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Juan Fernando Cristo es uno de los precandidatos presidenciales de la Coalición de la Esperanza (CE). Hace unos días oficializó su aspiración por ese proyecto que, dice, es a largo plazo y no por la coyuntura de 2022. En diálogo con El Espectador, el exministro del Interior, quien también estuvo 16 años en el Congreso, defiende la necesidad de hacer reformas profundas en el país. Pronostica que la política cambiará, con un predominio de las coaliciones sobre los partidos, y dice que no se unirán con quienes no comparten sus principios. Tampoco se ve aliado con el Pacto Histórico para derrotar al uribismo.
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Usted es un liberal de toda la vida, ¿qué diferencia a su movimiento En Marcha de las ideas que siempre encarnó?
Todo. El Partido Liberal decidió abandonar la defensa de las ideas liberales desde que tomó la decisión de acompañar al presidente Duque. Nosotros estamos convocando desde En Marcha y la CE al pueblo liberal a que nos acompañe a defender esas ideas a las que el partido renunció. Las diferencias saltan a la vista porque En Marcha es un movimiento que defiende las libertades y derechos, un modelo de desarrollo económico sostenible, la implementación del Acuerdo de Paz, los derechos de las víctimas. El Partido Liberal renunció a eso.
Parece que hoy las coaliciones y colectividades alternativas están por encima de los partidos...
La política va a sufrir un cambio drástico en el 2022, gracias a la cultura democrática que introdujo el Acuerdo de Paz. Los partidos desaparecieron y lo que se imponen son las coaliciones. Por eso en la CE decimos que somos un proyecto de mediano y largo plazo, porque resolver los problemas del país en un solo gobierno no se puede. Se necesitan tres o cuatro. Claro, gobiernos democráticos, con alternancia, renovación de figuras y liderazgos. No gobiernos de caudillos que se quieren quedar eternamente en el poder. Queremos construir un modelo estilo concertación chileno después de la dictadura de Pinochet que alternaron varios gobiernos con fuerzas políticas independientes, pero que se entendían en los problemas básicos del país y ese modelo de coaliciones es el que se va a imponer. Los partidos están mandados a recoger y a los expresidentes hay que jubilarlos.
Los verdes, los exalcaldes, el Partido Liberal y hasta la U les han hecho guiños, ¿con quiénes se ven aliados?
Acá hay un proyecto político y habrá muchos otros, y la ciudadanía es la que decidirá a qué país apostarle en el futuro. No haremos acuerdos con quienes no compartimos valores. Queremos un proyecto distinto, con lo que he denominado el ADN de la CE: creer en el liderazgo colectivo, no en caudillos; en la necesidad de un cambio real y en que el país necesita una opción distinta al uribismo en el poder. La CE está alejada de los extremos y partidos que acompañaron a Duque.
Muchas colectividades se han movido hacia el centro, ¿es tendencia desmarcarse de los extremos?
Seguramente, pero son proyectos políticos distintos. Que haya una propuesta que no signifique ni el statu quo que quiere mantener el uribismo ni el cambio extremo que quiere el pacto Histórico, no quiere decir que todos nos vamos a meter en un mismo costal. Ahí hay diferentes visiones del país, de cómo ejercer la política, de cuáles son los cambios que necesita el país. La CE no define quién es de centro, es un proyecto con unos principios y hemos invitado a quienes los comparten a acompañarnos.
¿Por qué estar en el centro en un país de tantos contrastes?
Nos bautizaron así analistas y medios. No nos gusta. Ahora hasta Duque dice ser de centro y el partido de derecha se llama Centro Democrático. Me parece que hay una concepción equivocada y muy simplista del centro, porque quien no quiere estar con Petro ni Uribe ahora es de centro y eso no es así. La CE se basa en valores.
¿Cuáles son esos valores y principios que viene mencionando?
Defender la democracia, el Acuerdo de Paz, las libertades y los derechos. Esos son nuestros valores fundamentales, algunos pueden llamarlos de izquierda, de centro, de centro-derecha, pero son adjetivos que no tienen mayor trascendencia para el ciudadano. Construimos un proyecto que no nació para atajar a Petro ni para sacar del poder al uribismo. Sería muy pequeño y mezquino. Queremos algo a largo plazo, con una agenda democrática y de reformas que está esperando la sociedad hace varias décadas y no hemos sido capaces de sacarlas adelante porque el Congreso también se convirtió en el principal obstáculo para las reformas y el progreso del país. Por eso, tan importante como la elección del Gobierno va a ser la elección de un Congreso que podamos renovar.
¿Cómo vio la modificación de la Ley de Garantías?
Es una trampa deliberada, abierta, descarada para jugar con los tiempos mientras la Corte Constitucional tumba eso poder hacer lo que se les dé la gana. Como precedente del Congreso es muy grave, porque de aquí en adelante se van a abrir caminos para hacer barbaridades jurídicas similares y me parece muy grave para la estabilidad jurídica y la institucionalidad del país.
¿Cómo va la conformación de listas al Congreso?
