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Fueron tres las encuestas que contrató la Alianza Verde con el fin de despejar el camino a seguir de cara a la elección presidencial de 2022. Una la hizo el Centro Nacional de Consultoría (CNC) y las otras dos EcoAnalítica. La primera firma consultó únicamente a los simpatizantes de la colectividad, a quienes sus directivas definieron como “personas que estarían dispuestas a votar por el partido o que en el pasado votaron por este”, localizados en 15 ciudades principales o medias, según señala la ficha técnica. La segunda firma desarrolló los otros dos estudios así: uno dirigido a 1.519 ciudadanos simpatizantes de 16 ciudades y otro con los electos verdes (concejales, ediles, diputados y congresistas). Y aunque en un principio se esperaba que esto sirviera para afianzar la unidad, la verdad es que sucedió todo lo contrario: la división interna se acentuó más, los consensos se ven cada vez más lejanos y cada uno busca interpretar los resultados según su conveniencia.
El embrollo es de tal magnitud, que incluso se habla de juego sucio e intento de manipulación al filtrar inicialmente a los medios apartes de las encuestas y no la información completa. De hecho, en redes sociales se dio un duro choque entre la senadora Angélica Lozano y los representantes a la Cámara Inti Asprilla y Katherine Miranda. Todo a raíz de una nota aclaratoria de El Espectador en una publicación en la que, en un principio, se dijo que la mayoría de los militantes verdes se inclinaban por hacer alianza con la Coalición de la Esperanza, pero al conocerse los datos completos se pudo constatar que, antes que eso, el deseo es que haya unidad de todos con el Pacto Histórico. Los dos representantes acusaron a Lozano de haber revelado la información incompleta. “Quiero decirle públicamente a la senadora que uno no puede decir que representa la esperanza y al mismo tiempo hacer jugaditas para inducir al error a los medios de comunicación”, dijo Asprilla.
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Pero más allá de si se buscó o no sacar beneficio a los datos de las encuestas o quién fue el responsable, lo que queda claro es que los verdes están rotos por dentro. Las acusaciones y los señalamientos van y vienen. “La clave es buscar el consenso. Hemos propuesto buscar la unidad o dejar en libertad. La libertad es un consenso, porque ellos lo que quieren es dejar a un sector sin hacer campaña presidencial. No quieren dejar hacer campaña con el Pacto Histórico. La libertad tiene la ventaja de que podamos hacer campaña por el que queramos”, enfatiza Asprilla. Para este, los resultados de las encuestas muestran la complejidad del partido: por un lado, gana Gustavo Petro como el candidato por quien más votarían sus militantes, pero por el otro se quieren ir con la Coalición de la Esperanza. “¿Qué opción de poder hay con alguien como Sergio Fajardo? Gran parte del partido no tiene posibilidad ahí”, agregó.
Pero para Angélica Lozano, directamente involucrada en el rifirrafe por lo de las encuestas, dejar en libertad a los militantes sería la destrucción del partido. Además, dice, una cosa son los verdes y otra la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico. Y si se habla de alianzas de los sectores alternativos, lo acordado es que sean para la segunda vuelta. “Por ejemplo, si decidimos irnos en primera vuelta con el Pacto, ellos no están dispuestos porque somos dos proyectos distintos, aunque coincidentes en algunos puntos. Cuando hay que escoger entre una alianza u otra, las tres encuestas fueron consistentes, coincidieron con la Coalición. Problema sería si una de ellas daba como ganador al Pacto. Los tres insumos dieron que la mayoría quiere participar en la Coalición, en una consulta a la Presidencia y lista única al Congreso”.
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Eso sí, la senadora es clara en afirmar que la Alianza Verde debe tener candidato propio en 2022, pues si no es así, sería “la destrucción”. “Si cada congresista hace campaña con Rodolfo Hernández, Alejandro Gaviria, Sergio Fajardo, Carlos Amaya, Enrique Peñalosa, Gustavo Petro o cualquier otro, ¿qué representamos como partido?, ¿cuál sería la postura como colectividad frente a una reforma pensional, si candidatos al Congreso están acompañando agendas tan diferentes?”. Incluso, Lozano es consciente de que quienes aspiran a quedarse con la nominación presidencial verde no tienen hoy la fuerza suficiente para llegar con opción a la recta final, pero es necesario que estén en el juego. “Mentiría al decir que Carlos Amaya o Camilo Romero van a dar la sorpresa, pero es imprescindible tener candidato propio, lo cual dará cohesión a una agenda colectiva. La existencia de un partido depende del umbral del Senado y nos costaría mucho ser una colcha de retazos donde quepa la izquierda, el centro y hasta la derecha. Si seguimos así no tendremos ni sello, ni agenda, ni plataforma, ni contenidos políticos, y eso es la muerte de un partido”, concluyó.
Una mirada más pausada tiene el representante Mauricio Toro, quien, hay que decirlo, prefiere la unidad con la Coalición de la Esperanza. “No aclaré que oscurece, dicen. La pregunta era sencilla: ¿dónde se identifican más, en el Pacto o en la Coalición? Y creo que sí se respondió. Era minoritario el grupo que quería ir al Pacto, pero ha crecido. Aun así, se mantuvo la idea de que debemos ir a la Coalición. El ruido es que se incluyó una pregunta de ir juntos todos los alternativos, pero esa pelea no es nuestra, es de los otros. Entonces usan esa pregunta para decir que debemos ir entonces para allá, para el Pacto Histórico. ¿Dónde estábamos? Eso se respondió. Pero están tergiversando y quieren confundir con la pregunta”, señaló, advirtiendo que todo apunta a que no se podrá llegar a un sano acuerdo y que la libertad debería ser el camino. “Ellos no van a querer estar en la Coalición y nosotros no queremos estar en el Pacto. Ya se dio la libertad en 2015 y va a tocar caminar hacia allá, para el centro o la izquierda. Eso sí, no podemos dar la libertad hacia la derecha. No veo otra opción”.
