"La mayoría de los partidos no hicieron esfuerzos de depuración”: MOE

De acuerdo con los análisis de la Misión de Observación Electoral (MOE), ¿el clientelismo con que los partidos y movimientos seleccionaban a sus candidatos y elaboraban sus listas en el pasado, funciona hoy tal como antes, con independencia del inmenso rechazo social que se está manifestando en contra de ellos?

Las estructuras clientelares se han mantenido en los distintos territorios y se evidencian en la permanencia de las mismas casas políticas de hace diez o veinte años y de unas más recientes, pese a las reformas constitucionales y legales que buscan la aplicación de parámetros democráticos en la selección de candidatos. Lamentablemente, las listas siguen siendo el resultado de negociaciones regionales en que se privilegia, en la mayoría de los casos, la cantidad de votos sobre la calidad de los candidatos.

En otras palabras, ¿se continúa privilegiando la inclusión en las listas de candidatos de conducta cuestionada a condición de que estos aporten muchos votos amarrados?

Sí. Como dije, se prefiere una casa política que aporta una cantidad de votos sobre la calidad de un candidato de opinión cuyos votos apenas empiezan a ser contados.

Entonces, ¿candidatos que se lanzaron por fuera de las organizaciones políticas tradicionales no tienen opción de ganar?

Sí tienen opción, pero con mucha mayor dificultad, porque deben apoyarse en corrientes de opinión y necesitan mucha exposición mediática, dado que compiten con las redes clientelistas arraigadas en las administraciones locales y regionales.

Como decía, particularmente en estas elecciones ha sido notorio un sentimiento colectivo contra la política tradicional por los escándalos de corrupción. Los candidatos presidenciales han ajustado sus estrategias, entre otras, la de aparentar lejanía de sus partidos, pero ¿también han aplicado mayor rigor al hacer sus alianzas?

En este proceso electoral pareciera que los candidatos, especialmente quienes aspiran a la Presidencia de la República, han sido sensibles a la distancia que los ciudadanos manifiestan frente a los partidos políticos relacionados con escándalos de corrupción. Quizás esta es una de las explicaciones sobre la explosión que hubo de grupos significativos de ciudadanos como vía para buscar la Presidencia. Pero, al mismo tiempo, se tiene la impresión de que la mayoría de los partidos no hicieron esfuerzos en la depuración de sus listas.

Todo lo contrario: de acuerdo con reportes de prensa, los barones electorales están extendiendo sus tentáculos de poder regional apoyando a candidatos presidenciales y al Congreso, ya no tanto con aliados políticos que los traicionan, sino con parientes: hermanos, hijos, esposas, primos, etc. ¿Esta modalidad de clientelismo en “cuerpo familiar” ha crecido este año?

La MOE hace un seguimiento interno a las estructuras políticas regionales. Este seguimiento tiene como objetivo afinar la capacidad de observación y determinar la calidad de la democracia local y regional. A partir de ello, se han identificado cuarenta estructuras políticas de diversa índole. En cerca de veinte de ellas, los lazos de sangre son primordiales. La representación política a través de casas familiares ha sido recurrente en el desarrollo del ejercicio político nacional y local. Es decir, no es un fenómeno nuevo.

Hoy parece más notorio. ¿Cuántos clanes familiares en competencia, podrían conformar el Congreso 2018?

De acuerdo con el seguimiento a las estructuras políticas regionales que se hace desde el observatorio político electoral de la MOE, se pueden citar 19 clanes familiares con representación en el Congreso en este momento y, así mismo, con posibilidades de quedar elegidos el próximo 11 de marzo.

¿Cuántas curules de Senado y Cámara podrían quedar en poder de las casas político-familiares?

En términos generales, los clanes de la costa Atlántica podrían acceder a diez curules en el Senado; en la región Andina, siete; dos en el Pacífico y una en los Llanos Orientales. Lo anterior, sin contar con la representación que logren en las cámaras regionales.

Que puede ser mucho mayor….