Nosotros estamos en el propósito de conformar una lista única de toda la coalición. Las convocatorias están abiertas y el proceso es muy distinto al tradicional de los partidos con la feria de avales. En los próximos días vamos a conformar un Comité de Ética de las más altas calidades, por encima de las fuerzas políticas que conforman la coalición, para hacer un filtro de las listas y tomar todas las precauciones legales y éticas. Queremos dar ejemplo al país de que se pueden hacer unas listas con personas honorables, transparentes y que no tengan tacha alguna. Esa debe ser una condición fundamental para pasar a evaluar las propuestas, la identidad y compromiso que tengan con las tesis de la coalición.
Vamos a esperar que Alianza Verde tome una decisión para saber si al fin van a participar en la lista única de la CE, pero independie de eso ya se ha consolidado una idea de una lista única al Senado y, en la medida de lo posible, listas únicas a la Cámara.
Algunas colectividades le apuestan a caras desconocidas en la política, otras a influencers, otras a viejos liderazgos. ¿A qué le quiere apostar la CE?
Nuevos liderazgos en las regiones y en los distintos sectores sociales, más allá de las redes. Tambián a víctimas, comunidades afro, indígenas y nos la jugaremos a fondo por tener el mayor número de mujeres posible.
Tantas invitaciones y Alejandro Gaviria sigue lejos de la CE, ¿por qué?
Esperamos que se tome su tiempo para adelantar la recolección de firmas. Hemos dicho con claridad que él es bienvenido en la CE, pero no está bienvenido el partido gavirista. Nos cabe un solo Gaviria en la CE y se llama Alejandro. Acá hay unos valores y a esos nos vamos a ceñir.
Dicen que sin unión de alternativos seguirá gobernando la derecha. ¿Se ve en algún momento con el Pacto Histórico?
Somos proyectos políticos distintos y de eso se trata la competencia democrática. Vamos a competir en primera vuelta y aspiramos a que el candidato de la CE esté en la segunda vuelta y sea el presidente. Y elegido no solo hay que gobernar con la izquierda y el centro, sino también con sectores de la derecha, porque no podemos seguir dividiendo a los colombianos de esta manera. Hablar de uniones oportunistas simplemente para sacar al uribismo del poder o atajar la llega de Petro, como plantean sectores de uno y otro lado, me parece que es una política que no le sirve el país.
Y si se repite el escenario de 2018, entre petrismo y uribismo, ¿dónde se ubicarían?
Le aseguro que ese escenario no se va a repetir. Vamos a estar en la segunda vuelta con la CE así que no nos hemos contemplado otra posibilidad.
¿Cuál es el desafío inmediato del país?
Acabar la pelotera que nos ha paralizado. Retrocedemos en seguridad, pobreza y desempleo, porque hay un gobierno sin una agenda ni gran propósito para Colombia. La gran oportunidad que tenemos en la CE es, teniendo las posiciones claras, unas convicciones firmes y defendiendo unos ideales, ser capaces de construir y de convocar a unos acuerdos que son fundamentales.
¿Qué soluciones propone?
Construir tres acuerdos. Uno institucional, porque está claro que el Estado le está fallando al ciudadano. Hoy nadie cree ni el la política ni en la justicia. Nadie se siente representado. Así es imposible que podamos avanzar como sociedad. Propongo un acuerdo para hacer una reforma a fondo, la que en estos 20 años ha obstaculizado el Congreso, al sistema político y al sistema de justicia.
Segundo, un acuerdo social para combatir la pobreza y la desigualdad, con un programa masivo de generación de empleo para los colombianos. Tercero, un acuerdo territorial que haga realidad la promesa de ser una nación descentralizada y con autonomía territorial. Eso no se ha logrado y en los últimos 20 años, con los dos actos legislativos tramitados en los gobiernos de Pastrana y Uribe, las regiones han perdido más de $100 billones frente al Estado central. El tema de garantizar autonomía y descentralización no se logra solamente desde lo institucional. Eso hay que hacerlo pero es insuficiente.
También quiero plantear un nuevo pacto fiscal para barajar y volver a repartir. Que tomemos todos los recursos del sistema general de regalías, del sistema general de participación, de los tributos directos de la Nación, los metamos en una bolsa y repartamos de nuevo competencias y recursos, porque lo que hoy tenemos es un Estado que se está comiendo todos los recursos de los territorios, que está siendo ineficiente y que está generando una fracturas en la unidad territorial. Hay un descontento y un grito desesperado de la gente de las regiones en contra del centralismo bogotano.
Los han criticado por ser solo hombres, ¿qué papel cumplirán las mujeres en la coalición?
Es una crítica válida que aceptamos, pero también se escapa de nuestras manos. Hemos hecho un esfuerzo para que las mujeres participen en la contienda presidencial y tendremos una lista paritaria, pero lo más importante es el compromiso con una política de desarrollo para la mujer. Angélica Lozano, Juanita Goebertus y Ángela Robledo participaron en la construcción de la CE e Íngrid Betancourt ha mostrado simpatía y la hemos invitado a que se vincule.
