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Una vez más el Partido Liberal será un actor secundario en la elección presidencial: no tendrá candidatura propia y habrá liberales en más de una campaña. Pero también una vez más la fuerza del trapo rojo podría ser determinante para elegir al próximo inquilino de la Casa de Nariño, como ya ocurrió con Iván Duque en 2018. De ahí que desde diferentes candidaturas presidenciales se estén peleando el apoyo de las bases liberales, pues la alianza que sellaron ayer el expresidente César Gaviria y el candidato presidencial Federico Gutiérrez no dejó contentos a varios miembros de la colectividad.
Así lo hizo público un grupo de congresistas liberales, del que se destaca que la mayoría no estará en el período 2022-2026. Por medio de una carta, 15 parlamentarios desacataron la sugerencia de Gaviria y proclamaron su adhesión a Gustavo Petro y, según dicen, en los próximos días se anunciarán más apoyos ya no solo de congresistas, sino de concejales, diputados, ediles, exalcaldes y, en general, militantes que no acompañarán a Gutiérrez.
Este episodio profundiza la división que hay en el partido desde que se empezaron a configurar las precandidaturas presidenciales. Además, evidencia la falta de liderazgos, a tal punto que las diferentes fuerzas que confluyen en la colectividad no osan en rebelarse contra lo que, si bien no fue una orden, fue la determinación de uno de los últimos presidentes liberales de Colombia.
La “desobediencia” se explica, según el representante Juan Carlos Losada, en que la adhesión la pactaron “Gaviria y sus amigos congresistas, pero esa no es la decisión del Partido Liberal”, pues para él ese tipo de determinaciones se deben tomar en una de las convenciones de partido. “Decir que los liberales tomaron una decisión es falso. Hay una decisión del presidente del partido y de unos dirigentes políticos, pero no es vinculante y, por lo tanto, no es una decisión exigible a nadie”, añadió.
Para dos de los firmantes de la carta que manifiesta su apoyo a Gustavo Petro, la situación que afronta el partido se debe a que muchos no ven que se estén siguiendo los ideales históricos del liberalismo. De acuerdo con el senador Iván Agudelo, “el partido es muy diverso en pensamientos y posturas”, pero de todas formas no cree que se trate de una rebelión, sino más bien de “la manifestación de unas expresiones políticas de profundo pensamiento liberal, que consideran que existen candidatos que representan en mejor medida lo que durante décadas el partido ha defendido”.
En eso coincidió Luis Fernando Velasco, quien incluso alcanzó a ser precandidato presidencial del Pacto Histórico, lo que indica que el apoyo liberal al movimiento de centro-izquierda viene de casi un año. Para él, “Gaviria perdió totalmente su capacidad de audacia. Está llevando al partido a una línea ideológica que no es liberal y termina respaldando un gobierno que ofreció hacer trizas la paz. El pensamiento liberal no se ve representado en esas decisiones”.
La atomización de los grandes partidos no es nueva. Ya se vio durante la conformación de listas al Congreso. Por eso, más allá de ideologías y acuerdos políticos, las amplias diferencias en el Liberal y otros partidos terminan enviando un mensaje muy difuso a sus votantes, por lo que esta ha sido una campaña más de personalidades que de colectividades. Juan Pablo Milanese, jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad ICESI, considera que “esto muestra la debilidad de los partidos, que no parecen ser mucho más que una etiqueta. Hoy los dirigentes tienen los votos, no el partido”.
También lo mencionó la analista Patricia Muñoz Yi, profesora de la Universidad Javeriana, para quien no solo los liberales, sino otros grandes partidos como Cambio Radical Alianza Verde o la U, hoy tienen “incapacidad de promover liderazgos propios”, y por eso todos están aterrizando a cuentagotas en las diferentes campañas presidenciales.
Por lo pronto, en el interior del trapo rojo se mantendrá la discusión sobre la campaña que recibirá el apoyo mayoritario del partido. No obstante, vale recordar que hace cuatro años la lista del partido al Senado obtuvo 1,9 millones de votos y la de Cámara más de 2,4 millones de apoyos. No obstante, su candidato en 2018, Humberto de la Calle, apenas superó los 400.000 votos. Una muestra de que los militantes liberales son de cierto modo “rebeldes” y tendrán la última palabra sobre la candidatura que apoyarán.