“Hemos exagerado la privación de libertad”: minjusticia sobre reforma penal
En una audiencia pública, el ministro Néstor Osuna explicó los alcances de la reforma a la justicia que plantea más resocialización y menos cárcel.
El Congreso le madrugó a la discusión de las grandes reformas que tendrá que discutir este semestre. Y es que son tantas y de temas tan cruciales que el tiempo parece muy apretado. Una de las reformas que se discutirán es la reforma a la justicia mediante el proyecto para modificar el Código Penal y aliviar el sistema penitenciario.
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Así lo explicó el ministro de Justicia, Néstor Osuna, durante una audiencia pública que se realizó este jueves en el Salón Boyacá del Capitolio y que fue convocada por las senadoras Lorena Ríos (Colombia Justa Libres), Karina Espinosa (Partido Liberal) y Soledad Tamayo (Partido Conservador). El encuentro tenía como fin ahondar en las dudas que tenían algunos congresistas, académicos, trabajadores del sistema penitenciario y expertos en derecho penal, sobre el proyecto que, de acuerdo con el ministro, pretende promover la resocialización y humanizar el encarcelamiento.
Esto porque, en concepto de Osuna, las cárceles no resocializan ni preparan a las personas para que se reintegren la sociedad cuando cumplan sus penas, como debería ser el objetivo. Por el contrario, dijo, lo que hacen es “perfeccionar las formas de delinquir, proporcionar técnicas cada vez más sofisticadas, audaces y crueles de cometer delitos”.
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No es la única razón para cambiar el modelo penitenciario. “La cárcel además es carísima”, señaló el ministro sobre un sistema para el que este año se deben invertir $3,1 billones. “Cada persona privada de la libertad le cuesta al Estado $2′600.000 al mes, más de lo que ganan muchas familias colombianas”, reveló Osuna, quien propuso hacer con ese dinero “algo mejor que haber llegado a esa crisis del sistema carcelario”.
Y es que, sumando las cerca de 120.000 encarceladas y las aproximadamente 77.000 que están en prisión domiciliaria, según cifras del MinJusticia hay casi 200.000 personas. “Esa es la población de varias de las ciudades capitales de nuestro país”.
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Esa es motivación suficiente para el ministro afirmar durante la audiencia pública que “hemos exagerado muchísimo la privación de libertad, pues tenemos presa a la gente equivalente a una ciudad como Tunja, para ponerlo en términos gráficos”. Acto seguido, Osuna procedió a explicar el modelo resocializador que propone la reforma y con el que esperan mejorar el sistema penitenciario.
Reducir las penas máximas, cuando hay concurso de delitos, de 60 a 50 años, y cuando se trata de un solo delito a 40 años, es la primera de esas medidas, teniendo en cuenta que “60 años es una cadena perpetua camuflada”, como explicó el ministro. También propone el proyecto ampliar la figura del principio de oportunidad y premiar la información sobre la red criminal que otorga un detenido.
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También se propone ampliar la mediación como forma anticipada de terminar el proceso, depurar el listado de delitos y de beneficios administrativos, como eliminar algunos delitos asociados a la religión, la inasistencia alimentaria, el incesto, la emisión y transferencia ilegal de cheques, la alteración del estado civil, entre muchos otros.
Sobre eliminar el incesto, que es quizás el punto que más controversia ha causado, Osuna aclaró que “el Estado no debe imponer una moral y mucho menos desde el Código Penal”. Asimismo, enfatizó que “se debe respetar la libertad de las personas y por eso respetamos que una conducta que sabemos que es moralmente repudiable”.
También explicó la propuesta de que los presos trabajen de día y vuelvan a la cárcel de noche, indicando que “no estamos inventando nada” y que es algo que se planteado desde la década del 90. “Es un sistema de escalera en el que la persona que cometió un delito y cayó abajo va ayudando a salir a la sociedad en condiciones de resocialización”.
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Las convocantes de la audiencia comentaron luego algunas de las dudas que les dejó la presentación de Osuna, que radicaron en la eliminación de delitos. La senadora Lorena Ríos, como miembro de una colectividad religiosa, señaló que su gran preocupación es la eliminación de “los delitos contra el sentimiento religioso, los delitos que atentan contra la integridad moral, el incesto y la inasistencia alimentaria”.
“Estas medidas se alejan de la esencia del proyecto que tiene como único fin, la humanización del sistema penitenciario”, afirmó la congresista de Colombia Justa Libres, en lo que coincidió la senadora Karina Espinosa, quien aunque resaltó la buena asistencia y la dinámica de la audiencia, afirmó que “no nos gustan el tema del incesto y las manifestaciones”, con relación a la propuesta de descriminalizar la participación en protestas sociales.
“La audiencia fue muy buena, hubo buena información y trataremos de sacar el mejor proyecto y que le sirva al sistema penitenciario para lograr una resocialización que hoy no hay”, concluyó la senadora liberal, mientras que la senadora Soledad Tamayo resaltó por un lado el sentido social del proyecto, pero propuso complementarlo con un “enfoque integral” para promover la salud física y mental de los privados de la libertad.