Claro. En la Cámara puede ser mayor la representación familiar de los clanes locales, porque la principal fortaleza de las casas políticas está en esa corporación de presencia regional y en donde tienen la capacidad de incluir, en las listas, a más fichas suyas, mientras que en las de Senado ponen a sus cabezas. La apuesta principal de tales casas es la de alcanzar el mayor número de cámaras, sobre todo en Bolívar, Magdalena, La Guajira y Cesar. A mayores curules logradas, mayor índice de expansión del clan. Se puede decir que miden el crecimiento o decrecimiento de su casa, dependiendo de este factor.

¿Cuáles partidos han dado el mayor número de avales a estos clanes?

Se encuentran en casi todas las listas de los partidos. La organización a través de clanes o familias políticas responde a la lógica de obtener la representación en el Congreso, no a la de la identidad ideológica.

¿Por qué los electores, mucho más enterados hoy que ayer por la facilidad con que les llegan las informaciones, votan por personas vinculadas a condenados y corruptos?

El hecho de que se tenga más información y de mejor calidad no quiere decir que sea más consultada por los ciudadanos. Debido a la tradicional relación entre ilegalidad armada y política, una gran masa de electores considera hoy que el ejercicio de la política es peligroso y, por tal razón, no ejerce control ciudadano sobre los elegidos.

¿Significa que el Congreso de la República que se elegirá dentro de 15 días no se podrá renovar y tendrá un número similar o mayor de parlamentarios sospechosos de representar clanes corruptos?

Claro que hay opción de renovar el Congreso si logramos que la ciudadanía se manifieste en contra de las prácticas corruptas de la política tradicional. Sin embargo, no nos podemos decir mentiras: en cada región se sabe qué candidatos asegurarán su curul con malas prácticas. Esos candidatos representan ese viejo de país que hay que derrotar en las urnas. Sería un gran mensaje que los electores les negaran el voto a todos esos candidatos que los partidos políticos avalaron, no por ser los ciudadanos de mayores calidades éticas o morales, sino por la maquinaria electoral que arrastra votos.

Estas son las primeras elecciones después de firmado el Acuerdo de Paz. ¿Se nota la diferencia entre el estado anterior de guerra y el estado actual de paz en el país, en los denominados mapas de riesgo electoral que ustedes han elaborado para las votaciones generales de este año?

Efectivamente, la firma del Acuerdo de Paz ha tenido un impacto positivo en el balance de riesgos electorales para las elecciones que se avecinan. Para empezar, hay que destacar que, frente a las elecciones al Congreso del 2014, se presentó una disminución del 34,6 % de los municipios en riesgo que coinciden tanto en variables indicativas de fraude electoral como de violencia: se pasó de 260 municipios con algún nivel de riesgo combinado en las últimas elecciones a Congreso, a 170 este año. Y ¿sabe cuál es el riesgo que genera la tendencia a la baja? El que se relaciona con los factores de violencia en el nivel local.

¿A cuáles factores de violencia se refiere cuando dice que tienen tendencia a la baja?

Presencia de grupos armados ilegales, amenazas, asesinatos, secuestros y atentados a candidatos.

En concreto, ¿cuáles índices de violencia han variado con respecto a los de hoy?

Para las elecciones de 2010, el número de municipios en riesgo por los factores de violencia que le acabo de mencionar era de 420; en 2014, de 389, y en estas elecciones de 2018, de 310. Es importante recordar que en las elecciones presidenciales del 2014, los debates de los candidatos oscilaban entre continuar con el proceso de negociación con las Farc o no. Cuatro años después y ya firmado el Acuerdo, el resultado es contundente: hay una disminución efectiva del 20 % de los municipios en riesgo por violencia. De todas maneras es necesario decir que si bien es positivo que en el mapa consolidado para estas elecciones ya no estén los corredores de riesgo electoral que atravesaban amplias zonas en el país, la tarea no ha terminado. Tenemos siete zonas donde confluyen economías ilegales y los actores armados restantes, como el Eln y grupos armados organizados o bandas criminales.

Otros riesgos, como compra de votos, trasteo de votantes, fraudes, suplantación etc., ¿están en los mismos niveles del pasado?

