Habla la exministra Cecilia López: “No me siento maltratada; sorprendida, sí”
En la primera entrevista después de que el presidente Petro le pidiera su renuncia, responde las preguntas con precisión, revela detalles pero, también, se muestra cautelosa con el alcance de sus afirmaciones. Reclama los avances de su ministerio, molesta con las sugerencias de que su retiro se debió a la lentitud del programa bandera del gobierno, de compra y restitución de tierras.
Es la primera vez que usted habla después de su salida del gobierno Petro, al que llegó, según se le notaba, muy entusiasmada. ¿Cómo supo que salía del gabinete y quién la notificó? ¿El propio presidente?
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Es la primera vez que usted habla después de su salida del gobierno Petro, al que llegó, según se le notaba, muy entusiasmada. ¿Cómo supo que salía del gabinete y quién la notificó? ¿El propio presidente?
La verdad es que seguía entusiasmada con mi trabajo hasta cuando respondí la tercera llamada de Laura Sarabia (jefa de gabinete de la Casa de Nariño) para pedirme la renuncia protocolaria. Me citó para el siguiente día y me informó que el señor presidente quería hablar conmigo. Inmediatamente entendí que estaba fuera. Colgué y le dije a mi hija: “Cómprame pasaje. Salgo mañana para Washington”. Antes de la reunión con el presidente, Laura me hizo pasar a su oficina y me comunicó mi salida. Ante mi pregunta sobre el motivo, ella me contestó que se debía a la lentitud de la reforma agraria. Reaccioné muy fuerte porque consideré que era una excusa inaceptable y fácil de contradecir con cifras. Me sugirió una embajada. Le contesté: “¿Si no confían en mí como ministra por qué sí lo hacen como embajadora?”. Después hablé con el presidente. Fue una conversación amable en la que afirmó que la razón de mi salida era “la ruptura de la coalición”.
¿Laura Sarabia la llamó tres veces a pedirle la renuncia o se refiere a que era la tercera llamada que le hacía de ese día?
Era la tercera llamada que Laura me hizo esa noche, cuando acababa de bajarme del avión después de un viaje en que estábamos, precisamente, con el presidente y con ella. Laura marcó hasta cuando contesté.
Entre lo que le dijo el presidente y lo que afirmó Sarabia hay gran diferencia. ¿Cuál de los dos motivos dados por ellos asume como verdadero?
Yo creo que Laura me dio el mensaje que le dijeron, porque fue el mismo que repitieron unas personas del gobierno después de mi retiro.
Independientemente de que los ministros sepan que permanecen en sus cargos hasta cuando el presidente lo desee, ¿se sintió maltratada o sorprendida?
Maltratada, no; sorprendida, sí. Después de haber sido ministra tres veces y directora del Departamento Nacional de Planeación en gobiernos diferentes, entiendo perfectamente nuestro carácter de fusible. Pero, en estos días de descanso, me he preguntado por qué el presidente no aceptó mi renuncia del 22 de marzo cuando me negué a contemplar la expropiación exprés para pedirme que me retirara un mes más tarde. Raro, ¿verdad? Me resulta difícil no creer que la verdadera motivación de mi salida fue mi firme oposición a ese nuevo artículo del Plan Nacional de Desarrollo (PND); más aún, cuando, después, la ministra designada y Gerardo Vega, director de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), incluyeron, nuevamente, ese artículo en el proyecto aunque su ímpetu les costó.
Entonces, su desacuerdo con la denominada “expropiación exprés” sí influyó. ¿Cómo fue ese episodio?
Daniel Coronell, en la revista Cambio, y La Silla Vacía contaron, con detalle, el 95 % de ese episodio protagonizado por Laura Sarabia cuando llegó de la mano de Vega a reunirse conmigo para justificar la inclusión de ese artículo en el PND. ¡Hágame el favor! Ante la sorpresa, reaccioné fuerte con doble golpeada sobre la mesa y doble renuncia irrevocable, sacando a la luz mi condición de demócrata y mi profundo respeto por el debido proceso. Minutos después de salir intempestivamente de Presidencia, me llamó Laura para informarme que el presidente había dado la orden de retirar el artículo. Ingenua yo, me sentí respaldada por él.
¿La cita con “doble golpeada sobre la mesa” fue en el despacho de Sarabia?
La cita tuvo lugar en una oficina de la Presidencia adonde yo llegué cuando me enteré de que Vega había incluido ese artículo en el proyecto del PND sin mi consentimiento. Le pregunté a Laura de dónde provenía el artículo y ella me contestó que se originaba en el presidente. En ese momento reaccioné.
¿El poder que ejerce Laura Sarabia sobre todo el Gobierno, incluyendo a los ministros —como solía suceder en el gobierno Duque con María Paula Correa—, es delegado por el presidente o ella se excede y se lo toma por sí misma?
Hasta donde sé, el presidente le delega muchas tareas por la gran confianza que le tiene. Laura está presente en todas las reuniones importantes del alto Gobierno.
Refiriéndose al debate posterior a su retiro por el mentado artículo sobre la “expropiación exprés”, el presidente respondió que esa figura existe desde 1994 y que lo que intenta hacer su Gobierno es aclarar —de acuerdo con la Corte Constitucional— cuáles son los baldíos de la nación para que el Estado pueda disponer de ellos. Desde su punto de vista, ¿cuál es la verdad de este asunto?
Para mí, el tema continúa siendo enredado. Se trata de dos artículos distintos: el que Vega redactó sin consultarme y el 55 (hoy, 61) que escribimos con mi equipo después de que el presidente Petro me citara a su despacho. En ese momento tuvimos una reunión no solo muy agradable sino muy productiva con él, para buscarle dientes a la Ley 160 del año 94. Acordamos que los abogados del ministerio y de la Casa de Nariño redactarían el artículo 55 para acelerar la compra de tierras mediante la reactivación de una propuesta anterior del Ministerio de Agricultura: había que ir directamente por ella y negociar con los propietarios de latifundios mal explotados, a quienes se les ofrecería comprar una parte y se les daría crédito subsidiado para que explotaran, de manera eficiente, el resto de sus predios. Pero no había nada sobre expropiación en 21 días, sin el debido proceso. Ese artículo 55 se convirtió después en el 61 que nunca salió del proyecto del Plan de Desarrollo, como se lo hicieron creer al presidente Petro.
Sin embargo, hay que decir que la expropiación por vía rápida está prevista en el ordenamiento cuando el Estado demuestre la prevalencia del interés general sobre un bien particular…
En la reforma agraria se estableció la expropiación mediante la aplicación de la Ley 160 de 1994, cuyo autor es José Antonio Ocampo, pero solo como un mecanismo al que se acude de modo excepcional. La expropiación es una compra forzada cuando está de por medio el interés general, y se usa para la construcción de carreteras y para las obras públicas que benefician a la comunidad sobre la base de que el interés general prima sobre el particular. No quiere decir que el interés particular desaparece, pues se debe pagar un precio justo por el bien. La diferencia con la expropiación exprés propuesta consiste en que en esta se retoma una propiedad privada para entregársela a otro privado, un campesino, por ejemplo. A pesar de que la intención sea loable, en este caso no prima el bien común. Pero además encierra un peligro: como el PND sigue vigente durante el primer año de la siguiente administración, mi gran temor es que el gobierno que asuma en agosto de 2026 tendría 12 meses para utilizar ese mecanismo contra los campesinos a quienes se les dio tierra por esa vía. Mi obsesión es que esta reforma rural integral se haga muy bien para que permanezca.
¿Supone que a esta administración va a sucederla una derechizada y reforzada en su ideología y métodos?
Es una posibilidad que no se puede descartar. Ojalá no suceda pero, en democracia, todo es probable.
Veladamente y sin mencionar su nombre, tanto el presidente como su sucesora han sugerido que el plan de compra de tierras a los ganaderos para entregarlas a los campesinos estaba muy atrasado. ¿Qué hicieron usted y su equipo en esta área?
A finales de noviembre pasado le pedí cita al presidente para informarle que la propuesta de Fedegán iba muy lenta. Solo se concretó en febrero. No se trataba de que no hubiera ofrecido tierras, sino de que la gran mayoría de ellas no estaba ubicada en la región Caribe ni en el Magdalena Medio, en donde se debería aplicar la reforma porque ahí se encuentran predios muy productivos y muy subutilizados. Según la Agencia Nacional de Tierras (ANT), los ganaderos habían ofrecido 500 predios en el Magdalena Medio y el Caribe; pasados todos los filtros, solo 208, con una extensión de 28.586 hectáreas, tendrían potencial de compra. Frente a ese escenario, desde el ministerio se diseñó una estrategia para la búsqueda activa y logramos identificar un área potencial de 6’700.000 hectáreas. Su discusión duró cerca de tres horas en otra de las buenas reuniones con el presidente. Pero, antes, se necesitaban cambios que se incluyeron en 21 artículos del PND. El presidente aprobó esa estrategia que solo podría aplicarse después de que se aprobaran esos artículos. Por lo dicho anteriormente, no acepto que se diga, como lo afirmó Laura Sarabia, que salí por lentitud en la ejecución de la reforma.
