Equipo por Colombia: a medir cuánta gasolina tiene sin el uribismo
Son varios los motivos por los que la coalición de centro-derecha mantiene al margen a Óscar Iván Zuluaga. Y aunque seguramente se terminarán aliando, para muchos analistas se trata de un cálculo sobre qué tanta fuerza tiene la alianza sin el menguado Centro Democrático.
El Equipo por Colombia (EPC) fue la única coalición que no presentó listas al Congreso. Las discordias que ese proceso generó, como ocurrió en el Pacto Histórico y la Coalición Centro Esperanza, mantenían a la alianza de centro-derecha como un grupo cohesionado y con buen ambiente. Sin embargo, eso ha venido cambiando en las últimas semanas por el factor Óscar Iván Zuluaga. El posible aterrizaje del candidato del Centro Democrático (CD) ha sacado a relucir las discrepancias que existen en la coalición que, si bien no le ha cerrado las puertas del todo al uribismo, sí ha tratado de mantenerse al margen del partido de gobierno.
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Sea por los bajos niveles de aprobación del presidente Iván Duque y del expresidente Álvaro Uribe, por los pocos resultados y los muchos escándalos durante este cuatrienio e incluso por la división que existe en el interior del Centro Democrático, el EPC no quiere que el uribismo sea parte, por lo menos ahora, de la alianza. Otra explicación a la negativa de invitar a Zuluaga por parte de tres de los cinco precandidatos presidenciales del equipo (Dilian Francisca Toro, Juan Carlos Echeverry y Alejandro Char) es que la competencia se apretaría y mal que bien Zuluaga ya tiene sus adeptos y un pasado electoral, lo que podría catapultarlo a proclamarse candidato único de la coalición el 13 de marzo y dejar “viendo un chispero” a los demás, que fueron los que armaron la antes llamada “Coalición de la Experiencia”.
Y aunque David Barguil y Federico Gutiérrez promueven la inclusión de Zuluaga, desde la campaña del Partido de la U explicaron, off the record, que por lo menos la colectividad, y quizás otros integrantes de la coalición, ven con mucha inconveniencia su llegada por lo que representa ideológicamente, pues lo ven como un eje polarizador dentro del debate político. La alianza congrega a candidatos que han hecho su carrera más cerca de la derecha que del centro, pero en esta campaña hay una búsqueda por “mantenerse más hacia el centro ideológico y así llegar a los ciudadanos indecisos” que rechazan por igual al petrismo y al uribismo. No obstante, también aseguran desde la campaña que la llegada del Partido MIRA es el abono para una alianza a futuro con Zuluaga, por los valores cristianos y religiosos que promueve, y porque política e históricamente esa colectividad es cercana al Centro Democrático.
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El concepto que se maneja desde la mayoría de la coalición es el mismo que tienen analistas en campañas políticas, quienes coinciden en que el EPC está haciendo hasta donde puede por desmarcarse del uribismo. De acuerdo con Jorge Iván Cuervo, del Centro de Investigaciones de la Facultad de Gobierno de la Universidad Externado, la sensación es que un apoyo del candidato del partido de gobierno es un contrapeso al avance de la aspiración presidencial. “Hay una visión de debilitamiento del uribismo. Antes sumaba y hoy hay una percepción de que resta. También hay un cálculo, y es quién irá a segunda vuelta con Gustavo Petro. El candidato uribista no tiene fuerza por sí mismo, así que hay que jugársela por un candidato de las coaliciones y quizá le apuntan a que sin los votos del CD se puedan meter a segunda vuelta, sabiendo que ahí sí podrían sumar al uribismo”.
La misma consideración hizo Mauricio Jaramillo Jassir, docente de ciencia política de la Universidad del Rosario, quien coincidió en que el CD está muy desprestigiado, en buena medida por la propia desaprobación de Duque, que a su juicio acabó con la popularidad del partido. “Las encuestas muestran que las vacunas le dieron algo de margen, pero se acabó y hay una necesidad urgente de distanciarse. Además, el partido perdió mucho con la discusión interna en la elección del candidato presidencial”, señaló.