Es importante dejar claro que los riesgos relacionados con la compra de votos, trashumancia y manipulación de resultados electorales, entre otros, prácticamente no tenían relación con la presencia de las Farc sino, más bien, con conductas de algunos candidatos y con expresiones políticas locales o regionales. Dicho lo anterior, se debe señalar también que los mapas de riesgo elaborados este año nos muestran una leve disminución de la posibilidad de que se presente fraude electoral tanto para Cámara como para Senado.

¿En cuánto disminuyeron?

En cuanto a la Cámara, se pasó de tener 386 municipios en riesgo en 2014, a 355 en 2018. Y en lo que respecta a Senado, se pasó de 410 municipios en 2014, a 379 para estas elecciones. Como se observa, apenas hay una lánguida reducción del 8 % de los municipios con este tipo de riesgo, lo que no es bueno, pues este es el factor que se asocia directamente con la corrupción. Y lo que es peor para ambos escrutinios: aumentó el número de municipios en riesgo extremo: en Cámara pasamos de 36 municipios en riesgo extremo en 2014, a 45 en 2018. Y en Senado, de 33 a 34.

¿A qué se refiere cuando habla de “riesgo extremo”?

El riesgo extremo se presenta en los municipios en que hay muy pocas condiciones para que se desarrolle un proceso electoral libre y transparente y en donde confluyen economías ilegales y actores armados. Son las zonas de conflicto que subsisten en la etapa del posconflicto. Es decir, regiones en las que el Acuerdo de Paz no ha representado ningún cambio para sus habitantes, como las de las cuencas del Baudó, San Juan, en el sur del Chocó o Catatumbo, en Norte de Santander.

Entonces en los municipios más expuestos no sirvió de nada el retiro de las Farc…

Luego del desarme de las Farc y de que estas dejaron los territorios en que anteriormente tenían presencia, el Eln y los grupos armados organizados (Gao) antes llamados bacrim, se los están disputando, lo que implica que, para muchos de los votantes, la amenaza frente al ejercicio político no ha cesado, sino que mutó. Para el caso particular del Eln, aunque esta guerrilla haya anunciado que no va a perturbar la jornada electoral, es importante monitorear sus movimientos frente a las elecciones, pues podría incumplir su promesa al igual que en 2014, y afectar las elecciones en municipios, sobre todo en el sur del Chocó, Arauca, Cesar, el Catatumbo, Antioquia, entre otros en donde tienen actualmente presencia

¿Cómo encajan en este ambiente electoral de 2018 los asesinatos de líderes sociales en las regiones?

Justamente sobre este tema, el Observatorio de Violencia Política y Social de la MOE también ha registrado con preocupación que el número de líderes políticos y sociales que han sido víctimas de violencia ha venido en aumento desde que comenzaron las campañas parlamentarias, en diciembre de 2017. De acuerdo con el monitoreo, cada 19 horas se agrede a un líder político o social. El hecho de que la violencia en contra de estos líderes aumente durante la campaña electoral, es una tendencia sobre la cual la MOE ha venido alertando desde las votaciones pasadas. Asimismo, el monitoreo ha revelado que la violencia es más aguda contra quienes son afines a los extremos del espectro político.

¿Cómo así? ¿Son víctimas de violencia, con mayor frecuencia, quienes tienen nexos con las extremas ideológicas del país?

Sí. Tienen mayor número de amenazas o agresiones quienes pertenecen al nuevo partido FARC y al Centro Democrático.

