Así fueron los primeros y convulsos 12 meses de Petro como presidente
Por su hijo mayor, Nicolás, le estalló el más grande escándalo por la presunta financiación irregular de su campaña, radicalizó su gabinete y se refugió en la comunidad internacional. La estabilización del dólar y la reducción del desempleo lo favorecen. ¿Qué presidente veremos desde este 7 de agosto?
Daniel Valero
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La semana en la que el presidente Gustavo Petro tenía todo listo para sacar pecho de lo que considera han sido los aciertos de su primer año de gobierno, que se cumple este 7 de agosto, recibió los dos golpes más duros a su administración y proyecto político. Tan fuerte es el impacto de lo que pasó en los últimos ocho días que se puede decir que, a partir de este lunes, el jefe de Estado entra en un período de guardia y defensiva.
El mandatario quería, y seguro que lo intenta desde el Puente de Boyacá —el emblemático lugar desde el que este 7 de agosto hablará de sus primeros 12 meses como inquilino de la Casa de Nariño—, demostrar cómo, según él, sus movidas económicas y sociales permitieron estabilizar el precio del dólar en torno a los $4.000 y reducir, entre otras cosas, el desempleo a una tasa del 9,3 %.
También tenía entre sus planes decirles a los colombianos que ya se han adquirido 29.000 hectáreas de tierras para redistribuir, pese a que la meta final es comprar 1,5 millones, y que se han formalizado otras 240.000 en diversas regiones. Y que así 28 de cada 100 hogares —de acuerdo con el DANE— tuvieran dificultades para alimentarse durante el último año, sus estrategias de potenciar la productividad agraria están enfocadas en reducir esos índices de evidente inequidad.
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Otro asunto con el que el mandatario buscaba darles las gracias a los 11,2 millones de personas que votaron por él y lo llevaron a ser el primer presidente de izquierda en Colombia está relacionado con lo ambiental. Según sus cálculos, entre 2022 y 2023 se redujo de 50.500 a 12.000 hectáreas deforestadas, lo cual es clave para sus propósitos de posicionarse como un líder regional que lucha contra el cambio climático y lanza propuestas ambiciosas como reducir la deuda externa a cambio de acción climática; la idea les suena a Estados Unidos y Europa.
Y así podría seguir la lista, que en todo caso Petro sacará a relucir este 7 de agosto, que tejerá con base en sus tesis de justicia social, económica y ambiental. Pero todo, sin que lo calculara pese a los indicios que afloraron, le cambió de un momento a otro. Una especie de efecto dominó tocó a las puertas de su intimidad y desbarató sus planes.
El sábado 29 de julio, a las 6 de la mañana en Barranquilla, agentes del CTI llegaron hasta la casa de su hijo mayor, Nicolás Petro, y a la de su exesposa, Day Vásquez, para capturarlos por un bochornoso escándalo de posible ingreso irregular de dineros a la campaña presidencial de 2022. Todo bajo el paraguas de delitos como enriquecimiento ilícito por haberse quedado con plata de origen dudoso entre sus bolsillos, pese a que supuestamente se había recogido para impulsar el proceso electoral de su papá.
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Ese día Petro pasó por segunda vez a la historia. La primera fue al convertirse en el primer jefe de Estado colombiano de izquierda, con un pasado que va desde su militancia en una extinta guerrilla (M-19) y pasa por la de ser uno de los congresistas más destacados por varios lustros; y este otro hito —el de ese sábado— es por ser el único inquilino de la Casa de Nariño en ejercicio que, hasta el momento, ve esposado y preso a uno de sus hijos, a ese mismo que en alguna entrevista dijo que no crió.
“Mi hijo ya verá, pero lo único que le puedo recomendar: desde la dignidad, la verdad. No arrodillarse al verdugo jamás”, precisó Petro en su última intervención pública el pasado jueves, quien agregó que “mis hijos o hijas han sido libres, se equivocarán como todo ser humano y andarán caminos diferentes a los míos, pero el padre eso nunca lo esperará ni ha sucedido ni sucederá”.