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Otra de las que salió ayer a denunciar la supuesta manipulación de los resultados de las encuestas fue la representante Katherine Miranda, quien insiste en que hay que tener una mirada global de estas y no parcializada. Reconoce también que hay un sector del partido que es fuerte y está del lado de Petro, pues incluso lo acompañó cuando fue alcalde de Bogotá, y reclama su posición como militante. “La Alianza Verde, a diferencia de otros partidos como el Centro Democrático o la U, es de liderazgos pequeños, que no se dejan imponer cosas. Lo joven del partido nos ha permitido que la voz de Angélica Lozano pese lo mismo que la de Katherine Miranda”, afirmó. La opción para ella sí que es salomónica: “Que la lista al Congreso sea con la Coalición de la Esperanza, lo de la Presidencia con libertad y lo territorial, dependiendo de las necesidades de cada región”.
Por supuesto, todos ponen el espejo retrovisor, recordando que en 2015, cuando la disyuntiva era si apoyar a Enrique Peñalosa o Rafael Pardo en el pulso por la Alcaldía de Bogotá, también se plantearon encuestas y otros métodos para que el partido definiera a quién apoyar y al final hubo libertad condicionada. “La propia Claudia López dijo en una reunión que nadie va a convencer a nadie. La opción es la libertad. Sí siento que no hay opción en esto, porque veo cerrados a algunos sectores. La única opción para no terminar de resquebrajar al partido es la libertad a la Presidencia. Así Juanita Goebertus puede apoyar a Gaviria, Lucía Bastidas a Peñalosa, Inti a Petro, Angélica a Amaya. Creería que es lo más sano, no es la primera vez que lo hacemos”, manifestó. Por cierto, Lozano recalcó que en el partido existe el derecho al disenso: “Una cosa es el derecho a no apoyar y otro el derecho al salpicón, que destruye la historia del partido”.
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Desde las copresidencias de la colectividad -en cabeza de Antonio Navarro, Antanas Mockus y Carlos Ramón González-, este último reconoce que hay una fractura: más de medio partido que quiere ir a la Coalición de la Esperanza y el resto al Pacto Histórico. Pero con un detalle muy diciente: “Si nadie hizo campaña por el Pacto en el verde y saca el 37 % de la intención de voto, eso es una cifra alta. Más aún cuando le hicieron una gran campaña antes y durante la encuesta a la Coalición, pusieron a Mockus a dar entrevistas, Navarro salió a hablar, sacamos una carta juntos, la campaña de Angélica, Amaya y Sanguino durante todos estos meses. ¿Para tener un resultado de esos, que no es la gran cosa? En cuanto a los representantes que apoyan al Pacto, si miramos bien, en todas las publicaciones de Katherine Miranda, Inti Asprilla y León Freddy Muñoz no hay una sola que lo apoye directamente o a Petro”.
Sin duda, es un pleito que acentuaron las encuestas y que vale la pena analizar. El profesor Yann Basset, director del Grupo de Estudios de la Democracia de la Universidad del Rosario, cree que los verdes terminaron utilizando un mecanismo inadecuado para tomar decisiones con respecto a la candidatura presidencial. “Las encuestas no solo no lograron su cometido de elegir una posición para el partido, sino que terminaron acentuando la división, pues se introdujeron una serie de preguntas que no venían al caso. Se trata de resultados contradictorios de los que todo mundo se ha agarrado para interpretarlos como más le convienen”. Según el académico, el partido “está en el peor de los mundos”, pues ahora la división es “absolutamente latente” y la única salida a corto plazo es que se deje en libertad a sus militantes, a menos de que resuelva escindirse. “El futuro se ve muy complicado, no solo por el tema presidencial, sino por las elecciones legislativas. No se sabe en cómo y en qué terminará la conformación de las listas. Todo parece indicar que se irán solos y van a sufrir una gran derrota y pérdida de votos”.
A su turno, Juan Pablo Milanese, profesor de ciencia política de la Universidad ICESI, asegura que las encuestas no hicieron más que terminar anticipando lo que ya se sabía que iba a pasar: “No es nada nuevo, solo que apura lo que iba a terminar sucediendo con una colectividad fracturada desde hace meses”. Frente a la duda de si podrá volver a haber unidad en la Alianza Verde y limar asperezas, Basset advierte que es casi imposible lograr la reconciliación: “Se hubiera podido hacer un proceso democrático, una consulta, para realmente tener un resultado válido y que todo mundo pueda aceptar. No se hizo, se prefirió la encuesta y fue un error porque no permite tomar decisiones. No hay mucho que hacer. Habrá que esperar a que pase la primera vuelta presidencial y esperar sobre qué base se puede reconstruir el partido”. En esa línea, Milanese ve inciertas las ganas que puedan tener los dirigentes verdes frente a la unidad, “porque la fractura es un hecho y era cuestión de tiempo”. Por ahora los copresidentes Navarro, Mockus y González están evaluando qué hacer. Estatutariamente, lo que sigue es la reunión de la Dirección Nacional, máximo órgano del partido, que tomará decisiones, en un sentido u otro, la próxima semana.