalmente soy Mábel Lara, periodista, pero soy hecha a pulso, soy de región y soy una mujer negra. Eso muestra una decisión de partido de hacer un ejercicio transparente. Detrás de mí está Carlos Negret, que es el mejor defensor de la historia y cambió una oficina por la selva. También está una académica como Sandra Borda. Cuando miro atrás me siento tranquila.
Además, le estamos haciendo frente a las campañas que gastan $5.000 millones para sacar un candidato. De otra forma yo no me hubiera podido lanzar. Una nota al pie y es que hablando con jóvenes en Chocó me dicen que ese monto es todo el presupuesto de un municipio como Lloró. Es una locura de país. $5.000 es lo que cuesta para algunos llegar y es le mismo presupuesto para llegar. Esto habla de cómo andamos de al y de la profunda inequidad que tenemos y la vergüenza que deberíamos sentir como nación.
Su candidatura enfrentó las críticas por pasar del periodismo a la política, ¿qué responde?
Dos cosas: entre los que más me criticaron fueron colegas y reconocer que en el periodismo he hecho toda mi carrera, pero en un ejercicio trasparente y coherente prefiero decirles a mis audiencias que esta es mi agenda y me lanzo a ella, a seguir detrás de un micrófono tirando línea y jugando a las estrategias del poder en algunos escenarios. No son todos, pero hay algunos con agendas ocultas en el periodismo y preferí decir que no podía seguir detrás de un micrófono cuando estoy mamada de la desigualdad y pienso que el cambio social no es con lo que está establecido.
No soy la primera periodista que hace política. Es chistoso como antiguos políticos siguen en el periodismo pero a una mujer como yo se le atacó durísimo los mismos colegas y otras personas. Yo lo entiendo y respeto, pero sigo defendiendo mi derecho ciudadano a hacerme contar y hacerme parte de la transformación de este país.
¿Qué diferencia la candidatura de Mabel Lara a la de otros periodistas en el pasado?
Que estamos en un país distinto. Este es otro país. Hemos tenido periodistas en el Congreso y en la presidencia. Igual se nos olvida que algunos presidente tuvieron noticieros. Somos doble moralistas de hablar de independencia cuando antes de la privatización cada casa electoral tenía un noticiero y tenía línea. Yo no sé cuál será la mayor diferencia, de pronto el sello que he tenido como mujer de provincia. Podría ser
distinto porque yo no soy de grandes apellidos y he hecho mi carrera a pulso y tengo una voz y una mirada política de la vida. Muchos escépticos que dicen qué hará una periodista en el Congreso, pero bueno, hay muchos que no han hecho mucho allá y ni siquiera pasaron por la academia. Yo creo que me he formado para estar allí y me encanta retar a los escépticos.
¿Algún temor de volver al periodismo y que haber pasado por política termine quitándole credibilidad?
Ese temor se ha mantenido, pero yo quiero hablar del presente. Yo creo que vamos a ganar y después tendremos ese análisis si es que vuelvo al periodismo. No conozco el primer experiodista. Hace poco estuve entrevistando a Juan Villoro y a Yolanda Reyes y vibraba con ese escenario. Ahora, el periodismo es servicio público, al igual que la política. Nos han hecho creer que es un ejercicio de monarcas que andan en camionetas que pasan por encima de la gente y ahí después uno se da cuenta que es como decía Ángela Merkel: “me ha encantado ser la sirvienta de Alemania”. Eso es la política, el servicio público, pero acá nos han hecho creer otras cosas.
¿Existe ese servicio público en la política colombiana?
Muchas personas. Algunas no son tan visibles a los medios de comunicación. En un país bogocentrista y centralista, algunos nos tomamos la voz para contar las historias, pero en las regiones hay gente dedicada al trabajo por los otros. Sí existe y lo hacen bien. Son funcionarios verracos y sería injusto no reconocerlo. Son muchos también los que han hecho mal el ejercicio y lo convirtieron en un oficio. Yo he dicho que la política no es un oficio sino un servicio público y parte de la crisis de representatividad se han quedado llí guardando sus privilegios. En mi caso, como máximo, voy a estar solo dos periodos y eso significa que, entre todo este proceso del Nuevo Liberalismo, alguien más debe recibir la posta. Pero quedarse allí, el país no aguanta más atornillados.
¿El Congreso ha estado a la altura de ese servicio?
No y la renovación no es solamente de caras sino de formas. En el país estamos encontrando alternativas. Uno ve gente de todo el espectro ideológico muy valiosa y necesitamos para renovar el Congreso 55 senadores, ojo a eso. El país se cansó de esos pobres liderazgos que ni representan a sus regiones. Yo sí creo que es posible. Parte de la renovación es parte del electorado que debe saber que sí hay con quién y que sepan que esa apatía de no votar es la que hace que los mismos con las mismas, con sus maquinarias aceitadas, sigan ejerciendo sus bajos liderazgos.
Hablan de sacar 55 senadores para renovar el Congreso, pero ¿no van a comenzar a quitarse votos los del centro?
¿Acaso esa no es la democracia? Que los electores escojan. Por eso decimos en el centro que vamos a competir. La democracia no es irnos de la mano para la foto, sino que vamos a competir con nuestras propuestas, miradas de país y con el concepto de renovación. Los que pasemos en el centro seremos bancada de Centro Esperanza.
¿Habría acercamientos con la bancada del Pacto Histórico?
Creo que sí hay afinidades en la mirada de justicia social. No es gratis que Robledo esté con nosotros o que Juan Manuel Galán, de pensamiento de centro izquierda, esté en el centro. Sin embargo, somos un cambio más seguro y contenido frente a lo que se avecina.
¿Por qué marcar Nuevo liberalismo y no Centro Esperanza?
No, la gente puede marcar como quiera. Pero en el Senado es mejor que marque Nuevo Liberalismo y en las regiones le hemos dado la posibilidad al elector que marque Centro Esperanza. Lo que queremos decir es que estamos en el centro y vamos a competir entre nosotros y eso es la democracia. Ahora son los ciudadanos los que tendrán que escoger los mejores. En mi caso podemos decir que nuestra propuesta es inspiradora. No fue lanzada en un centro comercial o en las calles de Bogotá, sino que fuimos hasta Riosucio, Chocó. Fuimos a ver a los ojos a los más vulnerables para decirles el sentido del Nuevo Liberalismo.
¿Qué hacer para que el centro emocione cuando uno no lo ve marcando en las encuestas?
Esa es parte de nuestra responsabilidad. Sigo creyendo que es posible. Sigo apostando que lo vamos a lograr. Hemos tenido muchas equivocaciones, pero falta un remezón más para que entendamos que es un desastre que nos ataquemos tan ferozmente entre nosotros cuando sabemos que somos un poco lo mismo y afuera hay otros extremos fortaleciéndose. Para emocionar, tenemos que hablarle al país sobre sus causas, tocarlo y dejar de seguir abrazando nuestros privilegios. Debemos reaccionar o será la debacle.
Ante esa división, podrán hacerle frente al petrismo y a la derecha?
Sí, creo que todavía tenemos una oportunidad, pero debemos trabajar ya.
Galán marca menos del 10% en las encuestas, ¿les va afectar eso en la lista?
Él es el candidato más robusto en la coalición y es de los pocos que se muestra con su bancada. Es de los pocos que no está metido en Bogotá sino que está en las regiones con la gente. Claro que es menos del 10%, pero está por encima de Alejandro Gaviria y muy cerca de Fajardo. Eso significa que viene creciendo y la gente lo respeta. Creo que él y la lista nos estamos alimentando.