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La delegación del Ejército de Liberación Nacional (Eln) llegó durante la noche del sábado a México, en donde empezará la segunda ronda de negociaciones de paz con el gobierno colombiano. El jefe negociador de la guerrilla, Pablo Beltrán, declaró que “esperamos que los trabajos en este segundo ciclo sean un efectivo avance y apoyo para el proceso de paz de Colombia”.
El cese al fuego ha sido el primer escollo contra el que se han chocado las negociaciones, que se retomaron el 21 de noviembre pasado en Caracas, después de cuatro años a la deriva por la falta de voluntad del anterior gobierno. ”Vamos a trabajar por un cese bilateral; tenemos una idea parecida y esperamos que eso sea un tema que en un siguiente ciclo abordemos”, decía Beltrán tras la primera ronda de negociaciones en la capital venezolana.
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El presidente Gustavo Petro se precipitó al anunciar un alto al fuego bilateral. El Eln no tardó en desmentir el anuncio y asegurar que nunca fue pactado tal cese. Ahora, Petro ha pedido a la delegación gubernamental que logre pactar este cese de hostilidades pero, el Eln no tiene prisa y las delegaciones se podrían terminar la segunda ronda de diálogos sin un acuerdo al respecto.
No obstante, el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, confía en la buena voluntad de la guerrilla. ”Tenemos la profunda esperanza que el ELN, organización política en armas, entienda el momento que vive el país y la esperanza de las comunidades más empobrecidas para lograr cambios históricos y estructurales en Colombia”, dijo Rueda a la agencia Efe.
Lo cierto es que el Eln llega a la mesa con un manifiesto malestar. El comandante de esa guerrilla, “Antonio García”, que no estuvo en Caracas, denunció en las últimas semanas agresiones por parte de las Fuerzas Militares, por lo que aseguran que están obrando como “lo han hecho Gobiernos tradicionales”.
El otro gran punto en la segunda ronda será “abordar la participación de la sociedad en la construcción de la paz”. Según el Eln, quieren que este proceso sea acompañado por las víctimas y la sociedad civil, en lo que coinciden con los objetivos del Gobierno. Es un tema que todavía no ha sido tratado y, aunque hay diversas visiones sobre cómo se hará, ambas partes quieren involucrar a las mujeres, sociedad civil y campesinado.
También hay una voluntad compartida de que el acuerdo, más allá de la paz, traiga “transformaciones sociales” para Colombia. “Está claro que la paz es el objetivo y debe incluir transformaciones sociales, queremos avanzar en esa visión común”, dijo el senador Iván Cepeda (Pacto Histórico), de la delegación gubernamental.
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Por otro lado, uno de los acuerdos más prácticos de Caracas fue el de unos “alivios humanitarios” en dos partes del Pacífico: Bajo Calima y Medio San Juan, donde el Eln tiene presencia, y que, según dijo Beltrán, si funciona correctamente, esa medida se podría expandir a otra zonas.
En enero se hizo una “caravana humanitaria” con presencia de las dos partes a estas zonas, de la cual se llevará a la mesa las conclusiones. Aunque una vez más las visiones sobre los problemas de estas regiones golpeadas por el conflicto divergen ligeramente.