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Otro punto que expuso es que mucho se viene comentando que Zuluaga no es realmente el candidato de Uribe, sino que su ficha está en el EPC, por lo que no tendría sentido juntar en este momento las dos aspiraciones. Pero lo que está claro para el analista es que si los pronósticos atinan y la pelea está entre Gustavo Petro y otro candidato, desde la coalición están esperando a cómo avanza Zuluaga en las encuestas. En resumen, están más bien a la expectativa de cuánto les puede llegar a sumar.
Lo que todo esto demuestra, según Felipe Botero, docente de ciencias políticas de la Universidad de los Andes, es que las coaliciones son muy frágiles al haberse creado gracias a decisiones estratégicas de los distintos candidatos. “Casi todos tienen vínculos muy tenues con los partidos y ninguno se quiere presentar como tal, porque los partidos hoy son un lastre. Son coaliciones muy débiles porque no hay nada que los una”.
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Respecto al ingreso del MIRA, Botero argumentó que para nadie es un secreto que los partidos cristianos son de mucha disciplina. “Ponen de a tres senadores, pero no les da para la Presidencia, así que no amenazan las aspiraciones de los otros precandidatos”. De tal forma que la movida puede interpretarse como una jugada con el foco en los datos de marzo, que serán fundamentales porque se sabrá qué tanto poder tiene cada coalición. “Si al EPC le va muy bien, sabrán que no necesitan al CD y más bien será el uribismo el que les pedirá aliarse. Pero si al CD le va muy bien, entonces el EPC ahí sí intentará adherirse”, añadió.
Por ahora, la coalición de centro-derecha se enfoca en seguir sumando apoyos y ver cuánta gasolina puede tener por sí misma, pues se trata de una alianza con figuras de todas las regiones y que mientras gobernó, a excepción de Enrique Peñalosa y Juan Carlos Echeverry, que no fue mandatario, tuvieron buenos indicadores de popularidad. Entretanto, ajustan los términos para la bienvenida al MIRA, un partido pequeño, pero con mucha disciplina, que ha estado siempre del lado del establecimiento y con el que se aseguran votos y abren la puerta a la llegada de otros movimientos que están por fuera de las coaliciones. Asimismo, siguen deshojando la flor del uribismo para definir cuánto les aporta y cuánto les quita en su intención de llegar a la Casa de Nariño.
El Equipo por Colombia (EPC) fue la única coalición que no presentó listas al Congreso. Las discordias que ese proceso generó, como ocurrió en el Pacto Histórico y la Coalición Centro Esperanza, mantenían a la alianza de centro-derecha como un grupo cohesionado y con buen ambiente. Sin embargo, eso ha venido cambiando en las últimas semanas por el factor Óscar Iván Zuluaga. El posible aterrizaje del candidato del Centro Democrático (CD) ha sacado a relucir las discrepancias que existen en la coalición que, si bien no le ha cerrado las puertas del todo al uribismo, sí ha tratado de mantenerse al margen del partido de gobierno.
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Y aunque David Barguil y Federico Gutiérrez promueven la inclusión de Zuluaga, desde la campaña del Partido de la U explicaron, off the record, que por lo menos la colectividad, y quizás otros integrantes de la coalición, ven con mucha inconveniencia su llegada por lo que representa ideológicamente, pues lo ven como un eje polarizador dentro del debate político. La alianza congrega a candidatos que han hecho su carrera más cerca de la derecha que del centro, pero en esta campaña hay una búsqueda por “mantenerse más hacia el centro ideológico y así llegar a los ciudadanos indecisos” que rechazan por igual al petrismo y al uribismo. No obstante, también aseguran desde la campaña que la llegada del Partido MIRA es el abono para una alianza a futuro con Zuluaga, por los valores cristianos y religiosos que promueve, y porque política e históricamente esa colectividad es cercana al Centro Democrático.
