Hace agua el proyecto para reformar el CNE
La propuesta corre peligro ante la posición asumida por varias entidades, incluyendo el Consejo de Estado. La única solución pasa por quitarle impacto a la iniciativa.
Para expertos, poco sirve la reforma política sin un cambio de fondo en la arquitectura del sistema electoral del país. Así lo han dicho en distintos espacios y en las páginas de este diario. Consideran que uno de los mayores errores de la Constitución de 1991 fue dejar en manos de magistrados de origen político la vigilancia y la sanción de los partidos. El Congreso escoge a los miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE), que son cuotas de las colectividades con asiento en el Legislativo y hasta a veces son los que salieron quemados en las elecciones, y los togados son los encargados de vigilar la actividad política de los partidos. Algunos incluso han llegado a calificar la situación como el ratón cuidando el queso. Las observaciones no son nuevas, solo se hicieron más visibles tras las falencias de las elecciones de 2022.
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Para expertos, poco sirve la reforma política sin un cambio de fondo en la arquitectura del sistema electoral del país. Así lo han dicho en distintos espacios y en las páginas de este diario. Consideran que uno de los mayores errores de la Constitución de 1991 fue dejar en manos de magistrados de origen político la vigilancia y la sanción de los partidos. El Congreso escoge a los miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE), que son cuotas de las colectividades con asiento en el Legislativo y hasta a veces son los que salieron quemados en las elecciones, y los togados son los encargados de vigilar la actividad política de los partidos. Algunos incluso han llegado a calificar la situación como el ratón cuidando el queso. Las observaciones no son nuevas, solo se hicieron más visibles tras las falencias de las elecciones de 2022.
A este nuevo Congreso llegaron dos congresistas que han escuchado las observaciones de los expertos y radicaron sendos proyectos para reformar el CNE y el resto del sistema electoral del país (Registraduría y algunas de las funciones asumidas por la Sección Quinta del Consejo de Estado). Humberto de la Calle y Ariel Ávila son los autores de las propuestas que fueron acumuladas en un solo texto ante los enfoques parecidos. El proyecto final busca separar al CNE en dos partes: una administrativa, cuyos miembros ya no serían elegidos por el Congreso, y una corte electoral que pretendería asumir las funciones sancionatorias del Consejo Electoral y acabar con la redundancia que existe con la Sección Quinta del Congreso de Estado.
La propuesta tuvo tal resonancia, que inicialmente parte de su articulado fue incluido en el borrador de reforma política del gobierno Petro. Al final, la propuesta oficial no incluyó la reforma al CNE, por lo que el Gobierno se comprometió a apoyar la propuesta individual de De la Calle y Ávila. No obstante, ese compromiso no se estaría dando y la propuesta está en riesgo de hundirse. Primero fueron los tiempos. Desde este comienzo de semana, Humberto de la Calle denunció que, si no se discute en los próximos días, su proyecto va a terminar archivado ante la falta de tiempo para cumplir con los cuatro debates que deben realizarse en este semestre. Aparentemente este tema se iba a superar este miércoles, pues fue agendado en el orden del día para que la Comisión Primera del Senado lo debatiera.
Ya con fecha para su debate, al proyecto le apareció un nuevo contratiempo: la falta de apoyos. No solo es que el Ejecutivo no estaría soportando la iniciativa -no apareció ninguno de sus miembros en el debate para darle su bendición-, sino que las entidades que se verían reformadas por el proyecto han expresado su rechazo a la propuesta. Tanto el Consejo de Estado como la Registraduría emitieron duros comentarios en contra de la propuesta y pidieron que no sea apoyada. El alto tribunal administrativo aseguró que el proyecto dejaba muchas dudas y hasta creaba una corte electoral con “una excesiva concentración de poder y funciones”. En cuanto a la Registraduría, esta se plegó a las observaciones del Consejo de Estado y fue más allá al criticar las intenciones del proyecto de que las funciones del ente liderado por Alexánder Vega pasen a la nueva entidad que reemplazaría al CNE.