Los clanes familiares de la política

Consultando con varias fuentes, El Espectador elaboró una lista de los clanes familiares que impulsan en cada elección a sus parientes para ir a Senado y Cámara, aparte de las alcaldías y gobernaciones de sus regiones. Algunos de esos clanes son el de Elías Vidal, encarcelado, con candidatos a Senado y Cámara en estas elecciones; el clan López Cabrales, del mismo departamento; la casa del encarcelado Musa Besaile, también de Córdoba y con candidatos propios; el clan Pestana, en Sucre, cuyo líder paga condena mientras su hermana lo representa en el Senado; también en Sucre, la familia de Yahir Acuña; en Magdalena y La Guajira, la casa Pinedo Vidal, liderada por el condenado Miguel Pinedo, y el clan Gómez Cerchar, del condenado Kiko Gómez; en Magdalena, Díaz Granados; en el Cesar, las familias Gnecco, Monsalvo y Araújo; en Bolívar, el clan García Zucardi, campeón en condenas e investigaciones, y la familia Araújo, del exministro Fernando Araújo; en Santander, la casa Aguilar, cuyo patrón, Hugo Aguilar, fue capturado esta semana, y la casa Serpa, liderada por Horacio Serpa; en Antioquia, la de la familia Suárez Mira, entre otras; en el Tolima, la casa Barreto, del representante Miguel Ángel Barreto; en Huila, la de Hernán Andrade, y en Boyacá, la de Ciro Ramírez.

Los mapas de riesgo electoral para 2018

¿Cuáles variables tiene en cuenta la MOE para elaborar sus mapas de “nivel de riesgo” electoral?
El Mapa de Riesgo Electoral no lo hace solo la MOE, sino que se elabora con el concurso de otras instituciones. Se tienen en cuenta dos tipos factores que impactan el proceso electoral: los indicativos de fraude electoral en que se incorporan variables tales como el nivel de participación electoral, la variación de la participación (U. del Rosario), el nivel de votos nulos y tarjetones no marcados (U. Andes) y las limitaciones a la competencia electoral (MOE). En torno a estas variables se hace un análisis del comportamiento estadístico de los tres últimos procesos electorales iguales y se determinan las conductas atípicas de los municipios frente a dichos resultados. También se consideran los factores de violencia política, que se expresan en variables tales como la presencia y acciones unilaterales de los grupos armados ilegales (Cerac), el desplazamiento forzado y desplazamiento masivo (Codhes), las violaciones a la libertad de prensa (Flip) y la violencia política (MOE). Cada uno de estos factores cuenta con su propio mapa y de ellos surge el consolidado de riesgos electorales en que se cruzan todas las variables (ver mapas en página de la MOE: https://moe.org.co).

De acuerdo con los análisis de la Misión de Observación Electoral (MOE), ¿el clientelismo con que los partidos y movimientos seleccionaban a sus candidatos y elaboraban sus listas en el pasado, funciona hoy tal como antes, con independencia del inmenso rechazo social que se está manifestando en contra de ellos?

Las estructuras clientelares se han mantenido en los distintos territorios y se evidencian en la permanencia de las mismas casas políticas de hace diez o veinte años y de unas más recientes, pese a las reformas constitucionales y legales que buscan la aplicación de parámetros democráticos en la selección de candidatos. Lamentablemente, las listas siguen siendo el resultado de negociaciones regionales en que se privilegia, en la mayoría de los casos, la cantidad de votos sobre la calidad de los candidatos.

En otras palabras, ¿se continúa privilegiando la inclusión en las listas de candidatos de conducta cuestionada a condición de que estos aporten muchos votos amarrados?

Sí. Como dije, se prefiere una casa política que aporta una cantidad de votos sobre la calidad de un candidato de opinión cuyos votos apenas empiezan a ser contados.

Entonces, ¿candidatos que se lanzaron por fuera de las organizaciones políticas tradicionales no tienen opción de ganar?

Sí tienen opción, pero con mucha mayor dificultad, porque deben apoyarse en corrientes de opinión y necesitan mucha exposición mediática, dado que compiten con las redes clientelistas arraigadas en las administraciones locales y regionales.

Como decía, particularmente en estas elecciones ha sido notorio un sentimiento colectivo contra la política tradicional por los escándalos de corrupción. Los candidatos presidenciales han ajustado sus estrategias, entre otras, la de aparentar lejanía de sus partidos, pero ¿también han aplicado mayor rigor al hacer sus alianzas?

