¿Gustavo Petro entra a gobernar con aplanadora?
La cantidad de partidos de gobierno daba a entender que se tendría una gobernabilidad expedita, pero los hechos de los últimos días indican que la convergencia oficialista sería más frágil de lo que se pensaba.
Uno de los temores que normalmente se asociaba a una victoria presidencial de Gustavo Petro era una supuesta falta de gobernabilidad, porque tendría poco apoyo de los partidos. El rechazo histórico que despertó en algunos sectores, sobre todo de derecha, hacía pensar que un gobierno suyo vendría acompañado de una tensa relación con el Congreso, casi de férrea oposición. Sin embargo, en los días siguientes al 19 de junio, el país comprobó el arrastre que tiene el poder Ejecutivo. Sin mucho esfuerzo, Petro consiguió armar una coalición en el Legislativo en la que no solo estaban el Pacto Histórico y los Verdes, sino que recibieron el apoyos formal de liberales, conservadores y el Partido de la U.
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Uno de los temores que normalmente se asociaba a una victoria presidencial de Gustavo Petro era una supuesta falta de gobernabilidad, porque tendría poco apoyo de los partidos. El rechazo histórico que despertó en algunos sectores, sobre todo de derecha, hacía pensar que un gobierno suyo vendría acompañado de una tensa relación con el Congreso, casi de férrea oposición. Sin embargo, en los días siguientes al 19 de junio, el país comprobó el arrastre que tiene el poder Ejecutivo. Sin mucho esfuerzo, Petro consiguió armar una coalición en el Legislativo en la que no solo estaban el Pacto Histórico y los Verdes, sino que recibieron el apoyos formal de liberales, conservadores y el Partido de la U.
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Así las cosas, la victoria del primer presidente de izquierda no solo era histórica, sino también era destacable la bancada que llegó a conseguir en el Congreso. Sumando ambas corporaciones, casi se llega a las 180 curules (79 en Senado y 101 en Cámara) a favor de Gustavo Petro. Ni siquiera Juan Manuel Santos en la época de la Unidad Nacional logró tal favorabilidad en el Legislativo. Y es que no solo era la inmensa cantidad de curules que tenía a su favor, sino que la oposición política quedó reducida al Centro Democrático, concentrando de nuevo el rol de contradictores en Álvaro Uribe y sus cercanos. No obstante, en los últimos días, los hechos en el Capitolio han dejado ver que el Pacto Histórico y el presidente entrante no tienen la aplanadora que se estaba proyectando hace unas semanas.
Como comenta la investigadora Nadia Pérez, “los anuncios del Acuerdo Nacional bajaron la incertidumbre. Daban un clima de confianza ante los miedos que se habían presentado frente a la gobernabilidad de Petro”. Sin embargo, acota que en los últimos días se han presentado varios hechos en el Congreso que dejan mal parada esta tesis. “En las discusiones de formación de las mesas directivas y comisiones se empezaron a resquebrajar los elementos de gobernabilidad”, agrega la académica. Pérez alude a los choques internos que ocurrieron en el Pacto Histórico por ciertas presidencias de comisiones, sobre todo los casos de Paulino Riascos y Agmeth Escaf. “Se comienzan a encontrar los primeros choques, dificultades y rencillas. Sin haberse posesionado Petro, se dan unos signos de alarma ante la magnitud de las reformas que se quieren tramitar”, agrega.
En este punto entró a opinar el profesor Yann Basset, quien asegura que el Pacto Histórico en su interior es bastante frágil, debido a que tiene fuerzas que no son de izquierda y a la histórica heterogeneidad de este espectro político. Por eso, incluso llegó a decir que este proyecto, el Pacto Histórico, es una “excepción que haya llegado en una coalición única”. No obstante, Basset afirma que el tema al que más habrá que prestarle atención es al Acuerdo Nacional. “Tiene una mayoría, pero es frágil porque hay grandes diferencias ideológicas entre los partidos que construyen la alianza. La diferencia ideológica puede significar problemas para negociar reformas, porque hay partidos que no son de izquierda”, comenta.
Frente a la gobernabilidad, Basset dice que se está en un punto medio, pues no se tiene la aplanadora predicada hace unos días, pero tampoco se ha dado lugar a la falta de gobernabilidad que se temía antes del 19 de junio. A esto, el académico agregó que lo más probable es que se esté formando “una coalición temporal, debido a que logra una gobernabilidad al principio; el primer año va tener cierto margen de maniobra, pero después le va a quedar más difícil”. Esto último porque van a comenzar a ocurrir los choques por motivos ideológicos y la atención pasará a otros temas, como las elecciones locales de 2023, en las que cada partido entrará en una competencia que podrá tener implicaciones en la unidad del Congreso.
Un ejemplo de la fragilidad de la coalición estaría en lo que pasó en días pasados con el proceso de elección del contralor. Mientras el Pacto Histórico insistía en que este estaba viciado y hasta algunos señalaron que hubo un intento de este sector por meter a Julio César Cárdenas en el listado final de candidatos, liberales, conservadores y otros sectores se la jugaron por el listado original y anunciaron que apoyarían a María Fernanda Rangel. Al final se impuso la postura de los tradicionales y lo más probable es que Rangel sea la sucesora de Felipe Córdoba. Los partidos de siempre le ganaron la partida al petrismo en su intento de poner un contralor afín. Para Jorge Iván Cuervo, de la Universidad Externado, esto no es una muestra de la fragilidad en la gobernabilidad que hay en la coalición de gobierno, sino que es un ejemplo de los distintos tipos de manejo que tendrá Petro durante su mandato.
“Tiene tres escenarios: los temas donde el consenso va a ser fácil. Hay otros donde la negociación será más compleja. Entran intereses de otros partidos. Y hay escenarios donde nunca va a haber acuerdo y es en el que los partidos se dieron cuenta de que no necesitan los votos del gobierno”, analiza Cuervo, quien calificó este asunto del contralor como uno de esos puntos donde es claro que los tradicionales tenían ventaja. En esta situación hizo dos salvedades. La primera es que se está entendiendo gobernabilidad como la relación con el Congreso, cuando también hay una gobernabilidad política relacionada con el gabinete y otra social, y ambas estarían a favor de Petro en estos primeros meses, cuando tiene un alto apoyo popular y unas amplias expectativas de cómo será su gobierno.
Por otro lado, expresó que la situación de gobernabilidad incluye un gabinete que, faltando dos días para la posesión, aún estaba incompleto, lo que dio pie a que se vivieran situaciones como la de la elección de contralor: “Esto no hubiese pasado con un ministro del Interior en funciones, eso normalmente lo resuelve él”.
El tema de la demora en la definición del gabinete podría ser una muestra de una posible dificultad de gobernabilidad, puesto que “no se sabe cuál es el perfil de ministro que quiere Petro; eso puede tener un impacto en la coherencia del discurso gubernamental”. Sobre este punto, Basset agregó que esa demora se dio por las negociaciones que se tuvieron que dar en la gran coalición oficialista y eso implica elegir unos “personajes compatibles con el programa de gobierno”, lo que llevó a que el proceso fuera bastante demorado. Sin embargo, añadió que, si el proceso de selección se hizo bien, no habrá mayores problemas en el futuro en términos de gobernabilidad.