La carta de los líderes sociales a los candidatos presidenciales
Más de 100 organizaciones de derechos humanos y defensa del territorio enviaron una carta a los aspirantes a dirigir la Casa de Nariño con una pregunta: ¿Cómo los van a proteger?
-Redacción Política
En el día de las víctimas y la memoria histórica, casi 100 organizaciones defensoras de derechos humanos y defensa del territorio dirigieron una carta a los aspirantes a la Presidencia con una sencilla pregunta: ¿Cómo nos van a proteger? “¡Nos están matando! Ha sido el grito ahogado y persistente de nosotros los líderes de las comunidades olvidadas del país, azotadas por la violencia, la pobreza, la exclusión y hoy sometidas a persecución y a asesinatos sistemáticos con tendencias genocidas”, escribieron en la misiva enviada a las campañas de los siete candidatos a la Presidencia de la República.
Acto seguido las organizaciones defensoras de derechos humanos sostuvieron que “la caricaturesca actuación del Estado, la indolencia de la sociedad y la impunidad de la justicia, hace imperativo el acompañamiento y presión de la Comunidad Internacional para evitar que nuevamente se ahogue en ríos de sangre la oportunidad histórica de construir Paz Territorial que nosotros materializamos. Hemos sido olvidados por el Estado y la sociedad mantiene una cruel indiferencia que legitima y envalentona a los cultores del odio, facilitando sus perversas pretensiones genocidas”.
A la vez, las organizaciones sociales afirmaron que antes que proteger a los líderes y sus territorios, el debate se ha centrado en si hay o no sistematicidad en los crímenes. “No podemos caer en el juego de esa falsa disyuntiva que busca distraer y encubrir una realidad que no admite maquillajes. Fuerzas oscuras, opositoras del proceso de paz, enemigos de la paz, declarados unos y encubiertos otros, buscan cortar de un tajo la esperanza y la ilusión de paz y reconciliación sembrada por la finalización de la guerra con las Farc y meternos nuevamente en el callejón sin salida de un genocidio político y social”, expresaron los líderes desde distintas regiones y organizaciones.
Los líderes sociales advierten que han acompañado el proceso de paz con la ilusión de que esto abra un panorama prometedor en sus regiones y la labor que desempeñan, pero que por el contrario han visto venir un nuevo capítulo de violencia y abandono. “Nosotros los líderes de las comunidades de la Colombia profunda en medio de la guerra levantamos la bandera de la solución negociada y política del conflicto como única forma de acabar con las hostilidades y así buscar un país distinto. Alcanzado este propósito con la superación de la guerra con las Farc, ante la posibilidad histórica de construir paz, democracia y Estado, en los territorios se desata esta brutal ola de asesinatos con pretensiones genocidas”, refiere el documento.
Incluso, hacen énfasis en que a pesar de que el Acuerdo de Paz ha significado la disminución de las tasas de homicidios violentos en el país, los líderes sociales y populares han visto el crecimiento del número de compañeros muertos, amenazados o judicializados. “Según Somos Defensores, en 2013 78 líderes fueron asesinados; en 2014 55; en 2015 63, en 2016 80, en 2017 más de 100 y, en apenas tres meses del 2018 ya se registran 45 casos!! Una situación aberrante”, agregaron, y a la vez que lanzaron su hipótesis sobre esta situación: “Estamos entonces, ante una estrategia anticipada de los poderosos para evitar que se reconfigure el poder local y regional, para mantener las estructuras de guerra, control y violencia”.
Y continúan: “La coyuntura alerta, una vez más, sobre la incapacidad del Estado para cumplir uno de los elementos centrales del Acuerdo Final de Paz: proscribir la violencia como solución de los conflictos”. De esta manera, los líderes se preguntan: “¿Si en los últimos dos años hubieran sido asesinados 127 altos ejecutivos de multinacionales con presencia en el país, el problema se hubiera enfrentado con anuncios, más anuncios, descalificaciones, estigmatización y preparación de nuevos anuncios? ¿Si hubieran sido asesinados 127 personas del 1% que concentra el 80% de los ingresos y las propiedades del país, se hubiera respondido con anuncios, descalificación, y sospecha sobre dichos propietarios víctimas? ¿Si hubieran sido asesinados 127 representantes de los conglomerados y gremios económicos se hubiera presentado con descalificación y señalamientos? ¿Si hubieran sido asesinados 127 altos oficiales de la Fuerza Pública, se hubiera tratado el asunto con desidia, indolencia e impunidad?”.
Y concluye la carta: “Resulta doloroso perder la riqueza social y política de los procesos territoriales, pues somos los líderes, defensores y voceros de las comunidades, los pilares fundamentales para construir una paz viable y sostenible. Sin liderazgos sociales no hay democracia territorial posible. Es así como la violencia selectiva contra nosotros no representa solo una tragedia humanitaria: es un atentado directo contra los sueños de todos los colombianos. La sociedad, el Estado, la Comunidad Internacional no pueden permitir que un nuevo genocidio tiña el siglo XXI de los colombianos. Señores aspirantes a la Presidencia de Colombia: ¿cómo nos van a proteger? “.
