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Todavía no hay fecha para la votación, pero los promotores de la revocatoria contra el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, esperan que sea el mismo día de las elecciones legislativas: 13 de marzo. Aun así, aunque no se realice ese día, el proceso elevó la dimensión de la jornada electoral de este año en la capital antioqueña, donde se atizó el pulso feroz que hay desde que se posesionó Quintero, entre el grupo político del mandatario y quienes esperan sacarlo.
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Esta semana el proceso de revocatoria tuvo varios episodios. Luego de que la Registraduría emitiera un informe técnico en que confirmó el número mínimo de apoyos y, por lo tanto, la continuidad del mecanismo, Quintero y sus aliados se movieron para poner más trabas y radicaron una tutela contra la entidad y el Consejo Nacional Electoral (CNE), en la que solicitó respeto por el debido proceso, argumentando que la Registraduría no hizo una revisión profunda a las evidencias sobre presunta suplantación y falsificación de firmas.
A la par, el Juzgado Quinto de Medellín declaró improcedente una acción de tutela que presentaron 12 ciudadanos, quienes aseguran que les violaron sus derechos políticos y de hábeas data, pues aparecen en el informe de la Registraduría con el que se validaron las firmas presentadas por los promotores de la revocatoria. Según el juez, no se presentaron las pruebas suficientes y no se agotaron otros recursos previos a la tutela para buscar que la entidad elimine sus nombres de la lista de quienes apoyan la salida del cargo.
Así las cosas, en El Espectador hicimos un sondeo con los congresistas antioqueños que actualmente tienen asiento en el Capitolio y buscan su reelección en marzo, sobre sus posturas alrededor de dicha revocatoria. Es erróneo asegurar que toda la bancada paisa tiene inscrita sus cédulas en Medellín, y aunque algunos no podrán participar en la votación contra Quintero, si es que el gobernador Aníbal Gaviria llega a convocar a las urnas para este propósito, luego de que el CNE emita el informe de cuentas del comité promotor del mecanismo, la mayoría de los senadores y representantes han mostrado sus tendencias, que sin duda terminarán por influir en el electorado de Medellín y que son importantes analizar de cara al tema político más importante de estos días: la permanencia o no del alcalde.
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Uno de los matices partidarios más evidente es el de la Alianza Verde, que cuenta con la presencia del senador Iván Marulanda y del representante León Fredy Muñoz. El primero, hizo precisión, quiere participar del proceso revocatorio como ciudadano y no como corporado y, en ese sentido, recientemente indicó que firmó las planillas a favor del mecanismo y, en caso de elección, votará para que Quintero se vaya. El segundo, desde la campaña del alcalde lo ha respaldado y hoy es uno de los congresistas que más defiende su gestión.
Por eso, para Muñoz es impensable e inconveniente que se esté hablando de una revocatoria, sin que la Fiscalía se pronuncie sobre posibles casos de suplantación de firmas, que ya fueron denunciados, y que se proponga que se programe para el mismo día de los comicios al Congreso. “Me parece lo más insensato llamar a una elección de revocatoria en el marco del calendario electoral y que el Centro Democrático esté solicitando que esta votación se haga el mismo día de las parlamentarias, porque lo que están buscando es réditos políticos. Son un partido que está en vía de extinción y ven en la revocatoria una forma de reencaucharse”, dijo el representante, haciendo hincapié en que las disputas en Medellín son políticas, encabezadas por el uribismo, y empresariales, que lidera el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), con el que el alcalde casó pelea.
En el caso de Marulanda, su voz toma más autoridad al ser una de las personas que participaron en la construcción de la Constitución de 1991, que introdujo la revocatoria como mecanismo de participación ciudadana. “Esta figura se incluyó como garantía democrática que les permite a los gobernados revisar el cumplimiento del alcalde, si ha cumplido o no con sus deberes y promesas de gobierno. Las eventuales equivocaciones en las urnas se pueden corregir”, sustentó el senador, quien considera que Quintero ha incumplido como administrador y gerente de Medellín, y ha deteriorado las instituciones y las relaciones históricas entre sector público, privado y academia.