Desde esa mañana, e incluso en las últimas horas de este fin de semana, Petro ha dedicado parte de su agenda privada a analizar salidas a la crisis que desató el escándalo de su primogénito, pues le quitó espacio a su ya frágil gobernabilidad y puso en riesgo su proyecto político de cara a las elecciones regionales del próximo 29 de octubre.
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“(Nicolás) tiene una especie de instinto, de deseo subliminal. Y es que, obviamente, si eso fuese cierto, este presidente se tendría que ir el día de hoy. Porque yo no soy Uribe ni Santos, no soy Duque, no soy ninguno de los que han pasado atrás por obvias razones; yo vengo de otro tipo de entender las cosas”, advirtió el jefe de Estado, este jueves, desde Sincelejo.
De hecho, le dio gasolina a una oposición que desde sus huestes más radicales le exigen la renuncia a Petro por esta bomba que le estalló su hijo mayor, aunque de igual forma les brindó oxígeno a las toldas oficialistas para rodear a su líder y pedir que en las urnas se fortalezca el proyecto del progresismo. Pero ambas cosas obligan al mandatario a estar a la defensiva, buscando evitar los embates derivados de tener a un hijo judicialmente procesado y ad portas de una condena de más de 10 años de cárcel que, en todo caso, no pagaría completos.
“Gustavo Petro es un presidente ilegítimo y tiene que irse”, dijo la senadora de oposición María Fernanda Cabal (Centro Democrático). “Pretender acabar el mandato presidencial, desconociendo la voluntad popular y como resultado de intereses políticos, sería un golpe grave a la democracia”, respondieron desde el Pacto Histórico.
Todo esto impacta en la campaña. Los petristas quieren quedarse, al menos, con las alcaldías de Bogotá y Medellín, y llegar a las gobernaciones de Magdalena y Atlántico, sin mencionar otras regiones claves como Valle y los Santanderes, y los de oposición buscan frenar a toda costa esa tarea.
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Por eso, la pugnacidad de lado y lado está subiendo. Por ejemplo, Federico Fico Gutiérrez, candidato a la Alcaldía de Medellín, hizo de la petición de renuncia a Petro un lema de campaña durante esta semana, aprovechando la ola de indignación por el escándalo de Nicolás Petro.
Y, en contraste, Gustavo Bolívar, aspirante a la Alcaldía de Bogotá, replicó lanzando una pulla en torno a que si otros mandatarios no se han caído pese a los escándalos que los han salpicado, y enumeró a varios antecesores de Petro, en la actualidad eso no tendría por qué ser distinto. Además, dijo que aún no hay pruebas que toquen directamente al mandatario.
Pierde margen de maniobra
En este convulso año de gobierno, que para Petro comenzó con una favorabilidad superior al 60 % en varias encuestas y que ahora está disminuyendo por debajo del 50 %, el mandatario también pasó de tener un gabinete ministerial con diversidad política a uno que cada vez busca radicalizarse más. Incluso, los ajustes que habría este fin de semana demostrarían que su intención es que a su lado esté la gente más leal a sus tesis.
Personas como José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria y Cecilia López llegaron junto a Petro el 7 de agosto de 2022 a enarbolar el programa de “Colombia potencia mundial de la vida”, a lo cual se le sumó una coalición en el Congreso que le dio las mayorías con los partidos Liberal, Conservador, La U, Alianza Verde, Comunes y algunas de las llamadas curules de paz; una luna de miel con el poder que duró poco.
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Las voces que fueron calificadas de sensatas salieron poco a poco del gabinete, aunque también iban partiendo otras más polémicas como Carolina Corcho y Guillermo Reyes. Todo por cuenta de unas reformas sociales (pensional, laboral y de salud) que por su contenido dividieron a sus ministros y le rompieron la coalición.
La laboral se le hundió en el primer debate, y las otras dos pasaron luego de varios cambios y están pendientes de una nueva discusión en un Congreso que ahora, tras un año de mandato, le es contrario al jefe de Estado. El pasado 20 de julio, mientras le enviaba al Capitolio un ramo de olivo para hacer un acuerdo nacional, perdió el control del Senado cuando Iván Name se quedó con la jefatura de esa corporación; sin embargo, el liberal Andrés Calle asumió el control de la Cámara y le dio un aire.
Las mujeres y su espacio
En medio de todo eso, su vicepresidenta, Francia Márquez, pasó de estar relegada a generar una serie de polémicas por sus viajes al exterior y sus desplazamientos en helicóptero hasta su casa en Dagua (Valle). Y aunque se ha acercado a sectores desfavorecidos, en especial en su natal Pacífico, las controversias han mostrado otra imagen. La más reciente fue la creación de 744 cargos en el recién desarrollado Ministerio de la Igualdad, su nuevo fortín, con un presupuesto anual de alrededor de $500.000 millones.
Y aquí entra en juego el relevante papel político que ha tenido Verónica Alcocer, una primera dama que hace lobby en el Congreso por los proyectos del Gobierno, tiene cuotas en el gabinete y en otras entidades y, además, se codea con la clase empresarial y dirigente en varias regiones que, sigilosamente, le han permitido sentar las bases de una campaña regional sobre las que todo el Ejecutivo tiene interés, pese a que no puede interferir.
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Alcocer también ha estado en medio de polémicas, pues se le adjudica un posible impulso a la entrega exprés de la nacionalidad a los españoles Eva Ferrer, Xavier Vendrell y Manel Grau, todos muy cercanos a esta sincelejana que es de las pocas personas que le hablan al oído a Petro. Ellos tres tienen acceso al Estado, incluso a través de cargos y contratos, que le endilgan al accionar de la pareja del mandatario.
Petro, a través de su canciller Álvaro Leyva, también le encomendó a Alcocer que representara a Colombia en eventos de talla internacional como las honras fúnebres de la reina Isabel II, en Londres, y la del expremier japonés Shinzo Abe. Además, no son pocas las voces que la unen al accionar político en la Costa Caribe de su primo Mario Fernández Alcocer.
Apuesta por frenar la guerra
Ahora bien, en este año de mandato —que también ha estado marcado por varias plantadas a sectores claves como las altas cortes y algunos líderes empresariales—, Petro también ha apostado por la llamada paz total. Este jueves, el mismo día que su hijo decía que la campaña presidencial fue permeada por dineros que habrían entrado irregularmente, se sentó con delegados del ELN, en Bogotá, para poner en marcha un histórico cese al fuego.
Además, tiene en ciernes un proceso de paz con la disidencia de alias Iván Mordisco y acercamientos con narcobandas de Medellín y Buenaventura. Y si bien el primer intento se frustró, aún hay canales abiertos con el cartel del Clan del Golfo.
En ese escenario ha tenido que enfrentar 76 masacres en 22 departamentos, el asesinato de 47 excombatientes de las FARC y, entre otros hechos de sangre que incluso han cobrado la vida de menores de edad, el asesinato de 162 líderes sociales.
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Iván Velásquez —su aún ministro de Defensa— tuvo que sortear una moción de censura en el Congreso por cuenta de lo que se considera es un declive de la seguridad, y a Irene Vélez, su polémica exministra de Minas, le pasó lo mismo por sus salidas en falso con la transición energética.
No ha sido un año fácil, y seguro hay muchos elementos que se quedan por fuera de estas líneas, pero la relación conflictiva que tuvo al principio de su mandato con varias instituciones, que agitó con los llamados constantes a las calles para que la ciudadanía marchara para presionar al Congreso, lo que le fue respondido con masivas protestas, puede tomar ahora un giro profundo.
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Aunque Petro se refugia en la comunidad internacional —donde ha logrado protagonismo; no en vano, ha viajado al exterior más de 20 veces, restableció las relaciones con la Venezuela de Nicolás Maduro y este lunes llega a Brasil para estar junto a Ignacio Lula en la cumbre por la Amazonia—, en el plano local tiene mucha dificultad.
Lo que pase con su hijo y el resultado de las elecciones de octubre próximo le plantearán un panorama en el que podrá defenderse, y hasta sacar rédito, a través de dos vías: la radicalización de su discurso, lo que muchos auguran con los ajustes ministeriales, o el regreso del Petro estadista del 7 de agosto de 2022, algo que varios ven lejano. Pero, en todo caso, es el presidente el que tiene la batuta para marcar ese derrotero y este lunes, desde el Puente de Boyacá, se conocerán las primeras notas de ese nuevo himno.
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