¿Cree que el Gobierno buscaba una disculpa para salir de quienes no eran, definitivamente, del entorno del presidente? Sobre él se dice que es una persona muy desconfiada…
Si el presidente no hubiera confiado en mí, nunca me habría nombrado. Después, no sé…
A pesar del tiempo tan corto en que estuvo en el ministerio, ¿cuáles tareas reivindica como ejecutadas por usted y su equipo?
Inicié la reforma agraria del gobierno Petro, es decir el cumplimiento del punto uno del Acuerdo de La Habana. Y eso nadie me lo quita: se entregaron títulos por más de un millón de hectáreas a indígenas, afros y campesinos. En marzo, entregamos las primeras tierras compradas, un poco más de 3.000 hectáreas y dejé lista la compra que se acaba de hacer. Además, se entregaron cuatro reservas campesinas nuevas; hubo apoyó a la SAE en la entrega de tierras de narcos, se aceleró la restitución de tierras a despojados, se avanzó en la estrategia de restitución de baldíos pero, sobre todo, identificamos 6,7 millones de hectáreas, como ya dije. El ministerio es más que solo entrega de tierras: es, ante todo, desarrollo rural. La Reforma Rural Integral (RRI) implicó reformar la Agencia de Desarrollo Rural (ADR). Y el ministerio también es crédito. Por eso diseñamos una estrategia con Finagro. Todo lo anterior sin mencionar la reorganización y despolitización del ministerio y sus agencias.
Sin embargo, la Agencia de Desarrollo Rural debe esperar a que Gerardo Vega registre los títulos individuales de propiedad. También avanzamos en los distritos de riego de Ranchería y el Triángulo del Tolima, que quedaron listos para reactivar operaciones después de décadas de abandono. En Finagro diseñamos la estrategia, ya en marcha, para reorientar el crédito agropecuario hacia los pequeños productores y subsidiamos el 95 % de los seguros agropecuarios para ellos. Además, se instaló la mesa de compras públicas que le permitirá al Estado comprar directamente a pequeños productores más de $3 billones al año en alimentos. Con el ministro de Hacienda aprobamos el crédito por US$200 millones del Banco Mundial para la reindustrialización del campo y la producción local de bioinsumos. Como la mujer es la gran prioridad, incluí en el PND la política de economía del cuidado para la mujer campesina y quedó aprobada.
Resalte dos recuerdos en este vuelo de memoria...
Hay dos temas: me siento orgullosa de haber podido prohibir el fipronil (insecticida que daña la salud humana y animal) para proteger a las abejas; y me duele no haberles cumplido a los pescadores artesanales, porque en estos ocho meses no logré que me autorizaran el nombramiento del director de la AUNAP (Autoridad Nacional de Agricultura y Pesca).
Menciona la dificultad que tuvo para poder reorganizar y despolitizar el ministerio. ¿Lo encontró muy desbarajustado y burocratizado con la herencia que dejó del gobierno Duque?
Para responderle, le voy a poner un ejemplo: un parlamentario me entregó, recién llegada, 40 hojas de vida de funcionarios que ya estaban trabajando en el ministerio, para recomendarlos. Le respondí que ya le había cancelado el contrato a 39 y que le había ratificado su cargo a uno de ellos cuyo desempeño hablaba por sí mismo. ¿Esas cifras le indican algo?
¿Cree que con la conformación de este segundo gabinete, que coincide con la ruptura del Gobierno con los jefes de los partidos tradicionales, Petro se radicaliza y su administración también?
No. La conformación del nuevo gabinete no es consecuencia de una presunta radicalización del presidente, comenzando porque aún hay ministros que representan cuotas de partidos tradicionales. Yo veía venir una reacción como esta y por eso hablé con algunos opositores para decirles que estaban subestimando las consecuencias de no reconocerles nada al Gobierno y al presidente. Lo que quiero decir es que si, al final, el presidente opta por una línea de radicalización —que le ha costado mucho a su contraparte chilena—, los opositores tendrán su dosis de responsabilidad tanto como el propio Gobierno. Colombia no se merece eso.