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Precisamente, en eso hace énfasis Marulanda, en el carácter de evaluación de gestión, un análisis lejano a la política que es la distorsión, dijo, que quieren introducir en este asunto. “La revocatoria está vinculada a la administración municipal, no es un tema político ni ideológico, es meramente administrativo. Y por eso mismo debe ser un tema que se resuelva desde lo local, exclusivamente con los ciudadanos de Medellín. Lo que pasa es que están aprovechando esto para beneficio de unas campañas nacionales que no tienen nada que ver”, complementó.
A diferencia del congresista verde, el actual presidente del Senado, Juan Diego Gómez, del Partido Conservador, no apoya la figura constitucional de la revocatoria. “No me gusta este mecanismo. Creo que Medellín ha sido muy respetuosa de la democracia y la institucionalidad y, a pesar de las diferencias políticas, Daniel Quintero ganó la Alcaldía con una votación histórica”, apuntó, destacando de la administración del alcalde los recursos logrados para el Metro de la 80, la compra de Electricaribe por parte de Afinia, filial de EPM, y la pelea para que las asegurados pagaran por la contingencia en Hidroituango.
Por esos mismos argumentos, opinó que sumarle a las elecciones programadas una más en Medellín enrarecería el ambiente en la ciudad, lo que, a su juicio, “generaría polarización y divisiones, al darles combustible a algunos sectores para que se aprovechen de la ciudad y usen la revocatoria como una causa para hacerse elegir”. Sin ser muy exacto, Gómez comentó que los principales beneficiados con este mecanismo son “la extrema izquierda y la extrema derecha”.
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A su vez, para el representante Jorge Gómez, de Dignidad, el tema de las aseguradoras e Hidroituango es el principal motivo por el que votará “sí” en la revocatoria. “La peor mentira de Quintero es decir que él recuperó la plata del proyecto, cuando sus afirmaciones y las de Luis Pérez pusieron en riesgo el pago del siniestro. Al final lo que propició fue un pésimo acuerdo para la ciudad y el que salió ganando fue Mapfre, que solo pagó US$1.000 millones de un seguro que podría ascender a los US$2.500 millones”, explicó.
Lo que lamenta el representante es que este mecanismo lo hayan convertido en una narrativa de uribismo contra antiuribismo, que sería el rol que representa el alcalde. “La desgracia de esta revocatoria es que sea promovida por un sector uribista ultrarrevanchista, que para mí no representa los intereses de la gente de Medellín. No puede ser que acá la discusión termine siendo Petro-Uribe, Uribe-Petro”. Los movimientos representados en esos apellidos, para Jorge Gómez, son los que sacarán provecho de la situación de la capital antioqueña.
Desde el Centro Democrático no comparten esa apreciación y defienden el carácter ciudadano y no político de la revocatoria. “Esto no es un tema político, sino una obligación moral con Medellín. El mecanismo va más allá de los partidos, es una iniciativa ciudadana que convoca a diversos sectores sociales, culturales, económicos y políticos”, manifestó la senadora Paola Holguín, quien aseguró que el uribismo no está haciendo ningún cálculo electoral con el proceso. “Más allá de su conveniencia o no en esta coyuntura, es un derecho fundamental consagrado en la Constitución”, insistió.
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Por otro lado, el liberalismo antioqueño, personificado en congresistas como Iván Agudelo y Julián Peinado, se irá de frente en contra de la revocatoria. Las razones de Agudelo son que se puede instrumentalizar un mecanismo de participación ciudadana para intereses particulares y que “la ley es clara, la revocatoria procede ante incumplimiento de plan de gobierno o insatisfacción general” que, para él, en ningún caso se cumple y, por el contrario, Quintero tiene “un plan de desarrollo premiado y un cumplimiento del 95 % que lo confirma”. Otro aspecto que, según él, debería prevalecer para evitar la salida de Quintero son las encuestas “que siempre lo dejan como uno de los de mayor aceptación, demuestran que está haciendo la tarea y así lo percibe la ciudadanía”.
Además, el senador liberal señaló que el proceso no es conveniente en este momento, pues “evidentemente son intereses electorales los que prevalecen” y, aunque dijo que no espera hacer señalamientos, argumentó que “es claro que quienes lideran la iniciativa buscan hacerse con un poder que el pueblo en las urnas les negó”.
