Publicidad

Francia Márquez no conoce la paz ni la tranquilidad hace veinte años

Las violencias racistas, clasistas y machistas que han recaído sobre la candidata a la vicepresidencia de Colombia por el Pacto Histórico, se suman a dos décadas de ataques y violaciones de sus derechos por parte de actores de todos los bandos que han querido acallarla y neutralizar su labor en defensa del ambiente, el territorio y la vida.

Carolina Gutiérrez Torres*, especial para El Espectador
09 de abril de 2022 - 08:11 p. m.
Francia Márquez no conoce la paz ni la tranquilidad hace veinte años
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Francia Márquez Mina (1982, vereda Yolombó, Suárez, Cauca), candidata a la vicepresidencia de Colombia por el Pacto Histórico, no ha conocido la paz ni la tranquilidad en, por lo menos, los últimos veinte años. “Ya está bueno de las amenazas”, dijo a comienzos de abril, después de difundir en redes sociales un panfleto firmado por las “Águilas Negras. Bloque Capital” en el que se advierte que la “exterminarán” como a “las ratas”: a ella; a su fórmula presidencial, Gustavo Petro, y a otros miembros de esa colectividad. A las amenazas (que suman tres en menos de un mes, según Márquez) se han sumado otras violencias crudas y estructurales que apenas estamos empezando a encarar como sociedad: el racismo y el clasismo. El camino a la vicepresidencia ha sido, en su vida, más de lo mismo: violencia.

Francia Márquez lleva veinte años enfrentando (sobreviviendo) a unas violencias diferenciadas y exacerbadas por el hecho de ser mujer, ser negra, ser lideresa social, y defender el ambiente y el territorio. Esos componentes esenciales de su vida la han puesto en un mayor grado de exposición a unas violencias que, además, han sido sistemáticas. La académica y feminista británica Cynthia Cockburn se refiere, en casos como este, a un “continuum de violencias” por la circularidad y la permanencia de éstas en las vidas de las mujeres.

Veinte años sin conocer la paz. Veinte años defendiéndose de adversarios (de todo tipo) que han arreciado contra ella –y contra las lideresas negras del norte del Cauca que defienden la naturaleza, el territorio y la vida– porque “incomodan” y “obstaculizan” sus proyectos económicos y armados. Ahora podemos decir que, también, sus proyectos políticos. Los paramilitares fueron los primeros responsables de unas violencias particulares y agudizadas contra ellas. Luego los mineros, que pretendían establecerse y devastar su territorio para sacar oro. También es responsable el Estado colombiano, que permitió y promovió la expansión minera en el norte del Cauca, pasando por encima de los derechos de las comunidades negras que ancestralmente habían habitado ese lugar. En los últimos años, son responsables los actores criminales y armados que emergieron (o se posicionaron o mutaron) en la reconfiguración de la guerra que estamos viviendo a partir de la desmovilización de las Farc. Y, recientemente, son responsables actores de toda índole que quieren sacarla del camino a la vicepresidencia.

(Quizás quiera escuchar: Colombia, un país pluriétnico, multicultural y... ¿racista?)

La amenaza (tal y como está sucediendo ahora) ha sido la principal arma para neutralizar la labor de Francia Márquez –de ellas–. Según cifras de Somos Defensores, entre 2016 y 2020 la amenaza fue el tipo de agresión más común contra líderes y lideresas de todo el país (2.502 casos), seguido por el asesinato (664) y los atentados (154). Esta información coincide con los registros de la Defensoría del Pueblo. Los mensajes amenazantes buscan señalarlas, encasillarlas, etiquetarlas, neutralizarlas, acallarlas, impedir su labor. “Nosotros venimos viviendo amenazas desde el 2009. Desde ese momento he ido a la Fiscalía, he llevado los audios y los números de teléfono, y hasta ahora, pues, la inteligencia no sirve para eso. Creo que he perdido la cuenta de las amenazas. Pero creo que he recibido más de ocho amenazas y como organización creo que hemos recibido más de veinte”, me dijo Francia Márquez en marzo de 2021.