En el día de las víctimas y la memoria histórica, casi 100 organizaciones defensoras de derechos humanos y defensa del territorio dirigieron una carta a los aspirantes a la Presidencia con una sencilla pregunta: ¿Cómo nos van a proteger? “¡Nos están matando! Ha sido el grito ahogado y persistente de nosotros los líderes de las comunidades olvidadas del país, azotadas por la violencia, la pobreza, la exclusión y hoy sometidas a persecución y a asesinatos sistemáticos con tendencias genocidas”, escribieron en la misiva enviada a las campañas de los siete candidatos a la Presidencia de la República.
Acto seguido las organizaciones defensoras de derechos humanos sostuvieron que “la caricaturesca actuación del Estado, la indolencia de la sociedad y la impunidad de la justicia, hace imperativo el acompañamiento y presión de la Comunidad Internacional para evitar que nuevamente se ahogue en ríos de sangre la oportunidad histórica de construir Paz Territorial que nosotros materializamos. Hemos sido olvidados por el Estado y la sociedad mantiene una cruel indiferencia que legitima y envalentona a los cultores del odio, facilitando sus perversas pretensiones genocidas”.
A la vez, las organizaciones sociales afirmaron que antes que proteger a los líderes y sus territorios, el debate se ha centrado en si hay o no sistematicidad en los crímenes. “No podemos caer en el juego de esa falsa disyuntiva que busca distraer y encubrir una realidad que no admite maquillajes. Fuerzas oscuras, opositoras del proceso de paz, enemigos de la paz, declarados unos y encubiertos otros, buscan cortar de un tajo la esperanza y la ilusión de paz y reconciliación sembrada por la finalización de la guerra con las Farc y meternos nuevamente en el callejón sin salida de un genocidio político y social”, expresaron los líderes desde distintas regiones y organizaciones.
Los líderes sociales advierten que han acompañado el proceso de paz con la ilusión de que esto abra un panorama prometedor en sus regiones y la labor que desempeñan, pero que por el contrario han visto venir un nuevo capítulo de violencia y abandono. “Nosotros los líderes de las comunidades de la Colombia profunda en medio de la guerra levantamos la bandera de la solución negociada y política del conflicto como única forma de acabar con las hostilidades y así buscar un país distinto. Alcanzado este propósito con la superación de la guerra con las Farc, ante la posibilidad histórica de construir paz, democracia y Estado, en los territorios se desata esta brutal ola de asesinatos con pretensiones genocidas”, refiere el documento.
Incluso, hacen énfasis en que a pesar de que el Acuerdo de Paz ha significado la disminución de las tasas de homicidios violentos en el país, los líderes sociales y populares han visto el crecimiento del número de compañeros muertos, amenazados o judicializados. “Según Somos Defensores, en 2013 78 líderes fueron asesinados; en 2014 55; en 2015 63, en 2016 80, en 2017 más de 100 y, en apenas tres meses del 2018 ya se registran 45 casos!! Una situación aberrante”, agregaron, y a la vez que lanzaron su hipótesis sobre esta situación: “Estamos entonces, ante una estrategia anticipada de los poderosos para evitar que se reconfigure el poder local y regional, para mantener las estructuras de guerra, control y violencia”.
Y continúan: “La coyuntura alerta, una vez más, sobre la incapacidad del Estado para cumplir uno de los elementos centrales del Acuerdo Final de Paz: proscribir la violencia como solución de los conflictos”. De esta manera, los líderes se preguntan: “¿Si en los últimos dos años hubieran sido asesinados 127 altos ejecutivos de multinacionales con presencia en el país, el problema se hubiera enfrentado con anuncios, más anuncios, descalificaciones, estigmatización y preparación de nuevos anuncios? ¿Si hubieran sido asesinados 127 personas del 1% que concentra el 80% de los ingresos y las propiedades del país, se hubiera respondido con anuncios, descalificación, y sospecha sobre dichos propietarios víctimas? ¿Si hubieran sido asesinados 127 representantes de los conglomerados y gremios económicos se hubiera presentado con descalificación y señalamientos? ¿Si hubieran sido asesinados 127 altos oficiales de la Fuerza Pública, se hubiera tratado el asunto con desidia, indolencia e impunidad?”.
Y concluye la carta: “Resulta doloroso perder la riqueza social y política de los procesos territoriales, pues somos los líderes, defensores y voceros de las comunidades, los pilares fundamentales para construir una paz viable y sostenible. Sin liderazgos sociales no hay democracia territorial posible. Es así como la violencia selectiva contra nosotros no representa solo una tragedia humanitaria: es un atentado directo contra los sueños de todos los colombianos. La sociedad, el Estado, la Comunidad Internacional no pueden permitir que un nuevo genocidio tiña el siglo XXI de los colombianos. Señores aspirantes a la Presidencia de Colombia: ¿cómo nos van a proteger? “.