En este proceso electoral pareciera que los candidatos, especialmente quienes aspiran a la Presidencia de la República, han sido sensibles a la distancia que los ciudadanos manifiestan frente a los partidos políticos relacionados con escándalos de corrupción. Quizás esta es una de las explicaciones sobre la explosión que hubo de grupos significativos de ciudadanos como vía para buscar la Presidencia. Pero, al mismo tiempo, se tiene la impresión de que la mayoría de los partidos no hicieron esfuerzos en la depuración de sus listas.

Todo lo contrario: de acuerdo con reportes de prensa, los barones electorales están extendiendo sus tentáculos de poder regional apoyando a candidatos presidenciales y al Congreso, ya no tanto con aliados políticos que los traicionan, sino con parientes: hermanos, hijos, esposas, primos, etc. ¿Esta modalidad de clientelismo en “cuerpo familiar” ha crecido este año?

La MOE hace un seguimiento interno a las estructuras políticas regionales. Este seguimiento tiene como objetivo afinar la capacidad de observación y determinar la calidad de la democracia local y regional. A partir de ello, se han identificado cuarenta estructuras políticas de diversa índole. En cerca de veinte de ellas, los lazos de sangre son primordiales. La representación política a través de casas familiares ha sido recurrente en el desarrollo del ejercicio político nacional y local. Es decir, no es un fenómeno nuevo.

Hoy parece más notorio. ¿Cuántos clanes familiares en competencia, podrían conformar el Congreso 2018?

De acuerdo con el seguimiento a las estructuras políticas regionales que se hace desde el observatorio político electoral de la MOE, se pueden citar 19 clanes familiares con representación en el Congreso en este momento y, así mismo, con posibilidades de quedar elegidos el próximo 11 de marzo.

¿Cuántas curules de Senado y Cámara podrían quedar en poder de las casas político-familiares?

En términos generales, los clanes de la costa Atlántica podrían acceder a diez curules en el Senado; en la región Andina, siete; dos en el Pacífico y una en los Llanos Orientales. Lo anterior, sin contar con la representación que logren en las cámaras regionales.

Que puede ser mucho mayor….

Claro. En la Cámara puede ser mayor la representación familiar de los clanes locales, porque la principal fortaleza de las casas políticas está en esa corporación de presencia regional y en donde tienen la capacidad de incluir, en las listas, a más fichas suyas, mientras que en las de Senado ponen a sus cabezas. La apuesta principal de tales casas es la de alcanzar el mayor número de cámaras, sobre todo en Bolívar, Magdalena, La Guajira y Cesar. A mayores curules logradas, mayor índice de expansión del clan. Se puede decir que miden el crecimiento o decrecimiento de su casa, dependiendo de este factor.

¿Cuáles partidos han dado el mayor número de avales a estos clanes?

Se encuentran en casi todas las listas de los partidos. La organización a través de clanes o familias políticas responde a la lógica de obtener la representación en el Congreso, no a la de la identidad ideológica.

¿Por qué los electores, mucho más enterados hoy que ayer por la facilidad con que les llegan las informaciones, votan por personas vinculadas a condenados y corruptos?

El hecho de que se tenga más información y de mejor calidad no quiere decir que sea más consultada por los ciudadanos. Debido a la tradicional relación entre ilegalidad armada y política, una gran masa de electores considera hoy que el ejercicio de la política es peligroso y, por tal razón, no ejerce control ciudadano sobre los elegidos.

¿Significa que el Congreso de la República que se elegirá dentro de 15 días no se podrá renovar y tendrá un número similar o mayor de parlamentarios sospechosos de representar clanes corruptos?

Claro que hay opción de renovar el Congreso si logramos que la ciudadanía se manifieste en contra de las prácticas corruptas de la política tradicional. Sin embargo, no nos podemos decir mentiras: en cada región se sabe qué candidatos asegurarán su curul con malas prácticas. Esos candidatos representan ese viejo de país que hay que derrotar en las urnas. Sería un gran mensaje que los electores les negaran el voto a todos esos candidatos que los partidos políticos avalaron, no por ser los ciudadanos de mayores calidades éticas o morales, sino por la maquinaria electoral que arrastra votos.

Estas son las primeras elecciones después de firmado el Acuerdo de Paz. ¿Se nota la diferencia entre el estado anterior de guerra y el estado actual de paz en el país, en los denominados mapas de riesgo electoral que ustedes han elaborado para las votaciones generales de este año?

