Gobierno cede ante un Congreso desconfiado para aterrizar su agenda

El Gobierno de Gustavo Petro mostró, en los últimos cinco días, que sí está dispuesto a ceder en algunos de sus puntos de honor para conseguir sacar adelante sus proyectos. Así se ha visto en la discusión de la reforma laboral que, para este viernes, ya tiene 34 de 54 artículos aprobados en el segundo de cuatro debates, pasándole tijera a varios de sus propuestas claves. No obstante, la discusión ha mostrado las grietas en un pacto que no es a prueba de todo.

El Gobierno de Gustavo Petro mostró, en los últimos cinco días, que sí está dispuesto a ceder en algunos de sus puntos de honor para conseguir sacar adelante sus proyectos. Así se ha visto en la discusión de la reforma laboral que, para este viernes, ya tiene 34 de 54 artículos aprobados en el segundo de cuatro debates, pasándole tijera a varios de sus propuestas claves. No obstante, la discusión ha mostrado las grietas en un pacto que no es a prueba de todo.

La reforma es clave, porque con ella el Gobierno intenta, en una nueva ocasión, modificar las condiciones laborales. Pero también porque es la primera vez que se aterriza en la práctica la promesa de una concertación generalizada de las iniciativas legislativas del Ejecutivo, en el marco del acuerdo nacional cuyos ejes reveló El Espectador. Y desde la Casa de Nariño defienden que sí se ha logrado. Por eso, aseguran, se consiguió el respaldo de bancadas como la liberal, la conservadora y la de La U.

En la otra cara de la moneda está la oposición que dice que la realidad es otra y que, lejos de ser escuchados, se ha “torpedeado” su participación en las plenarias. Incluso, llegan a asegurar que al petrismo solo le ha interesado sentarse con quienes ya lo apoyan.

En efecto, durante las plenarias de esta semana, se vio a Cristo y a la ministra del Trabajo y autora del proyecto, Gloria Inés Ramírez, moviéndose entre las curules de los representantes en el Salón Elíptico, dialogando con uno y otro parlamentario de cara a que se logre aprobar cada artículo.

Así, por ejemplo, se consiguió ampliar la licencia paternal a cuatro semanas. Precisamente, con la última es que el Gobierno saca pecho de su capacidad de lograr consensos, toda vez que en el articulado original se hablaba de seis semanas. Es decir, para que el acuerdo se salga de la retórica de los pasillos parlamentarios, el oficialismo se ha mostrado dispuesto a ajustar sus propias propuestas, siempre y cuando se mantengan sus puntos de honor, como el recargo nocturno desde las 7 de la noche (que ya fue aprobado).

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En todo caso, lo que está ocurriendo con la discusión de la reforma laboral pasará también, en las próximas semanas, con las otras grandes apuestas legislativas oficialistas que ya están en el Capitolio: la nueva reforma a la salud y el proyecto de ley ordinaria de la jurisdicción agraria. La expectativa del Gobierno es que para la próxima semana las ponencias de ambas sean radicadas y empiece su recorrido por un Congreso que poco le ha caminado al presidente. Una situación que se profundizará de cara a la campaña electoral de 2026.

Todo ello, en el marco de los tres ejes del acuerdo nacional: dar los debates dentro de la institucionalidad actual, sacar las armas de la política y bajarles a los decibeles de la confrontación verbal y fomentar la transformación territorial.

Sin embargo, al hablar del tema, Cristo se muestra tranquilo. “Es una demostración de que sí se puede llegar a acuerdos”, le dijo a El Espectador. Y explicó que si ya se espera que en segundo debate la reforma laboral quede aprobada es porque ha habido reuniones constantes con las bancadas. “Vamos avanzando muy bien con las bancadas de La U, de las bancadas gobernantes, del Partido Liberal y del Conservador. Y hay acuerdos también con los representantes de las Citrep (curules de la paz)”, aseveró. Hasta aseveró que la elección de Gregorio Eljach como procurador da fe de que “el acuerdo nacional ya se está construyendo”.

También esa opinión la comparte María Fernanda Carrascal, del Pacto Histórico y coordinadora ponente de la reforma laboral. Con vehemencia, defiende la representante petrista que desde la primera propuesta, que se hundió al término de la legislatura de 2023, ha habido una preocupación por conversar con todas las partes involucradas.

“Ha sido muy acertado llevar al segundo debate la ponencia bastante concertada, entonces llegan sectores más tranquilos. Pero yo creo que es un buen trabajo que hicimos como ponentes de concertación amplia. Hemos recogido y acumulado los proyectos del conservador, de parte de la oposición, artículos nuevos de Cambio Radical, de todo el mundo”, afirmó.