Las críticas también llegaron desde la Corporación Excelencia en la Justicia. El martes en la tarde dio a conocer un comunicado cuestionando el proyecto y hasta lo llegaron a tildar de un “golpe de Estado”, pues, supuestamente, el proyecto plantea la usurpación de funciones que actualmente asume el Consejo de Estado “en beneficio de la clase política”. La lluvia de cuestionamientos puso en jaque la propuesta de De la Calle y Ávila. Este miércoles se iba a discutir en la Comisión Primera, pero tuvieron que pedir más tiempo para eliminar los temas de la Corte Electoral y así ajustarse a lo dicho por el Consejo de Estado. Sin este cambio, lo más seguro es que el proyecto se iba a hundir y con esto la propuesta de que los magistrados del CNE dejen de tener un origen político. Para los autores, era más importante este punto que el asunto del tribunal electoral.
Aunque la decisión en teoría salvó el proyecto, volvió a limitar los tiempos de trámite y ahora es más el riesgo de que la propuesta se hunda debido a que no pueda sortear los cuatro debates que tiene que hacer estos cuatro semestres. Ante el nuevo panorama del proyecto, Ariel Ávila habló con El Espectador: “Eliminaremos todo lo de la corte electoral para sacar adelante lo más fuerte, que es lograr lo del CNE y lo de la Registraduría (y así) nos quitamos al Consejo de Estado de encima. Es profundo el cambio que queremos al establecer la elección de los miembros del Consejo Electoral a través del concurso de méritos”. Para el senador de la Alianza Verde, distintos sectores se están moviendo para que “no saquemos adelante este proyecto. No quieren que cambien las cosas”. De acuerdo con Ávila, en el Congreso se tramitan proyectos que no sirven, como la reducción de salarios, y se termina invisibilizando propuestas de impacto, como la suya.
Tras el posible cambio en el proyecto, El Espectador consultó a distintos sectores frente a la iniciativa. Dos exmagistrados del CNE recién salidos coincidieron en que se debe cambiar el origen de los miembros del principal ente electoral. “En términos generales, el principal problema del CNE es la credibilidad de sus integrantes dado su origen político. Cualquier actuación que teníamos la tamizaban por nuestro origen. En últimas, ese origen político genera problemas de credibilidad en las actuaciones, expresó el exmagistrado Renato Contreras, que consideró que el tema de justicia electoral no era tan relevante y se solucionaba dándole “calidad jurisdiccional al CNE, para que tenga más fuerza, y armonizar las labores con la Sección Quinta del Consejo de Estado”.
El exmagistrado Luis Guillermo Pérez aseguró estar completamente de acuerdo con el proyecto de los dos senadores de centro: “Comparto todas las críticas a la organización electoral. El origen partidista hace que se olviden que el compromiso no es con una fuerza política, sino con la democracia”. A esto agregó que la solución podría venir de mantener la Sección Quinta y configurarla como la sala judicial del CNE. En cuanto a organizaciones conocedoras del tema electoral, lo ocurrido este miércoles en la Comisión Primera fue considerado como desafortunado. “No es la primera vez que se habla de una corte electoral, y la reacción del Consejo de Estado es la misma. Lo que es absolutamente lamentable es que ni siquiera se debatan los argumentos del Consejo de Estado”, expresó la directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios.
La cabeza de la MOE lamentó que el Congreso ni siquiera se prestara a debatir al tema de la corte electoral, debido a los impedimentos, y que incluso el Consejo de Estado tuviera esa posición a través de un comunicado. Sin embargo, señaló que es necesario seguir con la propuesta, puesto que “los otros dos temas son importantes: modificar el origen del CNE y el mecanismo de balance pesos y contrapesos de la Registraduría”. Para Barrios, a pesar de la posición asumida, de limitar el debate, aún se debe insistir en que los magistrados del CNE no pueden seguir siendo cercanos a los congresistas.