Petro vs. Hernández: ¿a quién le hablan en sus discursos para la segunda vuelta?
Los candidatos tienen tres semanas para robustecer sus estrategias: mientras Petro redirecciona su mensaje sobre estabilidad económica y familia, Hernández continúa con su voz antiestablecimiento. El antipetrismo y el antiuribismo también definirán el partidor.
Gustavo Petro y Rodolfo Hernández entran oficialmente a la última fase de la carrera presidencial. Ambos ofrecen una propuesta de cambio para el país, pero sus posturas se diferencian en más de una cosa, y estas brotan desde la puesta en escena de los discursos que dieron tras los resultados. Los mensajes que cada uno emitió en la noche del 29 de mayo, y la forma en que lo hicieron, da pistas e indicios para entender a quiénes le hablan y cómo robustecen o redireccionan sus expresiones para superar los 10 millones de votos que necesitan para vencer el próximo 19 de junio, en la segunda vuelta. Tienen tres semanas para ello y, aunque quienes eligen presidente son los ciudadanos, la manera de referirse al establecimiento podría ser también clave para blindarse de la derrota.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Gustavo Petro y Rodolfo Hernández entran oficialmente a la última fase de la carrera presidencial. Ambos ofrecen una propuesta de cambio para el país, pero sus posturas se diferencian en más de una cosa, y estas brotan desde la puesta en escena de los discursos que dieron tras los resultados. Los mensajes que cada uno emitió en la noche del 29 de mayo, y la forma en que lo hicieron, da pistas e indicios para entender a quiénes le hablan y cómo robustecen o redireccionan sus expresiones para superar los 10 millones de votos que necesitan para vencer el próximo 19 de junio, en la segunda vuelta. Tienen tres semanas para ello y, aunque quienes eligen presidente son los ciudadanos, la manera de referirse al establecimiento podría ser también clave para blindarse de la derrota.
Las formas
Empecemos por lo que comunicó cada uno durante sus intervenciones de antenoche. Por un lado, tenemos a Rodolfo Hernández que se montó a la segunda vuelta gracias a su desparpajo a la hora de presentarse como la antipolítica. En coherencia con esa línea, Hernández no habló de los resultados en una alocución pública. Mientras sus contrincantes citaron a la ciudadanía y a la prensa en salones de convenciones de hoteles en Bogotá para dirigirse al país, este apareció solo, en una breve transmisión en vivo por Facebook. “Rodolfo Hernández es corto y austero, no hay una gran puesta en el escenario, sino que aparece él sentado en una oficina/cuarto de su casa. Todo comunica y esto refleja capacidad de trabajo y austeridad, dos aspectos que le dan fiabilidad al discurso que ha mantenido durante toda su campaña: él es un candidato distinto, trabajador y ahorrador”, explicó Jéssica Fernanda Torres Rodríguez, doctora en Comunicación, dedicada al estudio del discurso político.
Duró menos de 10 minutos ante la cámara y sus frases estuvieron siempre supeditadas al documento que iba leyendo. No obstante, para Torres, logró dirigirse a los sectores populares con sutileza: “Mi compromiso es hoy y será siempre hacer de Colombia un país con oportunidades para todos, donde el Gobierno trabaje cada día para el bienestar de los colombianos, en especial, los más necesitados de apoyo”, fue parte del comunicado que leyó el santandereano. Por su parte, Petro, que ha sido el abanderado número uno del cambio social en estas elecciones, mantuvo una puesta en escena tradicional, desde una tarima en la que desarrolla un discurso de una hora. A diferencia de Hernández, apareció no solo con su familia, sus hijas y su nieta, sino también con Francia Márquez, su fórmula vicepresidencial, y su familia.
Ambos le hablaron a los políticos, pero Petro lo hizo más. “Su lenguaje es contestatario, utiliza recursos retóricos como la metáfora, la acusación, la ironía y el insulto, que cumplen una función claramente persuasiva. También, se refiere explícitamente al gobierno de Iván Duque y es evidente que hablar de él es hacer referencia al uribismo y a todos los movimientos políticos afines. Por su lado, Rodolfo desarrolla un discurso mucho más moderado de lo que tiene acostumbrado al público y no lo hace por casualidad, sino porque le interesa apelar a sectores políticos de centro y de la derecha. No obstante, también habla de políticos de forma implícita, al utilizar términos como “corrupción” y “politiquería”. Él ya ha dejado claro quiénes representan ese calificativo”, señaló Torres.