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El concepto que se maneja desde la mayoría de la coalición es el mismo que tienen analistas en campañas políticas, quienes coinciden en que el EPC está haciendo hasta donde puede por desmarcarse del uribismo. De acuerdo con Jorge Iván Cuervo, del Centro de Investigaciones de la Facultad de Gobierno de la Universidad Externado, la sensación es que un apoyo del candidato del partido de gobierno es un contrapeso al avance de la aspiración presidencial. “Hay una visión de debilitamiento del uribismo. Antes sumaba y hoy hay una percepción de que resta. También hay un cálculo, y es quién irá a segunda vuelta con Gustavo Petro. El candidato uribista no tiene fuerza por sí mismo, así que hay que jugársela por un candidato de las coaliciones y quizá le apuntan a que sin los votos del CD se puedan meter a segunda vuelta, sabiendo que ahí sí podrían sumar al uribismo”.
La misma consideración hizo Mauricio Jaramillo Jassir, docente de ciencia política de la Universidad del Rosario, quien coincidió en que el CD está muy desprestigiado, en buena medida por la propia desaprobación de Duque, que a su juicio acabó con la popularidad del partido. “Las encuestas muestran que las vacunas le dieron algo de margen, pero se acabó y hay una necesidad urgente de distanciarse. Además, el partido perdió mucho con la discusión interna en la elección del candidato presidencial”, señaló.
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Otro punto que expuso es que mucho se viene comentando que Zuluaga no es realmente el candidato de Uribe, sino que su ficha está en el EPC, por lo que no tendría sentido juntar en este momento las dos aspiraciones. Pero lo que está claro para el analista es que si los pronósticos atinan y la pelea está entre Gustavo Petro y otro candidato, desde la coalición están esperando a cómo avanza Zuluaga en las encuestas. En resumen, están más bien a la expectativa de cuánto les puede llegar a sumar.
Lo que todo esto demuestra, según Felipe Botero, docente de ciencias políticas de la Universidad de los Andes, es que las coaliciones son muy frágiles al haberse creado gracias a decisiones estratégicas de los distintos candidatos. “Casi todos tienen vínculos muy tenues con los partidos y ninguno se quiere presentar como tal, porque los partidos hoy son un lastre. Son coaliciones muy débiles porque no hay nada que los una”.
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Respecto al ingreso del MIRA, Botero argumentó que para nadie es un secreto que los partidos cristianos son de mucha disciplina. “Ponen de a tres senadores, pero no les da para la Presidencia, así que no amenazan las aspiraciones de los otros precandidatos”. De tal forma que la movida puede interpretarse como una jugada con el foco en los datos de marzo, que serán fundamentales porque se sabrá qué tanto poder tiene cada coalición. “Si al EPC le va muy bien, sabrán que no necesitan al CD y más bien será el uribismo el que les pedirá aliarse. Pero si al CD le va muy bien, entonces el EPC ahí sí intentará adherirse”, añadió.
Por ahora, la coalición de centro-derecha se enfoca en seguir sumando apoyos y ver cuánta gasolina puede tener por sí misma, pues se trata de una alianza con figuras de todas las regiones y que mientras gobernó, a excepción de Enrique Peñalosa y Juan Carlos Echeverry, que no fue mandatario, tuvieron buenos indicadores de popularidad. Entretanto, ajustan los términos para la bienvenida al MIRA, un partido pequeño, pero con mucha disciplina, que ha estado siempre del lado del establecimiento y con el que se aseguran votos y abren la puerta a la llegada de otros movimientos que están por fuera de las coaliciones. Asimismo, siguen deshojando la flor del uribismo para definir cuánto les aporta y cuánto les quita en su intención de llegar a la Casa de Nariño.