Como es evidente, algunas fuerzas están más que listas para incidir en la campaña del proceso contra Quintero. Otras apenas se van decantando, pero lo claro es que la bancada antioqueña tendrá un papel esencial en el futuro del mandatario, quien pasará a la historia como el primer alcalde medellinense que se enfrenta a un proceso de tal trascendencia. Lejos de ser un proceso local, del resultado en las urnas se desprenderá también un cambio de mensajes desde las campañas presidenciales, según expertos, para quienes la única certeza que hay es que perderá la ciudad y su institucionalidad.
Ganadores, perdedores y efecto en las presidenciales
A ojos de expertos y analistas políticos de la ciudad, el proceso de revocatoria tendrá varias particularidades. La primero es que pondrá a Medellín en el centro del debate político no solo para las legislativas, sino también en la carrera por la Casa de Nariño. Según avisan, todos los grupos políticos intentarán sacar réditos de lo que ocurra en las urnas, sea cual sea la decisión. Juan Carlos Escobar, investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, indicó que el tema va a ser un plus de cara a las presidenciales, no como tema de campaña, sino como un pulso venidero si finalmente se convoca a las urnas. “Un pulso de una ciudad que pone muchos votos y ha sido nominado en las presidenciales por el uribismo, pero que hay otros personajes que le disputan y han tenido participación electoral en la ciudad pretensiones en lo nacional”.
En eso coincidió Miguel Jaramillo, estratega en comunicación política, para quien el ambiente electoral de este año es un aliciente para que la gente salga a las urnas a demostrar su descontento o su apoyo a la gestión de Quintero y si bien podría “contaminar” las campañas, también serviría para reducir el abstencionismo. “Si bien en Colombia tradicionalmente la votación el congreso ha sido más guiada por el voto de máquina, este tipo de acontecimientos estimulan mucho más la votación de opinión”, explicó.
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Otra característica del proceso es que va a medir el termómetro de todos los grupos políticos y prácticamente los únicos sectores que no sacarán provecho de la votación serán el empresarial y el institucional. Así lo interpretó la politóloga Nury Gómez, especialista en comunicación política, quien contempla dos escenarios, que revoquen a Quintero o no. “Si lo revocan, le darán crédito al Centro Democrático, al ‘fajardismo’ y al ‘fiquismo’, y no tanto a los que vienen trabajando de manera independiente como los verdes, la ciudadanía fuerte y las cenicientas del paseo serán las organizaciones que movilizaron desde el primer momento”.
Por la misma vía, para Escobar, retirar a Quintero de su cargo sería un aire para la corriente uribista, que para nadie es un secreto viene de capa caída. “Así no sea el único que ponga todo en estas elecciones de revocatoria, porque hay muchos grupos interesados en el proceso, creo que al día siguiente si gana la revocatoria el uribismo saldrá a decir que ganó la elección, y significará un aire para el partido, dado el desprestigio y desunión”.
De igual forma, para Gómez, si sale Quintero de la alcaldía caería la imagen del Pacto Histórico en la ciudad, pero no en el país, porque incluso se utilizaría como relato de que no quieren que llegue al poder la coalición de centro-izquierda que lidera Gustavo Petro. “Gane o pierda, el Pacto Histórico sacaría partido para usarlo a nivel comunicativo”.
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En el otro escenario, que la revocatoria no se dé, para la analista se fortalecería mucho el grupo y el proyecto político de Quintero quien podría quedar incluso como presidenciable si vence en las urnas. “Eso fortalece un relato de la lucha de buenos contra malos, narrativamente exacerbaría la polarización sobre todo en el tema mediático. Por supuesto fortalecería al papel de víctima de Quintero, quien quedaría como un prospecto para la próxima campaña presidencial”.
Sea como sea, para los expertos es claro que si hay una perdedora en todo esto es Medellín. Se revoque o no el mandato, dice Gómez, sale perdiendo la institucionalidad de la ciudad. Por lo pronto, como se dice popularmente, todos los grupos políticos “tienen toda la carne en el asador”, así no lo hagan público. Esa fue la conclusión de Jaramillo, para quien “los resultados de la revocatoria van a cambiar ostensiblemente el mapa político de Antioquía, que en los dos últimos años ya ha cambiado”. Lo más preocupante, menciona, es que no hay una “luz al final del túnel después de la revocatoria”, porque no se está haciendo una reflexión profunda sobre hacia dónde va Medellín.