Ingrid Betancourt y la misión de terminar la campaña inconclusa de 2002
En el sexto y último capítulo de Autónomas, Betancourt recuerda por qué llegó a la política electoral en los 90 y cómo se fue abriendo camino en un tiempo en el que la participación política de las mujeres seguía siendo visto como la excepción.
Cuando se recuerda a Ingrid Betancourt en sus primeros años en la política electoral, la imagen que llega a la mente es la de una mujer joven y rebelde tratando de abrirse camino en un medio netamente masculino. Era contestataria y activista, rol que llamaba la atención de los medios de comunicación sobre ella, como cuando siendo representante hizo una huelga de hambre en el Congreso tras el archivo de la investigación contra Ernesto Samper por el Proceso 8.000. Eso la catapultó en 1998 para lanzarse al Senado con su propio movimiento, Verde Oxígeno, y convertirse, en ese entonces, la candidata más votada, entre hombres y mujeres. Sus sueños de convertirse en presidenta se vieron truncados el 23 de febrero de 2002, cuando fue secuestrada por las Farc en medio de su campaña. 20 años después de ese hecho, que marcó por completo su vida, anunció su deseo de terminar lo inconcluso. Ahora como una Ingrid Betancourt más madura, más consciente, más sosegada.
Autónomas es el pódcast de El Espectador que se dedica a hablar de las mujeres, de las mujeres a las que les gusta el poder y de las mujeres que toman la gran decisión de estar en el poder, de hacer política y de luchar contra todas las barreras que le impiden ejercer en igualdad con los hombres. En esta segunda temporada, bajo una perspectiva humana, dialoga con las cabezas de lista al Senado y precandidatas presidenciales sobre sus motivaciones de aspirar en estas elecciones.
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Cuando se recuerda a Ingrid Betancourt en sus primeros años en la política electoral, la imagen que llega a la mente es la de una mujer joven y rebelde tratando de abrirse camino en un medio netamente masculino. Era contestataria y activista, rol que llamaba la atención de los medios de comunicación sobre ella, como cuando siendo representante hizo una huelga de hambre en el Congreso tras el archivo de la investigación contra Ernesto Samper por el Proceso 8.000. Eso la catapultó en 1998 para lanzarse al Senado con su propio movimiento, Verde Oxígeno, y convertirse, en ese entonces, la candidata más votada, entre hombres y mujeres. Sus sueños de convertirse en presidenta se vieron truncados el 23 de febrero de 2002, cuando fue secuestrada por las Farc en medio de su campaña. 20 años después de ese hecho, que marcó por completo su vida, anunció su deseo de terminar lo inconcluso. Ahora como una Ingrid Betancourt más madura, más consciente, más sosegada.
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