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La verdad sobre el largo y degradado conflicto armado colombiano sigue reconstruyéndose a retazos. En esta ocasión fue el expresidente Andrés Pastrana quien voluntariamente llevó su versión sobre la guerra y la paz ante la Comisión de la Verdad, institución creada por el Acuerdo de Paz. Esta es la encargada de la titánica tarea de escuchar miles de testimonios para entregarle al país el Informe Final sobre lo que nos ocurrió en más de 50 años de confrontaciones. En ese océano de voces, la Comisión había escuchado ya a cuatro de los exmandatarios vivos y solo faltaba Pastrana, quien contribuyó sobre los hechos ocurridos entre 1998 y 2002, en los que dirigió al Estado en su búsqueda de la paz y también en su estrategia militar.
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Desde un principio, Pastrana manifestó que era necesario que se ampliara el mandato de la Comisión de la Verdad para que pueda terminar su labor. No obstante, resaltó que esperaba que esta entregue al país un Informe Final “imparcial, sin sesgos ideológicos y sin exculpaciones políticas”, y aprovechó el espacio para referirse a los expresidentes Santos y Samper: del primero expresó que desperdició la posibilidad de un “consenso histórico” tras el plebiscito. Del segundo anotó su relación con el narcotráfico. “En una carta firmada por los hermanos Rodríguez Orejuela afirman que Samper sí sabía de los ingresos de los dineros del narcotráfico en su campaña”, dijo.
Reiteró que no estaba ante el padre Francisco de Roux, presidente de la institución, y los comisionados para defender su gobierno, sino para responder a un “deber moral”. “Las nuevas generaciones no pueden quedarse con una parte de la historia. Ellas y las víctimas deben conocer los esfuerzos por la paz, y por qué los exguerrilleros y exparamilitares prefirieron la violencia antes de la convivencia”, dijo.
No obstante, gran parte de su intervención se centró en hacer un recorrido por las acciones, políticas y programas que su gobierno gestionó para poner de base la protección y el respeto por los derechos humanos. Esa fue una de las principales tesis de su intervención. “Mi gobierno expuso los lineamientos generales para el respeto y el acatamiento de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Además de su acatamiento, se buscaría tipificar las conductas castigadas por el Capítulo Tercero de los Convenios de Ginebra”, contó.
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Además de eso, su testimonio lo desarrolló en otros dos frentes: su lucha contra el paramilitarismo y su búsqueda por lograr la paz con la extinta guerrilla de las Farc. En comparación con otros expresidentes que han hecho públicas sus contribuciones, Pastrana dio un discurso más reducido y se dedicó, luego, a responder varias de las preguntas de los comisionados.
Si bien su relato lo respalda con su testimonio, cifras y acciones legislativas, los comisionados presentes y el padre Francisco de Roux lo encararon sobre múltiples matices que, sin duda, van más allá de los hechos de los que habla el exprimer mandatario y profundizan sobre la continuación del conflicto, a pesar de los intentos por construir un país en paz. ¿Por qué un esfuerzo legislativo tan grande no produjo efectos en terreno para las poblaciones? Esa fue la pregunta que le hizo el padre Francisco de Roux. Ante ese cuestionamiento hecho por el presidente de la Comisión de la Verdad con conocimiento de causa -pues en esa época estuvo en el Magdalena Medio y vivió el aumento de la violencia y los grupos ilegales- Pastrana no cambió de narrativa. Reconoció que era necesario hacer más, sin embargo, se mantuvo intacto en su postura de que se redujeron las masacres.
Luego se devolvió al tema del paramilitarismo y explicó que la reducción en las acciones de estos grupos de autodefensas se dio gracias al trabajo del exfiscal general Alfonso Gómez Méndez. “Sentamos al fiscal y enviamos hombres desde Bogotá y el 25 de mayo de 2001 realizamos varios allanamientos, incluso en la casa de Mancuso se encontró (información) sobre la financiación. Mancuso le reclamó a Castaño por no evitarlo y Mancuso le dijo que estaba preparando varios carros bombas y aquí se desactivaron. Carlos Castaño le dijo que no iba a ser el nuevo Pablo Escobar y Mancuso renunció y le dijo que iba a ordenar el asesinato de Gómez Méndez, del vicepresidente y de un parlamentario. Ahí comienza la caída de Castaño. Tuvo que decir que no apoyaba las acciones de Mancuso y luego renuncia (...) Los paramilitares implosionaron, como conté. Castaño desconoce a Mancuso. Creo que de algo sirvió nuestra labor”, relató, indicando que esa caída del paramilitarismo se dio durante su gobierno y eso ayudó a bajar los índices de violencia.
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Aseveró que su gobierno nunca tuvo conocimiento de la reunión del Pacto de Ralito y entregó una extensa narración sobre su insistencia en lograr la paz y la poca disposición de la guerrilla. “Yo le aposté a la paz, los que no le apostaron a la paz fueron las Farc”, enfatizó.
Después de todo Pastrana pidió una especie de perdón a las víctimas por no haber hecho lo suficiente para acabar con el conflicto. Tras esa cascada de palabras del quinto expresidente en dar su testimonio, el padre De Roux resaltó el reconocimiento de Pastrana a la institucionalidad de la Comisión. “Nos ha invitado no solo a continuar esta tarea, sino que ha expresado su apoyo para que el trabajo de la Comisión pueda prolongarse hasta mitad del año entrante, con el fin de que este trabajo sea cada vez más profundo, sólido y pueda responder a la expectativa de las víctimas. Se lo agradezco”, concluyó.
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