La reestructuración que ilusiona a la U
El partido dejará atrás su pasado como colectividad uribista y de derecha, y se suma a la tendencia de ubicarse en el centro. Para el Congreso le apostará a caras nuevas, incluso a celebridades, y en las presidenciales propone una alianza con la Coalición de la Esperanza y candidatos sin partido.
Por estos días convulsos en la interna de los partidos, la novedad es que una colectividad tenga el foco en un mismo objetivo. En el Partido de la U se evidencia una calma atípica en esta época preelectoral, en la que ya no es una sorpresa que políticos de una misma colectividad estén enfrentados por los avales para las listas al Congreso o por cuál será su apuesta presidencial. La U, que en su momento fue parte del uribismo y luego del santismo, hoy afronta otra transformación: se sumará a la tendencia de moverse hacia el centro y buscará, con caras nuevas en el escenario político, mantener su presencia en el Legislativo.
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Eso sin contar que cambiarán de estatutos y hasta de nombre y logo, con lo que pretende renovar su vocación por una más “progresista y transformadora”, como se menciona internamente en sus filas. Pero no todo es color de rosa. También son conscientes del desafío que supone reemplazar el caudal de dos de sus cacaos, Roy Barreras y Armando Benedetti, pero también a Roosvelt Rodríguez, segundo senador más votado en 2018, con 103.057 votos, quien confirmó que “ya no tiene cabida en el partido” y que no volverá al Congreso porque no puede aspirar por otro movimiento.
Por lo demás, el ambiente en la U es de mucho optimismo y están confiados en que Barreras y Benedetti son “un fantasma que se disipó hace rato” y que “los liderazgos que los apoyaron están respaldando candidaturas de la colectividad”. Pero lo cierto es que tienen un arduo trabajo por delante, que fue asumido por Dilian Francisca Toro, directora del partido, a quien las mayorías reconocen como quien viene liderando el proceso de cambio y diseñando tácticas de acercamiento, tanto en las regiones como con los nuevos electores. Para varios congresistas consultados, Toro ha hecho gala de su experiencia como estratega política y ha logrado mantenerlos unidos y enfocados en un mismo rumbo, en el que, sin embargo, no cuentan aún con ficha presidenciable.
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El clamor generalizado es que la propia Toro sea quien aspire a suceder a Iván Duque. Y como la U definió que quiere moverse hacia el centro, sus copartidarios no descartan a la exsenadora y exgobernadora como su carta para una consulta en la que incluyen a Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa y hasta a la Coalición de la Esperanza. Toro, por ahora, agradece el impulso y con un “ya veremos” deja en el limbo si finalmente competirá en la carrera por la Presidencia.
Su afán en estos momentos es mantener unida a la U, para lo que fue clave llamar a “personas valiosas” que habían pertenecido al partido y mantenerlas integradas al proyecto de transformación. “También empecé a trabajar en que nos conectáramos más con la gente. No podíamos estar solo en Bogotá, debíamos ir a las regiones, ver qué estaba pasando, evaluar las problemáticas y cómo darles soluciones desde el Congreso”, recalcó.
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La renovación también incluyó darle más fuerza a la escuela de formación y liderazgo del partido, en la que se dio prioridad a la instrucción de mujeres y jóvenes en un propósito de convertirse en una especie de “cantera” de políticos. “Fortalecimos el centro de pensamiento, hicimos convenios con universidades, ofrecimos a cualquier persona que ejerciera un liderazgo en una comunidad y que tuviera una bandera y un motivo ir al Congreso”, agregó la directora de la U, quien subrayó la búsqueda de confianza como el motivo principal para hacer los cambios que serán anunciados la próxima semana.
Ni siquiera el tema de quién encabezará las listas al Congreso ha generado discordia, como ha ocurrido en otras colectividades. Aunque se ha mencionado que habrá celebridades y deportistas en la lista, y hasta la posibilidad de que una de esas figuras ajenas a la política la encabece, la sensación entre los actuales legisladores es que en este momento de polarización “se necesitan caras frescas”. “Los políticos estamos desacreditados y hace bien oxigenar las listas y brindar otras posibilidades electorales”, dijo uno de los senadores de la colectividad. Otra particularidad es que se ocuparán los 100 renglones de las listas, y no un porcentaje como hace cuatro años, lo que a su juicio representa abundancia y diversidad de candidaturas.
