Ya son 13 reencauchados en el Gobierno tras su caída del Congreso y otras entidades
Roy Barreras, Armando Benedetti y Gustavo Bolívar son algunos de los funcionarios que han sido reintegrados en el Ejecutivo de Gustavo Petro tras salir de otros puestos. Mientras han justificado en sus hojas de vida que cumplen con los requisitos para asumir esas funciones, la práctica de mover figuras entre cargos fue usada también en administraciones pasadas, como la de Iván Duque.
El Gobierno de Gustavo Petro mantiene viva la práctica de administraciones pasadas de reacomodar funcionarios cercanos que han salido de sus cargos en otros puestos: tal es el caso con los exministros de Justicia, Agricultura, Interior, Minas y Transporte, quienes siguen atados al Ejecutivo por diversos contratos. La situación es similar con excongresistas del progresismo, quienes también han salido premiados en altos puestos, como Gustavo Bolívar, Alexander López y Roy Barreras. Serían al menos 13 los funcionarios “reencauchados” por el Gobierno para que se siguieran desempeñando en la administración y que, de todas formas, han justificado en sus hojas de vida que tienen los requisitos para cumplir esas funciones.
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El Gobierno de Gustavo Petro mantiene viva la práctica de administraciones pasadas de reacomodar funcionarios cercanos que han salido de sus cargos en otros puestos: tal es el caso con los exministros de Justicia, Agricultura, Interior, Minas y Transporte, quienes siguen atados al Ejecutivo por diversos contratos. La situación es similar con excongresistas del progresismo, quienes también han salido premiados en altos puestos, como Gustavo Bolívar, Alexander López y Roy Barreras. Serían al menos 13 los funcionarios “reencauchados” por el Gobierno para que se siguieran desempeñando en la administración y que, de todas formas, han justificado en sus hojas de vida que tienen los requisitos para cumplir esas funciones.
El más reciente fue César Pachón, exsenador del Pacto Histórico que se convertiría la próxima cabeza de la Agencia de Desarrollo Rural. En su historial está una elección anulada por el Consejo de Estado por doble militancia tras haber apoyado en las elecciones de 2022 a un candidato a la Cámara de la coalición del Pacto Histórico que no hacía parte de su colectividad (Mais). A eso se suma que, en junio, la Corte Suprema abrió una investigación formal en su contra por los delitos de cohecho propio, falsedad ideológica en documento público, peculado por apropiación y concusión durante su periodo como representante a la Cámara entre 2018 y 2019.
Esta no ha sido la primera vez que un presidente vuelve a meter a la cancha fichas que se habían quedado fuera del juego. En la administración de Iván Duque, un ejemplo fue Guillermo Botero, el ministro de Defensa que renunció en 2019 antes de someterse a una moción de censura en el Congreso por los bombardeos a un campamento de las disidencias de las extintas Farc-EP en los que tres menores de edad murieron. Se ‘reencauchó' en febrero de 2021 como embajador de Colombia en Chile.
Otro fue Pedro Felipe Buitrago, un viejo amigo de Duque y quien salió del cargo de ministro de Cultura en mayo de 2021. Su salida fue en un remezón ministerial a causa del estallido social, en medio del cual calificó de “vándalos” a la comunidad misak que derribó la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada en el centro de Bogotá. De allí pasó a ser embajador de Colombia en Alemania en abril de 2022.
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La puerta giratoria hacia el exterior
Pasar de ministro a diplomático suele ser la movida más usual. Ese fue el caso de los exministros de Interior, Alfonso Prada; Minas, Irene Vélez y Transporte, Guillermo Reyes.
Prada, quien había sido jefe de debate de la campaña de Petro, fue el ministro del Interior que asumió funciones junto con el mandatario. Ocupó ese puesto hasta abril de 2023, cuando ocurrió el primer remezón ministerial del jefe de Estado, y menos de dos meses después ya había sido nombrado como embajador de Colombia en Francia, el 7 de junio. Reyes tuvo un camino similar, pues abandonó el puesto junto con Prada y se convirtió en embajador de Colombia en Suecia para noviembre de 2023.
