Once ajustes: el gabinete de Petro se quedó sin ministros de otros partidos

La llegada de Ómar Andrés Camacho (Comunes) al Ministerio de Minas y Energía marcó un punto de inflexión en el gabinete de Gustavo Petro. Aunque desde que comenzó su gobierno dijo que consolidaría un gran acuerdo nacional y que gobernaría, incluso, con integrantes de partidos alternativos e independientes, lo cierto es que ahora 15 de sus 19 ministros son parte de su círculo político más cercano. Y hay otros tres que son cuotas liberales, aunque el mismo partido advirtió que no lo representan y que están allí por su cercanía con el presidente.

La llegada de Ómar Andrés Camacho (Comunes) al Ministerio de Minas y Energía marcó un punto de inflexión en el gabinete de Gustavo Petro. Aunque desde que comenzó su gobierno dijo que consolidaría un gran acuerdo nacional y que gobernaría, incluso, con integrantes de partidos alternativos e independientes, lo cierto es que ahora 15 de sus 19 ministros son parte de su círculo político más cercano. Y hay otros tres que son cuotas liberales, aunque el mismo partido advirtió que no lo representan y que están allí por su cercanía con el presidente.

En apenas un año de gobierno, Petro ha hecho 11 ajustes ministeriales. El caso más reciente fue el de la ministra Irene Vélez, quien salió de su cartera luego de que la Fiscalía y la Procuraduría anunciaran investigaciones en su contra por el presunto delito de tráfico de influencias en la salida del país de su hijo menor de edad. Por esos mismos días también estuvo en la mira de la opinión por un contrato de $128 millones que recibió su esposo, Sjoerd van Grootheest, del Fondo Colombia en Paz.

Lo cierto es que el llamado de Petro a convocar un gran acuerdo nacional —reiterado el 20 de julio en el Congreso— no ha tenido acogida por lo menos en integrantes de sectores independientes y de oposición, como Cambio Radical y Centro Democrático, que han sido enfáticos en cuestionar que Petro quiere gobernar únicamente con los suyos. Por ejemplo, varios de los ministros que no militan en ninguna colectividad, como Iván Velásquez (Defensa), Jhenifer Mojica (Agricultura) o Yesenia Olaya (Ciencia), están en sus cargos por su simpatía con Petro o con la vicepresidenta Francia Márquez.

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Uno de los más críticos con los ajustes al gabinete es el representante del Centro Democrático, Andrés Forero, quien le dijo a El Espectador que Petro está pasando de la moderación a la radicalización. “Su gabinete inicial era plural y tenía por lo menos a tres integrantes de sectores políticos de centro que no habían acompañado al Pacto Histórico, pero él decidió salir de ellos y cada vez se está volviendo más monocromático y menos plural”, advirtió.

Según él, el nombramiento de Camacho en la cartera de Minas es un mensaje contradictorio con el discurso conciliador que dio el pasado 20 de julio, en la instalación de la segunda legislatura del Congreso: “Sobre todo en una cartera que le ha generado tanta polémica por la transición energética, Petro tenía la oportunidad de cambiar el rumbo y mostrar que estaba dispuesto a buscar consensos políticos, pero puso allí a una persona muy radical e intransigente”.

Por otro lado, la senadora Clara López, del Polo, dijo que se está malinterpretando la intención de Petro de crear un gran pacto nacional. Aseguró que “ese gran acuerdo poco o nada tiene que ver con la conformación del gabinete, que es del resorte del presidente y es para acompañarse de personas afines a su gobierno”. Para ella, el acuerdo nacional debe tener su raíz en el Congreso y no en el alto Gobierno.

Lo cierto es que en el gabinete hay tres ministros liberales que se alejaron del partido: el del Interior, Luis Fernando Velasco; la de Vivienda, María Catalina Velasco, y el de Justicia, Néstor Osuna. El representante liberal Julián Peinado le aseguró a este diario que los tres han sido hostiles con el Partido Liberal y son del corazón de Petro.

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Según Peinado, “para nadie es un secreto de la cercanía que tiene el esposo (Eduardo Noriega) de la ministra Catalina Velasco con el presidente Petro; el ministro Osuna llegó al Gobierno porque al presidente le parece bueno y le sirve para sus intereses de gobierno, pero no los del Partido Liberal, porque él ni siquiera atiende a sus congresistas. Y el ministro Velasco pareciera que tiene la misión de minar las acciones de los liberales con el Gobierno”.

El caso del ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva, es similar. Aunque militó en el Partido Conservador y llegó a ese cargo como cuota de los godos, lo cierto es que también es de los afectos del presidente por su conocimiento en temas de paz con grupos ilegales como el M-19, las FARC y el ELN, pero no necesariamente porque represente los intereses azules en su gobierno.

La relación de Petro con Cambio Radical también está fracturada. Aunque al comienzo de Gobierno el partido fue explícito en su postura como partido independiente, su mandatario Germán Vargas Lleras ha sido insistente en buscar apoyos para consolidar una coalición de oposición. El senador Carlos Fernando Motoa aseguró en entrevista con El Espectador que ni Cambio Radical ni los partidos de oposición no están interesados ni están necesitando representación en el Gobierno. “Lo que estamos reclamando es que las iniciativas del Gobierno que radican en el Congreso sean debatidas, y analizadas previamente, como corresponde”.

¿Y la paridad?

Aunque una tesis que Petro ratificó desde el comienzo de su mandato fue la paridad entre sus ministros, a un año de su mandato la realidad es otra. Comenzó su mandato con un 50 % de su gabinete femenino, pero hoy el 57 % son hombres.

Varias de las ministras que se fueron han sido remplazadas por hombres, como Carolina Corcho, a quien la reemplazó Guillermo Jaramillo en la cartera de Salud; Sandra Milena Urrutia, que le entregó su cargo (TIC) a Mauricio Lizano; Patricia Ariza, a quien está reemplazando en encargo (Cultura) Jorge Ignacio Zorro; e Irene Vélez, cuyo sucesor fue Camacho.

La representatividad femenina en el Gobierno Petro cada vez se desdibuja más. La misma senadora Clara López le dijo a este diario que ese es un asunto que está en deuda en el Gobierno actual. “Esperemos que, en los cambios futuros, el presidente compense ese desequilibrio, porque desde luego las mujeres aspiramos a que sea corregido”.

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