En lo personal, me siento orgulloso de haber trabajado en la incorporación del enfoque de género en todo el texto del Acuerdo de Paz y la Ley de víctimas y restitución. Como ministro del Interior impulsé la reforma al equilibrio de poderes, la necesidad de la paridad de género y promovimos mucho la participación.
Ayer Ingrid Betancourt les dio el espaldarazo. ¿Qué rol va a cumplir dentro de la coalición?
El rol que ella quiera. Hemos hablado mucho con ella, compartimos valores, compartimos principios, tenemos una misma visión de lo que le conviene a Colombia en el futuro. Es una mujer comprometida con el futuro del país y a nosotros nos alegra mucho que haya expresado públicamente su simpatía por la CE. Estamos pendiente de tener una nueva conversación con ella, para definir qué es lo que quiere hacer, si quiere competir en la elección presidencial bienvenida sea. Ayudará mucho a enriquecer el debate y a darle una nueva visión.
Si lo que plantea es una aspiración al Congreso, será una senadora de lujo de la CE, o si simplemente nos quiere ayudar a impulsar la coalición como ciudadana o como dirigente, pues también. La verdad es que la decisión la toma ella y nosotros estamos muy orgullosos de tener en la CE una persona de sus calidades y condiciones.
Otra crítica es la falta de juventud en la CE. ¿Qué espacio tienen en la CE?
El 5 de diciembre habrá elección de Consejos Municipales de Juventud, que se da gracias a que, como senador en 2012, impulsé el estatuto de ciudadanía juvenil y en 2016, como ministro del Interior, promoví la ley estatutaria que obligaba a una elección democrática de los jóvenes que tienen que convertirse en voceros de los jóvenes en la definición de las políticas públicas a nivel regional. Aquí hay una participación muy activa de los jóvenes en los consensos de las colectividades que conforman la CE y ese va a ser uno de nuestros sellos. No es solo propuestas, sino con trayectoria de lo que hemos hecho en el pasado.
La paz y las víctimas son algunas de sus banderas, ¿cuál es su propuesta al respecto?
No podemos seguir en la pelea sobre el Acuerdo de Paz. Hay que chulear ese tema y la sociedad no se puede quedar paralizada en el tiempo. Hay que implementar el Acuerdo que tiene el respaldo de la comunidad internacional y el aval de la Corte Constitucional y no seguir en esa discusión estéril que no nos lleva a nada.
A propósito de su defensa a la paz, ¿cree que le puede pesar su pasado santista?
Eso hace parte del debate político y es válido. Santos no tiene nada que ver con la CE y a él le ponen candidatos en todas partes y en todo el espectro político. Pero yo lo veo alejado de la política activa y defendiendo el Acuerdo de Paz. En la CE incluso hay personas, como Robledo, que le hicieron oposición a Santos durante los ocho años y no es que se haya vuelto “santista” de la noche a la mañana. Yo me siento orgulloso de haber trabajado en el gobierno Santos y haber contribuido a la paz. Pero hay que salir de los expresidentes. Hace unos años me decían samperista, luego gavirista, ahora santista y a veces lo hacen como insulto. Yo no lo veo así, pero los expresidentes deberían retirarse de la política.
¿Qué haría con el Eln?
La CE le apuesta a la paz y a la solución negociada del conflicto armado. El ELN ha desaprovechado muchas oportunidades de paz y reconciliación. Es un grupo que se federalizó, que pareciera no tener unidad de mandoy siempre he creido que no ha tomado una decisión defintiva de abandonar la violencia y dejar las armnas. Ese ha sido el principal problema para la negociación. No solamente el Gobierno Duque, que ha mostrado poca voluntad, sino también el ELN. En esa ausencia de diálogo, se juntaron el hambre con las ganas de comer porque ninguna de las dos partes tienen voluntad.
¿Y en seguridad urbana?
Es un problema grande que en los últimos años se ha agravado en el gobierno Duque, que ni ha implementado totalmente el Acuerdo de Paz ni ha sido eficaz en combatir los grupos violentos. Asistimos a un deterioro de las condiciones de seguridad en algunas regiones del país, como el pacífico nariñense, el Catatumbo o el Cauca, que habían recuperado su tranquilidad y otra vez la perdieron. Necesitamos implementación integral del Acuerdo, pero también una actitud mucho más contundente de nuestras Fuerzas Militares en contra de quienes insisten en la violencia. En las principales capitales del país nadie se siente tranquilo ni en su casa ni en las calles. Necesitamos una Policía socia y aliada del ciudadano y no como la están viendo hoy los colombianos, con desconfianza.
¿Cómo impulsaría la reactivación?
Hay que garantizar una reactivación sostenible ambientalmente e introducir cambios al modelo económico y de desarrollo, apostándole más a la innovación, a la biotecnología, a la preservación del medio ambiente y menos a la extracción de minerales. Tenemos que avanzar en una transición de la economía y apostarle a nuevas fuentes de empleo y crecimiento especialmente para los jóvenes. Necesitamos un acuerdo social en el que trabajadores, empresarios, organizaciones sociales se reúnan y pongan lo social por encima de todo y concentrarnos en la generación de empleo para combatir la pobreza y la desigualdad.