La misma movida fue la de la ahora cónsul general en Londres, Irene Vélez, cuestionada constantemente en su paso por el Ministerio de Minas, en donde ocupó la cabeza hasta agosto de 2023. A su salida, tenía una investigación en su contra de parte de la Procuraduría por presuntamente haberse “valido de su cargo para influir a un agente de Migración Colombia, con el fin de que se facilitara la salida del país de su hijo menor de edad, pese a no contar con el permiso exigido en la ley”, como se leyó en el auto del ente. Vélez ha negado haberlo hecho.
Además, se le achacó dar cifras incorrectas del déficit del Fondo de Estabilización de la Gasolina— afirmó que era una deuda de $10.000 billones y el mismo presidente tuvo que aclarar que se trataba en realidad de $10 billones”— y le criticaron haber propuesto el decrecimiento de la economía.
El premio diplomático, sin embargo, no corresponde únicamente a exministros. Otro consentido del Gobierno es Armando Benedetti, envuelto en no pocos escándalos. Fue nombrado embajador de Colombia en Venezuela en 2022, tras haber sido figura clave en la campaña del mandatario. Salió de ese puesto en medio una pelea con la administración y con el mismo Petro en julio de 2023.
“Prepárense porque yo en cualquier momento reclamo mi espacio político y no lo hagan para que vean, y si creen que es una amenaza, es una amenaza y si quieres grabarlo, grábalo, exploto porque ayer ustedes me maltrataron como una mierda y eso no se le hace a Benedetti”, le dijo a Sarabia en unos audios revelados por la Revista Semana. “Nos hundimos todos, nos acabamos todos, nos vamos presos”, advirtió sobre revelar los nombres de quienes financiaron la campaña Petro.
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Volvió para desempolvar el puesto de embajador de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La reconciliación se concretó el 6 de febrero de este año, con su nombramiento oficial en el cargo.
La puerta giratoria de la diplomacia favoreció también a Roy Barreras, cuya elección al Senado fue anulada por el Consejo de Estado tras hallar que había incurrido en doble militancia. De acuerdo con el tribunal, “incumplió su deber constitucional de renunciar a su curul 12 meses antes de la fecha de inscripciones para las elecciones de congreso periodo 2022-2026, para presentarse por otra colectividad”: fue candidato por el Pacto Histórico sin haber renunciado formalmente al Partido de la U. Así, tuvo que salir del Legislativo en mayo de 2023, mientras era el presidente del Congreso. Tres meses después, fue nombrado embajador de Colombia ante el Gobierno del Reino Unido.
En esa línea, Manuel Alberto Casanova, exjefe de la Dirección Nacional de Inteligencia y de la línea petrista “purasangre”, llegó a cumplir las labores de encargado de las funciones consulares en la embajada de Colombia ante Alemania.
Los movimientos entre ramas del poder
Elecciones anuladas por el Consejo de Estado también han significado una oportunidad de ingresar al Gobierno para algunos congresistas. Alexander López Maya, quien asumió como director del Departamento Nacional de Planeación (DNP) el 6 de marzo de este año, había salido, al menos de forma oficial, de su curul en el Senado cinco días antes.
El tribunal había tomado la decisión el 9 de noviembre del año anterior, tras haber encontrado que había incurrido en doble militancia por haber apoyado a un candidato de Alianza Verde a la Cámara y no del Pacto Histórico. Eso sí, un día antes de ser posesionado en el DNP, recibió un homenaje de la mesa directiva del Senado, en el que el mismo senador Iván Name (Alianza Verde) dio palabras de apoyo y reconoció su labor legislativa.
La misma vía tomó Luz María Múnera, cuya elección como representante de la Cámara del Pacto por el departamento de Antioquia fue anulada por el Consejo de Estado tras concluir que se habían sumado votos al Pacto (que permitieron que ella alcanzara el umbral) que eran en realidad del Centro Democrático. Salió del Congreso en septiembre de 2023 y ese mismo mes su hoja de vida fue publicada por el Ministerio de Igualdad en el cargo de viceministra para las Poblaciones y Territorios Excluidos.
