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Hace menos de un año, en mayo pasado, el Gobierno Nacional admitió que dejaba hundir en el Congreso el proyecto de reforma política, alegando que había sufrido fuertes “mutilaciones”. Entre otras, la iniciativa –a la que en ese entonces le restaban algunos debates para ser ley– traía consigo un punto que ahora se quiere revivir: dar vía libre al transfuguismo. Es decir, permitir que miembros de un partido salten a otro sin ser sancionados por doble militancia.
Si bien la Constitución es explícita en señalar que está prohibida la doble militancia y que el que quiera enarbolar otras banderas políticas tendrá que renunciar mínimo 12 meses antes al partido al que pertenece, en el Legislativo buscan echar marcha atrás a esos preceptos y posibilitar el transfuguismo.
Al parecer, detrás de la idea de revivir la iniciativa estarían congresistas del Partido Liberal, La U y Cambio Radical. El motivo parece ser el mismo que siempre se ha esgrimido para permitir el transfuguismo: que integrantes de distintas colectividades se muevan hacia otros sectores que les garanticen un triunfo electoral, especialmente, previo a elecciones.
El proyecto apostaría por autorizar esta figura para las próximas elecciones legislativas de 2022 y también por permitir coaliciones entre partidos para que puedan presentar listas conjuntas. La iniciativa podría estar lista y ser presentada en marzo próximo, cuando el Congreso reanuda laborales.
Consultado por la Revista Semana, el senador Luis Fernando Velasco, de los liberales, argumentó que el transfuguismo permitiría “ordenar ideológicamente a los partidos” y saber quiénes están en Gobierno o en oposición. “(Se busca) una reforma política que cierre las listas y que la gente vote por partidos y no por campañas individuales. Que eso sea máximo unos dos periodos y que luego se vuelvan a abrir las listas”.
En esa línea, César Lorduy, representante a la Cámara de Cambio Radical, alegó que “nadie está obligado a permanecer en un partido ya sea porque cambió de opinión, porque el partido definitivamente no lo representa o porque no concuerda con sus ideas”.
Sin embargo, el senador Santiago Valencia, del Centro Democrático, dijo que el uribismo no respaldaría la propuesta, pues la necesidad ahora “es fortalecer los partidos para fortalecer la democracia y no debilitarla”.
El analista político Yann Basset, de la Universidad del Rosario, calificó la iniciativa como grave e inconveniente, y señaló que el transfuguismo no es permitido porque los votos son del partido y no de un congresista o político particular: “Muchos congresistas no lo serían si no fuera por los votos de su partido o del más votado de la lista que ‘haló’ a los demás”.
En ese sentido, dio cuenta de casos como el del senador Álvaro Uribe, en el Centro Democrático; Antanas Mockus, en la Alianza Verde; Jorge Robledo, del Polo, y “sin hablar de la lista de la decencia que fue ‘halada’ por (Gustavo) Petro”.
“Eso, significa que un político de Centro Democrático pudo entrar con 10.000 votos mientras uno de Cambio Radical se quemaba con 30.000. ¿Injusto? Pues, más injusto sería que el casi millón de votos de Uribe pesara igual que los 30.000 del congresista de Cambio Radical (…) Así, los que votaron Uribe (es un ejemplo, vale por Mockus, u otros), quizás sin pensarlo, contribuyeron no solo a elegirlo, sino a elegir también a otros de su partido con los cuales concertará posiciones y le darán más peso”, explicó.
En su lugar, Basset abogó por reglamentar “la división, de un grupo de congresistas, no uno solo, o fusión de partidos (…) Si permitimos el transfuguismo, no reflejamos tan bien la voluntad de los electores".