Iglesia católica colombiana recomienda vacunarse contra el COVID-19
El ente religioso señaló que, a pesar de los posibles reparos, participar del proceso de inmunización es un símbolo de “consideración y solidaridad con el bien de la humanidad”.
A pesar de que en varios países se ha comenzado el proceso de vacunación contra el COVID-19, han sido varios los sectores que han presentado reservas en estos temas. Desde la velocidad con la que fue creada la vacunas hasta argumentos meramente religiosos han sido expresados por algunos para negarse a participar del proceso de inmunización contra el nuevo coronavirus.
Como parte de este debate, la iglesia católica colombiana emitió un documento en el que expresó varias consideraciones bioéticas frente a la vacunación contra el COVID-19. El texto se centra en dos premisas fundamentales: la voluntariedad de la vacuna y la consideración de que es un recurso “altamente recomendable”. Esto último quiere decir que la comunidad religiosa consideró preferible que tanto sus feligreses como otros sectores se vacunen.
Según el documento, que tiene 6 puntos, de comprobarse que la vacunación es eficaz para protegerse de la enfermedad, “rechazarla constituiría un riesgo para la salud propia y ajena”. Para la iglesia católica nacional, participar del proceso de inmunización, no solo implica un beneficio personal, sino que también demuestra “un signo de consideración y solidaridad con el bien de la humanidad”.
De forma parecida, el ente religioso expresó que este tipo de procedimientos debían tomarse como un acto de caridad social y como parte fundamental para erradicar una enfermedad infecciosa. Bajo estos argumentos, aseveró que “el recurso de la vacunación es altamente recomendable”, para luego agregar que es un símbolo de la promoción de la dignidad de la persona y del “cuidado de la casa común”.
Asimismo, la delegación religiosa comentó que toda persona tiene el deber de cuidar su salud y de los demás. Eso sí, la iglesia señaló que la vacunación debe ser voluntaria y que en ningún momento se puede violentar el consentimiento libre e informado de los pacientes. También reconoció que cualquiera podía rechazar el uso de la vacuna, y de ninguna forma se podía obligar a que se la aplicara.
Un elemento llamativo de las consideraciones bioéticas es que la representación católica colombiana señaló que las situaciones apremiantes por las que está pasando el planeta permiten recurrir a todo tipo de vacunas, incluyendo aquellas que fueron desarrolladas “con líneas celulares procedentes de tejidos obtenidos de fetos abortados”.
No obstante, se hace la salvedad de que es preferible la búsqueda de una vacuna “éticamente menos reprochable”. “Esta posición de ninguna manera significa aceptar el uso de embriones o fetos humanos como objeto de experimentación, mucho menos la práctica del aborto”, concluyó en este punto la iglesia.
Entre otros puntos, se expresó que los gobiernos y autoridades deben garantizar a toda la población el acceso “justo y equitativo” a las vacunas, que deben ser “seguras desde el punto de vista sanitario y éticamente responsables”. De modo parecido se advirtió que no se debe caer en lo que el papa Francisco ha denominado “marginalidad farmacéutica”, por lo que se debe brindar especial atención y acceso a los más expuestos al contagio y a los que son menos favorecidos.
Por último, las consideraciones expuestas por la iglesia católica colombiana apuntan a que la ciudadanía debe aumentar su confianza en la comunidad científica y en las autoridades responsables de la vacunación. “Hay que evitar negacionismos infundados y conductas irresponsables que pongan en riesgo la salud pública”, concluyó el ente religioso.
A pesar de que en varios países se ha comenzado el proceso de vacunación contra el COVID-19, han sido varios los sectores que han presentado reservas en estos temas. Desde la velocidad con la que fue creada la vacunas hasta argumentos meramente religiosos han sido expresados por algunos para negarse a participar del proceso de inmunización contra el nuevo coronavirus.
Como parte de este debate, la iglesia católica colombiana emitió un documento en el que expresó varias consideraciones bioéticas frente a la vacunación contra el COVID-19. El texto se centra en dos premisas fundamentales: la voluntariedad de la vacuna y la consideración de que es un recurso “altamente recomendable”. Esto último quiere decir que la comunidad religiosa consideró preferible que tanto sus feligreses como otros sectores se vacunen.
Según el documento, que tiene 6 puntos, de comprobarse que la vacunación es eficaz para protegerse de la enfermedad, “rechazarla constituiría un riesgo para la salud propia y ajena”. Para la iglesia católica nacional, participar del proceso de inmunización, no solo implica un beneficio personal, sino que también demuestra “un signo de consideración y solidaridad con el bien de la humanidad”.
De forma parecida, el ente religioso expresó que este tipo de procedimientos debían tomarse como un acto de caridad social y como parte fundamental para erradicar una enfermedad infecciosa. Bajo estos argumentos, aseveró que “el recurso de la vacunación es altamente recomendable”, para luego agregar que es un símbolo de la promoción de la dignidad de la persona y del “cuidado de la casa común”.
Asimismo, la delegación religiosa comentó que toda persona tiene el deber de cuidar su salud y de los demás. Eso sí, la iglesia señaló que la vacunación debe ser voluntaria y que en ningún momento se puede violentar el consentimiento libre e informado de los pacientes. También reconoció que cualquiera podía rechazar el uso de la vacuna, y de ninguna forma se podía obligar a que se la aplicara.
Un elemento llamativo de las consideraciones bioéticas es que la representación católica colombiana señaló que las situaciones apremiantes por las que está pasando el planeta permiten recurrir a todo tipo de vacunas, incluyendo aquellas que fueron desarrolladas “con líneas celulares procedentes de tejidos obtenidos de fetos abortados”.
No obstante, se hace la salvedad de que es preferible la búsqueda de una vacuna “éticamente menos reprochable”. “Esta posición de ninguna manera significa aceptar el uso de embriones o fetos humanos como objeto de experimentación, mucho menos la práctica del aborto”, concluyó en este punto la iglesia.
Entre otros puntos, se expresó que los gobiernos y autoridades deben garantizar a toda la población el acceso “justo y equitativo” a las vacunas, que deben ser “seguras desde el punto de vista sanitario y éticamente responsables”. De modo parecido se advirtió que no se debe caer en lo que el papa Francisco ha denominado “marginalidad farmacéutica”, por lo que se debe brindar especial atención y acceso a los más expuestos al contagio y a los que son menos favorecidos.
Por último, las consideraciones expuestas por la iglesia católica colombiana apuntan a que la ciudadanía debe aumentar su confianza en la comunidad científica y en las autoridades responsables de la vacunación. “Hay que evitar negacionismos infundados y conductas irresponsables que pongan en riesgo la salud pública”, concluyó el ente religioso.