Efectivamente, la firma del Acuerdo de Paz ha tenido un impacto positivo en el balance de riesgos electorales para las elecciones que se avecinan. Para empezar, hay que destacar que, frente a las elecciones al Congreso del 2014, se presentó una disminución del 34,6 % de los municipios en riesgo que coinciden tanto en variables indicativas de fraude electoral como de violencia: se pasó de 260 municipios con algún nivel de riesgo combinado en las últimas elecciones a Congreso, a 170 este año. Y ¿sabe cuál es el riesgo que genera la tendencia a la baja? El que se relaciona con los factores de violencia en el nivel local.

¿A cuáles factores de violencia se refiere cuando dice que tienen tendencia a la baja?

Presencia de grupos armados ilegales, amenazas, asesinatos, secuestros y atentados a candidatos.

En concreto, ¿cuáles índices de violencia han variado con respecto a los de hoy?

Para las elecciones de 2010, el número de municipios en riesgo por los factores de violencia que le acabo de mencionar era de 420; en 2014, de 389, y en estas elecciones de 2018, de 310. Es importante recordar que en las elecciones presidenciales del 2014, los debates de los candidatos oscilaban entre continuar con el proceso de negociación con las Farc o no. Cuatro años después y ya firmado el Acuerdo, el resultado es contundente: hay una disminución efectiva del 20 % de los municipios en riesgo por violencia. De todas maneras es necesario decir que si bien es positivo que en el mapa consolidado para estas elecciones ya no estén los corredores de riesgo electoral que atravesaban amplias zonas en el país, la tarea no ha terminado. Tenemos siete zonas donde confluyen economías ilegales y los actores armados restantes, como el Eln y grupos armados organizados o bandas criminales.

Otros riesgos, como compra de votos, trasteo de votantes, fraudes, suplantación etc., ¿están en los mismos niveles del pasado?

Es importante dejar claro que los riesgos relacionados con la compra de votos, trashumancia y manipulación de resultados electorales, entre otros, prácticamente no tenían relación con la presencia de las Farc sino, más bien, con conductas de algunos candidatos y con expresiones políticas locales o regionales. Dicho lo anterior, se debe señalar también que los mapas de riesgo elaborados este año nos muestran una leve disminución de la posibilidad de que se presente fraude electoral tanto para Cámara como para Senado.

¿En cuánto disminuyeron?

En cuanto a la Cámara, se pasó de tener 386 municipios en riesgo en 2014, a 355 en 2018. Y en lo que respecta a Senado, se pasó de 410 municipios en 2014, a 379 para estas elecciones. Como se observa, apenas hay una lánguida reducción del 8 % de los municipios con este tipo de riesgo, lo que no es bueno, pues este es el factor que se asocia directamente con la corrupción. Y lo que es peor para ambos escrutinios: aumentó el número de municipios en riesgo extremo: en Cámara pasamos de 36 municipios en riesgo extremo en 2014, a 45 en 2018. Y en Senado, de 33 a 34.

¿A qué se refiere cuando habla de “riesgo extremo”?

El riesgo extremo se presenta en los municipios en que hay muy pocas condiciones para que se desarrolle un proceso electoral libre y transparente y en donde confluyen economías ilegales y actores armados. Son las zonas de conflicto que subsisten en la etapa del posconflicto. Es decir, regiones en las que el Acuerdo de Paz no ha representado ningún cambio para sus habitantes, como las de las cuencas del Baudó, San Juan, en el sur del Chocó o Catatumbo, en Norte de Santander.