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En la práctica, la negociación trajo cambios sustanciales en la ponencia que se empezó a discutir apenas hace dos semanas. Como se dijo, pasó con la licencia de paternidad, por petición de los de La U, que también consiguió que la ministra Ramírez se comprometiera a eliminar la propuesta de ampliar las vacaciones a 18 días para los trabajadores de vigilancia.

También la colectividad, que tiene como líder natural a la gobernadora Dilian Francisca Toro, consiguió, junto con los conservadores y los liberales, que se eliminaran las modificaciones a las causales de indemnización por un despido sin causa.

Y los liberales lograron que se modificara el artículo que fijaba una remuneración igual o superior al mínimo para los aprendices del SENA vinculados a empresas. Tras la negociación con la ministra Ramírez, se aceptó que la remuneración pasara a ser del 60 % en la etapa lectiva y del 100 % en la práctica.

Esa conciliación, como la ha mostrado el gobierno, ha llegado a tal punto que desde el oficialismo hay cierta incomodidad, puesto que varias de sus banderas han cambiado. “Hay cosas con las que yo no estoy de acuerdo, yo hubiera querido que fueran más garantistas, pero hay avances importantes y reconquista de derechos perdidos, pero eso para mí es una victoria”, aseguró Carrascal.

En la oposición, no obstante, creen que el acuerdo ha sido entre cercanos. Durante todas las plenarias, mientras los ministros recorren de lado a lado el Salón Elíptico, han denunciado que no se les ha dado garantías para la discusión y que, en todo caso, las reuniones que tuvieron con el ministro del Interior no sirvieron para discutir a profundidad el articulado antes de tener que discutirlo en las plenarias.

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Así lo dijo Katherine Miranda, del ala opositora de la Alianza Verde: “consideramos que el acuerdo no ha pasado de la retórica. Audiencias públicas y reuniones con bancadas se hacen todo el tiempo. De hecho, la reunión que nosotros tuvimos fue solo informativa”.

Sobre las mesas técnicas para la reforma a la salud, que Cristo ha definido como un mecanismo único en su tipo, la representante, que al comienzo del Gobierno de Gustavo Petro lo respaldó, afirmó que “nos dijeron que previo a la presentación tendríamos unas mesas técnicas donde se nos permitiera a los diferentes actores aportar a la construcción de la reforma, algo que no pasó. A la mesa técnica solo invitan a quienes están a favor de la reforma a la salud”.

Además, para la representante es diciente un hecho: que no se haya convocado a la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales. Este es un mecanismo en el que tienen asiento empleadores, trabajadores y gobierno y que, por convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se debe convocar al cambiar normas laborales.

“La Organización Internacional de Empleadores (OIE) desea transmitir su profunda preocupación, y hacer de su conocimiento el continuo actuar del Gobierno al margen de sus obligaciones internacionales contraídas en relación con la consulta tripartita, resultando además en el debilitamiento de las instituciones de diálogo social en el país”, se lee en un comunicado de este organismo a la OIT. Esta se comprometió, en respuesta, a hacer un llamado al gobierno petrista por “el carácter trascendental de los procesos de consulta tripartita”.

La falta de acuerdos también se ha visto, según los contrarios al gobierno, en que no se han movido las reformas a la salud presentadas por independientes y por opositores, pese a que fueron radicadas antes que la proposición oficialista.

“Hace dos meses radicamos con la bancada independiente el proyecto de ley 135 de reforma a la salud, pero aún no llega a la Comisión Séptima. No entendemos la razón de este retraso y hacemos un llamado a Jaime Raúl Salamanca para que asigne este proyecto tan urgente”, dijo la representante Julia Miranda, del Nuevo Liberalismo.

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Este tipo de búsqueda de acuerdos también lo reflejó más allá del Capitolio. Se vio cuando el presidente Petro cambió la dureza de su discurso contra la banca, para anunciar un acuerdo de $55 billones para entregar créditos en aras de reactivar la economía, una conversación que es liderada por Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre).

Con ese panorama, entonces, queda claro que el deber del Gobierno, y en particular del ministro Cristo, abanderado del tema, será mostrar que su propuesta del acuerdo nacional va más allá del discurso y que es capaz de bajarle el tono a las confrontaciones, en medio de un ambiente cada vez más tenso a medida que se acercan los comicios del 2026.

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