Allí no duró mucho, y renunció en abril de este año en medio de lo que habrían sido diferencias con la vicepresidenta y ministra de Igualdad, Francia Márquez. Dos meses después ya tenía otro puesto: reemplazó como cabeza de la Consejería de las Regiones a Sandra Ortiz, quien fue removida de su puesto al presuntamente haber hecho parte de la red de corrupción que ocurrió en la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd).
El director de Prosperidad Social (DPS), Gustavo Bolívar, tuvo un camino similar, aunque con una elección perdida de por medio y sin una anulación del Consejo de Estado, pero sí tuvo que someterse a una investigación tras una acusación de presuntamente haber incurrido en doble militancia que fue desestimada por el tribunal. El 31 de diciembre de 2022, tan solo cinco meses después de posesionarse como senador, renunció a su curul alegando que comenzaría a escribir una novela para un medio de televisión y “el régimen de inhabilidades [se] lo impedía”.
Lo cierto es que en esa fecha también se acababa la posibilidad de renunciar al Congreso para participar en las elecciones regionales, una oportunidad que aprovechó para ganarse la candidatura del Pacto en la capital. Sus resultados, sin embargo, dejaron mucho que desear: fue el tercer candidato más votado, con el 18,71 % de los sufragios (571.591 votos). Tras ‘quemarse’ en los comicios, fue nombrado como director del DPS en marzo de este año.
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Los altos funcionarios que siguen en el ruedo
Otras figuras del Gobierno tampoco han perdido la oportunidad de moverse dentro de la Casa de Nariño. El ejemplo más notable es quizás Laura Sarabia, quien ha pasado por tres puestos cercanos al presidente. El 7 de agosto de 2022 asumió funciones como jefa del Despacho Presidencial, de donde salió en junio de 2023 tras el escándalo de Marelbys Meza por el presunto robo de una maleta con cerca de US$7.000 y por el que se le acusó de haber ordenado una prueba de polígrafo e interceptaciones a la que era en ese entonces la niñera de su hijo.
Se ‘reencauchó' en septiembre de ese mismo año como directora del DPS, después de que la tormenta se calmara un poco. En febrero de 2024, fue nombrada como directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), donde ha aparecido no en pocas ocasiones sentada a la derecha del mismo Petro.
Ministros también han quedado pegados a la administración tras ser sacudidos en el último remezón ministerial, pero vinculados con contratos de bajo perfil. Jhenifer Mojica, exministra de Agricultura— cargo al que llegó tras haberse desempeñado como directora de Asuntos Étnicos de la Unidad de Restitución de Tierras (URT)— hoy funge como asesora del Ministerio de Hacienda.
Por su lado, Néstor Osuna, exministro de Defensa, quien buscaba ser candidato para ocupar la cabeza de la Defensoría del Pueblo, está ahora en la en la Unidad para las Víctimas para apoyar a “superar el Estado de Cosas Inconstitucional en materia desplazamiento forzado”, de acuerdo con la entidad.
Esta práctica también benefició a otras figuras. Lilia Solano fue la cabeza del Viceministerio para el Diálogo Social del Mininterior y luego, con la llegada de Juan Fernando Cristo a la cartera, se convirtió en la directora de la Unidad para las Víctimas.
Dos candidatos de las elecciones de 2023 en Bogotá también resultaron con puestos. Tras no alcanzar el umbral para el Concejo, Diego Cancino ocupó el puesto de viceministro del Interior mientras Luis Fernando Velasco estaba en la cabeza del Interior, aunque también sufrió el mismo destino de Solano con Cristo. Por su parte, el excandidato a la Alcaldía Carlos Carrillo, quien había sido concejal por el Polo Democrático y se retiró de la carrera, ahora es el director de la Ungrd.
La puerta giratoria se ha llegado a consolidar como una tradición en las administraciones nacionales. No es poco común ver a una cara conocida que salió de un puesto reintegrarse en otro. Lo cierto es que mientras el presidente analiza los caminos para lograr que el progresismo avance, no estará dispuesto a que sus funcionarios más cercanos abandonen el fuerte.
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