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El jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, dijo hoy que en la guerrilla se han sentido heridos por la decisión del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, de dejar de ser garante y sede del diálogo de paz con el Gobierno de Colombia, que tomó a ambas delegaciones por sorpresa.
En una entrevista con Efe en Quito, Beltrán reconoció sentirse "bastante herido" por la medida anunciada esta semana por Moreno en la que condicionó la asistencia como garante de Ecuador de esas conversaciones, a que el ELN deje "sus actividades terroristas".
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"La decisión nos tomó de sorpresa a todos y (...) hubiésemos preferido que nos hubiesen informado con anterioridad", reconoció el dirigente de la guerrilla, que negocia desde febrero de 2017 con el Ejecutivo de Juan Manuel Santos un cese definitivo de hostilidades.
Sobre la vinculación de las actividades del ELN con la suspensión de garantías por parte de Ecuador, Beltrán la consideró "injusta".
"Si hubiera pruebas, si hubiera cargos, nosotros estamos acostumbrados a asumir responsabilidades y a dar la cara, pero aquí no tenemos ningún tipo de responsabilidades", se defendió.
Aludió al hecho de que relacionar las actividades que lleva a cabo el ELN -recientemente acusado por el Gobierno de Colombia de secuestros y atentados con explosivos-, con el asesinato de un equipo periodístico ecuatoriano capturado en la zona limítrofe con el departamento colombiano de Nariño es un error.
"Nosotros no tenemos absolutamente nada que ver con esa zona, no tenemos fuerzas ahí, no tenemos que ver con el incidente o los hechos que se han dado en Ecuador, es más, los hemos rechazado", censuró al sugerir que la guerrilla está pagando culpas ajenas.
En una interpretación personal Beltrán opinó que la medida anunciada el miércoles por Moreno va dirigida al Gobierno de Colombia y que "es más fácil echarle la culpa al más débil, a David frente a Goliat".
"A juicio nuestro, quizá la medida obedece a un reclamo por falta de solidaridad (por parte de Colombia), pero ese reclamo no tienen porqué hacérselo al ELN", cuestionó.
La delegación que encabeza lleva más de un año en territorio ecuatoriano, país al que agradece sus esfuerzos y hospitalidad, y se espera que sus integrantes lo abandonen en los próximos días con un destino ya fijado y nueva sede de diálogos.
"Nosotros somos muy respetuosos de las decisiones, ellos son los dueños de la casa y entonces nos dispusimos como mesa a buscar otra sede", refirió.
Desde que se iniciaron las conversaciones entre el Ejecutivo de Santos y la guerrilla en febrero de 2017 se han completado cuatro rondas de contactos y actualmente se desarrollaba la quinta, con el objeto de lograr un nuevo alto el fuego.
El pasado 2 de abril se inició el proceso de evaluación del anterior alto el fuego de 101 días de duración entre el 1 de octubre y el 9 enero pasado, por parte de la Conferencia Episcopal de Colombia y una misión de las Naciones Unidas.