¿Está mal pegarles a las personas? Los niños y las niñas son personas
Ximena Norato, directora de PANDI, les responde a los que se oponen al proyecto que busca prohibir el castigo físico a menores.
Ximena Norato
Cuando alguien defiende de manera tan vehemente su derecho a pegarle a los niños y niñas, inventa argumentos en contra del proyecto de ley que prohíbe su uso, lo único que me queda por pensar es que esos sujetos son el mejor ejemplo, para justificar la aprobación de la ley: siguen justificando la violencia para relacionarse con las personas. Y acá estamos, como uno de los peores países para crecer y uno de los más violentos del mundo.
A través de los siglos, algunos grupos de la población hemos necesitado acciones positivas del derecho, porque, a pesar de haber leyes generales, que, por ejemplo, digan que los seres humanos tenemos los mismos derechos, necesitamos una ley contra la esclavitud y declarar que los afrodescendientes tenían alma, otra para dar el voto a las mujeres y se amplió la ley para que la violación por parte del cónyuge fuera un delito, y ahora, necesitamos una para que a los niños y a los adolescentes no les peguemos como excusa ‘educativa’.
Se necesita una ley porque el 85% de los hogares admiten que en sus casas hay castigo físico, humillante y/o degradante en contra de la niñez. Pellizcos, cachetadas, coscorrones, duchas de agua fría, insultos, son algunas de las acciones relatadas. ¿Permitiría usted que su jefe le dé una nalgada por no llevar el informe a tiempo? Pues bien, a los niños se les golpea por no llevar la tarea, regar el jugo, no ir a la cama a tiempo, contestar feo a los adultos, pasar mucho tiempo en el celular, o ¡decir mentiras! entre otras cosas, que los adultos también hacemos, solo que, parece que consideramos que somos sus superiores en dignidad humana.
Si esta ley no se aprueba, entonces, y en consecuencia y justicia, se podría aprobar una que diga que le podemos pegar a los empleados que no traigan el informe, a los vecinos que pongan música muy fuerte, a los congresistas que digan mentiras (pero solo un coscorrón o una cachetada moderada) a ver si aprendemos a ser respetuosos, buenos, bien portados.
¿Lo notan? Cada argumento en contra del proyecto o que justifique estos comportamientos resulta ilógico, le falta razón y mucho de derechos humanos.
En increíble que en pleno siglo XXI, en este país que cada día secuestran, reclutan y matan niños, nos veamos en la necesidad campañas con el Estado, la sociedad civil, los pediatras, psicólogos, psiquiatras, periodistas, para que aprueben una ley educativa, pedagógica, que busca que las familias que deseen, puedan adquirir herramientas educativas y de crianza no violentas.
Lea más: Vuelve al Senado el debate en torno a prohibir el correazo y el chancletazo contra los niños.
¿Que las familias son autónomas? Claro, críen como quieran pero sin violencia. La autonomía familiar, la de cada individuo, no tiene entre sus derechos golpear a otros seres humanos. Menos a sus hijos a quienes supera en fuerza, tamaño, quienes dependen económica, emocional y afectivamente de los padres, y por lo tanto no se pueden defender. No apoyar esta ley es inmoral, aunque algunos se ufanen de recomendar a sus fieles la crianza violenta, y de haber criado a sus hijos con golpes. Si el ejemplo educa, el mal ejemplo, mal educa.
Dicen que el proyecto es inconstitucional. ¿Fue inconstitucional o se allanó la autonomía familiar cuando se prohibió la violación por el cónyuge? eso no es “meterse con la familia” eso es meterse con los derechos y en este caso por la defensa de los derechos de 16 millones de seres humanos colombianos en contra de los cuales nos abrogamos el derecho de pegarles.
*Directora de PANDI: Comunicación de Derechos Humanos
Cuando alguien defiende de manera tan vehemente su derecho a pegarle a los niños y niñas, inventa argumentos en contra del proyecto de ley que prohíbe su uso, lo único que me queda por pensar es que esos sujetos son el mejor ejemplo, para justificar la aprobación de la ley: siguen justificando la violencia para relacionarse con las personas. Y acá estamos, como uno de los peores países para crecer y uno de los más violentos del mundo.
A través de los siglos, algunos grupos de la población hemos necesitado acciones positivas del derecho, porque, a pesar de haber leyes generales, que, por ejemplo, digan que los seres humanos tenemos los mismos derechos, necesitamos una ley contra la esclavitud y declarar que los afrodescendientes tenían alma, otra para dar el voto a las mujeres y se amplió la ley para que la violación por parte del cónyuge fuera un delito, y ahora, necesitamos una para que a los niños y a los adolescentes no les peguemos como excusa ‘educativa’.
Se necesita una ley porque el 85% de los hogares admiten que en sus casas hay castigo físico, humillante y/o degradante en contra de la niñez. Pellizcos, cachetadas, coscorrones, duchas de agua fría, insultos, son algunas de las acciones relatadas. ¿Permitiría usted que su jefe le dé una nalgada por no llevar el informe a tiempo? Pues bien, a los niños se les golpea por no llevar la tarea, regar el jugo, no ir a la cama a tiempo, contestar feo a los adultos, pasar mucho tiempo en el celular, o ¡decir mentiras! entre otras cosas, que los adultos también hacemos, solo que, parece que consideramos que somos sus superiores en dignidad humana.
Si esta ley no se aprueba, entonces, y en consecuencia y justicia, se podría aprobar una que diga que le podemos pegar a los empleados que no traigan el informe, a los vecinos que pongan música muy fuerte, a los congresistas que digan mentiras (pero solo un coscorrón o una cachetada moderada) a ver si aprendemos a ser respetuosos, buenos, bien portados.
¿Lo notan? Cada argumento en contra del proyecto o que justifique estos comportamientos resulta ilógico, le falta razón y mucho de derechos humanos.
En increíble que en pleno siglo XXI, en este país que cada día secuestran, reclutan y matan niños, nos veamos en la necesidad campañas con el Estado, la sociedad civil, los pediatras, psicólogos, psiquiatras, periodistas, para que aprueben una ley educativa, pedagógica, que busca que las familias que deseen, puedan adquirir herramientas educativas y de crianza no violentas.
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¿Que las familias son autónomas? Claro, críen como quieran pero sin violencia. La autonomía familiar, la de cada individuo, no tiene entre sus derechos golpear a otros seres humanos. Menos a sus hijos a quienes supera en fuerza, tamaño, quienes dependen económica, emocional y afectivamente de los padres, y por lo tanto no se pueden defender. No apoyar esta ley es inmoral, aunque algunos se ufanen de recomendar a sus fieles la crianza violenta, y de haber criado a sus hijos con golpes. Si el ejemplo educa, el mal ejemplo, mal educa.
Dicen que el proyecto es inconstitucional. ¿Fue inconstitucional o se allanó la autonomía familiar cuando se prohibió la violación por el cónyuge? eso no es “meterse con la familia” eso es meterse con los derechos y en este caso por la defensa de los derechos de 16 millones de seres humanos colombianos en contra de los cuales nos abrogamos el derecho de pegarles.
*Directora de PANDI: Comunicación de Derechos Humanos