La apuesta de Petro por construir un bloque latinoamericano
El presidente ya visitó Argentina, Chile, Brasil y México, los que serían sus principales aliados de cara a la integración regional. Sin embargo, la debilidad política y económica en varios de esos países podría dificultar sus objetivos de política exterior.
Con la participación de Gustavo Petro en la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el presidente terminó su gira por cuatro de las principales economías latinoamericanas: Argentina, México, Brasil y Chile. Igualmente, ya se reunió con los mandatarios de esos países, quienes serían sus principales aliados de cara a sus objetivos de política exterior y para avanzar en la integración regional, un objetivo clave tras las distintas conversaciones bilaterales.
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Con la participación de Gustavo Petro en la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el presidente terminó su gira por cuatro de las principales economías latinoamericanas: Argentina, México, Brasil y Chile. Igualmente, ya se reunió con los mandatarios de esos países, quienes serían sus principales aliados de cara a sus objetivos de política exterior y para avanzar en la integración regional, un objetivo clave tras las distintas conversaciones bilaterales.
“La apuesta de Colombia es levantar un bloque latinoamericano”, señala Laura Gil, viceministra de Asuntos Multilaterales de la Cancillería. Lo claro es que Petro busca aprovechar las afinidades ideológicas con otros mandatarios de la región, no solo para ganar apoyo para su agenda (la protección de la Amazonía, la transición energética, el cambio en la política de drogas y la “paz total”), sino para construir liderazgo regional.
Para expertos, el presidente tiene el potencial para liderar discursos comunes y, sin duda, ese parece ser uno de sus propósitos. Para Mauricio Jaramillo, profesor en estudios internacionales de la Universidad del Rosario, “las conversaciones con sus homólogos, su discurso y una especie de diplomacia a través de redes sociales” evidencian esa intención. Si bien ese podría ser el camino, la viceministra Gil asegura que “Petro no está comprometido con ese proyecto por ambiciones personales, sino por convicción”.
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Por otro lado, la funcionaria agrega que la idea del Gobierno es que los discursos se transformen en acciones. La reactivación de diversos organismos multilaterales como la Celac, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) sería clave. “Hablamos mucho de unirnos, pero hacemos poco (...) Yo creo que esa historia tiene que cambiar. De la retórica tenemos que pasar a la realidad”, dijo el primer mandatario en la cumbre celebrada en Buenos Aires.
No obstante, caminar en ese propósito no será fácil. Aunque ha insistido en ello, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, es prácticamente el único en el que Petro podría apoyarse, pues “es la gran figura latinoamericana y hasta el momento no ha encontrado un socio natural en los otros gobiernos progresistas”, dice Jaramillo. Igualmente, será muy complicado que tenga el alcance que tuvo la ‘Marea Rosa’, que comenzó en 1998 bajo el liderazgo de Hugo Chávez.
“En este momento no estamos en un auge económico regional, como sí lo fue hace unos años. Adicionalmente, no hay fortaleza política en estos gobiernos: Pedro Castillo fue destituido en Perú, la invasión de las sedes del poder en Brasil rozó casi con un golpe de Estado y en Chile el proyecto de la nueva Constitución no ganó. La relativa debilidad política y económica será un problema para construir un proyecto contundente”, explica Ricardo Betancourt, docente y experto en política internacional en América Latina de la Javeriana.
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La agenda de Gustavo Petro y sus aliados estratégicos
Según Laura Gil, “todos los países de la región son importantes para Colombia, pero por supuesto hay más afinidad con unos que con otros”. En ese sentido, si bien se plantea una gran integración regional, hay unas agendas especificas a trabajar. Es aún más particular el caso de Venezuela, en donde el rechazo al régimen de Nicolás Maduro sujeta las relaciones.
“Petro ha tenido una diplomacia acertada con Venezuela porque ha respetado el principio de no injerencia, pero también ha dicho que el aislamiento castiga a los ciudadanos y que la mejor forma de impulsar una transición es integrándolos. No ha tenido una simpatía ideológica o grandes manifestaciones de apoyo a Maduro”, agrega Jaramillo. Mientras tanto, la viceministra asegura que están trabajando en “buena fe”. Sin olvidar que se trata de una relación clave en términos comerciales y como garante de los diálogos de paz con la guerrilla del Eln.
Por otro lado, Brasil y Colombia comparten el “gran pacto para salvar la selva amazónica”, como lo ha llamado Petro. “Tenemos el compromiso de convocar a una cumbre sobre la Amazonía y discutir cómo avanzar en su protección y recuperar las fronteras naturales”, recalca Gil. Igualmente, más que ningún otro aliado, Lula Da Silva es clave para relanzar los procesos de integración, “por ejemplo la Celac y la Unasur, que es una de las propuestas del Lula”, dice el experto en estudios internacionales.
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Mientras tanto, la cercanía entre Petro y el presidente de Chile, Gabriel Boric, se manifiesta especialmente en términos políticos y discursivos. Ambos han sido activos respecto a debates regionales como la democracia en Latinoamérica y políticas progresistas, sin embargo, para los analistas, “les ha costado convertir esa cercanía en acciones concretas”. Si bien hay una relevancia estratégica, los líos internos, la desaprobación de la propuesta de Constitución y la baja popularidad de Boric no lo dejan avanzar. Cosa similar pasa con Argentina: aunque Alberto Fernández y Petro no son tan cercanos, lo asuntos internos dificultan el accionar.
Por su parte, “México es un aliado muy importante en el cambio del discurso y de la política contra las drogas”, dice Gil. Precisamente, el presidente de Colombia y Andrés Manuel López Obrador acordaron en noviembre del año pasado convocar a una Conferencia Internacional de mandatarios de Latinoamérica con el objetivo de rediseñarla y replantearla. Igualmente, en ese país tendrán lugar la segunda ronda de negociaciones del Gobierno con el Eln.
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Así pues, en medio de la integración que parece liderar Petro, será todo un reto coordinar a sus aliados en el marco de un complicado escenario regional. Ricardo Betancourt sugiere no descuidar a la OEA, que el actor más importante sobre la política de drogas, así mismo habla de la Alianza del Pacífico, que representa una “oportunidad para adelantar políticas en materia de desarrollo productivo y comercial” y la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica. Eso sí, para Jaramillo, el Gobierno deberá ser cuidadoso con “las líneas rojas” en la diplomacia con Estados Unidos.