Del lado contrario, ¿ve a una oposición extremista expresando casi exclusivamente odio? Los opositores más populares en su sector son los más insultantes, agresivos y, al mismo tiempo, los menos elaborados desde el punto de vista intelectual.
Estoy de acuerdo con esa descripción. Creo que ese tipo de oposición ha sido absurda. Con muy pocas excepciones, tienen mayor acogida los insultos que los argumentos.
Bueno, de otra parte, hay que decir que, además de su retiro y el del exministro Ocampo, Petro sacó también a ministros que uno suponía cercanos a él como Carolina Corcho, Alfonso Prada y Guillermo Reyes, exministro de Transporte ¿Está dando bandazos el presidente?
Para serle franca, aún no entiendo del todo las razones para hacer semejante sacudón ministerial. Y, la verdad, no lo veo tan consecuente, pero el presidente es el presidente y hay que respetar su decisión. Y hablando de este punto, la ruptura de la coalición no debería haberme tocado a mí porque no fui seleccionada a nombre de un partido: no soy parte del establecimiento. A mí me nombró el presidente Petro por mi trayectoria profesional. No le debo el nombramiento a nadie distinto a él; mucho menos a [César] Gaviria por quien renuncié dos veces al Partido Liberal.
Hay quienes aseguran que un cambio tan fuerte de gabinete terminará por destrozar los avances que ya estaban tomando curso.
Comparto ese diagnóstico y realmente me preocupa, porque no veo que alguien esté midiendo las consecuencias.
Superado este capítulo de su vida, ahora ¿qué sigue para usted?
Este capítulo está cerrado y mañana vuelvo a lo mío: a mi centro de pensamiento CiSoe, a mis libros, mis investigaciones y mis artículos. Debo darle gracias a mi hija, quien se dedicó a mantener lo que yo abandoné en los meses que me dediqué al ministerio.
Al final del día, ¿puede decir que está satisfecha consigo misma?
Me siento totalmente satisfecha. Mirando mi vida, he conseguido mucho. Y sobre lo poco que no he logrado, me queda la tranquilidad de que hice mi mejor y más sincero esfuerzo. No tengo nada de qué arrepentirme.
“Me preocupa que se interprete que fuimos de oposición”
Según se ha dicho, el segundo gabinete de este gobierno es mucho más cercano y alineado con el presidente que el primero ¿Cree que esta afirmación es cierta y, en consecuencia, que ustedes (José Antonio Ocampo, Alejandro Gaviria, usted...) nunca debieron integrar la administración Petro?
No es cierta. Los actuales ministros pueden ser más cercanos al presidente, de modo personal, pero no necesariamente más alineados con él. Yo comparto la visión presidencial sobre el sector rural y nunca me arrepentiré de haber sido parte de su primer gabinete. Me preocupa que se interprete que nosotros fuimos de oposición de manera que habría que borrar lo hecho, sacar a todo el mundo y empezar de nuevo. Me parece injusto con quienes lo dimos todo, no por compromisos ideológicos, sino por afinidad con las metas del gobierno. Pero lo más grave es que implica perder ocho meses de trabajo, más otros tantos para la reconformación de equipos y el proceso natural de aprendizaje. Me preocupa porque es el resultado contrario al que espera el presidente: de cuatro años, ¿uno perdido?
“Este ministerio ha sido el trabajo más difícil de mi vida”
Cuando salió del ministerio usted solo dijo, discretamente, que “el sueño (del cambio) queda en grandes manos, las del señor presidente...”. Hoy, ¿continúa sosteniendo esa primera versión o se siente más liberada de compromisos?
Con independencia de las interpretaciones momentáneas y de las circunstancias, mi opinión es la misma. Este ministerio ha sido el trabajo más difícil que he tenido en mi vida profesional: la dimensión de los retos, como el de iniciar la Reforma Rural Integral que incluye la reforma agraria, y empezar la recuperación de un sector postrado como el del campo con una institucionalidad destruida, politizada, entre muchos otros elementos, fue difícil. Siempre pensé que ese primer gabinete, con dos sectores diferenciados, iba a ser muy interesante. Pero no puedo negar las dificultades de comunicación que existen entre los técnicos y los activistas. Aparte de ideologías, acepté el cargo porque comparto el sueño del señor presidente: un campo desarrollado más justo y muy productivo. Ese sueño no ha cambiado ni para él ni para mí. Tengo fe en que el presidente Petro pueda lograr el viraje que busca.