Cúpulas de la Casa de Nariño y del Congreso miden fuerzas tras nuevo choque verbal

La Casa de Nariño, con el presidente Gustavo Petro como punta de lanza, retomó con fuerza su estrategia de ataque frontal contra quienes considera son sus enemigos políticos y, por lo mismo, los responsables de que sus iniciativas no avancen en el Congreso.

La Casa de Nariño, con el presidente Gustavo Petro como punta de lanza, retomó con fuerza su estrategia de ataque frontal contra quienes considera son sus enemigos políticos y, por lo mismo, los responsables de que sus iniciativas no avancen en el Congreso.

Y aunque las granadas de opinión del jefe de Estado sobrepasan al Capitolio y muchas están encaminadas a tener un relato electoral para el 2026, los legisladores siguen siendo parte de sus principales blancos. Eso sí, con una oposición que tiene el mismo tono confrontacional y que cada vez más aleja la viabilidad de implementar un acuerdo nacional.

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Tan solo en las últimas 24 horas se han dado dos capítulos que evidencian la ruta que en ese contexto está tomando la relación entre Ejecutivo y Legislativo.

La primera escena la protagonizó el propio Petro, quien revivió los señalamientos hacia un sector del Congreso que –desde su punto de vista– no sustenta la oposición que hace a la llamada ley de financiamiento, que es la iniciativa con la que la administración del presidente Petro busca al menos $12 billones adicionales para evitar un golpe a las finanzas estatales.

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“La oposición bajo la orden de Cepeda, el presidente del Congreso, ha desechado la conversación con el Gobierno Nacional sobre la ley de cofinanciación. Ponen por encima el chantaje sobre el Gobierno y su prevención contra el Gobierno Nacional que los intereses de la estabilidad económica de la patria”, fueron algunas de las palabras que lanzó Petro en sus redes.

El blanco de estos señalamientos fue Efraín Cepeda, líder del Legislativo y una de las fichas más fuertes del Partido Conservador. De acuerdo con el jefe de Estado, las razones técnicas que ha esbozado el congresista no tienen sustento y que, según él, lo que busca es solo afectar al Ejecutivo con una intención electoral.

“Creen con mucho egoísmo social que si el Gobierno se queda sin dinero, no podrá cumplir su programa de gobierno y el pueblo votará entonces por la política tradicional que sobreendeudó a Colombia entre el 2020 y el 2021. O creen falsamente que sin dineros presupuestados, el Gobierno perderá apoyo popular y será fácil derribarlo, para que el presidente del Senado asuma la conducción del Estado y se vaya el fantasma que detestan: el gobierno de la paz y la justicia social”, añadió Petro.

Ahí, de forma tácita, también aprovechó para revivir la narrativa de un supuesto intento de golpe blando, lo que el grueso del país político y judicial ha desmentido con fuerza ante la falta de evidencia. Pero, en todo caso, sí le funciona para agitar a sus bases y buscar una defensa de su administración.

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Cepeda, por supuesto, no guardó silencio y salió a responderle a Petro. Por un lado, dijo que ya se ordenó la citación de audiencias públicas para obtener varios puntos de vista sobre esa ley de financiamiento y que, una vez eso se dé, se convocará a las comisiones respectivas para el debate y la votación del proyecto. Y advirtió que de eso está informado el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien debe manejar el diálogo con el Congreso.

“Nosotros estamos garantizando un debate tranquilo e informado y los trinos no nos alteran, hemos aprendido a manejarlos. En lo que al Congreso le corresponde, todo va bien”, precisó Cepeda.

Y la segunda escena se vivió en la Comisión Séptima del Senado. En efecto, surgieron quejas a raíz de un conflictivo debate de control político que sostuvo el pasado miércoles el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, el cual se citó para responder por los desafíos financieros del sistema de salud.

La senadora Norma Hurtado, quien citó el debate, aseguró que la actitud del jefe de la cartera fue “desobligante” con la mesa directiva. Y Nadia Blel, presidenta del Partido Conservador y de esa misma instancia, le pidió al ministro en varias ocasiones respetar el tiempo y concluir su respuesta.

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“Si quiere, no hablo, no hay ningún problema”, dijo Jaramillo. “El ministro no vino a un debate técnico, vino a hacer política”, respondió Hurtado y planteó que renuncie.

Este tipo de choques son los que tienen herida la relación entre los dos poderes, al punto que hay varias iniciativas, diferentes a la ley de financiamiento, que podrían quedarse a mitad de camino. Una de ellas, por ejemplo, es la reforma a la salud, que en su nueva versión avanzó en primer debate en un 30 por ciento, pero cuyo debate se retomará la próxima semana teniendo como colofón el choque entre las congresistas y el ministro del ramo.

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También se está pendiente por convocar a las comisiones primeras conjuntas de Cámara y Senado para que se aborde la discusión del proyecto de ley ordinaria de la jurisdicción agraria, pero sobre esta iniciativa hay varias polémicas por su contenido y no son pocos los legisladores que se oponen.

Además, la Cámara debe darle los dos últimos debates a la cirugía del sistema de participaciones, un proyecto que apoya el presidente Petro –aunque es más del corazón del ministro Cristo–, pero que sí puede servir para sacar réditos electorales en las regiones.

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Y si bien el abanico de iniciativas de interés de la Casa de Nariño es más amplio, la confrontación entre los dos poderes puede frenar su avance. Incluso, fuentes cercanas al ministro Cristo reconocieron que lo que no se logre tramitar antes de 16 de diciembre próximo, cuando termina oficialmente el periodo legislativo, ya no tendría mucha vida en 2025 por la prematura campaña electoral que se calentará en ese año.

De hecho, según varias voces en el Capitolio, la muralla retórica del presidente Petro sobre el senador Cepeda y otros legisladores puede ser la que termine torpedeando las discusiones. La expectativa sigue latente.

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