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Todo indica, en fin, que la prohibición constitucional que se volvió a apoyar (y que quedó vigente) esta semana tiene los días contados y que tarde o temprano quedará en el pasado. La legalización es cuestión de tiempo, entre otras cosas porque hoy, a diferencia del pasado, hay más conocimiento de las características del cannabis que incluso se utiliza cada vez más en medicina. Y la ciencia asegura que sus características son diferentes a las de otras drogas que en general en el mundo se mantienen en regímenes de prohibición. Lo cierto es que el tema se ha vuelto común y corriente en varios medios internacionales que ponen de presencia las enormes diferencias que hay entre la marihuana y otras drogas.
La votación en el Senado colombiano para modificar la prohibición, esta semana, quedó corta: faltaron siete de los 54 votos necesarios. Pero el aumento de la votación favorable a la reforma se podría interpretar como anuncio de una legalización en el futuro, tarde o temprano. Hay razones para pensar que la aprobación es cuestión de tiempo. Por eso valdría la pena poner en manos, sobre todo de la población más joven, un mejor conocimiento sobre las características y los efectos sobre la salud de los consumidores. ¿Está preparada la opinión pública? Y, sobre todo, ¿la población joven? O, ¿se ha eludido un tema que todo indica que seguirá siendo de interés de sectores amplios de la población?
En video: Cannabis de uso adulto: continúa la historia de prohibición en Colombia
El hecho es que el debate sobre el tema necesita enriquecerse. El asunto por ahora está caído, pero el volumen de votación y el interés que ha demostrado la opinión pública obligan a pensar que el debate está vivo. Y tiene visos interesantes desde el punto de vista político. Las reacciones del presidente Gustavo Petro y del expresidente Álvaro Uribe, por ejemplo, fueron opuestas. Mientras Uribe celebró la no aprobación de la reforma, el presidente Petro dijo que “quien ganó fue el narcotráfico”, y lamentó el hundimiento del uso recreativo de la marihuana. El asunto, pues, está en la nueva agenda de la competencia política.
La apretada votación deja en claro que el asunto del régimen sobre el uso del cannabis por parte de la población adulta seguirá en la agenda del debate público, de la competencia política y del trabajo parlamentario. Se trata, al fin y al cabo, de un tema que interesa a los jóvenes (y que preocupa a los padres) y que por consiguiente forma parte de lo que algunos llaman una nueva agenda pública. La atención amplia que se percibió en los debates recientes así lo demuestra, más aún cuando el Congreso tuvo cambios notables en su última elección, en detrimento de los grupos y fuerzas más tradicionales. Si ha cambiado parcialmente la composición política del Congreso y de otros foros de participación, sería de esperarse que se modifique también la agenda del debate público. ¿Eso lo demuestra el debate sobre la legalización del cannabis?
En todo caso, el debate está cambiando y está quedando atrás la tradicional posición de atacar a todas las drogas por igual y con posiciones radicales. En Estados Unidos, el presidente Joe Biden solicita que la marihuana sea retirada de la lista de drogas duras -a la que entran el LSD y la heroína-, lo cual es una muestra clara de que se están modificando las miradas hacia el tema y se están haciendo más sofisticadas y complejas. A la “nueva agenda” de la competencia política y de asuntos públicos están entrando conceptos que en el pasado eran impensables sobre el consumo de estupefacientes.
Es entendible que quienes defendieron la posición más “dura” en el debate que acaba de terminar en el Senado se sientan triunfadores. Pero el margen se disminuyó en comparación a otras ocasiones anteriores y en el contexto general también hay elementos nuevos. Lo que está claro es que el tema no está agotado y que probablemente le faltan las batallas más definitivas.
*Periodista y excanciller de Colombia