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La apuesta es arriesgada si se tiene en cuenta que su meta es superar las 14 curules en el Senado y mantener o superar los 25 escaños en la Cámara que obtuvieron en 2018. Pero, al dialogar con congresistas del partido, se evidencia una tranquilidad que hay en pocas toldas. Están confiados en que con la búsqueda de líderes regionales “darán la sorpresa” para consolidarse como una bancada que tendrá como premisa el respeto al Acuerdo de Paz, el compromiso con su implementación y otros temas coyunturales, como la pobreza y la inseguridad.
Por estos días convulsos en la interna de los partidos, la novedad es que una colectividad tenga el foco en un mismo objetivo. En el Partido de la U se evidencia una calma atípica en esta época preelectoral, en la que ya no es una sorpresa que políticos de una misma colectividad estén enfrentados por los avales para las listas al Congreso o por cuál será su apuesta presidencial. La U, que en su momento fue parte del uribismo y luego del santismo, hoy afronta otra transformación: se sumará a la tendencia de moverse hacia el centro y buscará, con caras nuevas en el escenario político, mantener su presencia en el Legislativo.
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Eso sin contar que cambiarán de estatutos y hasta de nombre y logo, con lo que pretende renovar su vocación por una más “progresista y transformadora”, como se menciona internamente en sus filas. Pero no todo es color de rosa. También son conscientes del desafío que supone reemplazar el caudal de dos de sus cacaos, Roy Barreras y Armando Benedetti, pero también a Roosvelt Rodríguez, segundo senador más votado en 2018, con 103.057 votos, quien confirmó que “ya no tiene cabida en el partido” y que no volverá al Congreso porque no puede aspirar por otro movimiento.
Por lo demás, el ambiente en la U es de mucho optimismo y están confiados en que Barreras y Benedetti son “un fantasma que se disipó hace rato” y que “los liderazgos que los apoyaron están respaldando candidaturas de la colectividad”. Pero lo cierto es que tienen un arduo trabajo por delante, que fue asumido por Dilian Francisca Toro, directora del partido, a quien las mayorías reconocen como quien viene liderando el proceso de cambio y diseñando tácticas de acercamiento, tanto en las regiones como con los nuevos electores. Para varios congresistas consultados, Toro ha hecho gala de su experiencia como estratega política y ha logrado mantenerlos unidos y enfocados en un mismo rumbo, en el que, sin embargo, no cuentan aún con ficha presidenciable.
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El clamor generalizado es que la propia Toro sea quien aspire a suceder a Iván Duque. Y como la U definió que quiere moverse hacia el centro, sus copartidarios no descartan a la exsenadora y exgobernadora como su carta para una consulta en la que incluyen a Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa y hasta a la Coalición de la Esperanza. Toro, por ahora, agradece el impulso y con un “ya veremos” deja en el limbo si finalmente competirá en la carrera por la Presidencia.
Su afán en estos momentos es mantener unida a la U, para lo que fue clave llamar a “personas valiosas” que habían pertenecido al partido y mantenerlas integradas al proyecto de transformación. “También empecé a trabajar en que nos conectáramos más con la gente. No podíamos estar solo en Bogotá, debíamos ir a las regiones, ver qué estaba pasando, evaluar las problemáticas y cómo darles soluciones desde el Congreso”, recalcó.
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Ni siquiera el tema de quién encabezará las listas al Congreso ha generado discordia, como ha ocurrido en otras colectividades. Aunque se ha mencionado que habrá celebridades y deportistas en la lista, y hasta la posibilidad de que una de esas figuras ajenas a la política la encabece, la sensación entre los actuales legisladores es que en este momento de polarización “se necesitan caras frescas”. “Los políticos estamos desacreditados y hace bien oxigenar las listas y brindar otras posibilidades electorales”, dijo uno de los senadores de la colectividad. Otra particularidad es que se ocuparán los 100 renglones de las listas, y no un porcentaje como hace cuatro años, lo que a su juicio representa abundancia y diversidad de candidaturas.
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