La renuncia de Gustavo Bolívar al Senado: ¿engaño a sus electores?
Hay quienes consideran que quienes han sido elegidos por voto popular tienen la “obligación” de cumplir con el período estipulado, más aún tratándose de alguien que fue cabeza de lista.
El anuncio del senador Gustavo Bolívar, una de las cabezas más visibles del Pacto Histórico, de que renunciará a su curul una vez se apruebe la reforma tributaria y otros de los proyectos claves que se tramitan en la Comisión Tercera, la cual preside, puso de nuevo sobre la mesa la discusión sobre si este tipo de decisiones de quienes han sido elegidos por voto popular para un período determinado significan algo así como un “engaño” o “traición” a quienes le dieron su confianza en las urnas para que los represente, en este caso, en el Poder Legislativo.
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El anuncio del senador Gustavo Bolívar, una de las cabezas más visibles del Pacto Histórico, de que renunciará a su curul una vez se apruebe la reforma tributaria y otros de los proyectos claves que se tramitan en la Comisión Tercera, la cual preside, puso de nuevo sobre la mesa la discusión sobre si este tipo de decisiones de quienes han sido elegidos por voto popular para un período determinado significan algo así como un “engaño” o “traición” a quienes le dieron su confianza en las urnas para que los represente, en este caso, en el Poder Legislativo.
“No me siento cómodo porque tengo que volver a mi vida anterior muy pronto. Tengo un hueco fiscal enorme y no puedo llegar a un punto de esos. Si fuera corrupto, aquí en la presidencia de la Comisión Tercera haría billete, pero llegué a cambiar eso, a defender posiciones”, argumentó Bolívar, recordando que incluso no quería volver al Congreso, pero lo hizo por una petición del presidente Gustavo Petro. “Había dicho que no quería volver, pero él me pidió encabezar la lista y lo acepté con el compromiso de estar poco tiempo (…) Petro lo sabe”, dijo.
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“Lo de Gustavo Bolívar es reprochable, independientemente de que me parece imprudente y errático. Este año fue elegido popularmente. Es una irresponsabilidad que diga que tiene que arreglar sus finanzas. ¿No las había revisado? ¿El salario de congresista le descoloca sus finanzas?”, escribió en Twitter la abogada y docente Silvia Serrano. Para ella, si bien cualquier persona tiene derecho a dejar a voluntad propia su trabajo, en este caso no se trata de “cualquier trabajo”, pues es alguien que fue “electo popularmente para cumplir una de las funciones públicas más importantes”, por lo que esa decisión “solo confirma su falta de seriedad”.
De hecho, en las mismas redes sociales se pueden leer mensajes de quienes votaron por Bolívar en las pasadas elecciones, pidiéndole seguir en el Congreso. “Senador, espero termine su período legislativo para él cual lo elegimos. Entiendo sus razones, no podría generar ningún juicio, pero lo elegimos para cuatro años, de lo contrario, si su decisión sigue en pie y no acaba su período, espero tenga buen camino”, fue el mensaje que le envió, por ejemplo, Johan Marulanda Bernal.
No es la primera vez que se genera controversia por la renuncia de alguien elegido popularmente. En el pasado fue muy mediático lo que pasó con Antanas Mockus, quien decidió retirarse de la Alcaldía de Bogotá en abril de 1997, antes de terminar su mandato, para aspirar a la Presidencia de la República. Un paso que en su momento fue calificado por muchos sectores de opinión como “decepcionante y traumático” para la ciudad.
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El director ejecutivo de Fenalco Bogotá de ese entonces, Dionisio Araújo, aseguró que era peligroso que los funcionarios renunciaran con anticipación, pues ello dejaba truncas las tareas que venían desarrollando. A su vez, el exalcalde Juan Martín Caicedo advirtió que cuando los cargos de elección popular se empezaban a utilizar como plataforma de lanzamiento para otras responsabilidades políticas, se comenzaban a deslegitimar. Y el mismo presidente del Concejo de la época, Carlos Ossa Escobar, calificó como “inconveniente” la salida de Mockus, pues dejaba su obra inconclusa e implicaba un “engaño” a sus electores.
Tres años más tarde, de cara a una nueva aspiración en Bogotá, Mockus realizó un acto simbólico en la fuente de la plazoleta del parque Enrique Olaya Herrera, donde se baño con agua fría para “purificar sus pecados políticos” y “reconciliarse” con los bogotanos por haber dejada “tirada” su alcaldía.
En el caso de Gustavo Bolívar, no cabe duda de que se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del Pacto Histórico y de la coalición del gobierno en el Congreso, siendo uno de los acérrimos defensores del presidente Petro. Hay que decir que se han escuchados rumores sobre la posibilidad de ser candidato por el petrismo a la Alcaldía de Bogotá en 2023. Ni él ni nadie lo confirma, pero en redes sociales ya crecen las manifestaciones de apoyo a esa opción, aunque también se leen rechazos. Sin embargo, aunque puede generar suspicacia el hecho de que haya anunciado su retiro días antes de que se venza el plazo para que los congresistas que quieran aspirar a alcaldías o gobernaciones el próximo año tengan que renunciar, hay que recalcar que su salida está considerada a largo plazo, seguramente para el próximo año.
También se escuchan voces de unas supuestas diferencias entre Bolívar y el presidente Petro, lo cual él mismo desmiente, si bien reconoce reparos al manejo de algunos temas por parte de varios ministerios. Incluso, para despejar esas dudas, el senador enfatizó que lo seguirá apoyando y reveló que en charla con el primer mandatario le pidió que lo pusiera “en un lugar del Gobierno ad honórem, en algún cargo que no tenga una vinculación salarial”, lo que le permitiría “hacer mi actividad privada”.
Ahora, más allá de si podría desarrollar alguna labor a nombre del Gobierno, sin sueldo, para Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), aunque la legislación colombiana contempla la renuncia a cargos de elección popular, la pregunta que ronda es el compromiso de la organización política y del candidato con los ciudadanos que tomaron la decisión de depositar su voto por ellos. “Es claro que hay un efecto frente a la opinión pública, más aún cuando en este caso se trata de alguien que encabezó una lista, es decir, era la cara visible de una coalición que estaba proponiendo un cambio y una forma diferente de hacer política”, señaló.
Barrios destaca que el aviso de la renuncia se haya hecho con suficiente anterioridad y aclarando que se va a terminar el trabajo encargado, que reviste una responsabilidad muy grande, pues tiene que ver con la reforma tributaria, lo que abre las puertas para que haya escrutinio público, pero al mismo tiempo advierte que lo de las finanzas personales era algo que ya se sabía, sobre lo cual Gustavo Bolívar había hecho comentarios. “Esa consideración tenía que haberla tenido en cuenta al momento de postularse, haber dicho que iba a ser por un año o un poco más, en un ejercicio de transparencia (...) aquí se abre un debate no solo a Bolívar, sino al Pacto Histórico, pues es el que tiene responsabilidad como coalición sobre las personas a las que postuló para que fueran elegidas en una lista cerrada”.