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Tres días después de su renuncia como comisionado de Paz, Miguel Ceballos anunció que aspiraría a la presidencia. Aunque era uno de los cercanos del presidente Iván Duque, no había salido de la mejor manera ante sus choques con Álvaro Uribe por los acercamientos que este último hizo con el Eln sin ninguna autorización de la oficina que Ceballos dirigía. Esto lo llevó a cuestionar al expresidente y hasta expresó sus molestias. Esto dejaba ver que el hasta hace unos días comisionado estaba marcando distancia frente al gobierno del que fue uno de los funcionarios más criticados por algunas de sus posiciones frente al Eln y Cuba.
Tras cuatro meses fuera de su cargo, el ahora candidato por el Movimiento Social TU habló con El Espectador sobre su aspiración presidencial. En este diálogo dejó claro que hizo parte del gobierno, pero que tenía diferencias. Además, expresó sus preocupaciones por el diferendo con Nicaragua y criticó la actitud de poca publicidad asumida por el Ejecutivo. También lanzó dardos contra Gustavo Petro y otros candidatos que se mantienen en sus curules. Según él, no hay igualdad de condiciones, pues los colombianos les estarían pagando para que hicieran campaña.Usted hizo parte del gobierno Duque, que tiene muy baja favorabilidad, ¿eso no le costaría en su aspiración presidencial?
Miguel Ceballos Arévalo está haciendo una propuesta nueva de crear un movimiento social y no un partido político. Lo hago por fuera del Gobierno porque tomé la decisión de no continuar en una administración en la que tuve una participación activa e importante, pero un espacio democrático como el colombiano permite poder plantear nuevas opciones. Lo que esté reflejando el Gobierno, positivo o negativo, no se debe a Miguel Ceballos; se debe a decisiones que han tomado el presidente Iván Duque y su gabinete en distintos temas, que no tienen que ver con lo que yo desarrollé. Yo puedo responder por lo que hice y mi balance es positivo. Nunca en la historia de Colombia se había aproximado al papa Francisco y al secretario general de las Naciones Unidas para buscar un espacio de diálogo con el Eln. Tristemente, este grupo guerrillero no lo supo aprovechar. No han pasado la página de la violencia. Ojalá lo hagan algún día, pero no hay precedente en la historia de este país del esfuerzo de un funcionario que haya buscado ese espacio. Por otro lado, en las labores que desarrollé, he entregado el mayor número de municipios libres de minas antipersonales, hice parte de la implementación y lo atestigua mi actitud hasta las propias Farc. Yo fui el que impulsó la reunión entre Timochenko y el presidente Duque a instancias de las Naciones Unidas. También atestigua mi compromiso con el Acuerdo la buena relación que mantuve con los sectores a favor y en contra de este. Eso demuestra talante y responsabilidad. Si hay una visión negativa, no se debe a mí.
¿Su intención sería participar de la consulta de la derecha o aspira a llegar por sí solo a primera vuelta?
Planeo la creación de un movimiento social independiente. No soy como los otros candidatos que dicen que los partidos están en crisis, pero todos quieren hacer coalición con ellos. Si se dan cuenta, el Pacto Histórico es una amalgama de partidos, al igual que la Coalición de la Esperanza y la de la Libertad, que están planteando los de la centro-derecha. Yo creo que si uno quiere ser independiente debe serlo de verdad y plantear una propuesta política de fondo, donde la independencia de los partidos, respetando la institucionalidad, sea una opción.
Usted no salió en buenos términos con Uribe y el uribismo. ¿Eso tiene que ver en algo para esta decisión?
