Márquez, Quintero y Caicedo agitaron las opciones de unidad progresista para 2026

La publicación del mensaje estaba coordinada. Cada uno, sobre las 6:15 de la tarde del último día de 2024, lanzó en su cuenta de X la fotografía y deseó un feliz 2025 a sus seguidores. Rápidamente, los trinos generaron el respaldo de los sectores oficialistas, al igual que una ola de críticas de las figuras de oposición. Pero más allá de los comentarios, la imagen se convirtió en la primera movida política del año con miras a las elecciones presidenciales y legislativas de 2026.

La publicación del mensaje estaba coordinada. Cada uno, sobre las 6:15 de la tarde del último día de 2024, lanzó en su cuenta de X la fotografía y deseó un feliz 2025 a sus seguidores. Rápidamente, los trinos generaron el respaldo de los sectores oficialistas, al igual que una ola de críticas de las figuras de oposición. Pero más allá de los comentarios, la imagen se convirtió en la primera movida política del año con miras a las elecciones presidenciales y legislativas de 2026.

Francia Márquez, vicepresidenta y ministra de la Igualdad; Daniel Quintero, exalcalde de Medellín; y Carlos Caicedo, exgobernador de Magdalena, se reunieron en Cali para analizar cómo mover sus fichas de cara al juego de alianzas y coaliciones del progresismo que tendrá como escenario todo el 2025.

Fuentes que asistieron al encuentro le dijeron a El Espectador que fue una charla marcada por las risas y la “camaradería” que hay entre los tres, de la que surgió la idea de dar un golpe de opinión con la publicación de la imagen. Al término de la charla, todos coincidieron en que los une su afinidad con el proyecto del presidente Gustavo Petro, pero también el potencial de sumar votos en las regiones.

“Somos costa Caribe, Antioquia y el Pacífico. Después de Bogotá, esos son los tres centros de mayor votación en el país”, planteó uno de ellos en medio de la reunión. En sus cuentas, la fuerza del acercamiento se refleja en los más de 780.00 votos que alcanzó Márquez en la consulta del Pacto Histórico en 2022, los 300.000 con los que Quintero llegó a la Alcaldía de Medellín en 2019; y los más de 340.000 que obtuvo Caicedo ese mismo año para ser gobernador de Magdalena, los cuales, además, sirvieron para que lo sucediera en 2023 su mano derecha, Rafael Martínez.

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Ese capital electoral incluso les sirvió para llegar a tener partidos políticos propios, los cuales, sin embargo, se han caído por decisión del Consejo de Estado. En 2024, el tribunal tumbó las personerías jurídicas de Independientes (Quintero) y Fuerza Ciudadana (Caicedo), y es probable que ocurra lo mismo con Soy Porque Somos, colectividad de la vicepresidenta y ministra de la Igualdad.

De hecho, ese último punto estuvo sobre la mesa en la reunión decembrina, por lo cual los tres coincidieron en que era el momento preciso para “la convergencia de los sectores progresistas sin personería jurídica clara”. De esta manera, la apuesta de Márquez, Quintero y Caicedo es explorar la conformación de un bloque que sume al propuesto por el presidente y que hasta ahora ha logrado la unidad de Colombia Humana, la Unión Patriótica, el Polo Democrático y el Partido Comunista en un solo Pacto Histórico.

El propio Petro ha dicho que esa es la única fórmula para llevar la apuesta del “cambio” más allá de 2026, para lo cual se necesitaría otra victoria en las presidenciales y unas mayorías en las legislativas que garanticen la gobernabilidad para tramitar las llamadas reformas sociales. “Ganar el gobierno no es el objetivo, se trata de ganar el poder”, advirtió el mandatario a mediados de noviembre pasado.

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En este punto aparecen, nuevamente, las dudas sobre los mecanismos internos que se utilizarán en el Pacto Histórico para definir las candidaturas y el orden de las listas al Congreso. Al igual que sectores como el de los Unitarios —conformado, entre otros, por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Todos Somos Colombia y Comunes—, en la eventual alianza de Márquez, Quintero y Caicedo hay temor por una posible implosión de la unidad, a causa del “fuego amigo”, que derive en la elección de candidatos a dedo.

“Lo que no debería pasar es que un proceso no democrático termine venciendo en el Pacto y excluya al resto de movimientos”, se escuchó en la reunión. Por ahora, los tres reconocen que tienen diferencias de forma con los otros partidos del oficialismo, pero que, como ni ellos ni los demás han definido una ruta clara para las elecciones, tienen tiempo de conversar y lograr acuerdos con base en los principios ideológicos que los unen.

Uno de los asistentes al encuentro entre los tres lo definió como la carrera por elegir entre un “Pacto Histórico grande”, que reúna a todas las fuerzas de izquierda e incluso de centro, como lo pidió Petro, o un “Pacto Histórico pequeño”, en el que “mande el bolígrafo” y no se logre el objetivo de llevar a un aliado a la Casa de Nariño.

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Sobre la posibilidad de tender puentes con el centro, varios dicen que lo ideal sería que el nuevo Pacto Histórico elija un precandidato a mediados de 2025, a través de una encuesta. Así, en las elecciones legislativas podrían montarse en una consulta con las fuerzas de centro, donde figuras como Roy Barreras, Luis Gilberto Murillo y varios más deberían definir su representante. Y sobre las listas al Congreso, que serían cerradas y en cremallera, esperan acordar unas elecciones primarias para definir el orden.

La tarea no será sencilla, pues además de que la mayoría de congresistas del Pacto buscarán la reelección en 2026, a la contienda muy seguramente llegarán ministros, embajadores y otros altos funcionarios del Ejecutivo que querrán los mejores puestos. Esos nombres se conocerán antes de marzo, cuando empiezan las inhabilidades para ser candidato, y no se descarta incluso que figuras como la misma Francia Márquez; Juan Fernando Cristo, ministro del Interior; Susana Muhamad, ministra de Ambiente; o Guillermo Jaramillo, ministro de Salud, den el paso al costado para aspirar.

Entre tanto, en el nuevo bloque de Márquez, Quintero y Caicedo son conscientes de que también deberán lidiar con las encuestas y los niveles de favorabilidad. Solo por dar un ejemplo, la vicepresidenta carga con el lastre de los bajos niveles de ejecución del Ministerio de la Igualdad y, según una encuesta de diciembre hecha por la firma Invamer, tiene una imagen desfavorable del 55 %. Así mismo, el exalcalde de Medellín y el exgobernador de Magdalena se enfrentan a algunos malos resultados de sus administraciones, por los cuales sus opositores no dudan en pasarles factura.

Entre enero y marzo se decantará el panorama con las renuncias y la luz verde para las campañas; sin embargo, los cuadros petristas en las regiones piden adelantar cuanto antes los procesos internos en vista que la oposición y los llamados “outsiders” hacen lo propio.

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