El Congreso le madrugó a la discusión de las grandes reformas que tendrá que discutir este semestre. Y es que son tantas y de temas tan cruciales que el tiempo parece muy apretado. Una de las reformas que se discutirán es la reforma a la justicia mediante el proyecto para modificar el Código Penal y aliviar el sistema penitenciario.
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Así lo explicó el ministro de Justicia, Néstor Osuna, durante una audiencia pública que se realizó este jueves en el Salón Boyacá del Capitolio y que fue convocada por las senadoras Lorena Ríos (Colombia Justa Libres), Karina Espinosa (Partido Liberal) y Soledad Tamayo (Partido Conservador). El encuentro tenía como fin ahondar en las dudas que tenían algunos congresistas, académicos, trabajadores del sistema penitenciario y expertos en derecho penal, sobre el proyecto que, de acuerdo con el ministro, pretende promover la resocialización y humanizar el encarcelamiento.
Esto porque, en concepto de Osuna, las cárceles no resocializan ni preparan a las personas para que se reintegren la sociedad cuando cumplan sus penas, como debería ser el objetivo. Por el contrario, dijo, lo que hacen es “perfeccionar las formas de delinquir, proporcionar técnicas cada vez más sofisticadas, audaces y crueles de cometer delitos”.
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No es la única razón para cambiar el modelo penitenciario. “La cárcel además es carísima”, señaló el ministro sobre un sistema para el que este año se deben invertir $3,1 billones. “Cada persona privada de la libertad le cuesta al Estado $2′600.000 al mes, más de lo que ganan muchas familias colombianas”, reveló Osuna, quien propuso hacer con ese dinero “algo mejor que haber llegado a esa crisis del sistema carcelario”.
Y es que, sumando las cerca de 120.000 encarceladas y las aproximadamente 77.000 que están en prisión domiciliaria, según cifras del MinJusticia hay casi 200.000 personas. “Esa es la población de varias de las ciudades capitales de nuestro país”.
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Esa es motivación suficiente para el ministro afirmar durante la audiencia pública que “hemos exagerado muchísimo la privación de libertad, pues tenemos presa a la gente equivalente a una ciudad como Tunja, para ponerlo en términos gráficos”. Acto seguido, Osuna procedió a explicar el modelo resocializador que propone la reforma y con el que esperan mejorar el sistema penitenciario.
Reducir las penas máximas, cuando hay concurso de delitos, de 60 a 50 años, y cuando se trata de un solo delito a 40 años, es la primera de esas medidas, teniendo en cuenta que “60 años es una cadena perpetua camuflada”, como explicó el ministro. También propone el proyecto ampliar la figura del principio de oportunidad y premiar la información sobre la red criminal que otorga un detenido.
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También se propone ampliar la mediación como forma anticipada de terminar el proceso, depurar el listado de delitos y de beneficios administrativos, como eliminar algunos delitos asociados a la religión, la inasistencia alimentaria, el incesto, la emisión y transferencia ilegal de cheques, la alteración del estado civil, entre muchos otros.
Sobre eliminar el incesto, que es quizás el punto que más controversia ha causado, Osuna aclaró que “el Estado no debe imponer una moral y mucho menos desde el Código Penal”. Asimismo, enfatizó que “se debe respetar la libertad de las personas y por eso respetamos que una conducta que sabemos que es moralmente repudiable”.
También explicó la propuesta de que los presos trabajen de día y vuelvan a la cárcel de noche, indicando que “no estamos inventando nada” y que es algo que se planteado desde la década del 90. “Es un sistema de escalera en el que la persona que cometió un delito y cayó abajo va ayudando a salir a la sociedad en condiciones de resocialización”.
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Las convocantes de la audiencia comentaron luego algunas de las dudas que les dejó la presentación de Osuna, que radicaron en la eliminación de delitos. La senadora Lorena Ríos, como miembro de una colectividad religiosa, señaló que su gran preocupación es la eliminación de “los delitos contra el sentimiento religioso, los delitos que atentan contra la integridad moral, el incesto y la inasistencia alimentaria”.
“Estas medidas se alejan de la esencia del proyecto que tiene como único fin, la humanización del sistema penitenciario”, afirmó la congresista de Colombia Justa Libres, en lo que coincidió la senadora Karina Espinosa, quien aunque resaltó la buena asistencia y la dinámica de la audiencia, afirmó que “no nos gustan el tema del incesto y las manifestaciones”, con relación a la propuesta de descriminalizar la participación en protestas sociales.
“La audiencia fue muy buena, hubo buena información y trataremos de sacar el mejor proyecto y que le sirva al sistema penitenciario para lograr una resocialización que hoy no hay”, concluyó la senadora liberal, mientras que la senadora Soledad Tamayo resaltó por un lado el sentido social del proyecto, pero propuso complementarlo con un “enfoque integral” para promover la salud física y mental de los privados de la libertad.