A cuentagotas llega la energía renovable a las zonas más alejadas de Colombia
En El Copey, Cesar, se inauguró un proyecto de energía renovable que, con paneles solares, beneficia a 200 personas de una vereda que, hasta 2024, nunca tuvo energía eléctrica.
Leonardo Botero Fernández
La Victoria Dos Bocas, una vereda en zona rural de El Copey (Cesar), permaneció a oscuras hasta la segunda mitad de este año. Para ver en la noche, hacía falta encender una vela o lámparas de petróleo. No era posible para las 58 familias que allí viven hacer cualquier tarea luego del atardecer. Y en los días más calurosos —en verano la sensación térmica puede superar los 40 grados centígrados— era impensable refrescarse con el movimiento rítmico de un ventilador y preparar un jugo con hielo para soportar el embate del sol.
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La Victoria Dos Bocas, una vereda en zona rural de El Copey (Cesar), permaneció a oscuras hasta la segunda mitad de este año. Para ver en la noche, hacía falta encender una vela o lámparas de petróleo. No era posible para las 58 familias que allí viven hacer cualquier tarea luego del atardecer. Y en los días más calurosos —en verano la sensación térmica puede superar los 40 grados centígrados— era impensable refrescarse con el movimiento rítmico de un ventilador y preparar un jugo con hielo para soportar el embate del sol.
En La Victoria hay 58 de los 500.000 hogares colombianos que, de acuerdo con las cifras de la CREG, están en Zonas No Interconectadas (ZNI), es decir, que no se conectan al sistema interconectado nacional. Sin embargo, desde mediados de 2024, la situación ha cambiado.
Ahora, en la Institución Educativa El Reposo -donde estudian 78 alumnos que viven en la comunidad- hay tabletas, computadoras, televisores y conexión a internet. Fredy Manuel Suárez, fiscal de la Junta de Acción Comunal (JAC), cuenta que en su casa ya hay un ventilador “para el sofoco” y que ya usa una licuadora que mantenía guardada.
También, dice que se han facilitado las tareas de siembra y riego de los cultivos de pancoger, que incluyen cilantro, papaya y otros frutos porque ya es posible utilizar bombas de agua. Incluso, hay vecinos que cambiaron la venta de gasolina para las lámparas que otrora iluminaban como luciérnagas las noches por la de hielo que hacen en las recién adquiridas neveras.
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Esa vereda, a dos horas de Valledupar y a la que se llega al desviarse por un camino escondido y destapado que desemboca en la Ruta del Sol 3, se convirtió en el laboratorio de Energía Renovable para la Paz, un proyecto piloto financiado y operado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), Ecopetrol, ISA y SunColombia, con el que se busca llevar energía renovable. Para ello, en las 58 parcelas, así como en el colegio, se instalaron paneles solares que ahora permiten que haya luz las 24 horas del día.
La entrada en funcionamiento de los paneles solares de La Victoria se relaciona con la narrativa del presidente Gustavo Petro, quien ha dicho que la posibilidad de que haya energía eléctrica es una “revolución”. Sobre Ecopetrol, el jefe de Estado ha dicho que debe convertirse en la punta de lanza para la transición energética y la descarbonización de la matriz energética en Colombia. Y aunque se trata de una iniciativa propia de la empresa, que es autónoma al Gobierno Nacional, también ello explica que la petrolera tenga un papel preponderante.
El Espectador viajó este viernes, 18 de octubre, hasta la región para acompañar la inauguración de Energía Renovable para la Paz, que tuvo una inversión de 1,4 millones de dólares para la instalación de 58 “soluciones solares individuales” -varias de ellas con más de un panel-, así como de 57 sistemas de bombeo de agua con energía solar.
El proyecto, además de sostenible ambientalmente, quiere serlo de manera energética. Por ello, se planteó no como una donación, sino como un servicio por el que la comunidad paga el excedente de lo que no subsidia el Estado, enmarcado en lo que Ecopetrol -utilizando las palabras de Petro- ha llamado la transición energética justa. Esto implica el reto de crear, como la nombra Jorge Carrillo, recién posesionado presidente de ISA, “una cultura del servicio, donde las personas estén dispuestas a pagar”.
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Así lo explica también Gonzalo Betancur, gerente de Energía de la petrolera, al señalar, desde El Reposo, que “estas iniciativas vinculan a la transición energética justa, que se articula con la política nacional de transición y que en Ecopetrol, como empresa líder de la economía colombiana, estamos directamente involucrados”.