Fui viceministro de Uribe y alto comisionado de Paz del presidente Duque, pero nunca pertenecí ni perteneceré al Centro Democrático. Nunca estuve en las toldas de ese partido. En una época fui del Conservador, pero renuncié porque consideré que no le cumplieron las reglas a Marta Lucía Ramírez cuando ella fue candidata. Después de esa renuncia me he mantenido independiente. He participado en la administración pública, pero mi distancia con Uribe es fruto de lo que él mismo le ha enseñado a Colombia y es la necesidad de cumplir con las leyes. Yo creo que la actitud del expresidente de no consultarme como comisionado de Paz un par de contactos directos e indirectos que tuvo con miembros del Eln fue una falta de respeto a la institucionalidad. Mi distancia con él se deriva de la falta de observancia al respeto de las instituciones. Eso hay que decirlo, porque el país debe conocerlo. Cuando se habla de uribismo, yo nunca he estado en eso. No he estado en el santismo, ni el uribismo, ni en el gavirismo. Yo estoy es con los colombianos, porque esos “ismos” son los que están haciendo daño.
¿No cree que eso le podría costar frente a sus posibles votantes?
Eso no me preocupa, porque ese sector de centro-derecha me respeta, me conoce y sabe de mi talante. En Colombia se necesita un talante de autoridad y ese no está reflejado solamente en el uribismo. ¿Quién ha dicho que para una propuesta de autoridad y de respeto a las instituciones se tiene que ser uribista? Ya tenemos que pasar la página. Hay muchas propuestas que no dependen de una sola persona. Hablar de Petro y Uribe está aburriendo a la opinión y hay más pensamientos. Somos capaces de hacer propuesta novedosas sin depender de dos caudillos que quieren polarizar la opinión.
¿No cree que su posición sobre el Eln haría que fuera imposible negociar con ellos en un eventual gobierno suyo?
El clima se lo hizo el Eln. Miguel Ceballos cumplirá la Constitución y esta establece que la paz es un deber y un derecho. En ese sentido, haría todos los esfuerzos que estén a mi alcance para buscar esa paz. Por supuesto sería con el Eln, pero también avanzar en el sometimiento de las disidencias, del Clan del Golfo y los demás sectores que están generando violencia en Colombia. La paz es un derecho y, por tanto, estaría dispuesto a seguir avanzando en espacios que propicien la reconciliación entre colombianos.
A través de su cuenta de Twitter ha sido crítico frente al gobierno Duque en cuanto a cómo ha llevado el caso Nicaragua, ¿por qué?
Yo y la excanciller Noemí Sanín hemos sido los que más hemos defendido ese territorio colombiano. Yo escribí un libro con ella, en 2013, en el que plasmamos una líneas de posible defensa del territorio. Curiosamente, y de forma positiva lo digo, la mayoría de los argumentos que están siendo usados por Colombia para defender el territorio ante Nicaragua fueron propuestos por nosotros: la defensa del tema ambiental, el derecho de los pescadores, la protección de la Biosfera Seaflower y, por supuesto, un argumento que quiero reivindicar históricamente y es que el expresidente Santos consultó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre si se violarían los derechos de los raizales con la construcción de un canal interoceánico por Nicaragua. La Corte dijo que la construcción de esa megaobra afectaría los derechos de los colombianos. Mi crítica no ha sido por los argumentos, sino el manejo que se le ha dado. Durante tres años nunca se mencionó nada de cómo se estaba tramitando y tampoco transmitieron las audiencias. Fueron medios como El Espectador los que lo hicieron. Debían transmitirías con traducción, porque es un derecho saber cómo va la defensa de nuestro territorio, y lo terminó haciendo fue la prensa. Curiosamente, se televisan muchos eventos y debates políticos, que pueden ser muy importantes, pero no tienen la trascendencia de defender el territorio.
¿Cree que las peticiones de Nicaragua pueden prosperar?
Hay dos demandas de Nicaragua contra Colombia. En la primera nos acusan de violar sus derechos y debemos ser más contundentes. Tengo una diferencia con el Gobierno y es que la contraparte es Daniel Ortega, un dictador, y no se hace énfasis en eso. Él está lastimando y persiguiendo a la oposición en su país. Está encarcelando a los miembros de los partidos y nosotros deberíamos resaltarlo ante la Corte Internacional de Justicia y la Corte IDH. Debemos que sentar la voz de que no vamos a ceder nuestro territorio frente a un país liderado por un dictador. Lo segundo es que hay otra demanda y va empezar a discutirse pronto. Esa es por la plataforma continental extendida y lo que quieren es llegar a escasas cien millas náuticas de Cartagena. El país merece que el presidente y la canciller expliquen cuáles son los riesgos de que Nicaragua explote recursos a escasas cien millas de Colombia. Mi posición siempre ha sido hacer públicas las discusiones y reunirse con los países que también podrían afectarse por ese pedido.