Si bien Petro hace un recorrido por sus propuestas, dedica una parte de su intervención a atacar a Hernández, a pesar de que no lo nombra. Para Torres, esto es una torpeza, pues le hace “publicidad gratuita”. De igual forma, la analista Lina Guisao Crespo considera que es un error por parte del candidato del Pacto Histórico atacar a Hernández, en estos momentos en los que se sabe que no habrá transferencia de votos de la centro derecha y derecha al petrismo. “Hablar mal de Rodolfo Hernández es atacar a la gente que está considerando votar por él. Si bien los dos representan de alguna manera el cambio, irse en su contra tan directamente puede crear un ambiente de polarización en el que Petro perdería posibles votos de los indecisos”.
Los fondos
Según Jéssica Fernanda Torres, Hérnandez basó su campaña en ser disruptivo, y esta seguirá siendo clave en las próximas tres semanas: “Es algo a lo que le ha sacado provecho y está bien asesorado. Esto lo potencia con un discurso coloquial que genera empatía y afinidad con personas de todos los sectores y las edades. Rodolfo se expresa y se muestra como un igual, a mí y a usted. Habla como habla la gente de a pie y eso engancha”, indicó la doctora en Comunicación. No obstante, como ha contado este diario, su desafío está en conquistar ese electorado en contra de Petro pero sin espantar al que ya tiene. Es decir, afirmar que recibe y agradece a quienes se quieran sumar a su campaña, pero que no cambia su discurso anticorrupción y anti clanes políticos. De hecho, esto es lo que ha hecho con los respaldos de Bernabé Celis, el Pote Gómez y Mario Camacho, todos ellos cuestionados. “Ese cuento de que soy uribista, petrista o alvarista, olvídense. Soy un colombiano como ustedes”, dijo el lunes festivo, para bajarle la temperatura a quienes desde ya le criticaron los apoyos de Federico Gutiérrez, y del uribismo.
La cosa pinta distinta en la orilla petrista. Aunque se fue en contra de Hernández, durante la mayoría de su discurso el candidato habló de la importancia de la familia, se dirigió a sus públicos territoriales de una manera segmentada, les habló tanto a hombres como a mujeres, y manifestó que él sí es buen administrador y que busca la estabilidad económica del país. La mayoría de estos temas son cruciales para una parte del electorado que no ha estado con él: el establecimiento político, el empresariado y los votantes con un perfil más conservador. “Al empresariado temeroso le diría que le propongo justicia social y estabilidad económica. No es saltar al vacío, es la estabilidad económica. Me sorprendían los debates que el único que planteaba opción para disminuir déficit fiscal era yo. Nuestros contrincantes dicen que soy mal administrador, pero si lo fuera no hubiera sacado el 50 % del electorado bogotano”, dijo en la noche del 29 de mayo. A eso va a apuntar.
¿Y el establecimiento?
Para algunos, de estas elecciones surge una nueva tesis: de que Petro pueda plantearse como el candidato del establecimiento o, al menos, de la institucionalidad, es decir, de la política tradicional que bajo los mismos apellidos ha dirigido el país. Aunque parezca una idea descabellada, el escenario actual pone sobre la mesa a Hernández como el candidato anti establecimiento, mientras que Petro desde hace meses ha ampliado su proyecto político y ha mantenido conversaciones con sectores del liberalismo, la U y Cambio Radical. Esto, sumado a lo que dijo el pasado 29 de mayo, construye un indicio de que el candidato del Pacto Histórico pueda llegar a acuerdos, dar tranquilidad y juntar apoyos de esas militancias.
No obstante, para Torres el acercamiento a los políticos tradicionales no es tan claro porque Petro continúa enarbolando la palabra “cambio”. “Se muestra como un candidato mesiánico, único poseedor de la fórmula para transformar al país. Insisto en que él ha sido contundente al expresar que el proyecto de Duque, con toda su maquinaria, ha sido derrotado. Su análisis general sobre las elecciones es que ha llegado “el fin de una era”. Para él, “ahora se trata de construir un futuro””, reiteró.
Lina Guisao piensa también que esto es bastante improbable. “No creo que esa estrategia le dé suficientes votos porque suena muy impostado. Él no ha hecho un discurso pro-establecimiento. Lo que demostraron los resultados es que la gente sí quiere cambios. Hay una animadversión contra los políticos y contra el Estado mismo. En este punto no va a ser tan fácil que el votante promedio quite de su imaginario la figura del Petro opositor de la clase política, pero también de que fue guerrillero. Petro se convirtió en el coco de Colombia y por eso veo tan difícil que se vuelva el candidato del establishment. Va intentar arañar votos de esas otras fuerzas políticas, pero es un escenario complejo para crecer más en votos”.