Esa política nacional la esbozó Petro, el pasado 13 de julio, en Montería, Córdoba, al entregar el parque solar La Loma. Ese día, el presidente aseguró que la instalación de paneles solares en comunidades, bien sea de 600.000 personas como en Córdoba o de poco más de 200 como en La Victoria, es una “revolución”.
“Este proyecto no solo representa un avance en la generación de energía limpia, sino también en la independencia energética de nuestra nación. Estamos comprometidos con un futuro donde la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental sean pilares fundamentales”, dijo Petro en esa ocasión.
Pero lejos del evento multitudinario al que asistió Petro, la experiencia en La Victoria muestra que la transición energética, más que el resultado de un solo gran acto, es la suma de pequeñas acciones que, poco a poco, aportan al propósito de la descarbonización.
Así se ve al recorrer el camino de ingreso a la vereda, una carretera que se extiende varios kilómetros dentro de la montaña y en la que, en uno y otro lado, se ven las parcelas. En ellas es posible ver los paneles solares: unas estructuras poco invasivas, pero que garantizan el suministro de energía constante.
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“Antes estábamos en las tinieblas, en lo oscuro. Ya hoy en día cambiamos eso. Tenemos la casa iluminada, tenemos abanicos, ya uno duerme tranquilo, ya hay compañeros que tienen nevera. También nos entregaron unas bombas, nomás es conectarlas y ahí está, ya llevamos el agua hasta la casa también los reparto en los potreros y hasta en los cultivos, cuando antes no nos daba para abastecer”, relata a El Espectador Suárez, quien fue desplazado por la violencia paramilitar en la región. Una violencia que hizo que, por el acuerdo de paz de 2016, La Victoria hoy sea parte de la zona PDET del Cesar.
Ello también hizo que fuera priorizado por Usaid. “Este proyecto se llama Energía Renovable para la Paz, estamos en zonas PDET. Con ellas se busca el desarrollo rural y una gran parte de eso es el acceso a la electricidad, que conlleva también al acceso al agua. Esa conectividad en varios sentidos cerrará esa brecha que existe entre las dos Colombia”, explica Jeremiah Carew, subdirector de Usaid Colombia y asistió al evento.
De fondo, el propósito de esta apuesta es que sea escalable y replicable en varias partes del país. “El objetivo es que haya una cultura del servicio y demostrar eso es lo que nos permitirá escalarlo a esos 500.000 hogares, permitiendo que otras empresas se unan”, dice Carrillo.
De ahí la insistencia en que sea entendido como un servicio. Pero ese no es el único reto. Ya distintas organizaciones, públicas y privadas, han esbozado los desafíos que tiene Colombia para cumplir con la transición energética justa que tanto cita Petro.
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En una publicación de septiembre pasado, el Departamento Nacional de Planeación mencionó varios, entre ellos, la necesidad de que sea “un enfoque intersectorial y plurirregional para asegurar que todos los sectores de la economía y todas las regiones del país participen en el proceso”. Y también, que, en la transición energética, la eficiencia del uso se convierta en una prioridad, toda vez que solo el 31 % de la energía en Colombia se usa de manera eficiente.
Por su parte, SER Colombia, el principal gremio de empresas dedicadas a la generación de energías renovables no convencionales, plantea otros retos como garantizar una verdadera articulación entre Estado, empresas y comunidades, y que se desarrolle una normatividad que permita que proyectos pequeños, como el de La Victoria, impulsen a consumidores que produzcan su propia energía.
Carrillo explica, al final del evento de inauguración de La Victoria, que en ISA, para avanzar en esos retos, se creó la línea de negocio de Servicios Energéticos distribuidos, que es “autogeneración y soluciones autosuficientes climáticamente y de costo para que sean individuales. En la relación que tenemos con Ecopetrol (que controla la totalidad accionaria de ISA) vemos que podemos proveer soluciones energéticas que ya estamos explorando”. Esa exploración incluye la de la vereda en El Copey, con la esperanza de que se pueda ir más allá.
Y señala que, lejos de conceptos abstractos, “la transición depende de donde usted esté parado. Transición es pasar de leña o una linterna de queroseno a un panel solar, que es lo que está detrás del concepto de la descarbonización”.
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Esas palabras las entiende Suárez, quien ve como un avance para él y para su comodidad no solo que ya pueda hacer chicha en su licuadora, sino que pueda planear en crecer sus cultivos, con la intención de que se conviertan en una nueva fuente de energía por cuenta de los paneles solares. “Yo miro hacia adelante y pienso que con la energía y la bomba nos va a cambiar mucho más la vida”, concluye.
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