Muchos han comenzado su aspiración presidencial, incluyéndolo, lanzando ataques a Petro, ¿es el rival a vencer?
Yo, como candidato que quiere plantear una independencia y una autonomía, no me comparo con nadie y no quiero que la política sea comparándose. Cuando uno se compara, de alguna manera quiere ser como esa persona y yo no quiero ser como Petro ni como ningún otro. Por eso quiero hacer una política sin ataques personales. Lo que sí debo decir, y no solo por él sino por varias personas que están en el Senado siendo precandidatos presidenciales, es que deberían renunciar inmediatamente. Les estamos pagando el sueldo de senadores y su campaña. Mi invitación es que dejen el cargo para que compitamos en igualdad de condiciones.
¿Cómo les brindaría garantías a los excombatientes, si incluso hubo sectores que lo denominaban el “comisionado de guerra”?
Ese sector tiene nombre propio. El Eln me puso ese calificativo y luego lo recogieron ellos. Pero miren que cuando yo hice público que busqué al papa Francisco y al secretario de la Naciones Unidas para acercarnos a las guerrillas, nadie volvió a mencionar eso. Y eso es porque uno de los cargos más difíciles en este país es ser comisionado. Si uno se acerca mucho a los grupos armados lo critican y si se aleja mucho también lo critican. La prueba de que obré con transparencia y eficiencia es que ya nadie menciona eso.
En el tema de las drogas, ¿cuál sería su visión?
Tengo una gran preocupación. Yo he venido trabajando desde el Gobierno en la prevención del consumo. Se habla mucho de la lucha contra el narcotráfico, pero poco del crecimiento del consumo en nuestro del país. Cuando nos damos cuenta de que hay una discusión sobre legalizar o no, nadie se da cuenta de que lo más grave es que Colombia se está volviendo un país consumidor. Se sigue pensando que toda la producción va pareja afuera y esto no es así. Los grupos no quieren perder un solo centavo y están inundando las calles colombianas. Debemos ponernos las pilas para llevar la discusión a dónde está y es trabajar en la prevención del consumo y en un tema de salud pública. Prevenir y acompañar. Una forma es a través del programa familias fuertes y habilidades parentales. Nunca nos enseñan para evitar que los jóvenes entren a la drogadicción o acompañar a uno que ya esté en la adicción. La discusión debe ser muy seria y yo sigo la línea de la Corte Constitucional, la tengo muy clara, porque dijo que no se podía llegar a la aspersión sin agotar unos temas relacionados con la viabilidad ambiental y la protección de la vida. Hay que hacerlo y el último recurso debe ser la fumigación. Lo digo con conocimiento de causa, porque mi doctorado en Derecho es sobre el principio de precaución ambiental y en este tema soy bastante progresista. Mi posición es que los recursos que se ejecuten deben ser completamente respetuosos del medio ambiente.
Hay un proyecto para legalizar el consumo adulto de la marihuana, ¿qué opina?
La legalización del consumo adulto ya está en la Constitución. Me gustaría que los autores del proyecto revisaran el texto, porque ya está. Cuando yo fui viceministro apoyé para que se prohibiera el porte, pero no el consumo. Lo que hay es confusión entre porte y consumo y ya está. Por otro lado, deben seguir adelante iniciativas como la legalización de la marihuana medicinal.
¿Usted cree que la seguridad ciudadana debe ser un énfasis en su gobierno o es un tema de mera percepción?