Las lideresas ambientales y territoriales del norte del Cauca también han sido objeto de otras violencias, como la estigmatización y los atentados, que persiguen ese mismo objetivo de obstaculizar su labor, de fragmentar al pueblo a través del desmembramiento de procesos organizativos. El asesinato ha sido utilizado en menor medida porque sus cuerpos son territorio de guerra de largo aliento para los agresores. En lugar de la eliminación, buscan mantenerlas como objeto de dominio, manipulación y control de las comunidades que representan. La violencia económica (a través del despojo de sus formas tradicionales de supervivencia como la minería artesanal), la violencia contra su núcleo familiar y la violencia sexual (atravesada por una connotación de posesión e hipersexualización de sus cuerpos), son otras formas de violencias que han recaído continuamente en las lideresas negras del norte del Cauca.

>Lea más sobre las elecciones de 2022 y otras noticias del mundo político

¿Cómo han hecho para mantenerse vivas –les pregunté a Francia Márquez y a sus compañeras de lucha– en medio de una desatención histórica y estructural por parte del Estado colombiano; en medio de un país racista, clasista y machista; en medio de una guerra en la que actores de todos los bandos se han disputado el dominio de su territorio? Francia y las lideresas afro del norte del Cauca reconocieron la necesidad de ocupar lugares relevantes en procesos de decisión, de política pública y de gobierno, para liderar las transformaciones que necesitaban no solo como pueblo negro sino como mujeres negras. Se formaron como sujetos políticos, documentaron sus propias violencias, crearon un entorno institucional protector a nivel internacional (se han rodeado de organizaciones defensoras de derechos humanos, como la ONU, que promueven y legitiman su labor), y han implementado acciones cotidianas de cuidado, como la creación de redes de comunicación dentro de la comunidad.

En esa labor –mantenerse vivas– Francia Márquez ha llegado hasta aquí. Es la primera mujer negra del norte del Cauca que alcanza este nivel en la escena política: una oportunidad histórica para posicionar, en la opinión pública y en el debate electoral, las violencias estructurales que han recaído sobre el pueblo negro en Colombia, sobre su territorio, sobre los cuerpos de las mujeres. Y lo está logrando en medio de ese continuum de violencias al que este país la ha condenado. A ella y ellas.

* Esta reflexión recoge algunos de los hallazgos de la tesis de maestría en Estudios Políticos de la Universidad Nacional de Colombia “Violencias contra lideresas afro territoriales y ambientales del norte del Cauca, Colombia: la espiral que no cesa (2000-2020)”, que se puede consultar aquí: https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/81154

Por Carolina Gutiérrez Torres*, especial para El Espectador

Temas recomendados:

 

Joaquín(65075)12 de abril de 2022 - 11:37 a. m.
Por favor explicar cómo es posible que estando en una zona bajo el dominio de las Farc y del ELN no se haya dado violencia por éstos guerrilleros narcotraficantes y si por quienes los combaten. Desde cuál perspectiva ideológica se escribe este artículo?
Manuel(21663)10 de abril de 2022 - 11:30 p. m.
Este periódico solo tiene artículos de Petro y Francia, y los otros candidatos qué? oh mentiras tiene uno que habla de Rodolfo alabando a Petro, esta muy direccionada su posición, es bueno que los medios contribuyan a la información y no a direccionarla enfocándola en su candidato predilecto están iguales que caracol televisión y radio.
luamo(itkq6)10 de abril de 2022 - 05:11 p. m.
Nadie en Colombia por 100 años conoce la paz. Herencia de los políticos, que siguen en las mismas. Por populistas que sea, la izquierda, si llegan, ese populismo los va a matar. Cuando el pueblo tiene hambre se joden todos. La López, gastando como si los impuestos fueran de ella. 9 Mil millones en contratos a sus amigos VIP? Así se pagan las campañas. Como pagara Petro Putin 7 mil millones?
Katheryne(03330)10 de abril de 2022 - 04:57 p. m.
Ningún colombiano conoce la paz hace más de tres generaciones, y por esto no moralmente transparente adueñarse de esta narrativa y seguir polarizando
arturo(6208)10 de abril de 2022 - 12:55 p. m.
I cual q muchos colombianos y no salen a dársenas los mártires
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar