Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Este lunes fue presentada la reforma tributaria del gobierno de Gustavo Petro. El nuevo presidente no esperó ni siquiera estar 24 horas en el poder para radicar la iniciativa con la que buscan recolectar $25 billones. Esto demuestra la premura con la que buscan sacar adelante la modificación al sistema tributario colombiano.
Con la radicación, el proyecto comienza un extenso camino para convertirse en ley de la República. Como es una ley ordinaria, el texto debe pasar una sola vez por Cámara y Senado, lo que implica que tendrá dos debates por corporación (un debate en Comisión y otro en plenaria). La forma en que se realizarán estas discusiones depende de si el gobierno de Gustavo Petro radica o no el mensaje de urgencia para este proyecto.
>Lea más sobre el Congreso, el Gobierno Petro y otras noticias del mundo político
Esta figura busca agilizar el trámite de leyes. El mensaje de urgencia permite que los debates de comisiones de Cámara y Senado se hagan de manera conjunta, y que las discusiones de plenaria sean de forma simultanea, o al menos muy cercanas en el tiempo. Normalmente el trámite ordinario obliga que primero se pase por una corporación y luego por la otra, por lo que el mensaje de urgencia es necesario si el nuevo Ejecutivo quiere meterle el acelerador a la reforma.
Como es un tema de impuestos y tiene una afectación económica, la reforma tributaria no se estudia en una sola comisión de cada cámara, sino que su análisis y aprobación debe ser asumido por las cuatro comisiones económicas que tiene el Congreso, la Tercera y la Cuarta de cada corporación. Las comisiones económicas de cada corporación se reúnen en conjunto para tramitar la iniciativa. Si se llega a radicar el mensaje de urgencia, se terminan reuniendo cuatro comisiones al mismo tiempo.
Tras la radicación del texto, este debe ser remitido a las comisiones que lo tramitarán. Allí se nombrarán a los ponentes que serán los primeros encargados de estudiar el texto y presentar una ponencia, en la que se hacen las primeras modificaciones al texto original. Como es una reforma tributaria, normalmente se nombran múltiples ponentes, uno por cada partido.
Los ponentes se reúnen de forma privada para realizar un primer texto que presentarán en comisión. Esta debe ser votada y estudiada por el resto de congresistas de la célula legislativa. En este debate se le pueden introducir nuevas modificaciones al texto, que son votadas por los legisladores. De ser aprobada la iniciativa, los ponentes nuevamente son los encargados de modificar el texto, esta vez con los cambios aprobados por la comisión y otras posibles sugerencias que vayan saliendo por el camino.
Con una segunda ponencia, el proyecto llega a plenaria para que tenga un debate final allí. En esta instancia aún se puede modificar el texto, o que permite añadir o borrar puntos del articulado. Dependiendo de si hay menaje de urgencia o no, la plenaria se convierte en el paso final o intermedio del proyecto. Esto quiere decir que, sin la solicitud del Ejecutivo, el proyecto pasa primero por la Plenaria de la Cámara, para luego ser estudiado en Senado. Pero, si hay la solicitud de acelerar el trámite, normalmente se presenta un mismo texto en ambas plenarias y su aprobación es simultánea o muy cercana en el tiempo.
Sea por el trámite ordinario o de urgencia, si hay diferencias entre los textos aprobados por las plenarias de Cámara y Senado, debe hacerse una conciliación. Para esto, se nombra unos congresistas conciliadores que serán los que comparen los textos producidos en ambas corporaciones y los homogenicen. Esta labor pasa a ser revisada por cada una de los plenos de cada cámara que debe votar el texto final. De ser aprobado, el presidente Gustavo Petro deberá promulgar la reforma como ley.