Claro que hay un problema de seguridad en buena parte del país. He recorrido muchos municipios y en casi todos no hay uno en el que no se manifieste la preocupación por la seguridad ciudadana. Yo tengo una experiencia muy grande en ese tema, porque escribí un libro que se volvió un modelo para la seguridad nacional y que me lo prologó Antanas Mockus. Ahí hago un modelo de lo que se necesita. Y la realidad es que la seguridad ciudadana está en crisis. Hay mucho delito como la extorsión, el hurto y el homicidio, que están disparados y falta algo que yo ideé y es que la seguridad no solo dependa de la fuerza pública, sino que dependa de los alcaldes también y sean consultados los ciudadanos permanentemente. El problema es que no se volvieron a hacer los consejos de seguridad ampliados, donde también estaba la comunidad. Con mi movimiento, que no solo es Miguel Ceballos, sino diez personas más para el Congreso, buscamos que se estudie eso, sobre todo con la vinculación con las reservas, porque hay un maltrato con la fuerza pública. Una forma de mejorar la seguridad es darles mejor trato.
¿Quiénes están en su lista al Congreso?
Como quiero mantener la autonomía de mi propuesta, por eso estamos proponiendo una lista de diez personas,. Queremos tener vocación de permanencia y para tener personería jurídica se necesita tener una cierta cantidad de votos ante el Senado o la Cámara. Hay diez personas que están encabezadas por un exalcalde encargado de Medellín, Juan Santiago Vélez, que también fue secretario de Agricultura de Antioquia y dirigió Asocebú. Es una de las personas que más conoce el agro. También está Adriana González, una mujer negra de Tumaco, que viene trabajando en la prevención de la violencia entre los jóvenes tumaqueños. Está Vladimir Clavijo, del Amazonas, una persona que ha trabajado por los derechos de los periodistas y un experto en la transición digital. Hay personas como Ramiro Meneses, que representa al Santander, experto en geología y ha trabajado en el Magdalena Medio con las comunidades más pobres en la búsqueda de mejor suministro del agua. Está Tatiana Calderón, barranquillera que se cansó de la política tradicional y se nos unió. También Johnson Gamboa, un hombre de la reserva, quien representa a los patrulleros y los soldados. Nunca en nuestro Congreso han tenido representación las bases. Domingo Naranjo, que ha ganado varias licitaciones en Cartagena, donde la transparencia es un énfasis de la administración. Estoy trabajando con personas que nunca han sido representadas y sí representan. Y tenemos el apoyo de Eginio Obispo, presidente de la Organización Indígena de Colombia hasta hace pocos meses. Él coordina nuestra relación con las comunidades indígenas. Ese no es cualquier apoyo, es un apoyo que representa a cientos de indígenas que no se ve manifestado en otros candidatos.
¿No cree que la falta de trayectoria política de su lista va a ser un problema para el tema de los votos?
Los votos llegarán si reconocen en esas personas como representantes y de eso se trata la nueva política. Es no tener a los de siempre y pues las otras listas son los de siempre. Lo que buscamos es personas que no hayan estado viciadas por la política tradicional y sean frescas.
¿Impulsaría una reforma a la Policía, como están proponiendo algunos sectores?
Debe haber una reforma a la concepción de la seguridad en Colombia. Hay planteamientos que comparto que dicen que se debe crear una cartera dedicada a la seguridad. Esa idea es del expresidente Gaviria y dice que se necesitaría un Ministerio de la Seguridad y creo que es urgente. Meter a la Policía en el Ministerio del Interior es politizarla, porque un día un ministro puede decir que va a usar la fuerza de forma política y eso sería terrible. Mantenerla en el Ministerio de Defensa también puede genera una disrupción de la imagen de la Policía, porque no es una fuerza militar.
¿Realmente el 2022 es una elección bisagra?
Todas las elecciones son esenciales. Esta que se nos aproxima es una de las mejores oportunidades para transformar a Colombia. Por eso nuestro movimiento se llama así: Transformando y Uniendo a Colombia. Es una elección en la que, si no transformamos la política y no les damos inclusión a nuevos sectores, ahí sí que será una elección histórica, pero no por lo positivo, sino por lo que va a generar más violencia en el país.