¿Qué lectura hace del incidente de los militares venezolanos que montaron una base en suelo araucano?
Lo que ocurrió supera la misma invasión de un territorio. Yo creo que debemos preguntarnos qué hay detrás de ese tipo de hechos, porque esto no fue algo improvisado. Esto venía con un objetivo claro. Por ejemplo, ¿Venezuela quería poner nuevamente en la agenda pública los conflictos binacionales para llamar la atención al gobierno colombiano? Otra posibilidad es que, ante la petición de activar la Carta de la OEA en el vecino país, la invasión se haya convertido en una excusa para alertar a Colombia. También pudo haber sido un sofisma de distracción ante los problemas y dificultades sociales que viene presentando el hermano país.
¿Quedó satisfecho con la respuesta que dio la canciller Delcy Rodríguez? Ella argumentó que razones climatológicas pudieron provocar el incidente...
Tenemos que rechazar que, independientemente de las explicaciones y de lo que se quiera justificar, se haya roto la vía diplomática sobre la que un país como el nuestro tiene vocación. En todo caso, los cauces de los ríos están definidos como los límites fronterizos, la tierra es nuestra y el derecho constitucional de defender cada punto del territorio nos corresponde a los colombianos. Que no me vengan a decir que ahora eso cambió.
Lo cierto es que ha habido silencio ante la invasión en sí misma por parte de militares venezolanos…
Sí, y no importa cuál haya sido el objetivo detrás de esa invasión. Lo que puedo decir es que la tranquilidad de un campesino que está en una frontera, que tenía sus matas de plátano y que reclama quién le va a pagar eso que destruyeron en esa zona es mucho más importante.
¿Qué le pide al gobierno de Juan Manuel Santos? Usted ha hablado de establecer condiciones en la frontera e incluso cerrarla…
Le he pedido al Gobierno, no sólo hoy sino en innumerables ocasiones, que no permitamos que Venezuela mantenga cerrada la frontera mientras el gobierno colombiano la mantiene abierta. O está abierta para todos o cerrada para todos, o la controlamos de la misma forma como la viene controlando el gobierno venezolano. Pero lo que no podemos permitir es que sigamos supeditados a que el vecino nos controle la entrada a la casa.
Más allá de las notas de protesta y otras reacciones diplomáticas, ¿qué otras medidas debería tomar Colombia? Usted lo ha advertido: lo que ocurrió es apenas un pequeño aguacero…
Ante lo ocurrido, quiero enfatizar que esto que pasó demuestra que hay una debilidad en la región y que debemos acompañarla de otros elementos, más allá de la presencia de la Fuerza Pública. Tiene que haber mayor inversión y el principio de soberanía no debe estar solamente en la fuerza sino en la respuesta institucional. Los militares colombianos tienen que estar ahí, la Armada Nacional ya está en la zona, y tenemos que buscar mecanismos de presencia permanente para garantizar la honra y el bien de los ciudadanos. Esto no es la toma de un sitio específico, sino de una zona que representa un área de necesidad de control, puesto que ese es el tránsito de irregulares y contrabandistas.
Finalmente, ¿qué tanto se ha visto afectada la economía de Arauca por la presencia de venezolanos?
Arauca está en una situación económica muy difícil. Desde hace 38 días no hay bombeo de petróleo, lo que nos tiene en dificultades. Además, quienes viven del ganado, por ejemplo, se han visto perjudicados por el que está entrando de contrabando desde Venezuela y a través de medios muy oscuros, que preocupan. Para hablarle de un caso específico: ganado que ha sido denunciado como robado ha aparecido legalizado con documentos del ICA que, presumo —y así lo quiero pensar— son falsos. Este tipo de hechos, que son repetitivos, han desplazado a este sector tan importante para la economía de toda la región.