Entonces en los municipios más expuestos no sirvió de nada el retiro de las Farc…

Luego del desarme de las Farc y de que estas dejaron los territorios en que anteriormente tenían presencia, el Eln y los grupos armados organizados (Gao) antes llamados bacrim, se los están disputando, lo que implica que, para muchos de los votantes, la amenaza frente al ejercicio político no ha cesado, sino que mutó. Para el caso particular del Eln, aunque esta guerrilla haya anunciado que no va a perturbar la jornada electoral, es importante monitorear sus movimientos frente a las elecciones, pues podría incumplir su promesa al igual que en 2014, y afectar las elecciones en municipios, sobre todo en el sur del Chocó, Arauca, Cesar, el Catatumbo, Antioquia, entre otros en donde tienen actualmente presencia

¿Cómo encajan en este ambiente electoral de 2018 los asesinatos de líderes sociales en las regiones?

Justamente sobre este tema, el Observatorio de Violencia Política y Social de la MOE también ha registrado con preocupación que el número de líderes políticos y sociales que han sido víctimas de violencia ha venido en aumento desde que comenzaron las campañas parlamentarias, en diciembre de 2017. De acuerdo con el monitoreo, cada 19 horas se agrede a un líder político o social. El hecho de que la violencia en contra de estos líderes aumente durante la campaña electoral, es una tendencia sobre la cual la MOE ha venido alertando desde las votaciones pasadas. Asimismo, el monitoreo ha revelado que la violencia es más aguda contra quienes son afines a los extremos del espectro político.

¿Cómo así? ¿Son víctimas de violencia, con mayor frecuencia, quienes tienen nexos con las extremas ideológicas del país?

Sí. Tienen mayor número de amenazas o agresiones quienes pertenecen al nuevo partido FARC y al Centro Democrático.

Los clanes familiares de la política

Consultando con varias fuentes, El Espectador elaboró una lista de los clanes familiares que impulsan en cada elección a sus parientes para ir a Senado y Cámara, aparte de las alcaldías y gobernaciones de sus regiones. Algunos de esos clanes son el de Elías Vidal, encarcelado, con candidatos a Senado y Cámara en estas elecciones; el clan López Cabrales, del mismo departamento; la casa del encarcelado Musa Besaile, también de Córdoba y con candidatos propios; el clan Pestana, en Sucre, cuyo líder paga condena mientras su hermana lo representa en el Senado; también en Sucre, la familia de Yahir Acuña; en Magdalena y La Guajira, la casa Pinedo Vidal, liderada por el condenado Miguel Pinedo, y el clan Gómez Cerchar, del condenado Kiko Gómez; en Magdalena, Díaz Granados; en el Cesar, las familias Gnecco, Monsalvo y Araújo; en Bolívar, el clan García Zucardi, campeón en condenas e investigaciones, y la familia Araújo, del exministro Fernando Araújo; en Santander, la casa Aguilar, cuyo patrón, Hugo Aguilar, fue capturado esta semana, y la casa Serpa, liderada por Horacio Serpa; en Antioquia, la de la familia Suárez Mira, entre otras; en el Tolima, la casa Barreto, del representante Miguel Ángel Barreto; en Huila, la de Hernán Andrade, y en Boyacá, la de Ciro Ramírez.

Los mapas de riesgo electoral para 2018

¿Cuáles variables tiene en cuenta la MOE para elaborar sus mapas de “nivel de riesgo” electoral?
El Mapa de Riesgo Electoral no lo hace solo la MOE, sino que se elabora con el concurso de otras instituciones. Se tienen en cuenta dos tipos factores que impactan el proceso electoral: los indicativos de fraude electoral en que se incorporan variables tales como el nivel de participación electoral, la variación de la participación (U. del Rosario), el nivel de votos nulos y tarjetones no marcados (U. Andes) y las limitaciones a la competencia electoral (MOE). En torno a estas variables se hace un análisis del comportamiento estadístico de los tres últimos procesos electorales iguales y se determinan las conductas atípicas de los municipios frente a dichos resultados. También se consideran los factores de violencia política, que se expresan en variables tales como la presencia y acciones unilaterales de los grupos armados ilegales (Cerac), el desplazamiento forzado y desplazamiento masivo (Codhes), las violaciones a la libertad de prensa (Flip) y la violencia política (MOE). Cada uno de estos factores cuenta con su propio mapa y de ellos surge el consolidado de riesgos electorales en que se cruzan todas las variables (ver mapas en página de la MOE: https://moe.org.co).